lunes, 7 de diciembre de 2015

Ajedrez canario Fotos históricas Match Las Palmas Tenerife 1963

Escritos sobre Ajedrez 4. Match interprovinciales Las Palmas/Tenerife


Los enfrentamientos de selección entre Las Palmas y Tenerife  comenzaron de forma extraoficial en 1957 ya que por entonces no existía aún la Federación Provincial en Las Palmas (desaparecida desde fines de los años 40). Sin embargo, con la llegada de Pierre Dumesnil a Las Palmas en 1955 comenzó la fase de reactivación, que culminaría en 1959 con la reconstitución de dicha Federación. José Cardona, Secretario de la Federación tinerfeña por entonces, apoyó a Pierre Dumesnil en todo, y tras un encuentro no oficial en el citado año 1957, a partir de 1960 empezaron a jugarse recordados matchs de selecciones, siempre con la misma fórmula: dos días en una isla y dos días en la otra (cuatro partidas en total). Las selecciones, primero de pocos tableros, se ampliaron con los años a doce.

Los match sirvieron incluso para, computando sólo el resultado de los cuatro primeros tableros, decidir la provincia que se desplazaba al campeonato de España por equipos, entre 1965 y 1968. A partir de este año ya los campeonatos se disputaban entre equipos concretos, y acudía a los nacionales el campeón regional.

Los match se mantuvieron hasta principios de los años 70, en que decayeron. Eran siempre ocasiones de confraternización y de sana rivalidad entre los mejores jugadores de ambas provincias.

Aquí dejamos una foto tomada en el Círculo de la Amistad de Tenerife en  mayo de 1963, en uno de esos encuentros. Se acompaña del texto de identificación de la mayor parte de los jugadores. Ambos documentos han sido facilitados por Pierre Dumesnil con dedicación a todo el ajedrez canario.



Igualmente, añadimos una foto facilitada por Juan Pedro Domínguez, probablemente del match de 1961, por Las Palmas puede verse al propio Juan Pedro de primer tablero, segundo Isidro Miranda, tercero Pierre Dumesnil, cuarto Sagaseta, quinto Pedro Lezcano  Montalvo... Sorprende el poco espacio en que se mueven los jugadores, prácticamente comprimidos entre la pared y la avalancha del público. Se ve el enorme interés que suscitaban estos encuentros...


viernes, 23 de octubre de 2015

Glosando Burning veneno del rock MANOLO FERNANDEZ BAJISTA DE BURNING 1980-1983


Glosando "Burning veneno del rock" MANOLO FERNANDEZ POMBO BAJISTA (1980-83)

Me quedaba subir a la red algunas reflexiones que al hilo de la salida del libro me hizo Manolo Fernández, que fuera bajista del grupo. Es sólo una selección de declaraciones de Manuel, que iluminan aspectos oscuros de esa época clave del grupo, muy poco documentada, y especialmente relevante porque Manolo estuvo muy cercano a Toño Martín, cantante y colíder de Burning, y se mantuvo junto a él durante algún tiempo tras la ruptura de la banda.


Victor Manuel Fernández Pombo, “Manolo”, o Manolo Fernández, fue el bajista de Burning en unos años especialmente convulsos para la banda, entre 1980 y 1983,  grabó los discos “Bulevar” (1980) y “Atrapado en el amor” (1982) y estuvo muy vinculado especialmente a Toño. Vive ahora ruralmente en su Galicia natal, sigue tocando y componiendo, y recuerda aquellos años salvajes. No está identificado  con la banda actual, ya que no concibe Burning sin Toño ni Pepe Risi. En 2010 estuvo en la presentación del libro “Burning veneno del rock”, y ese día, y antes y después, nos contó muchos detalles sobre ese tiempo poco conocido de la banda. Este es un resumen parcial de mis charlas con él, en persona, o por internet o teléfono.



-¿Cómo conociste a los Burning?

-Yo era vecino de ellos cuando vivían o componían en la casa de Torrejón, yo también vivía en el mismo edificio con otro un grupo, la Charly Band. Había llegado en 1979 de Londres y les oía tocar; me daba cuenta de que yo estaba en una onda mas moderna que Burning, que me parecían por entonces muy anticuados, cercanos a Leño, el rock urbano tan arcaico, etc. Londres estaba muy por delante entonces en la evolución musical. Yo vivía encima de ellos, en el tercer piso. En todo el bloque vivían muchos músicos, enfrente había un grupo puertorriqueño buenísimo de salsa, eran tres músicos, y se llamaban “Un poquito de todo”; todos nos quedábamos extasiados oyéndoles tocar, porque eran buenísimos, y de ahí salió el nombre de la canción “Un poquito nada más” que grabó Burning en su disco “El fin de la década” poco después. En ese momento, aunque yo no estaba aún en Burning,  ya era amigo de ellos, iba a su casa cuando componían esos temas que entraron en el LP, y de hecho tengo que ver con esa canción, como sabes muy biográfica, porque se nombra a mi mujer, cuando se dice “Chusa tuvo gemelos, pero ninguno sobrevivío”. Mi mujer entonces se llamaba Mary Luz, pero Toño puso Chusa para rimar con la melodía. Mi mujer se había quedado embarazada de gemelos, pero ya teníamos un hijo, sin posibilidades de tener más hijos en ese momento, así que fue a Londres a abortar...

