lunes, 17 de mayo de 2021

Glosando "Burning veneno del rock": Kacho Casal, baterista de Burning en su última etapa (1997-2019)

 

Glosando "Burning veneno del rock": Kacho Casal (Uruguay) baterista de Burning en su última etapa (1997-2019).-

Kacho Casal y Ricardo Moyano mayo 2021






Burning fue un grupo que durante décadas no tuvo una sección rítmica estable, ya que desde 1974 pasaron por la formación varios bajistas  y aún más bateristas. Las cosas empezaron a cambiar en 1987 con la entrada de los jóvenes Carlos Guardado y Nacho Blanco. Carlos ya nunca dejaría Burning, pero Nacho sólo estaría diez años, tras lo cual, poco antes de la muerte de Pepe Risi en mayo de 1997, le sustituyó Kacho Casal, que se mantuvo ya hasta la disolución de la banda en 2019.

El bajista Carlos Guardado había llegado a Burning junto con el batería Nacho Blanco -en 1987 como digo- como dos jóvenes músicos de la escena madrileña, procedentes del grupo Cráneo. La salida de Nacho, una semana antes de las fallas valencianas, cuando precisamente Burning tenía actuación ya contratada en la ciudad del Turia, estuvo rodeada de polémica. Algunos dijeron que Nacho se había marchado de repente; el propio Nacho me declaró en una entrevista en 2012 que puede leerse en este mismo blog que fue expulsado por el teclista Johnny por haber tocado con un grupo de barrio sin dedicar todo su tiempo a Burning.

Sea como fuere, en marzo de 1997 Burning, con algunas actuaciones inminentes en el horizonte, se había quedado súbitamente sin batería. Eran los últimos meses ya de la vida de Pepe Risi -en abril entraría ya en el hospital, falleciendo en mayo-. Y aquí es donde entra en escena el protagonista de este artículo, el uruguayo Kacho Casal.

Curiosamente, al igual que Nacho diez años antes, Kacho entró también de la mano del bajista Carlos Guardado. Casal, tenía ya 42 años entonces y ya llevaba en España tocando con muchísimos músicos desde 1980, cuando había llegado a la “madre patria” desde Uruguay.

En el libro Burning Veneno del rock (2010), por cierto, cometo dos errores relacionados con Kacho Casal: el primero, datar su entrada y la salida de Nacho Blanco en septiembre de 1997, tras la muerte de Risi, y no en marzo, como ocurrió realmente;  el segundo, que olvidé incluir una biografía de Kacho en los anexos del libro.

La fortuna querría que, aunque había tenido ocasión de ver a Kacho en alguna actuación de Burning como mero espectador, tuviera la suerte de conocerle en mi ciudad, Las Palmas, a principios de  2020, justo antes de declararse el confinamiento por la pandemia de coranovirus. Fue una cerveza rápida en la playa de Las Canteras. No venía por el palo del rocanrol sino por el del deporte, ya que iba a competir en una marcha programada ese fin de semana. Kacho Casal es muy abierto y empático y nos hicimos amigos enseguida. Pensé entonces que tenía pendiente escribir algo sobre su larga participación en Burning, o al menos su entrada en el grupo, y hace poco se lo propuse. No solo no puso ningún reparo, sino que respondió con una sorpresa: él mismo había escrito algo sobre su incorporacion a Burning y su trato con Risi, que me facilitó. Así que la tarea está prácticamente hecha de su propia pluma.

Ahora bien, para la etapa anterior a su entrada en Burning, y situar adecuadamente la figura de Kacho en el rock español, creo que es conveniente incluir al menos un fragmento de la entrevista que concedió al sitio de internet “Dios del metal”, autor “Rockberto” en 2014:

Tuve la suerte de conocerle durante mi estancia en el Rockservatorio en los ’80 y os aseguro que es un tipo encantador. Se trata de Kacho Casal, batería actual de Burning y antiguo aporreado de Topo. Todo un placer hacer esta entrevista. La lista de músicos uruguayos en España es interminable, pero podría mencionar entre los pesos pesados a Jorge García Banegas (Asfalto) además de Hermes Calabria (Barón Rojo) y Daniel Henestrosa (un ex – Parvas, por cierto).

¿Qué impulsó a un chaval de 25 años como tú a hacer las maletas y marcharse a un país tan lejano?

Vivir de la música por aquel entonces en el Uruguay era misión imposible. Yo tenía un buen trabajo en una empresa familiar, pero al tener que cumplir con un horario poco flexible, mi tiempo libre era bastante escaso y tenía que hacer malabarismos o bien sacrificar vacaciones para poder trabajar en cualquier proyecto serio. 

A pesar de todo, en poco más de cinco años pude formar mi propia banda, acompañar algunos cantantes de “moda”, grabar algunos discos y componer para teatro.  

Hasta que llegó el momento en que necesitaba más. La única solución fue sumarme al éxodo de músicos que uno tras otro iban dejando un país que se caía a pedazos, arrasado por una dictadura militar. 

Aún no tengo claro si fue una hazaña personal o inconciencia en toda regla, pero lo vendí todo y crucé el charco con una mujer, un hijo y 70.000 pesetas de aquel entonces que tampoco daban para mucho. 

Tengo entendido que en Uruguay tocaste en varias bandas, ¿alguna importante? ¿había alguna escena musical rockera?

Nací en 1955, por lo que llegué tarde a la “movida” de los años 60 en el Uruguay. Fueron años con dos grandes bandas como los “Shakers” y los “Mockers”. Unos músicos fuera de serie que emulaban sin ningún prejuicio a Beatles y a Stones respectivamente.

Luego, en los 70 surgieron bandas más cañeras como “Días de Blues” y “Psiglo” que no tuvieron más remedio que desintegrarse por el golpe de estado de 1973, que precipitó el fin de todo lo que tuviera que ver con el arte y la libertad de expresión. 

No obstante,  mi banda “Parvas”, llegó a tener su pequeño momento de gloria en 1975. Dejamos atrás un buen número de conciertos pero el bagaje discográfico es paupérrimo, apenas un single, dos canciones y pésimamente grabadas.


A la vez, hubo una gran llegada de músicos uruguayos a España como Hermes Calabria o Dani Henestrosa, ¿mantienes mucho contacto con compatriotas?

Creo recordar que la invasión uruguaya empezó con Jorge Flaco Barral de “Días de Blues” pero al poco tiempo se fueron sumando unos y otros. La lista es interminable pero podría mencionar entre los pesos pesados a Jorge García Banegas (Asfalto) además de Hermes Calabria (Barón Rojo) y Daniel Henestrosa (un ex – Parvas, por cierto). 

Afortunadamente, las redes sociales me permiten estar al día con mis amigos y compatriotas que están lejos como puede ser el caso de Daniel que vive en Suecia. Con Jorge nos escribimos de vez en cuando. Me alegro que haya vuelto a la carga con Asfalto. Con Hermes nos vemos a menudo y disfrutamos del enorme privilegio de tomar juntos un café. Es un entrañable amigo.

¿Cuál fue ese momento mágico en el que decidiste que tenías que dedicarte a la música?

Sin lugar a dudas, mi big-bang fue el festival de Woodstock. Por casualidad vi por televisión un avance del estreno de la película. Aparecía Santana tocando “Soul Sacrifice” con el famoso solo de Mike Shrieve. Mi madre me despertó de mi estado catatónico diciéndome: “si querés ir al cine a verla, te invito” 

Tenía por aquel entonces 14 años. Esa misma tarde la vi dos veces seguidas en sesión continua. Los ojos como platos. A la semana repetí.

