lunes, 9 de mayo de 2016

Notas para una historia del ajedrez grancanario (4): Fin de la Sociedad Ajedrecística. La guerra civil. 1935-1936.

Notas para una historia del ajedrez grancanario (4) 1935-1936.- El fin de la Sociedad Ajedrecística (III) y la guerra civil española.-



Después del intenso año de ajedrez en Las Palmas que suponían los pares (1932-1934…) los impares (1933-1935…) eran años de reflujo y descanso. 1935 no será una excepción. Terminado el accidentado torneo Towers con el triunfo del Dr. Lafora, al que Germán Pírez aún saludaba con modestia como el mejor jugador de la provincia –pese a qué Pírez se había proclamado en su ausencia campeón provincial en el II Torneo de Ajedrez de 1934-, 1935 es un año de pocas noticias. Curiosamente, la propietaria del hotel Towers denuncia el robo de copas de ajedrez de las vitrinas de su hotel, hecho que atribuye a una banda de cambulloneros. Podemos pensar que el doctor Lafora o alguno de los premiados en el reciente torneo dejó la copa  para el hotel como recuerdo (el doctor Lafora tenía esos gestos, durante el curso del torneo se había negado a ganar una partida contra Pírez cuando éste hubo de ausentarse, decidiendo posponer el encuentro).

Pero durante 1935 el ajedrez se sumerge en el letargo. Apenas puede reseñarse un torneo relámpago que Pírez organiza en homenaje a su amigo Miguel Navarro, que regresa en verano de sus estudios madrileños. Pírez vence, imponiéndose al propio Miguel, a Durán, Calvo, etc.

Durante este año, el ajedrez subsiste en modestas peñas, algunas nuevas como la que surge en el R. C. Náutico, hasta este momento bastante apartado del ajedrez. Pírez cita otras peñas en el barrio de Santa Catalina, etc. Por cierto que, hablando del Náutico Germán Pírez, como Julio Navarro o Luis Martín Estupiñán, era también un gran nadador (pertenecía al C. Natación Las Palmas).

En cambio el doctor Lafora, de vuelta a su destino en Fuerteventura, entretenía sus ratos de ocio estudiando finales -su gran pasión en ajedrez- y escribiendo algunos artículos para la revista Ajedrez español (escribiría en ella toda su vida, hasta su desaparición en 1965, precisamente un año antes de la muerte del eminente ajedrecista y doctor). Veamos por ejemplo el comienzo de un texto sobre un final de Rey Ardid con Golmayo de diciembre de 1935:




Llega Aristides Gromer (1908-1966), campeón de Francia.-



En esta inercia se llega hasta principios de 1936.  Este año que será trágico en la historia de España comienza –es año par- con buenas noticias para el ajedrez de Las Palmas. El ex campeón francés Aristides Gromer (también transcrito como Grummer o Grommer), que se dedica a ganarse la vida dando simultáneas y clases, tras una larga gira por la península de 14 meses, se embarca para Las Palmas como breve escala en su ruta marítima hacia América. Llega a fines de febrero del 36 al puerto de la Luz. Pírez, que sigue siendo el centro del ajedrez grancanario y su prácticamente único cronista, está eufórico.  Gromer, campeón de Francia en 1933 (volvería a ganar en 1937 y 1938, y será subcampeón todavía en 1947) es ya bien conocido en España por su participación en torneos anteriores durante los años previos, 1934 y 1935. Desde 1934 en efecto se encontraba en España de gira permanente (torneo de Sitges 1934 donde vence Lilienthal, torneo en Madrid donde empata con Ortueta por delante nada menos que de  Golmayo, numerosas simultáneas…). Ha jugado ya varias Olimpiadas, y es sin duda el jugador más fuerte que ha pisado hasta el momento Las Palmas, pues Don Borenstein, que ya ha abandonado la isla, es un jugador mucho más flojo, y antes no ha habido otro (ni lo habrá hasta las simultáneas de Alekhine en 1945).