-Tú te incorporas exactamente en 1979, después de que se grabe ese disco, cuando tras unos pocos bolos Quique el bajista fundador de la banda se marcha de Burning.


-Yo me uní a la banda al marcharse Quique, que era un gran bajista, por cierto, con un pulso muy firme. Sucedió que yo también me quedé sin grupo. Yo vivía en el piso con Bibi Andersen, a la que se menciona también en temas de Burning,  su novio, y el músico que tocaba en la Charly Band conmigo; pero mi compañero se mató en un accidente  de tráfico, y el grupo se disolvió. Así que Toño me dijo que si quería sumarme a Burning. Yo no lo veía claro porque me iba más el sonido por ejemplo de Nacha Pop, yo era amigo de Ñete y Carlos Brooking. Al final entré en Burning con esa idea de modernizar su sonido. Y me quedé allí hasta que se fue Toño, toqué más de cien veces con el grupo.  Hay un cambio de estilo, empujo al grupo hacia el sonido más moderno de la incipiente movida, que era lo que había que hacer, aunque muchos se llevaran las manos a la cabeza llamándolo música pop, etc. En realidad íbamos más allá de la movida, que eran músicos que tocaban mal. La idea era que el disco Bulevar, de 1980 estuviera en la movida, sí, en esa onda, pero por encima de ella en calidad, que el disco quedara para el futuro,  y ciertamente lo consigue, así ha sido, es un disco de culto ahora, aunque entonces no tuviera el éxito que merecía. Pero esa era la línea a seguir, el camino, y yo, que me había hecho amigo de Toño especialmente, que era el líder de Burning claramente en ese instante, fui responsable de ese giro musical. Te cuento algunas anécdotas de cómo se grabó “Bulevar”, ya que el disco no tiene créditos y se desconocen muchos datos. Toño no sólo cantaba, como piensan algunos, sino que tocaba instrumentos como tú sabes. En ese momento se había comprado una  guitarra Fender Stratocaster, quería tocarla, y es él quien toca el arranque del tema “Día de lluvia”. Por otro lado, en “No es extraño...”, que es el tema estrella, hay mucho trabajo, los teclados de ese tema los hice yo, yo toco teclados a una mano pero hago las armonías bien, sin problema. También se trabajó mucho el bajo, y el célebre riff central de Pepe, del que se ha dicho por ahí que no es suyo o que tuvo que grabarse muchas veces, lo cierto es que no solo es suyo sino que le salió de un tirón a primera toma. Un gran tema. Ya habíamos logrado con trabajo y ensayos duros sonar bien. Porque en el rock y en todos los otros aspectos de la vida no hay otra fórmula que trabajar las cosas, dedicarles tiempo, currarlo. ¡No hay otra!. Lo de las fiestas, las drogas, el divertirnos, es cierto, éramos jóvenes, pero también nos tomábamos muy en serio el ser músicos.

-¿Cómo era la filosofía de la banda?

-Teníamos unos lemas si quieres un poco chulos,  que se cumplían a rajatabla: como el no irnos sin cobrar, o el que si había un bolo había que hacerlo, aunque alguien tuviera problemas físicos, ya sabes. Luego, sobre el escenario, pues había diferentes actitudes. Por ejemplo a mí no me gustaba el protagonismo, aunque era alto, bien parecido, y podía parecer dandy, de ahí que Toño me decía que me quedara detrás, para no restarle nada de su tarea de “frontman”. A Pepe Risi le iba más el destacar, como yo digo le gustaban “las lucecitas de colores”. Realmente el líder de Burning en los años que yo estuve allí era claramente Toño, con el que yo me movía más. Pepe tenía un problema de encontrar su sitio, su modo de ser, y por eso va cambiando de aspecto, sale con barba y sin ella, con pelo largo y corto, quería encontrar una imagen. Toño lo tenía más claro. También el más ligón, era muy presumido, y ligaba mucho. Pepe no, el era más de novia fija, tuvo a Emma y luego a Marifé, pero no era de cambiar de novias. El padre de Emma, que antes habia sido su novia, era el dueño del Angelo, un “puticlub” de alto “standing”, que aún existe; era un tipo de cuidado, muy mafioso, y cuando vio que Pepe estaba con su hija menor de edad aún le ofreció un montón de dinero para que la dejara, pero él no quiso... Estaba enamorado de ella. Y entonces vino la movida de la denuncia, y el que Pepe estuviera detenido, hasta que se demostró que Emma no era tan inocente, pues había salido ya desnuda en Interviu y Fotogramas.