Creo que tu primer instrumento fue la guitarra, ¿qué te hizo cambiar de opción y pasarte a la batería?

Siempre he sido un melómano pero si no es por un capricho de mi hermana que pidió a los Reyes una guitarra, tal vez, nunca hubiese tocado instrumento alguno.

Gracias a algunos amigos aprendí los primeros acordes, las canciones de los Beatles, algunos estudios clásicos. Estaba obsesionado con todo lo que me ofrecía aquel instrumento mágico. Pero justo, cuando iba a enfrentarme a la etapa más seria de escalas y modos griegos, se cruzó en mi camino un joven baterista llamado Mike Shrieve. 

Desde aquel entonces la guitarra ha sido una compañera de viaje pero poco más, lo mío era otra cosa. Había probado el veneno.

 En tus inicios, ¿cuáles fueron los músicos qué más te influyeron?

Muchísimos y muy variados que de alguna u otra forma me han ayudado a formarme como músico.

Imposible negar la influencia que tuvieron en mí los Beatles, también los Stones aunque menos, pero si hay alguien a quien realmente he admirado desde mi juventud es a John Fogerty. Lo que hicieron C.C.R. en apenas cinco años fue brutal. Un hit tras otro. Pedazo de canciones.

Como innovador, creador puro y duro, para mí el mejor músico del siglo XX ha sido el tío Frank. Por si no bastara con eso, las mordaces letras de Zappa eran un chorro de ácido derramado sobre la hipocresía del catolicismo o el principal azote de senadores republicanos. Además, fue la “factoría” de grandes virtuosos de la guitarra como Steve Vai o genios de los tambores como Terry Bozzio, Chad Wakermann o Vinnie Colaiuta.

Ahora bien, mis héroes de la batería sin duda han sido y son: John Bonham, Ian Paice y Bill Bruford principalmente aunque tampoco me olvido ni de Mitch Mitchell ni de Ginger Baker, que conste.

Has trabajado en España con artistas consagrados que parecen bastante alejados del estilo de música que te gusta, Supongo que de todas las experiencias se aprende, ¿verdad?

Exacto. Tanto escuchar como tocar otros estilos aunque no sean la “marca de la casa” te enriquecen. Tengo claro que siempre seré un baterista de Rock & Roll, pero me encanta moverme en otros terrenos. 

La clave es ser honesto y respetar lo que estás tocando con quién y para quién. He rulado con innumerables artistas y bandas y todas las experiencias han sido positivas.

Estas desde hace 17 años en Burning, ¿cómo te sientes perteneciendo a una de las bandas más importantes de España?

Para mí ha sido increíble, como cerrar un círculo que se abrió en 1980. Intentaré explicarme…

Acababa de llegar a España y les vi por televisión en un bodrio de programa llamado “Aplauso”. Fue la primera vez que escuché: “Mueve tus caderas”.

Aún no había terminado de deshacer las maletas, no tenía ningún trabajo a la vista y soñé por un instante en lo grande que sería poder tocar en una banda así.

En 1997, por fin, los astros se alinearon. Sonó el teléfono y los Burning me hicieron una propuesta a la que no pude negarme. Es más, fue como revivir el momento de mi llegada a la madre patria en 1980. Diecisiete años de espera y luego otros diecisiete que son los que llevo con Johnny, Carlos y Edu. Incluso llegué a tener el honor de tocar con Pepe Risi antes que nos dejara. Resumiendo, ha sido una experiencia de fábula.”

………………………………………………………………………

 

            Hasta aquí el fragmento de la entrevista de Rockberto. Vayamos ahora con los textos del propio Kacho Casal. Dado que Burning tenía bolo en Valencia en marzo de 1997 para fallas, y que Nacho acababa de dejar la banda, la entrada de Kacho fue contrarreloj. Pero dejemos que lo cuente él, con su propio estilo lleno de frescura y desenfado.




 

Kacho Casal: Mi entrada en Burning.

Primer Contacto Visual. 1980.

 

Digamos que mi primer contacto con los Burning fue meramente televisivo, pero antes que nada vamos a situar la máquina del tiempo en el año 1980 y de paso presentar al personaje que nos ocupa, es decir quien suscribe. Este Beethoven de los palitos, acababa de dejar atrás su país de origen para adentrarse en el viejo continente y radicarse en la añorada España de su abuelo gallego. La misma que éste  había tenido que dejar atrás por culpa de otro gallego con más “glamour”, por decir algo. No voy a derrochar más tinta sobre dicho “señor”.

Y bien…Si a mi abuelo Manolo le tocó abandonar el terreno de juego, a mí me tocó jugar la segunda parte:  la transición democrática, claro que en el mismo paquete venía incluida la  letra pequeña de  la Ley de Extranjería de Felipe González. ¡Si lo sé, no vengo!

            A partir de ese momento el sueño de la Madre Patria pasó a ser algo así como “Pesadilla en Madrastra Street” para todos aquellos osados que se atrevieran a cruzar el charco. ¡Gracias Herr González! Por pagarme con una patada mi desinteresada colaboración en tantos actos para el PSOE y por pretender tratarme como un delincuente.

 

Aleluya! Mi primer fin de semana en Madrid!!!

 

Reunión de amigos en el destierro,  en casa del “gordo” Carlos para variar (algo así como una sucursal del consulado uruguayo en Alcorcón). Sobremesa. Encendimos la tele. No había mucho que ver en televisión por  aquellos años (la Uno y la Dos que no se veía muy allá que digamos). Terminabas tragando con culebrones de Kunta Kintes o Falconettis, o te enterabas de las verdades a medias con Informe Semanal, o te cogías un cabreo descomunal al cierre, antes del himno, escuchando a uno de negro hablar de no sé qué señor y que debíamos  ser muy buenos. Atención… Comienzaaa…”¡¡¡Aplauso!!!”  (No sólo de Eurovision vivía Uribarri). ¡Vaya engendro! Aquí podías encontrarte con lo más selecto de los bodrios que incluso en estos tiempos que corren, serían imposibles de digerir y eso que la cosa no está precisamente como para tirar cohetes cuando la creatividad brilla por su ausencia con tantos clones de Luis Miguel, Operaciones Fracaso, mucho nonaino corazón partío… y tanto julandrón! Pero toda regla tiene su excepción… Presentan a los Burning… ¡en Playback! 

Qué caras, qué gestos, qué carajo es esto!

 

¡Cómo molan! (dicho entonces con acento sudaca). Qué hacían estos chicos en un programa como ése?  Compartiendo escenario con un sin fin de niñatos guapitos, artistas de pacotilla, consentidos y sodomizados por los degenerados de turno de algunas discográficas nacionales? ¿Qué pintaban ahí? Me daba igual! Fue la primera vez que escuché: “Mueve tus caderas”. Como recién llegado del más allá, duro de oído, no entendía cierta parte del estribillo. Pregunté a mi colega Aníbal…

-         Qué carajo dice después de “mueve tus caderas”?

-         “A-lante y atrás”, respondió.

-         No jodas. Será adelante y atrás!

-         No. No. Acá se dice así. Hasta Serrat lo dice. O sea…

-         Ah…Vale…Vale…(están locos estos gallegos pensé, emulando a Obelix)

Y de pronto, supongo que por deformación profesional me fijé en el batera de la banda, mientras me iba acostumbrando a las nuevas expresiones idiomáticas de mi país de acogida.