                Gromer  tiene  28 años cuando recala en Las Palmas. Dada su devoción por la itenerancia de club en club, suscita los recelos de Koltawsnosky, “Kolty”, un belga de origen judío también  habitual de los torneos españoles, que se dedica a ganarse la vida con exhibiciones a ciegas, simultáneas, etc. “Kolty”, que funda en Cataluña la revista “Jaque” (nada que ver con la que nacerá en 1970 en Euskadi) señala  en la revista “Ajedrez español” que Aristides es un pequeño pillo: tiene la costumbre de estafar a los organizadores pidiendo préstamos que no devuelve, lo que le lleva a rotar de sitio en sitio para desprestigio del ajedrez. Otros niegan estas acusaciones, como mera envidia del “showman” Kolty, pero es llamativo que Gromer irá de Las Palmas  a Tenerife y regresará meses después… ¡a la isla de La Palma!, sin repetir pues destino en ningún caso.

                Sea como fuere, para el magro ajedrez insular la arribada del ex campeón de Francia es maná. Germán se hace eco de su llegada en términos elogiosos en la prensa local, donde sigue escribiendo (posiblemente Germán multiplica sus apodos y se hace entrevistas a sí mismo, para fingir un gran interés por el ajedrez en los medios locales). Gromer viene para una estancia de unas semanas, pues tiene previsto marcharse a mediados de marzo para América. Se programa una simultánea en el R.C. Náutico, que ya ha empezado a ocuparse del ajedrez. 



                Es posiblemente la primera actividad prevista en la emblemática sociedad de Alcaravaneras. Si bien finalmente ésta se celebra en el Gabinete Literario. Se convoca a la sesión a  los más fuertes aficionados, pero la verdad es que no todos responden al llamado, y Pírez se quejará de que contra Borenstein o Lafora se alinearon selecciones mejores (al parecer Lafora dio unas simultáneas de las que no ha quedado constancia). Lo cierto es que Aristides gana casi todas las partidas, pierde solamente una y cede cinco tablas. Entre los derrotados está el propio Germán. Alvaro de Mendizábal obtiene tablas.



             
               
                Al joven Aristides, que viste siempre de forma pulcra con traje, chaleco, y  espejuelos de aires intelectuales, le gusta el ambiente de Las Palmas, y decide prorrogar su estancia, para felicidad de Pírez. Programa más actividades: quizá un match contra el propio Pírez (al que éste se resiste, “¿Usted quiere que me pille el toro?”), un curso para los aficionados, más simultáneas… Gromer permanece en la isla hasta mediados de abril, finalmente, en que supuestamente debe regresar… a Francia (ya no a América), si bien su destino inmediato será Tenerife, donde jugará nuevas simultáneas.    En Las Palmas su segunda simultánea es a la ciega y ya en el Náutico, posiblemente la primera actividad formal de ajedrez en esta relevante sociedad de la isla. 



                Gromer, al igual que Najdorf,continuará sus actividades en Francia tras el estallido de la guerra española, y, ante el comienzo a su vez de la II Guerra mundial en 1939,  decidirá permanecer en Argentina cuando arribe al continente para participar en la Olimpiada de Buenos Aires. Claro está que Najdorf, judío-polaco, se salva milagrosamente del Holocausto con este viaje providencial, al igual que el propio “Kolty”, judío belga, al que la guerra mundial le sorprende en Guatemala, librándose del exterminio que sufrieron muchos de su parientes. Koltawsnosky decidirá permanecer por siempre en América, y llegará a ser presidente de la Federación de EE.UU., y ha muerto recientemente con más de 90 años. Gromer en cambio regresa en los años 40 a Francia, y pasará sus últimos años con problemas psiquiátricos, hasta su oscura muerte en el país vecino, en 1966, ya olvidado.

                (De Gromer y George Koltawsnosky puede encontrarse abundante información en inernet).

III Torneo de Las Palmas en el Gabinete Literario.- La Olimpiada Popular de Barcelona, 1936.