-Sí, era Emma Cruz, que hacía pinitos en esos años en algún papel de cine y como modelo. Pero volvamos a ti. ¿Tenías formación musical? ¿Cómo llegaste a ser músico?

-Claro que tenía formación. A mí me iba desde siempre la música, así que estudié toda la carrera de guitarra, pues mi padre me dijo, si no estudias una carrera universitaria, haz otro tipo de estudios, música si quieres, pero que sea completa, si te va la música haz toda la carrera de guitarra, al menos. Y estudié con un profesor de conservatorio. Mi padre era mecánico del ejército de aviación. ¡Mi mejor amigo!.

-Se cuentan anécdotas tuyas, que tenías un reloj de Balenciaga que dejabas en los hoteles en prenda…

-Si, tenía Balenciaga, jaja, pero en realidad sólo me había costado 2.000 ptas.

-Sigamos, no continuaste con tu mujer, con Mary Luz.

-No, nos separamos, y salí con una chica bilbaína, que es con la que estaba en ese tiempo del que hablamos de cuando estuve en Burning. Pero Mary Luz es la madre de mi hijo.

-En el disco “Bulevar” no hay créditos. ¿Quiénes lo grabaron?



-Todo lo hicimos nosotros. Pero para el saxofón que suena en dos temas llamamos no a Iturralde como se ha dicho, y que había tocado en el disco Madrid, sino a Richard Roda, ya fallecido.

-Todavía no estaba Mikel Slingluff.

-No, Mikel llegó después. Es un excelente saxofonista Mikel, usa la respiración circular y mantiene la nota.... Mikel iba un poco de padre “tened cuidado, no hagais esto...”, el no se drogaba, tampoco Lito ni Johnny. Mikel era muy apacible, buen chico. Yo no lo era tanto, jaja, a Mikel le pegué  una negra, le vendí su supuesta parte en Burning, le dije que yo tenía 25%  de los derechos, y Mikel se lo creyó...Yo no tenía royaltis, pero al menos sí logré registrar temas en Burning.

-El batería era Lito.

-Sí, Lito había entrado algo antes que yo, pero el puesto de batería no era muy estable, Lito se fue un tiempo, y entró Daniel Assante, los dos eran buenos baterias, Lito estaba ya distanciado y le afectaron algunas historias como el robo de un bajo, del que me echó la culpa a mí. Despareció un bajo propiedad de Lito, y él entendió que yo lo había vendido para comprar droga. Ya estaba bastante “mosqueado” y esa fue una gota que le desbordó.  Hay muchas anécdotas de esos años. Un una discoteca por ejemplo un concierto no nos pagaban, y fieles al lema nos quedamos, para cobrarnos en especie, soplando gratis copa tras copa. Al final se convencieron que era mejor pagarnos. Entonces nos pusimos tan contentos que quisimos ofrecer “bises” al público, la situación se descontroló y la gente empezó a acercarse pisando una tarima que estaba de adorno, los dueños decidieron encender todas las luces para boicotear el bis…  

-En Mallorca hubo cosas  más salvajes, ¿no?

-Sí, para ir a un concierto en Can Picafort, que era en la otra parte de la isla, utilizamos un coche que no era nuestro, y al regresar el coche se incendió… Era el concierto de Eric Burdon, al que menciona Pepe años después en “Una noche sin ti”. Fue un bolo algo triste porque tocamos los últimos, ya de amanecida, el público se fue. A partir de entonces firmamos contratos mejores exigiendo que pusieran que tocaríamos como mucho a las tres de la madrugada.


-Luego, hacia los tiempos de Atrapado en el amor, empiezan los problemas de rivalidad.