Grande Lito’s! Un ejemplar único!  Ni Toño, ni Risi, ni Johnny…

 

Parecía que alguien le había secuestrado de una película del oeste y le había metido detrás de los tambores. Era clavado al típico empleado del telégrafo de las pelis de vaqueros, con ese bigotillo con cierto aire a David Niven. Le faltaban solamente la gorra de visera y las mangas y claro está, que le cagaran a tiros los cristales de la oficina.

Nota de Kacho: Es muy común confundir dentro del género Western, al empleado del telégrafo con el dueño de la funeraria. Recordar que éste último, siempre está más calvo y suele aparecer rodeado de cuervos mientras despacha ataúdes en tiempo record, todo muy bien sincronizado para no hacer perder el tiempo a las autoridades ni a los forajidos que esperan ansiosos ser colgados en el patíbulo.

Volví a verle poco tiempo después,  acompañando (también en Aplauso) al hijo de un torero que al día de hoy sigue intentando ser cantante…Exito, fama y dinero tiene, pero aún no ha conseguido entonar mejor que Sara Montiel. (Ojo! que en el ámbito rockero también tenemos algunos especímenes parecidos) Rechace imitaciones.

Me dije a mi mismo… Tal vez haya dejado la banda, pero cómo puedo ponerme en contacto con ellos, si no conozco a nadie. Mis falsas expectativas de integrar Burning en 1980, se fueron a pique y tuve que esperar apenas 17 años más para hacerlo y todo llegó como siempre por una puta casualidad.

Tuve que emplearme hasta entonces tocando con Dios y medio mundo. Gentes y estilos muy diversos como:  Pino D’Angiò, Los Amaya, Pedro Marín, Lolita, Los Chichos, Topo, Azúcar Moreno, Mari Trini, Rubi y los Casinos, Sleepy La Beef, Tragaluz, ISP, Ganímedes, El Club de la Noche, Manolo Tena, J. Bulevar, Jambalaya, The Pivados, Delirium, Krishna Mixed Blood, Gandy y Malakara, Ramoncín...Un flipe! Pero siempre buena onda!

Hasta que por fin, una tarde sonó el teléfono…

Suena El Teléfono 17 años después…  (marzo 1997)

 

 

Pasé un largo período de mi vida dedicado a la enseñanza, sacrificando incluso horas de estudio personal por echar una mano a todos aquellos que tenían las mismas inquietudes que yo supe tener tan sólo unos pocos años antes, cuando todo era bastante más complicado.

Hoy día,  puedo presumir  de tener nietos baterías, es decir, que hay por ahí pululando unos cuantos chicos que han sido alumnos de mis propios alumnos. Todo esto ha dejado tras de mí una estela de momentos y anécdotas que recuerdo con muchísimo cariño, y mientras escribo me digo… ¡Cómo están tocando estos hijos de puta! Debería haberles cortado las muñecas!. Pero no. Pobre de aquel discípulo que no llegue a superar  a su maestro.  No recuerdo si lo dijo Platón o quién. Lo siento. Sólo soy un batería, sé contar hasta cuatro, una y otra vez y poco más. No me juzguéis muy duramente…

Voy a intentar centrarme en algo que no atañe directamente a los bateras, aunque bueno, se trata de una historia de primos-hermanos, los bajistas… Mi aula de batera lindaba con la de bajo en el aquel Rockservatorio de la calle Monteleón. El profe de bajo era nada más ni nada menos que Tibu (Banzai) antes de convertirse en productor-manager y decidir dejar aparcadas a un lado sus cuatro cuerdas. Tibu de vez en cuando llamaba a la puerta,  me hacía señas y me decía por lo “bajini”: “Mira como toca el chavalito éste”. No le faltaba razón. Era una especie de Steve Harris con catorce años. Chico callado, de flequillito, pero las daba todas. Como si le viera… Pasó el tiempo echando ostias como siempre y de encontrarlo en los conciertos en la parte del público, pasé a verlo subido a los escenarios, hecho un puto crack, fiel a su estilo.

A esta altura del partido el más despistado se habrá dado cuenta que me refiero a Carlitos Guardado y a sus primeras andanzas “jevilonas” con los Cráneo. Me alegré de manera más que especial, cuando me enteré que había pasado a formar parte de los Burning. Vino como un flash a mi memoria, aquella tarde con mis colegas viendo el “Aplauso…”. Y me alegré aún más por él. El tiempo, implacable, seguiría su curso, la suerte estaba echada, hasta que por fin, ya en 1997, justo cuando menos lo esperaba, aquella misma tarde sonó el teléfono…¡Y era Carlitos!.

Hola Kacho? Soy Carlos…

           

El interlocutor se identificó de manera positiva mucho antes de que yo pudiese articular palabra, agregando…Carlos, el bajista de Burning.

-         Qué pasa? ¡Tantos años!

-         Nada, mira, resulta que nos hemos quedado sin batería…

-         ¿Y Nacho?

-         Se ha ido con otro grupo.

-         Me parece increíble…

-         Es una historia larga. ¿Estás tocando con alguien?

-         Sí, como siempre…

-         Te apetece integrarte a la banda?

-         ¡Joder, claro que sí!

-         Hay un problema, tenemos un concierto dentro de una semana…

Al día siguiente quedamos en un bar de Moratalaz. Carlitos me dio un cassette con el repertorio habitual. Unas quince canciones. ¡No problem! Unas cañas juntos, una puesta al día, una de cotilleos, otra de batallitas y nos despedimos con un abrazo mientras le agradecía una vez más, que se hubiese acordado de mí.

            -Les he explicado a Pepe y a Johnny que eres el batero ideal para nosotros”

¡Joder! Tocar con los Burning y que el chavalito de flequillo se haya encargado de ficharme. ¡Esto es el no va más!

Lápiz y Papel

 

Lápiz, rotulador, papel pautado, un viejo cassette y dos días para escucharme todo de arriba abajo para escribir las partituras de todas las canciones y no dejar nada al azar. Se me da bien ser el típico batería salva-culos cuando el tiempo arrecia. Debo reconocer que me va la marcha y soy un poco masoca. Pero…esto es harina de otro costal…Nunca había visto tantas síncopas juntas.  Carlitos supo aclararme después: “Ante la duda, síncopa” Dos días de ensayo por delante que para qué las prisas…

Montando la batería en el local de ensayo, “Qué bonita” dijo Pepe Risi. ¡No lo podía creer! No sólo voy a tocar con Pepe Risi…Es que acabo de verlo sin gafas. Es más difícil esto que ver a  Keith Richards en pantuflas y pijama. Y allí estaba yo, junto al guitarra más chulo del mundo mundial, junto a Johnny, Edu y Carlitos. Empezamos con “No Pares De Gritar”. Salió de tirón.

Al terminar, piropo de Risi: “Tío, eres el primer batería que pilla la síncopa del puente a la primera” a  lo que respondí: “Pepe, hago trampas, lo llevo todo escrito, soy muy profesional!” (carcajada general).