Tras la marcha de Gromer en abril de 1936 (proseguiría hasta julio en Tenerife y La Palma), la aislada isla de Gran Canaria se queda otra vez un poco huérfana. Pero Germán continúa con sus deseos de poner en juego el título conquistado en 1934, que viene considerando desde meses atrás, y de ese modo reavivar el ajedrez en la isla. La iniciativa ya estaba prevista desde antes de la llegada de Gromer pero su venida ha reactivado algo el ajedrez, y es el momento adecuado. Sin embargo, hay otro hecho que acelera su celebración: Barcelona ha programado una Olimpiada Popular como alternativa a la Olimpiada oficial de 1936 que se va a celebrar en la Alemania de Hitler. Y Canarias está invitada a participar con una selección en esa Olimpiada alternativa. No está claro que el III Torneo de Las Palmas, a celebrar en el Gabinete Literario, supusiera la revalidación del título de campeón provincial, pero lo cierto es que los mejores jugadores se inscriben, y ha de celebrarse contra reloj, ya que el 16 de julio partía el buque para Barcelona, donde comenzaban las Olimpiadas el día 22 de julio.

Antes de este torneo se disputó un match entre Germán Pírez y Alvaro de Mendizábal, el antiguo presidente de la ya “de facto” disuelta Sociedad Ajedrecística, y fue un encuentro donde surgieron muchos roces personales entre ambos, lo que era muy extraño en Germán. Sólo se conoce que, insólitamente, Alvaro venció, pese a que era un jugador bastante inferior a Pírez. En una crónica de prensa se relata que  la última partida, suspendida al anochecer, fue analizada horas y horas por Alvaro en un bar de la calle Bravo Murillo, hasta que encontró la continuación ganadora…



 Desde este match, aunque incluso ambos formaron parte de la selección canaria desplazada a Barcelona, parece que las relaciones entre ambos quedaron deterioradas. Y de hecho, desde este momento quedaron alineados en bandos políticos diferentes, Alvaro de Mendizábal en el régimen de Franco, Pírez en el comunismo, lo que quizá también tuviera que ver en el distanciamiento, pese a que siempre mantuvieron las relaciones hasta la muerte de Alvaro.





No se conoce bien el desarrollo del III Torneo, que parece ser que tuvo carácter también de II provincial, y hasta el día 15 había consumido ya nueve rondas, pero es claro que hubo de concluir antes de que los seleccionados se embarcaran con destino a Barcelona el día 16 de julio. Eran 11 jugadores, tras la retirada del duodécimo Linacero, y se jugaba a liga de una vuelta, entre Julio Navarro, Alvaro de Mendizábal, Durán, Andrés Zamora, Cabrera, Manrique, Ramón Rúa Figueroa, Auslander, Quesada, Cervino, Tristán,  Rafael O'Shanahan y Pírez. 


Pírez empezó mal, perdiendo precisamente en la primera ronda con Mendizábal, y además posponiendo muchos juegos, por lo que al principio aparecía descolgado en la clasificación, pero jugó muchas partidas en los últimos días, destronando al que iba líder, Julio Navarro, y al segundo clasificado, Alvaro de Mendizábal, y ganando el torneo, aunque no consta la clasificación.  Lo que consta es que el equipo que se desplazó a Barcelona el día 16 de julio era: Pírez (capitán, primer tablero), Alvaro Mendizábal, Andrés Zamora Lloret, y Manuel Manrique, por lo que éstos debieron ocupar los primeros puestos. Era un grupo ideológicamente muy plural: Zamora pertenecía a las Juventudes Socialistas como dirigente, y Manuel Manrique a las Juventudes Católicas.

Sólo se conocden de este torneo dos partidas, la que perdió Ceviño con Andrés Zamora y la que Pírez perdió con Mendizábal, publicadas en prensa el 12 de julio de 1936.

Pírez en sus cronicas semanales contaba historias divertidas del ajedrez

Se conservan dos partidas que salieron en prensa en esos días previos al estallido de la guerra civil.