- Grabamos “Atrapado en el amor” de 1982... que es un disco más oscuro, es verdad, porque ya había problemas dentro de la banda, divisiones por el liderazgo, y la droga estaba ya afectando a las relaciones. Sí, yo creo que el liderazgo que iba asumiendo Toño, y mi cercanía a él, molestaba, no sólo a Johnny sino incluso a Risi. En el disco “Bulevar” Johnny había quedado bastante fuera porque yo como te dije hice muchos teclados, y Johnny queda fuera de créditos prácticamente.  Toño compone casi todo el disco; y cuando llega “Atrapado”, Pepe no tocaba mucho en el estudio, así que se da entrada al guitarrista Paco Palacios, que toca muchas partes con el beneplácito de Toño, lo que creó resquemor en Risi. Imagino que Johnny le dijo a Pepe que los dos estaban quedando marginados por nosotros, Toño y yo, y el protagonismo de Paco Palacios. Ahí ya empezaron malos rollos. Si comparamos uno y otro disco, en “Atrapado” trabajamos  a un  nivel  mas  musical,  eran  malos  tiempos  para  el  rock,  ya  sabes  la   movida, etc., se lo comía todo. Toño  tenia  la  vision  de  tirar  hacia  adelante.  Y entre todos sacamos el disco. Bueno,  no  quedo  tan  mal,  temas  como  “Hermano”, “Extraño en  la ciudad”, “Loco por ti, Penny”. Por cierto que se ha especulado mucho con la letra de “Hermano”, y en realidad se refiere a mí.  Pero había problemas entre nosotros, ya te digo.

-Pero por entonces, o antes, no habían existido esos problemas, tú vivías con Risi y otros en una casa de alquiler en Delicias.

-Sí, cierto. Toño se fue antes, porque se casó con Esther y se fue a vivir a una casa que pagó el padre de Esther.  Esther se había quedado  embarazada y nació Penny. Antes vivíamos juntos en esa casa de Delicias, y a esa casa se vino también Marifé cuando Pepe dejó de salir con Emma y se hizo novia de ella, que estudiaba veterinaria entonces. Eso fue ya en 1982, en los tiempos de Atrapado en el amor. Los domicilios no eran muy estables, antes de todo eso también Pepe había vivido en la calle Jardines, cerca de la sala Sol, le gustaba ir a esa sala y su dueño Gascón le servía champán, entraba el Pepe en plan estrella, jaja.  Marífé  entonces era una chica muy sana. Realmente yo fui quien les presenté. Yo la había conocido poco antes junto a su hermana una noche de copas en un bar; eran tres hermanas. También la conoció Toño, pero es falso eso de que fuera novia de Toño un tiempo.  Cuando Toño se separó de Esther, y ella se fue a Briviesca con Penny, Toño se echó un tiempo otra novia que curiosamente se llamaba también Esther. Pero él sabía que en la ciudad, en Bilbao, caía en los vicios, así que se marchaba muchas veces a Briviesca a hacer una vida más sana, a que le cuidara su mujer y a ver a su hijita Penny. Es curioso que en las letras de Toño está toda su filosofía, como esa tan precisa, “La vida es tan larga… como para gastar una broma…” Toño parece que no decía nada, y si analizas sus temas, tenía frases muy profundas.



-Pero antes de grabar “Atrapado en el amor”, y cuando se está acabando Bulevar en 1980, sale lo de la película “Navajeros”.




-Sí, Gay Mercader, el gran mánager de los Stones, etc., también conocía y apreciaba a los Burning, y “Navajeros” fue una peli que nos propuso, dijo “a ver si convenzo a De la Loma de que salgais vosotros”, Gay era el productor de la película. Y la hicimos. Lo malo es que  nos pagaban ¡con talones sin fondos!. Y ya sabes el lema de Burning, lo que hacemos lo cobramos. Así que un día Toño, Pepe y yo nos enfadamos con el tema, y nos plantamos en la productora para cobrar. ¡Y salimos de allí con el dinero en metálico!. Johnny no estaba ese día, así que se se quedó sin cobrar… Recuerdo a Pepe muy feliz, agitando en la mano los billetes, era un kilo.


-Vale. Se edita al fin “Atrapado en el amor”, que tardó mucho en terminarse, seguís tocando, como esos temas nuevos “Nací perdedor” o “Estrella de la radio” que iban a salir en un nuevo disco en 1984, pero a fines de 1983, abruptamente,  tras una tensa reunión en la cervecería Santa Bárbara entre Risi, Toño y Johnny, Toño y tú dejais la banda, Lito ya no está, y sólo se quedan Johnny y Risi con el nombre Burning, que Johnny había registrado a su favor en ese momento.