-Ya. Ya. Pero se ve que no eres uno de esos profesionales de “diecisiete quinientas”, además…¡profesionales son las putas! (más risas)

 

Y seguimos currándolo…divirtiéndonos…conociéndonos… Valencia nos estaba esperando…

El Debut

 

            Valencia. 14 de marzo de 1997

            N.Autor R. Moyano: Para situar el ritmo que seguía el grupo antes de la entrada de Kacho, hay que recordar que Burning estaba muy activo desde fines del 1996: en noviembre de 1996  habían dado un gran concierto en la Sala Revolver de Madrid, en diciembre de 1996 Pepe Risi, en solitario, había colaborado en el disco en vivo de Loquillo en la sala Bikini de Barcelona (que dio lugar al disco Compañeros de viaje). El fin de semana siguiente, viernes 27 de diciembre de 1996, Burning tocó en Huesca en la localidad de Monzón en la nave de la Azucarera, habilitada para conciertos de rock, junto a los grupos Kelean y Bato Ziego. Luego, tras la grabación del disco de homenaje a Stukas y el concierto en Asturias de febrero de 1997, y dejando aparte alguna posible omisión, ya vendría la marcha de Nacho Blanco a principios de marzo y los conciertos con Kacho Casal. Nacho, eso sí, dejó grabadas las maquetas que dieron origen al disco póstumo de Pepe Risi con Burning “Sin miedo a perder”.  


La verdad, daba mucho status eso de viajar en una rulot con literas, con mesa para timbas, con ducha aunque no funcionara y con nevera por más que estuviese “out of order”. Tanto “glamour” se veía un tanto eclipsado al mirar casi con vergüenza el carricoche que llevábamos detrás, cargadito de instrumentos y reliquias. Tampoco nos importaba demasiado.

En aquellos tiempos, los teléfonos móviles no eran un artículo imprescindible y era menester hacer varios altos en el camino al bolo, con el viejo pretexto de llamar por teléfono (la versión oficial) y con la imperiosa necesidad de meterse entre pecho y espalda unos botijos Mahou bien fresquitos. (la puta verdad)

Después de mil y una escalas técnicas, Valencia a la vista y en plenas Fallas, colega!

Edu Pinilla gritó de repente: “¡He visto los cabezonats, los cabezonats!”.

Nos quedamos estupefactos segundos antes de descojonarnos de risa.

Después de unas cervecitas a nadie le importaba demasiado las diferencias que pudieran existir entre “ninot” y “cabezonat”. Debo decir que incluso, me gusta más este último epíteto y al resto de los Burning también, ¡qué pasa!

Minutos antes de salir, una nueva frase de Risi para la posteridad (mientras se colocaba sobre las piernas un maletín): “Hasta que no venga el Doctor Ferrán, yo no salgo

Ole sus huevos! ¡Genio y figura! ¿Quién le dice que no?

Y Ferrán acudió a su cita… y como Jesucristo, multiplicó los panes y los peces. A Tocar.

Por qué razón en un partido de fútbol, al más patadura y patoso de los niños, le ponen siempre de portero? Por qué será que al que no tiene ni puta idea de sonido lo meten de técnico de monitores? Justo tenía que tocarme el día de mi debut. Lo hubiese matado dos o tres veces seguidas, pero cuando se me habían agotado todos los insultos posibles, me di cuenta que ya estábamos en los bises.

Nota (Ricardo Moyano):  En el libro cuento el encuentro de Risi con la joven pianista Mónica Merino: “En Valencia Burning tocaron en la sala Akuarela de San Vicente Ferrer el viernes 14 de marzo de 1997.  Mónica Merino ha asistido a él. La joven pianista que había estado en la sala Bikini, donde le había conocido a través de Loquillo, le ve llegar a la barra tras el concierto, y le saluda. Ella no está muy animada estos días, el rock no marcha nada bien tampoco por Valencia, donde el pop se lo come todo. Poco queda de eso que se llamó “la revolución naranja” en la que ha estado implicado el mayor fan de Burning de Valencia, Manolo “Rock”, que sigue en la brecha en el sello Subterfuge, junto a otros pocos irredentos. Mónica es también de quienes mantienen la bandera del rock and roll. Pepe ha llegado exhausto, saluda a Mónica y, como prueba de la situación en que está, dado que están todos los taburetes ocupados, le pide que le deje su propia silla para sentarse, ya que no aguanta de pie… Ella se la cede con mucho gusto, y él, siempre galante, se disculpa. Conversan durante quince minutos que Mónica no olvidará nunca sobre la situación del rock, y Risi le da ánimos para seguir; va más allá,y le promete que en el próximo concierto en Valencia la invitará a subirse con los Burning para que toque con su piano en el mítico “Johnny B. Goode” con el que cierran sus actuaciones toda la vida. Mónica se va emocionada con este encuentro con la leyenda viva del rock and roll español y con una nueva energía… Por desgracia, la promesa tendrá que ser cumplida póstumamente por Johnny, en el concierto de homenaje a Pepe Risi de la sala Macumba de Madrid”.

Acreditación de backstage Sale Akuarela 1997 cortesía de Kacho Casal


 

Antes de regresar a Madrid, paramos un momento en el  Roxy (donde las chicas beben, fuman y hablan con los hombres) y de nuevo a la rula “que nos vamos al forooo”. Todo el viaje de regreso compartiendo asiento con el Risi sin parar de darle a la sin hueso. ¡Memorable!

-Qué es aquello, un anuncio de Mahou?

– No! Estamos llegando al foro!

-“Kachito ha probado el veneno de los Burning y le ha gustado” dijo de repente  Johnny…- y no le faltaba razón.

Tres Conciertos Y Un Funeral

 

Unos días después del bolo-debut en Valencia, nos pasamos por el local para pulir algunos detalles. Estaba claro que una vez superado el primer escollo de tener que preparar todo el repertorio en tiempo record, lo suyo era comenzar a analizar los pequeños detalles y matices de las canciones. O sea, darle el toque “Burning Denominación De Origen”.

Seguía sin poderme creer que estaba ensayando con Risi, y ahora sin partituras, con toda la calma del mundo y sin prisas, aunque debo confesar  que me resultaba bastante difícil asimilar la tranquilidad con que Pepe se tomaba las cosas, su parsimonia, las pausas entre canción y canción, que ahora un cigarrito, que ahora unas risas. ¡Es como verlo!. Con esa forma tan suya de sujetar la púa con mano temblorosa, que como por arte de magia, se volvía la más precisa y segura en cuanto sonaba el One-Two-Three-Four. Johnny notaba mi cara de impaciencia por tocar ésta o aquella y entonces para aprovechar los momentos de descanso,  digamos que me hacía algún test:

-A ver Kachito, si yo toco estos acordes, dime de qué canción se trata…- y yo le interrumpía a bote pronto: ¡“Chueca”!

-“¡Muy bien!”.  “¡Aprobado!”

Risas y aplausos.

Dos conciertos más por delante, tres en total con el de Valencia, en vida de Risi. El 19 de marzo en Madrid y el 29 de marzo en Carbonero el Mayor (Segovia) junto a los colegas de Gran Jefe.

N.A. (Ricardo Moyano): Respecto al concierto en Madrid el 19 de marzo de 1997, omitido en el libro Burning veneno del rock, se celebró en la Sala Moby Dick, que fue la despedida de Risi de su querida ciudad. Por tanto, Risi, a pesar de que se encontraba muy enfermo, tocó todo el mes de marzo. La sala Moby Dick, en la avenida de Brasil, por la zona de Cuatro Caminos, y abierta desde 1992, está situada en una zona “pija”, y el siempre chuleta Pepe nunca perdía su humor, tuvo una de sus ocurrencias al saludar, que se convirtió en una frase mítica: -¡Nunca habíamos tocado tan al norte!. Y es que la sala, en la avenida del Brasil, un antiguo prostíbulo por la avenida de la Castellana transformado en sala de conciertos en 1992, estaba fuera de los barrios donde solía tocar el grupo de la Elipa.