       La guerra civil.- España y el ajedrez partidos en dos.-

Apenas zarpa el correo el día 16  en su larga ruta a Cataluña, se produce el día 17 la sublevación franquista en Marruecos y Melilla, y es el comienzo de la guerra civil. La República bloquea el paso de Gibraltar, donde es detenido el barco. Para ser la primera vez que Germán sale de la isla, no han tenido suerte. Pero al comprobarse que el barco no transporta fuerzas militares, se permite su travesía hasta Barcelona. Pero al llegar allí, la guerra civil ya es un hecho y la Olimpiada popular ha sido suspendida. Germán Pírez decide permanecer en Barcelona, pues Canarias ha quedado bajo control de Franco. En estos primeros días se hace amigo de Manuel de Agustín, del equipo catalán, de simpatías falangistas curiosamente –De Agustín era muy amigo de Pírez y de Miguel Navarro, y ayudaría a escapar a Pírez al final de la guerra hacia Francia-. Y es en este tiempo en la Cataluña izquierdista cuando Germán ve surgir sus simpatías con el partido comunista: Se adhirió al Ejército Republicano, y acabó adscribiéndose a las filas del comunista Enrique Líster, obteniendo el grado de teniente; pertenecía a la división de Telecomunicaciones, que era la más ideológica. Su división luchó en el Jarama, en Brunete, en todas partes.

La guerra civil marcaba una división entre el antes y el después. Alvaro de Mendizábal regresó a Las Palmas alineándose en el bando de Franco. Pírez quedó en la península. El ajedrez de la isla, que ya estaba en mala situación por su aislamiento antes de la guerra, quedaba paralizado “sine die”, limitado a las partidas informales, y refugiado en bares, cuarteles, sacristías…     El hecho casual de hallarse en una u otra zona cuando estalla la guerra determinaría muchas veces el devenir de los españoles.

 El joven Pedro Lezcano, por ejemplo, estaba también en Las Palmas el 18 de julio, y es movilizado. En el cuartel de la Isleta presencia fusilamientos, y es este también el momento de sus ideas progresistas, aunque por ahora sólo puede callar y esperar. El doctor Lafora, por sus simpatías republicanas, es sometido a Consejo de Guerra y condenado a más de veinte años de prisión, sustituidas por pena de destierro. Lo cual es favorable al ajedrez canario, ya que desde su consulta ahora en Telde formará un pequeño núcleo de afición al ajedrez. Aunque los localismos no tardarán en surgir: como recordará Pírez en 1993 “el doctor Lafora tuvo que dejar prácticamente de jugar al ajedrez en Las Palmas, por la hostilidad de la afición canaria”. Muy triste.

Desde este momento, desde el comienzo de la guerra civil, se abre un vacío que llegará hasta 1941. Como señaló Luis Martín Estupiñán, que pasó esos años también en Cataluña, “muchos aprendieron a jugar al ajedrez en campos de concentración, con fichas hechas de migas de pan”. Aunque resulta improbable que no se comieran las migas.

Germán Pírez estuvo a punto de morir en los campos de concentración franceses, no sólo porque casi le entregan a los nazis, sino porque en los campos, entre 1939 y 1942, sufrió enfermedades sin fin, malos tratos de los franceses –sobre todo de los soldados negros senegaleses-, privaciones…


Cuando Germán regresa a Las Palmas en 1942, ocultando sus antecedentes políticos, se encuentra al menos un incipiente movimiento de retorno al ajedrez: Estupiñán, Narciso Casañas, Luis Doreste Silva (presidente del Gabinete Literario) y pocos más, están intentando convencer a Ramón Rúa Figueroa, teniente coronel del triunfante ejército de Franco, de que se ponga al frente al fin de una Federación… “Así que ya lo sabe usted, mi teniente coronel”, le emplaza en la prensa local Casañas. En los años 80, Martín Estupiñán aún guardaba el recorte.