-Para terminar con el disco, yo tuve mucha participación en él, y tengo créditos, les convencí, lo que era dificilísimo en Burning, eran muy cerrados en eso, por mucho que colaboraras en los temas. Respecto a la ruptura, yo no estuve en la cervecería, pero tal como me explicó Toño después, la idea no era en absoluto dejar Burning, ni algo definitivo, sino tomarnos todos un tiempo sabático,  hacer cosas en solitario, la marcha era algo temporal, Toño y yo probaríamos a hacer cosas en Bilbao, y Pepe, que no quería ir a Bilbao, las haría con Johnny en Madrid, sin usar ninguno el nombre del grupo, hasta que un tiempo después nos reuniéramos como Burning otra vez. El retorno se frustró porque Johnny registró el nombre a espaldas de Toño. Toño se enteró estando en Bilbao, fue a Madrid a hablar con Johnny y hubo una escena muy fuerte. Ahí se acabó la relación con él, y también hubo mal rollo durante un tiempo entre Toño y Pepe Risi, total que ya nunca volvimos a Burning. El último concierto juntos fue en la sala Bolos de Bilbao, precisamente, a fines de 1983, poco antes de lo de la cervecería. Jamás quisimos dejar Burning, insisto. Eramos yonquis, ¿cómo un yonqui va a dejar la fuente de dinero que tiene? Además, si te fijas en el concierto en Rockola de 1983, presentamos ahí dos temas inéditos, estábamos en buen momento creativo, ¿qué grupo presenta dos novedades antes de meterse en el estudio de grabación? Y Toño y Pepe tenían muchos temas para el siguiente LP. En fin, pasó lo que pasó. Años después me encontré alguna vez con Risi y me dijo que se sentía culpable de todo lo que había pasado con Toño, que tenía que haberle apoyado.

-Pero es curioso que con tu protagonismo en “Atrapado en el amor”, firmando incluso créditos, no salgas en la foto de portada.

-No salgo yo, y sí Mikel, por ejemplo, pero fue casualidad, ese día de la sesión no estaba en el estudio.

-¿Qué haces cuando dejas Burning?

-Vino esa etapa en Bilbao, donde Toño vivía en mi casa conmigo y con mi nueva novia, y grabamos una maqueta en Pan Pot, una discográfica bilbaína, era un disco potente, se corrió la voz en Bilbao de que estábamos grabando y muchos grupos vinieron a los mismos estudios, se pusieron de moda. No me acuerdo de quienes tocaron en esa maqueta, sólo que por supuesto yo toqué en ella. Pero las compañías ya habían girado el estilo y no interesábamos, ofrecimos la maqueta a varias discográficas poro ni Dro ni ninguna otra quisieron editar el disco. Toño se marcha entonces a Briviesca a vivir e intentar dejar la droga con la ayuda de Esther, y yo me fui a Vitoria, y de allí a Francia, a intentar seguir como músico. Estuve muchos años fuera trabajando. No sabía nada de nadie. Fíjate que cuando volví a España no sabía que Toño había muerto muchos años atrás, en 1991. Ni me enteré de esa tristísima noticia. En esos años ochenta los dos estuvimos muy enganchados a la heroína, yo finalmente logré dejarlo, y ahora llevo una vida muy tranquila en el pueblo, sigo componiendo mis temas, tocando. Incluso versiones de Burning.



            -Llegó a rumorearse que habías muerto, eso se comentó en foros de revistas de rock and roll.

    -Yo no sé si eso fue malintencionado por algunos. Y por eso me puse lo de “Manolonomehemuerto”  como apodo en internet. Pero ya ves que estoy muy vivo. Fueron tiempos excelentes, tocando con la banda en esos años, ahí están los discos y los videos como documentos de una época mágica.

            Ricardo Moyano, 2015.


jueves, 22 de octubre de 2015

Diario del Solitario 3

Diario del solitario 3. Puentepalo.



El solitario me cuenta que inició sus primeros balbuceos literarios en la escuela. Se iba el cura de religión y entraba, muy distinto, el joven profesor de literatura: les motivaba a crear, a sentir, a aprender de otros sin copiarles. Había brillo en su mirada. De vez en cuando hacían redacciones. Una vez hubo un concurso intercolegial que financiaba la Coca Cola, y se seleccionaba una sola redacción por clase: la mejor. El solitario compuso para ella, una mañana de lluvia, un texto melancólico sobre el inminente derribo del palacete y el Puente de piedra o "Puentepalo" que unía saltando entre las  aguas del barranco del Guiniguada los barrios de Vegueta y de Triana. Un puente del s. XIX, tradicional y hermoso, aunque en realidad de palo, o de madera, sólo tenía el recuerdo de sus viejos pilastres, y tampoco a esas alturas el barranco bajaba crecido, ya. No importa: los niños que escriben hacen de un poco mucho, y el solitario le echó esa mañana fantasía y nostalgia.