Kacho conmigo en Las Palmas enero 2020


 

Las cosas pintaban bien, todo estaba saliendo a pedir de boca. Nadie podía imaginarse la que se nos venía encima, y que aquella sería para Risi, la última noche de Rock ‘n’ Roll, al menos en esta puta vida. No sé si llegamos a hacer dos, o tal vez fueron tres ensayos más, no lo recuerdo demasiado bien, aunque la última tarde, sí que se me quedó tatuada en la memoria.

Dejamos el local y pusimos rumbo al metro. Como si se tratara de otra canción más de los Burning, intentando empastar al máximo con él,  fui adaptando mi paso acelerado a su cadenciosa forma de andar.

Una vez en el andén, me ofreció un cigarro que decidimos fumar a medias. El tren estaba por llegar a la estación y no se trataba de derrochar un Marlboro así como así.

Se despidió con un abrazo en Sainz de Baranda, yo continué mi camino abstraído y alienado como buen usuario de transporte público, mirando sin mirar, pensando en mil cosas o en ninguna, y  sin tener la más mínima sospecha de que otro tren, con destino final a otro fatídico 9 de mayo se había puesto en marcha.


Burning en sala Moby Dick marzo 1997


¡Es Decisión!

 

            Madrid, abril-mayo 1997.

Sota, Caballo y Rey. Hospital, Tanatorio y Cementerio. La Reputísima Trinidad!

Qué mal rollo me da ese puto olor de los hospitales!

Francamente, me pone los nervios de punta… además de provocarme unos indeseables efectos secundarios y no lo digo por cagarme, no, sino porque siempre termino provocando las más insólitas y patéticas situaciones de caos, habidas y por haber.

Esta vez, mi entrada fue triunfal, como para sacarme por la puerta grande hablando en términos taurinos, ya que debido a mi despiste, ni corto ni perezoso, le planté un abrazo y dos besos a la mujer equivocada. Se trataba de la mujer de un compañero de habitación de Risi!

Pepe no se inmutó, desconectó su walkman en cuanto nos vio llegar, se colocó la mascarilla de oxígeno sobre  la frente como de costumbre y nos dio la bienvenida diciendo: “Venga, pasarme el tabaco y la chupa que nos vamos de bolo a Mallorca. Estoy hasta la polla”

Aprovechó nuestra mirada de estupor, para hacer en voz baja un par de comentarios ácidos y corrosivos acerca de sus “vecinos forzosos” con la genialidad que le caracterizaba:

-Éste! (señalando con el pulgar) está liquidado y aquel otro está con el culo dando guiños del acojone!

Para ponerle marco, el humor negro de Pepe.  Puede que la muerte le pisara los talones, y que poco a poco le fuera  ganando el pulso, pero más chulo que un ocho, por contrapartida él se desquitaba burlándose de la dama de negro riéndose en su propia jeta! Un privilegio que no está al alcance de todos desde luego.

Decir que todo ocurrió muy deprisa sería más que redundante, pero sinceramente, nunca se me pasó por la cabeza que su maltrecha salud le fuera a pasar factura de forma tan inmediata.

Ya no volví a verle más…

Una cosa es cierta. Podremos ir cayendo uno a uno, pero las canciones de Burning seguirán siempre vivas,  caiga quien caiga. Da igual que las toque una banda primeriza o una super banda consagrada. Es una cuestión de actitud, de cariño, de respeto.  Así de simple, sin buscar nada porque nada hay para el buscón, una vez más toca reinventarse. Hay que seguir…¡Es Decisión!

 

 

 

 

 

 

sábado, 15 de mayo de 2021

Glosando "Burning veneno del rock".-Nacho Blanco, batería.

 

Glosando "Burning veneno del rock".-Nacho Blanco, batería. Nueva savia para una banda de leyenda.-



Las secciones rítmicas, y especialmente los baterías, no duraron nunca mucho en Burning…al menos hasta 1987. Tras la marcha del dúo Esteban Cabezos-Arturo Terriza, Nacho Blanco y Carlos Guardado dieron nueva estabilidad metiendo energía y sangre joven en la banda. Nacho estuvo en la batería toda una década, hasta poco antes de la muerte de Pepe Risi. Fue otra de las voces ausentes de “Veneno del rock”; incluso se deslizan en el libro algunas opiniones, como la de Paco Espínola, productor del disco “En directo”, que describen a Nacho como “un coleguilla” o un batería poco experto. Espínola ya ha aclarado que en absoluto es esa su opinión, sino la de algunos en el entorno de Burning que tiraban hacia estilos más blandos que la propuesta rock del batera y estaban distanciados de él…

La opinión de los fan es clara. Por ejemplo hace un tiempo recibí un testimonio de un seguidor de siempre de la banda que acudía a todos los conciertos: “Nacho era cojonudísimo, cuando él se fue se noto muchísimo en el grupo”. Y yo mismo presencié la presentación de Regalos para “mamá” en la sala Zeleste en Barcelona, y la fuerza que le imprimía Ignacio a la banda era arrolladora, sonaba como una banda totalmente stoniana por primera vez en mucho tiempo.

Es pues absolutamente necesario traer a la glosa la voz de Nacho. Nacho, nacido en 1966, tocaba ya la batería con doce años…

- Sí, ya en 1978 me presenté con mi primer grupo Metrópolis en el programa de RNE de Paco Pérez Brian “El búho musical”, luego en 1980 al concurso Villa de Madrid, el año que lo ganó Obús. Y en 1983 ganaría ese mismo concurso con Cráneo, siendo el batería más joven de España, según la encuesta de Popular 1. Más tarde gané otra votación en el programa El Pirata al batería más feo de España, jajaja. Qué tiempos, tío.

-Jajaja. Bueno, vayamos a la historia de Burning. Tú y Carlos entráis en 1987 en una banda ya muy veterana. Erais mucho más jóvenes que ellos, que Risi, Johnny o Mikel: más de diez años. Pepe Risi decía esas cosas de que “Nacho y Carlos son muy jóvenes, no les dejo salir por las noches”. Pero vamos por orden. Aunque lo primero que grabaste fue” regalos para “mamá”” en 1989, ya desde 1987 erais la nueva sección rítmica de Burning, sustituyendo a los gallegos Suso y Lolo, que habían grabado poco antes el disco “Cuchillo”. Un poco después de grabarlo se volvieron a Galicia, según ellos porque Burning tenía muy pocos bolos.

-Había pocos bolos, sí, pero en realidad les echaron, porque eran muy malos músicos.

-Veníais de Cráneo, una banda que hacía un rock más duro que Burning. ¿Cómo entrasteis en Burning? ¿Se pusieron anuncios, hubo algún contacto en bares, etc.? Lo típico, vamos.