Declaraciones de Pírez en 1983

viernes, 6 de mayo de 2016

Notas para una historia del ajedrez grancanario (3): La Sociedad Ajedrecística en decadencia. Match Pírez-Borenstein y Torneo Towers. 1934-35

Notas para una historia del ajedrez grancanario (3). La Sociedad Ajedrecística en decadencia. El match Pírez-Don Boronstein y el Torneo Towers. 1934-1935.


 Acabado el II Torneo de la Sociedad Ajedrecística y el Gabinete Literario, al campeón panameño, afincado en Las Palmas temporalmente –por cierto que con intención de permanecer, pues solicita en este momento abrir una empresa de empaquetado de ceretos de tomates- no le ha gustado nada el triunfo de Germán Pírez, al que todos aclaman como el mejor ajedrecista de Las Palmas. Así que de inmediato dirige un desafío público a Germán a un match a diez partidas, de forma que el derrotado pagará una medalla de oro al vencedor.



             

   El joven Germán acepta el desafío, siendo consciente de que Don es un jugador más experimentado, pero siempre con ganas de aprender. Aunque no tiene carácter oficial, sin duda se trata de calibrar la verdadera fuerza de ambos. Borenstein cobra ventaja enseguida de 5-1, pero en las últimas partidas Germán se recupera y gana varias partidas. Finalmente Don vence por 6-4. Su orgullo queda a salvo, aunque a su vez Pírez está muy contento del resultado. Germán, que siempre manejará un repertorio limitado de aperturas, ha estudiado a fondo la defensa francesa. Veamos la victoria de Pírez en la séptima partida, en que utiliza esta apertura.

                 Borenstein,Don - Pírez,German [C01]
Match Pirez-Borenstein (7), 05.1934


1.e4 e6 2.d4 d5 3.exd5 exd5 4.Cf3 Ad6 5.Ad3 Cc6 6.0–0 Ag4 7.c3 f6 8.Cbd2 Dd7 9.Dc2 Cge7 10.b4 Cd8 11.a4 a5 12.b5 Ce6 13.h3


XABCDEFGHY
8r+-+k+-tr(
7+pzpqsn-zpp'
6-+-vlnzp-+&
5zpP+p+-+-%
4P+-zP-+l+$
3+-zPL+N+P#
2-+QsN-zPP+"
1tR-vL-+RmK-!
xabcdefghy

13...Axh3! 14.gxh3 Cf4 15.Ch4 Dxh3 16.Cdf3 Cxd3 17.Dxd3 Ah2+ 18.Rh1 g5 19.Cg2 g4 20.Cxh2 Dxd3 21.Te1 Rd7 22.Te3 Dd1+ 23.Te1 Dc2 24.Cxg4 Dg6 25.f3 h5 26.Ch4 hxg4

0–1


Torneo del hotel Towers en Las Canteras.- 1934/35.


                Este año prolífico no termina aquí, porque en mayo se diseña un nuevo torneo en el Hotel Towers de Las Canteras (donde luego estuvo la Comandancia de Marina), era un hotel al que acudía mucho turismo británico, elegante, muy apropiado para el juego de ajedrez. Se planeó como el III Torneo de la Sociedad Ajedrecística –que sin embargo, una vez más había quedado desactivada ya que la directiva por enésima vez había dejado de reunirse-. No obstante, las dificultades que tuvo el desarrollo de este torneo hicieron que no computara como III Torneo, sino simplemente como Torneo Towers.


              
      Los comienzos fueron muy prometedores, se inscribieron todos los mejores jugadores de la época, Durán, Mendizábal, Calvo, y también Verhoff, Pírez y Borenstein. El polaco-panameño, siempre “chulo” y crecido por el triunfo en el previo match con Germán, se autoproclama favorito, mientras que Germán, más humilde, admite la superioridad de Don, pero quiere verla confirmada sobre el tablero. Por otro lado, desde hace algún tiempo ejerce la medicina en Fuerteventura el fuerte ajedrecista valenciano Carlos R. Lafora, que incluso ha participado en la selección olímpica española, y todos se hacen lenguas de la pena que supone que por la distancia y sus exigencias profesionales no pueda participar en este torneo. Don, siempre extravertido, lo tiene claro: “El primero voy a ser yo, y el segundo será Germán Pírez… salvo que participe Lafora, porque entonces yo seré primero, Lafora segundo, y Pírez tercero”. Don no tenía baja la autoestima, no.