Unos días después el profesor llegó al aula con gesto grave. Traía dos redacciones en las manos. Y habló delante de todos, con energía y determinación.

-He de decir que el  director ha impuesto la selección de una mediocre redacción de un chico de esta clase, cuyo padre es su amigo, y al parecer contribuyente de este colegio. Mi voto ha sido en contra, ya que la redacción del solitario sobre el Puentepalo es muy superior, infinitamente superior. Y como mi voto ha sido ese, es esa la que voy a leer en público para todos ustedes.

El solitario enrojeció de humillación, no tanto por el hecho de que se leyera su modesto escritillo a viva voz, que también, sino sobre todo porque el otro niño estaba sentado allí cerca, y el pobre no tenía culpa de los manejos de su padre y del cura.

Cuando acabó la clase el profesor y el solitario no hablaron. Nunca lo hacían. Pero el solitario meneó la cabeza, pesaroso, y el profesor alzó las cejas, justificándose. También el profesor era un solitario, que se jugaba con ese arranque su puesto de trabajo. No hablaron. Pero al devolver la redacción a su autor, el profesor le puso en el margen solo dos palabras, entre exclamaciones: "¡Excelente! ¡Adelante".




Dos palabras que sostienen la vocación de una vida.



El solitario quiere creer -pero no lo sabe-, que el viejo profesor aún vive, que aún le visitan  alumnos, que es razonablemente feliz -porque sólo se puede ser absolutamente feliz en la sinrazón de un instante-. Que recrea en su ático de leyenda donde anidan palomas y cigueñas y se apilan libros sepias de sapiencia arcana, sus propios textos sobre puentes derribados, sueños cancelados, bares de tertulia..., y barrancos por donde, ¡eureka!, ha vuelto a correr de nuevo el agua de lluvia que de las cumbres baja brotando; cantarina, indómita y eterna.

domingo, 30 de agosto de 2015

Diario del solitario 2. Fran de Palma, pianista en el otro lado de la luna

               DIARIO DEL SOLITARIO (2). FRAN DE PALMA. PIANISTA.

               Una de las ventajas de las ediciones impresas de los periódicos, además de la de acompañar con más gracia al café, es que pueden leerse del revés. Yo suelo hacerlo así. Delante suele haber desgracias o política. En el final, al menos dan resultados de fútbol, premios de lotería, y hay  vida.  El otro día Canarias 7 se ocupaba con acierto de un pianista de la calle, Fran de Palma, que en los setenta y después tocó jazz y rock con los mejores, en Montreux con Sonny Fortune, en América con Santana... Hoy sobrevive llevando música en un punto siempre incierto entre Triana y los Arenales.

                Yo le conocí en el extinto Charleston, bar nocturno donde su piano era la piedra filosofal. El pub, decorado con carteles de la época dorada de Hollywood, tenía más nombre que clientes, y alguna vez, como en Casablanca, Fran era el Sam que tocaba sólo para mí. Pero incluso podía hacerlo para sí mismo, porque a De Palma le gusta tocar -es lo que sabe hacer-. No cualquier cosa, ni a cualquier precio: "Gánate la vida con la salsa y la rumba, Fran", le sugería yo. "No, no, eso nunca". Y el venezolano se arrancaba con un joropo, o un bolero, o un vals peruano en jazz... "Sabes -me decía-, lo único malo de los responsables de esta sala es que la única música que realmente les gusta que suene es la de la caja registradora". Tampoco ellos podían hacer más: no entraba nadie. A veces sólo estaba para aplaudir la novia del cantante.

                El Charleston tenía un gato cordial, siempre atento. Fran, también él joven gato nocturno de indefinida edad, parece escapado de una página de Cortázar, como el Johnny de "El perseguidor". Hoy, cerrado el club, Fran no tiene quien le escriba... Solitario y solidario, siempre dispuesto a la charla, a recrear el ayer e inventar el mañana, Fran ha sido también gurú, actor, dibujante. Te lo encuentras, aún sobreviviendo en los bares del arenal, buscando un bolo donde llevar su piano. Toca donde le dejan, y por lo que le dejan.

                La ciudad madrastra cobija y maltrata a los descarriados hijos de la noche, ocupada en ídolos de barro. Igual que hay farmacias, y abogados, y médicos, yo pondría en las calles poetas de guardia, y pianistas y cantores en turno de oficio. Y a ver qué pasa. La música en directo agoniza y muere mientras todos hacemos el Tancredo. Pero si Fran se va con la música a otra parte, no es él quien perderá. Seremos todos y cada uno de nosotros quienes partamos al exilio, dejando atrás la ciudad soñada.
                 