-No. En realidad fue de una manera muy casual, yo me encontré en el sitio y lugar oportuno, Expomusica, en Madrid 1987, Casa de campo, Palacio de cristal, una feria que se hacía allí ese día. Total que visitando los stand, me encontré con el Joneras, como le decía Risi: “¿Cómo estás, Nacho? “Bien” Patatin patatán… “Pues Nachito estamos buscando batería y bajista, ¿tú te quieres venir con nosotros?” Me quedé de piedra, “Joder Johnny, pues claro, pero déjame pensarlo”. En realidad lo único que tenía que pensar es como decírselo a Manolo Maestre, el guitarrista de Cráneo. Luego se lo comente a Carlos Guardado, “Yo me voy con Burning, y buscan bajista, ¿tú te vienes?” Guardado tampoco lo dudó. “Pues claro”. Eso hacía más difícil contárselo a Manolo, porque éramos dos los que nos marchábamos, fue de lo más difícil. Pero lo hicimos….


Nacho Blanco en los tiempos de Cráneo

Manuel Maestre recuerda en una entrevista esa situación, que acabó de hecho con Cráneo, aunque atribuye el contacto equivocadamente a Pepe Risi: “Pepe Risi les propuso a Carlos y a Nacho que entrasen en Burning, con lo cual a mi me dejaron ya sin ganas de Cráneo ni de intentarlo. Así que me busqué la vida. Después de Azucena, Carlos y Nacho se piraron y se dedicaron a Burning, yo hablé con la Compañía y seguían con la misma filosofía cutre….Y me piré. Y ya los derroteros me llevaron a Stafas, Ratones, Boleros y Tangos con Raquel Ríos, colaboré con unos y otros… buscándome la vida.”

Continúa Nacho:

-Le dije al Johnny que nos íbamos los dos a Burning. Como acababa de salir el disco “Chueca”, en el que no habíamos tocado, Johnny me entrego una cinta de casette con los temas, para que nos los aprendiéramos. El vivía aun en la calle Pelayo, curiosamente cuatro años después yo también viví ahí.

-A partir de ahí, tocaba rodar el disco “Cuchillo” en los bolos… ¿Había muchos conciertos? En esa época curiosamente la manager era María José Blanco con su oficina “Staroffice”; digo curiosamente porque era la misma manager que había llevado hasta entonces a Cráneo.

-Sí… Los bolos, bastante sufridos, Carlos y yo, aun estábamos ensayando en directo, como quien dice. Lo pasamos chungo durante dos años aproximadamente. La manager Mª José, de “Staroffice” nos daba muy pocas actuaciones. Se unieron a una oficina de Barcelona con un tal Antonio y "El grillo", que para darles de comer aparte. Se pasó literalmente hambre, no teníamos ni para un bocata, ni para una cerveza con una tapa. Solo un paquete de tabaco y esperar que fuese gente al concierto, porque si no, no teníamos ni para el gasoil… Pero ya teníamos una fuerza en directo que se veía venir, el pelotazo tenía que llegar en algún momento, que alguien se diese cuenta que Burning no eran solo drogas, noche, etc. etc., que se trataba de un revés del grupo, y muchos no se creían que sonaba de la hostia. Hasta que salió el doble en directo cuatro años después y claudicaron, entonces todos querían a Burning, claro para forrarse.

-Recuerdo de esos años que ya introducías tu estilo de batería, mucha fuerza, y ese solo largo en Johnny be good al final del concierto.

- Lo del solo ya venía de Cráneo, yo me hacía un solo que te cagabas, inspirado por Ian Paice mi maestro con solos como "La mula", "You fool no one" solos de doce, quince minutos, veníamos del heavy tocando con estilo de los Deep Purple.

-Pero para el éxito del disco en directo faltaba mucho entonces. Ahora más que nada Burning eran la calle, las actuaciones... Recuerdo también esa anécdota que cuentas del carpintero, en la sala Agapo, a principios de 1988.

- Eso fue en la primavera de 1988, fue el tercer concierto con Burning, hay fotos, y el video del concierto incluso. El que montaba el equipo era el “Bodegas”, y en medio de una canción se dedicó a clavar clavos en el escenario para asegurar el bombo, haciendo mucho ruido, así que Pepe paró el tema y le empezó a dar una bulla de puta madre, gritándole “¡A ver ese carpintero!”, los dos discutiendo por los clavitos, que tiempazos coño . El Bodegas abandonó el escenario diciendo “hijosputas”, jajá. El concierto fue grabado en video por mi hermano Jesús.



-En 1989 un par de años después, ya con mucha carretera en Burning, estáis grabando ese nuevo LP, el primero que grabáis tú y Carlos, y a su vez el último de otro de los veteranos de Burning, Mikel Slingluff. ¿Compusisteis los temas antes, en el local de ensayo? ¿Y cómo se grabó, de noche, cómo eran las sesiones? ¿Recuerdas a los invitados, de Mermelada, Fernando a la armónica, etc.?

-Sí, se componía en el local de ensayo, que por entonces era los locales Carabox en Carabanchel. Se grababa de día y de noche, desde las diez de la mañana, al mediodía a comer, y al zulo otra vez, pero la noche anterior al primer día de grabación me atracaron a las una de la madrugada, en una cabina de teléfono, me dieron tal hostia contra el teléfono que en las fotos salgo con el ojo totalmente morado, jajá. Me parece que la grabación duró mes y medio, fue despacio. Yo no estuve todos los días y en concreto no estuve los días que grabaron los invitados.



-“Regalos para ‘mamá’”. Sobre el origen del título hay muchas versiones, que si las fans ya veteranas, que si son los Stones, que si las mamás enfermas…

-Yo lo que oí fue la versión que se dice en el libro. Se dedica a las fans que con el tiempo se han hecho mamás, pero siguen viniendo a los conciertos, y ahora son la chica de la canción de 1979, ya algo mayor, “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?”. Con cariño, el disco se les dedica a ellas.

-Tras grabar ese disco continuó la época dura. Se cuenta que Pepe Risi quería dejar Burning, que grabó con Guardado y contigo una maqueta que iba destinada a un disco en solitario de Pepe, aunque vosotros no lo sabíais, pensabais que eran temas para un disco de Loquillo.

-Yo no sé nada de eso, ni grabé esa maqueta. Pepe grabó un tema para Loquillo por su cuenta, eso sí, pero no con nosotros.

-Sea como fuere, tras la época dura, con el fichaje por Ariola y la grabación del disco “En directo” en 1990, las cosas mejoran de golpe, como dijiste antes.



- La grabación fue como un sueño hecho realidad para todos, tanto los músicos como invitados, técnicos y demás implicados. Las pruebas de sonido la noche anterior hasta las tantas de la madrugada...Todo emoción, y nervios a la vez para que todo estuviese correcto, sonido, luces, aun que se despistaron con la cena, es cierto lo que ya se dijo en “Veneno del rock” que gracias al "tito Rosen" salvamos la situación, porque no trajeron nada, y de repente Rosendo llegó con tres bolsas con unos bocatas que nos supieron a gloria macho. Por cierto, entre las muchas anécdotas inéditas de ese disco cuento una, la primera noche del concierto, unos tres o cuatro minutos justo antes de salir a escena se puso una alfombra o moqueta en el escenario, tapando el nombre de la sala, se puede medio leer en el suelo visionando el DVD.

-Cosas de la publicidad, supongo, y los derechos. Se ha discutido mucho sobre los invitados…

-De ellos, quisiera solo fijarme en Miguel Ríos, que es verdad que recibió muchos silbidos injustificados, y sin embargo fue el más profesional. Fue puntual a los ensayos y con los deberes bien hechos. Su entrada la tarde que apareció en los ensayos me impresiono: verle en persona, aunque ya le conocía del programa en la TVE “Qué noche la de aquel año”, sus gafitas negras, su faja para los riñones, y el saludo con Jaime Asúa, se plantaron dos besos, de mejilla, eh, de mejilla, jajá. La fama nos vino de puta madre a todos, después de pasarlas tan canutas vino la satisfacción de poder ganar dinero y poder demostrar que el esfuerzo de los tres últimos años de ruina pero con la cabeza bien alta había valido la pena.



