Bueno, cuando salió el disco la banda estaba al borde de la disolución como sabemos todos, Pepe Risi tocado por la enfermedad, sin un duro en el bolsillo y con ganas de hacer su carrera en solitario, y con Johnny involucrado ya en temas de bares, aunque aun no había montado el Cocodrilo en el Batán. El disco iba a ser la despedida de Burning, pero su gran éxito y el breve renacer del éxito de los grupos de rock (Rosendo, Loquillo, etc.) concedió una segunda juventud a la banda. Sin embargo, fue criticado el hecho de que se contara más con figuras del rock y del pop del mayor relumbrón que con el rock de base o con los músicos que habían pasado por Burning en tantos años. Vamos, que la autencidad de siempre de Burning quedaba un poco en entredicho por razones de marketing.
Sería bueno hacer un ejercicio de ciencia ficción retroactiva. ¿Y se se hubiera contado con gente como Sex Museum, Enemigos, Dogo, etc., en vez de Enrique Urquijo o Sabina o Miguel Rios? Musicalmente hubiera ganado la apuesta, pero comercialmente no. Aunque quien sabe, se podían haber mezclado ambos mundos. Pero volvemos a lo mismo: el disco era de despedida, y tenía más sentido traer a los grandes con los que los Burning se habían codeado en toda su trayectoria que a los grupos y músicos jóvenes que bebían de su legado. Eso era el futuro, y los Burning en ese instante no parecían ya tenerlo.
Lo de los músicos anteriores hubiera sido más lógico, hay una tradición en eso, quienes cantaron o tocaron se suben al escenario en ocasiones así para hacer un tema o dos... Pero los Burning nunca hacían prisioneros, en su huida hacia adelante iban dejando cadáveres, o gente que salía tan quemada que no volvía a tocar nunca más. Así, en el disco los únicos aportes del pasado de la banda son el armonicista elipeño, y el bajista Enrique Cabezos "Deville", uno de los pocos que seguía en activo por entonces. ¿Qué fue de los demás? El saxofonista Mikel Slingluff acababa de dejar la música para dedicarse al negocio del sonido, en medio de algunas desavenencias y problemas anímicos, aunque años después acabaría volviendo a tocar de vez en cuando con Burning. Del primer batera Tito Estepa nada se sabe, y el segundo en relevancia, Teto Oltra, estaba dedicado a su carrera en el mundo del cine; aunque, como él mismo me ha dicho, aunque sin ningún rencor, "nadie me llamó ni me ha llamado nunca para nada relacionado con Burning, y lo cierto es que hubiera sido bonito tocar en ese disco". Pero quizás las ausencias más llamativas eran las del ex líder Toño Martín y del primer bajista y cofundador Quique. Sólo que Toño andaba perdido por Cataluña y Briviesca y con una salud muy quebrantada. Tampoco está claro si el veto a su participación en el programa de Miguel Ríos seguía en pie. ¿Se le localizó? ¿Estaba en condiciones de tocar, si se le hubiera invitado? No se si alguien podrá responder a estas preguntas hoy en día. Lo cierto es que murió pocos meses después de la grabación del disco, hay que imaginarse a Toño en sus últimos meses de vida escuchando ese disco por la radio, o teniéndolo entre sus manos...
Respecto a Quique, había vuelto a la Telefónica y no había contactos con la banda, ni sabía ya nada del mundillo de su antigua banda. Sólo en fechas recientes se dejó caer por el Cocodrilo y habló con Johnny...
No había pues mucho margen para contar con el pasado. O eso parece.