                Ricardo Moyano, 2015

jueves, 2 de julio de 2015

Escritos sobre ajedrez-4-. Cartelería histórica grancanaria (I)

Cartelería histórica grancanaria (I)


Doy comienzo también a la publicación de algunos carteles emblemáticos del ajedrez histórico grancanario. Van dos,  el del cuadernillo del campeonato de España de 1964 celebrado en Las Palmas, y el del match de candidatos de 1971 entre Larsen y Uhlmann, que concluyó con la victoria de Larsen, aunque finalmente fue Bobby Fischer quien se proclamó campeón del mundo en 1972.




miércoles, 1 de julio de 2015

Escritos sobre ajedrez 3 fotos antiguas 1

Escritos de ajedrez 3. Fotos antiguas del ajedrez grancanrio 1

Está por realizar la memoria de partidas y fotografías del ajedrez grancanario en épocas pretéritas. Inicio esta contribución con fotografías cedidas por Pierre Dumesnil, gran mecenas del ajedrez en los años 50 y 60, jugador, organizador, seleccionador... y por encima de todo gran amigo y perfecto caballero.

Fernando Sagaseta en accion

En el Círculo de Amistad Tenerife 1963

Pierre y Juan Marrero Portugués

Pierre con Bent Larsen Sarrautte y Andrés Armas

En el Tinell Barcelona, campeonato por equipos años 60

viernes, 1 de mayo de 2015

Escritos sobre ajedrez 2, Unumuno contra el ajedrez Una revision

¿Unamuno “contra” el ajedrez?: una revisión.


¿Unamuno “contra” el ajedrez?: una revisión.

I
Muchas veces conocemos las opiniones de otros por referencias. Eso sucede a menudo con los escritores, filósofos, novelistas, etc., a los que hemos leído poco o nada, pero de los que se comentan citas como lugares comunes erróneos o descontextualizados. Cuando nos acercamos a las propias fuentes originales a veces nos llevamos sorpresas. Es lo que sucede por ejemplo con el supuesto anatema de Miguel de Unamuno contra el ajedrez, que es sólo una verdad a medias transmitida de boca a boca. Del rector salmantino se citan apenas dos frases contundentes sobre nuestro juego, aparentemente demoledoras: "El ajedrez es demasiado para juego, demasiado poco para ocupación intelectual", y "El ajedrez procura una suerte de inteligencia que sirve únicamente para jugar al ajedrez." También se le ha acusado de criticar la conveniencia de introducir el juego en las aulas como asignatura, en una agria polémica desatada en Buenos Aires a raíz de la publicación de sus escritos. O de poner en cuestión las virtudes socializadoras del juego.
De todo lo cual se deduce sin más que el intelectual salmantino sentía desprecio hacia el ajedrez. Sin embargo, la verdadera consideración de Unamuno hacia el ajedrez era mucho más compleja, e incluso contradictoria, como tantos otros aspectos de su filosofía, que es sustancialmente paradojal. De hecho, y seguro que este dato sorprende, ¡Don Miguel era ajedrecista, lo fue siempre!. ¡Igual que lo fueron sus hijos!.

Pero veamos por separado, al hilo de su obra, la verdad de esas supuestas críticas al ajedrez. Concluiremos que algunas se han exagerado notablemente. Y otras, siendo ciertas, obedecen a reflexiones apresuradas o experiencias circunstanciales de Don Miguel a las que no hay que dar el valor con el que han pasado a la historia del ajedrez. Como corolario, concluiremos que, a pesar de que ciertamente el famoso catedrático expresó juicios erróneos y rebatibles sobre el ajedrez, en realidad no estaba contra el ajedrecismo, como él decía con precisión, sino contra cierto modo abusivo de practicarlo, modo en el que él mismo había caído en su juventud.

Adelantemos que gran parte de lo que se comenta sobre el pensamiento de Unamuno respecto al ajedrez procede del único escrito específico que dedicó al juego, los artículos “Sobre el ajedrez” (1910) que fueron transcritos a la miscelánea “Contra esto y aquello” (1916) lo que ha hecho pasar como sesudo ensayo lo que en realidad no era sino un artículo circunstancial publicado en la prensa de Buenos Aires en el marco de una disputa sobre la introducción del ajedrez en las aulas a propuesta de un club de la ciudad. Artículo pues, y no ensayo, que además sólo responde a reflexiones del escritor en ese momento puntual.