-¿Y el público?

- Pues ya ves el DVD, creo que los bares se quedaron medio vacíos, jajajá, fue tanta peña que se quedaron sin entradas oficiales en taquilla, y se vendieron una especie de tickets, para que no se quedaran en la puerta los que no tenían entrada. Lo más gracioso es que de ese dinero, de esas 500.000 ptas., creo que no se vio ni un pavo. Aunque sí del resto del dinero. En el Dvd también puedes detectar los fans del Cocodrilo en la parte izquierda desde el escenario, y los fans de Manivela en medio de la peña como caballos desbocados, que maravilla. Anécdota personal: En el DVD sale una niña morena preciosa en es especial y más adelante, cuando vi el montaje del Dvd con su carpeta, lo comenté en el estudio, y alguna cara de sorpresa y de decir “Me cago en la leche, no jodas”. Ya no se podía quitar. Se llama Vanesa Blanco y es mi sobrina, tenía catorce años en ese concierto… es hija de mi hermano Emilio, que fue batería en los 70' acompañando a los artistas del momento, de hecho la batería del DVD es suya, la primera Yamaha que se vendió en Europa en el año 1980.





-Se habla de que para entonces Pepe Risi estaba ya mal de salud.



- Pepe estaba malito, pero ni él lo sabía aun, no se notaba el deterioro que sufriría en los años posteriores, la energía que tenia este tío, era impresionante, tenia tal carisma, que te daba respeto solo con mirarle, pero eso sí, esa energía te la pasaba a ti sin darte cuenta, ya podías estar con una depre que te cagabas por patas, que cuando te querías dar cuenta estabas dando unas hostias a la batería… porque mi Pepe se volvía hacia mí, con las piernas abiertas, y su Negrita ligeramente colgando, mirándome por encima de sus gafas negras, y se te olvidaban las penas. Fijaros si no en el tema “Muévete en la oscuridad”.

-Tras la salida del disco en directo, producido por Paco Espínola, tenéis nuevo manager, Paco Lucena, de quien tienes algunas quejas.

- Mª José Blanco, es decir “Staroffice”, nos dio la carta de libertad meses antes de grabar el directo. En cuanto a Paco Lucena, si para organizar conciertos y mover contactos es único, eso era muy dictador. Hay que aclarar un error de “Veneno del Rock". Paco es tan dictador y le gusta tanto controlar todo, que en el libro se dice que Paco Espínola quiso cambiar de batería, pero no era Espínola, sino Paco Lucena. Y también quería cambiar a Carlos. ¡La base entera del grupo! Quería echarnos del grupo… ¿Por qué? Por llegar diez minutos tarde a la cafetería del hotel Claridge en la plaza de Conde de Casal, que es desde donde partíamos a las actuaciones. Pero se llevo un cortazo de putamadre, conversación Paco y Burning, “Si hay que cambiar la base se cambia, hay que ser puntuales, yo tengo músicos…”. Risi y Johnny se le plantan: “Mira Paco, esto es un grupo de R&R, no somos Sabina ni Mondragones, aquí estamos todo en el mismo barco y no se cambia a nadie.” La bronca fue monumental, pero nos mantuvieron en la banda. Y es que yo no soy ningún “coleguita” como se dice en el libro, ¡soy un músico! Al año lo volvió a intentar, cuando estábamos en Zaragoza, ofreciéndonos a Carlos y a mí la gira de Sabina para Suramérica, jajaja, Edu Pinilla cuando lo escuchó en la habitación se tiró al charco, dijo “Paco, yo voy, sólo con los gastos pagados yo voy”, pero era una trampa, si decimos que sí, nos quedamos sin Burning y sin Sabina. Por cierto para entonces Maikol no estaba en el grupo, lo había dejado desde finales del 89 o principios del 90.

-Vino el éxito, bolos por toda España. Sí, una época mágica, de muchos conciertos multitudinarios por toda España. Hay uno en Lalín que hemos subido a internet, hay problemas al principio…

-Sí, jajá, y por mi culpa, al volver de la pulpería cuando iba a arrancar con 1, 2, 3,4, ¡¡me doy cuenta de que me había dejado las baquetas en el suelo de la pulpería!! Tuvo que ir el road manager a buscarlas. Por eso empezamos tarde.

-Y en 1992-93, cuando se esperaba como agua de mayo nuevo disco de estudio, “No mires atrás” sale tarde, y ya no con Ariola, sino con la modesta compañía del manager, en Don Lucena. ¿Qué pasó? ¿Culpa de los Burning, del manager, de Ariola?

-Bueno, teníamos nuevos temas y Ariola quiso escuchar el material, de hecho se grabaron unos temas en la misma compañía, en el estudio de grabación que tienen en el sótano, que le llaman “La Cueva”, pero no les gustó el trabajo final, y entonces Burning decide sacarlo con Don Lucena Records. Unos temas muy poderosos par la trayectoria Burning. La producción fue a cargo de Carlos Martos y Burning. Nos pasábamos en el estudio día y noche durante un mes aproximadamente, joder que buen recuerdo con Pepe, en ocasiones me quedaba en su casa a dormir, tres, cuatro horas y vuelta a los corrales. Recuerdo que una madrugada llegamos y no fuimos a dormir, como el sofá era pequeño nos echamos los dos en la cama y joder, eché una vomitona, que si no me da una papelera que tenía en la habitación, le habría puesto el dormitorio cojonudo jajajá. Y a las dos horas, para el estudio en un taxi. Por cierto, que la cuenta del bar al que íbamos durante la grabación fue de medio kilo, más o menos, claro, el grito fue monumental, pero ¡que querían!, si las botellas de Jack Daniels se bebían de dos en dos, con su Jamón, queso y demás. Los gramos de coca volaban, como las visitas de los amigos, eso sí, casi siempre, amigos de ellos, por que los colegas nuestros tenían las puertas cerradas si no llevaban farla, un detalle feo… A Pepe en cambio le daba igual quien fuese, siempre que se comportaran claro, y bueno unas rayitas también, solo que él no era nada egoísta, ni con el tabaco, ni la bebida, ni con las drogas, siempre compartía lo que tenia, era muy generoso en ese aspecto, te cuidaba mucho, yo le hecho mucho de menos. Gracias por todo Risi, tu amistad y maestría.....

-¿Cómo fue la grabación de ese disco de 1993, “No mires atrás”, el último de Pepe en estudio, si descontamos las maquetas de 1996? ¿Colaboraste tú en los temas, por ejemplo en la base de “Jamás te arrepentirás”, como me has dicho en otra ocasión? Se dice que se grababa con todos los instrumentos juntos. También me contaste que el hecho de que no se te acreditaran temas nunca fue un motivo de tu salida del grupo, más tarde.





- Se comenzaba a grabar a las 09:00 - 10:00 de la mañana con las bases, batería, bajo, guitarras base, y piano o teclados. Por las mañanas R&R, y alguna balada, por la tarde lentitas o medios tiempos. De marcha durante la grabación nada, que había que currar, la marcha nos la poníamos nosotros, tío terminábamos agotados. El primer día me grabe del tirón nueve canciones, alguna se repetía por la tarde, quieras o no, ya estabas calentito metido en el trabajo de lleno y hay que aprovechar esos momentos. Os aseguro que, en dos días, dos días y medio me termine las catorce bases. Por la noche se garbaban solos de guitarra, voces, y casi todas las mezclas.