                En estas condiciones, el joven Quesada Auyanet, que es quien ha organizado el torneo y es a la vez jugador del mismo, inicia los emparejamientos y el torneo comienza. Pero justo cuando se ha jugado una sola ronda, llega un telegrama urgente de Lafora, muy irónico: Ha leído los pronósticos de Borenstein, y le gustaría participar… para obtener el segundo puesto que le pronostica el panameño, al menos.

                El telegrama revoluciona el torneo, y todo se reprograma para que el doctor pueda jugar, lo que supone buena disposición por parte de todos: los jugadores se ajustarán a las posibilidades de viaje del médico, y éste tendrá que jugar hasta tres partidas cada día en la jornada en que pueda escaparse de la consulta.

                El torneo recomienza, y el doctor Lafora confirma su superioridad situándose en cabeza, pese al cansancio que le producen las idas y venidas entre las islas, y la necesidad de jugar varias partidas juntas. En cambio, el altivo Borenstein se está tragando sus palabras, y a duras penas puede mantener el segundo-tercer puesto. Por ejemplo pierde sus dos partidas con Lafora, y en el análisis posterior, desaforado, grita:

                -¡Sí, doctor, usted tiene aquí un peón de más, pero  yo tengo el ataque!
                El médico se sonríe:
                -Lo único que usted tiene aquí es un ataque… de nervios. Y lo malo es que ese no se le va a quitar.
                Por desgracia, una incidencia va a suspender el torneo: el organizador Quesada se ha desmoralizado tras perder muchas partidas, y desaparece sin más. El torneo queda paralizado. Finalmente se encuentra otro organizador, y tras una larga pausa el Towers prosigue a trancas y barrancas, de manera irregular, ya con muchos jugadores menos, que se han ido retirando dado el retraso que sufre. Finalmente concluye, ya entrado el año 1935, con la victoria de Lafora, seguido de Pírez, ¡tercero es Verhoof!, y Borenstein sólo ha podido obtener un muy modesto cuarto puesto.



                R. Lafora,Carlos - Pírez,Germán [C14]
Torneo Towers, 05.1934


1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 Cf6 4.Ag5 Ae7 5.e5 Cfd7 6.Axe7 Dxe7 7.Cb5 Cb6 8.c3 a6 9.Ca3 C8d7 10.b4 c6 11.Cc2 Ca4 12.Dd2 b5 13.f4 Cdb6 14.Ce3 Ad7 15.Ad3 a5 16.a3 f5 17.Ce2 0–0 18.0–0 axb4 19.axb4 Ta7 20.g4 g6 21.gxf5 gxf5 22.Rh1 Ae8 23.Tg1+ Rh8 24.Tg5 Ag6 25.Tag1 Cc4 26.Axc4 dxc4 27.De1 Cb6 (Error, es mejor 27..Tg8 para 28...Af7 aliviando la presión en la columna g. O si 28.Dg3 previo Ta7a8).

XABCDEFGHY
8-+-+-tr-mk(
7tr-+-wq-+p'
6-+p+p+l+&
5+p+-zPptR-%
4nzPpzP-zP-+$
3+-zP-sN-+-#
2-+-+N+-zP"
1+-+-wQ-tRK!
xabcdefghy

28.Dh4 Dd8 29.Dh6 Cd5 30.Txg6 Cxe3 31.Tg7 Dd5+ 32.T1g2 Ta1+ 33.Cg1

1–0





                El Towers fue el último torneo de relevancia que se juega hasta 1936, ya que como solía ser habitual en el escuálido ajedrez de Las Palmas, cualquier torneo agotaba las fuerzas de los organizadores, y a una buena temporada de ajedrez seguía un año en blanco.