-¿Sobraron temas? Se habló de que sobraban, y que se utilizaron algunos en otros discos.

-No sobró ninguno, esos son los que había, no se puede especular sobre si sobraron, o que si en el disco póstumo entraron los que quedaron, no es cierto. Lo que pasa es que hay muchas contradicciones entre lo que cuentan los propios músicos. Composiciones de “No mires atrás”, pues como dicen en tu libro “Veneno del rock”, casi siempre se tare la idea en pelotas viva, incluso, se sacaban riffs en el mismo ensayo, y a partir de ahí se construían las canciones. Eso en mi tierra en la de todos se llama composición en grupo. Pero claro es muy bonito decir que todos somos una piña, pero luego los derechos de autor eran para los dos, Risi y Joneras como le llamaba Pepe, y ahí empecé a mosquearme un poco. La base del tema "Jamás te arrepentirás" por ejemplo, en cuanto a baterías me refiero, es enteramente mía, es más, es una base de “Stewart Copeland”, batería de "The Police", el tema surgió a partir de esta base, y también intervino Pepe Risi, que de hecho quería que yo figurara en los créditos. El motivo por el que no estoy, ya te lo puedes imaginar. Yo también colaboré en otros temas, y no figuro nunca en créditos.



-Pues vamos llegando al final de tu época con Burning. Estuviste hasta pocos meses antes de la muerte de Pepe Risi, por lo que grabaste en 1996 las maquetas de “Sin miedo a perder” que salieron póstumamente tras la muerte de Pepe, e incluso la versión de Stukas del disco de homenaje, el 7 de febrero de 1997, según la fecha que me ha proporcionado el propio grupo. Háblanos de esas maquetas y de todo eso. Aunque antes, hacia 1995, creo que el grupo pretendía sacar un disco en acústico.

- Bueno, después de sacar “No mires a tras”, hay bolos, pocos pero hay, presentaciones oficiales me parece que cuatro, Madrid, Barcelona las dos principales, luego salen varias, no recuerdo muy bien cuantas y donde, aun que eso sobre eso das más información en tu libro. Sobre el acústico, se pensó en ello luego nos pareció mejor sacar un eléctrico, ya que después del Directo pensamos que un disco y una gira en acústico enfriarían mucho el trabajo y el sabor del directo. La banda sonaba de la ostia en directo, y es por eso que como tú dices “No mires atrás” se grabó tocando todos a la vez.

-¿Cómo andaba Pepe por entonces?

-Pepe le puso un par de huevos al asunto, a pesar de su estado de salud, que estaba empeorando por semanas, y es la primera vez que hablo de su deterioro públicamente, a pesar de tener no solo la voz muy tomada, pone toda la magia en el micro y en su querida Negrita..

-¿Y la grabación de las maquetas?



- Las canciones se traen también aquí en pelotas viva e incluso se sacan en el propio local, sale un riff, y desde ahí se empieza a trabajar. La musicalidad fluía por los cuatro costados, bueno, por los cinco en este caso jajajá. Y como ya he dicho, en este maqueta todo son temas nuevos, exceptuando el tema de Johnny, que se había grabado años antes en estudios Explanada, junto con otros cuatro que no salieron en ningún disco posterior. Estos temas de la maqueta como digo también se trabajaban entre todos, fuese de quien fuese la idea, pero al final solo se registraban a nombre de Pepe y Johnny, lo cual no era justo. Es más, la versión de Miéntelas, en realidad es una versión que yo compuse del tema “Dieron las diez” en “country”, yo la presenté en el local de la Factoría, y Johnny se descojonó de ella, se rió de la idea en mi cara, y no solo eso, sino que viene a la semana siguiente y había utilizado esa versión para la nueva versión de “Miéntelas”, ahí me encare con él, “No solo rechazas una propuesta, si no que la copias en mi cara y delante de todos mis compañeros, eso no se hace”, el resto del grupo no dijo ni mu, se callaron y escucharon todo mi reproche. A partir de ahí no volví a presentar nada más, hasta ahí podíamos llegar.

-Pero todavía en febrero de 1997 grabas el tema de homenaje a Stukas en Avilés, lo último para Burning.

-Yo diría que fue a finales de 1996, pero puede ser que fuera en esa fecha, no se. Sí, se grabó en una buhardilla, uf, que para subir las putas escaleras te cagabas, nadie quería bajar a comprar nada jeje.

-Pepe iba a cantar, pero estaba mal de voz y no pudo…

-Sí, es cierto que pepe no pudo cantar la canción “Reinas de la Noche”, solo pudo cantar unos coros muy roncos.

-Y poco después dejas Burning, ¿quizá en el propio febrero o como mucho en marzo de 1997?, meses antes de la muerte de Pepe Risi. No después de morir él, como se dice en el libro.

- Referente a mi marcha, hay que aclarar que no me fui primero con Pistones, como se ha dicho, si no con otro grupo, “De Pasada” al cual yo estaba produciendo un CD. Yo me fui de Burning en febrero del 97, poco antes de las fallas de Valencia, exactamente una semana antes. Se ha comentado por ahí que por broncas con Risi, eso no es cierto. Me fui por discrepancias entre Johnny y yo. Te lo cuento con más detalle. Me fui a tocar con “De Pasada” porque el batería Oscar les quitaba dinero a sus compañeros, los que le acogieron como un hermano. Johnny nunca quiso que tocásemos con otros grupos, pero yo tengo que comer, y tengo gastos. Entonces coincidió un concierto de Burning con una actuación con "De Pasada y Platero" en la sala Argentina-Madrid, con la cartelería colgada hacia un mes en todo Madrid y todas las entradas vendidas, y justo una semana antes salió el bolo, discutimos claro, Johnny me puso entre la espada y la pared, yo no quería en absoluto dejar Burning, ¿Cómo voy a dejar Burning, y menos por un grupo de barrio?, eso no se lo cree nadie. Pero ante la posición que me puso Johnny de “O Burning o De Pasada” ése fue su ultimátum, y no consentí que pusiesen en duda mi fidelidad y mi palabra, eso es que tu no confiabas en mí, Johnny. Y perdiste no solo un batería, sino también un buen amigo.

-Pues hemos llegado al final. Sólo queda darte la voz, para que añadas lo que desees.

-Que fueron los mejores años musicales de mi vida, y creo que para cualquier músico que pasa por Burning, le ocurre y les ocurrirá lo mismo que a mí, no quiere salir “ni para Dios”. ¡Gracias a Burning por esos maravillosos 10 años de aprendizaje del verdadero rock and roll, y por las personas que conocí a lo largo de esa carretera infinita! Gracias de todo corazón a mi madre Pilar y mi hermano Emilio Blanco, por su apoyo infinito durante 34 años de músico y a mi mujer Mabel por la confianza depositada en mí, para poder desempeñar lo que más me gusta, la música. Y gracias a ti, Ricardo, por darme la oportunidad de participar un pedacito en la historia de estos grandes, Fui, soy y seré un Burning hasta el final. Un beso a todos y todas. ¡¡Rock and roll!!



Ricardo Moyano, octubre de 2012