II
Vamos a analizar algo las supuestas catilinarias de Unamuno contra el ajedrez para situarlas en sus justos términos:

1)”El ajedrez es demasiado para juego, poco para ocupación científica…”.- En realidad esta frase no sólo no es de Unamuno, sino que él mismo la cita en su artículo “Sobre el ajedrez” (1910) como un refrán común. La frase parece que fue expresada primeramente por el filósofo francés Montaigne, y luego tomada por el filósofo Leibnitz. Lo que venía a criticar Unamuno al recordar esa sentencia no es que se juegue al ajedrez, sino su abuso: él mismo había jugado en sus años de juventud universitaria a diario “hasta viciarse”, de modo que los domingos estaba hasta diez horas seguidas jugando, hasta que logró con fuerza de voluntad controlarse. En ese artículo no recomienda dejar de jugar, sino hacerlo con mesura. En el artículo señala que ya sólo juega dos o tres partidas al mes… Pero en 1916, al relatar su estancia en casa de un amigo en Mallorca, admite que “ha vuelto a practicar el juego de ajedrez, que había dejado…” Evidentemente, lo único que dijo Unamuno es que se tuviera cuidado con el juego, porque abusando de él se puede descuidar el estudio y favorecer la holgazanería. Nada con lo que no estemos todos de acuerdo.

2) Inteligencia y ajedrez: En ese mismo artículo ya citado, “Sobre el ajedrez”, Unamuno no afirma que los ajedrecistas no sean inteligentes, sino que ha conocido algunos que no lo son, por lo que jugar al ajedrez no es una evidencia de que desarrolle virtudes intelectuales. En este caso la opinión de Unamuno no está negando que el ajedrez fomente la inteligencia, sino que no tiene pruebas estadísticas de ello. Evidentemente, habría que definir primero qué entendemos por inteligencia. Pero, volviendo a la estadística, todos conocemos casos de jugadores como Fischer que teniendo un cociente intelectual como el de Einstein sólo aplicaron su inteligencia al propio ajedrez, haciendo verdad la frase de Unamuno. Pero podemos decir que en general la práctica del ajedrez sí está ligada al desarrollo de potencialidades del alma, como la inteligencia y la voluntad. Unamuno se limitó a expresar hace más de un siglo un reparo necesitado de mayores estudios, como los que actualmente se desarrollan; no formuló ningún dogma contra la relación entre inteligencia y ajedrez.

3) El ajedrez en las escuelas: Es un tema de debate que lleva más de un siglo… En aquel momento la cuestión estaba empezando a plantearse. Unamuno no se pronunció en contra. Hizo una mera reflexión inicial en el artículo ya citado, en la que admite que ha de profundizar. Simplemente está glosando en un periódico la petición de un club argentino a un colegio de Buenos Aires, y a la vez que alaba la iniciativa como vanguardista manifiesta ciertas dudas sobre los beneficios del ajedrez en la educación de los niños. Un debate que causó polémica, y en el que Unamuno se limitó a tomar una posición circunstancial en aquel momento, que sin duda hubiera podido cambiar y de hecho es muy posible que cambiaria en las siguientes décadas, aunque no volviera a escribir sobre el asunto, ya que al final de su vida se identificaba con la nuevas tendencias pedagógicas de la II República (un Ayuntamiento valenciano solicitó en 1931, de hecho, que el ajedrez fuera declarado asignatura obligatoria).

4) Ajedrez y socialidad: Aunque quizá es lo que ha pasado más desapercibido del artículo de Unamuno, es lo que más me llama la atención. Aunque aparentemente es una crítica al ajedrez –parcialmente infundada-, Unamuno extrae consecuencias fértiles y no todas negativas, ya que la falta de socialidad del ajedrez, la posibilidad de que los jugadores jueguen sin apenas conocerse, lo utiliza como eje de su filosofía, de su inquietante disociación entre lo que somos y lo que creemos que somos; y entre como son los demás y como creemos que son.

Pero decíamos que la crítica de Unamuno es parcialmente infundada, además. Había observado en la práctica del ajedrez en los casinos, tomando su propia experiencia, jugando contra un anciano en sus partidas de juventud, que no conocían absolutamente nada el uno del otro. Ese anciano le sirvió como modelo para su novela corta de su etapa final como escritor, “La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez” (1930). Pero nuevamente hemos de poner en cuestión estas afirmaciones: Es cierto que de por sí el ajedrez no socializa, y que un jugador puede ignorarlo todo de su rival y no cruzar palabra alguna con él incluso. Frente a este modelo, Unamumo prefería las tertulias en que se habla de todo con altura y se entabla una verdadera socialidad que sirva para aprender sobre literatura, ciencia, o filosofía… Pero, al margen de que no siempre tales tertulias tienen esa utilidad, más bien diríamos que casi nunca, también el juego de ajedrez puede servir para abrir el camino a la relación social: el ajedrecista puede optar por vivir en su burbuja y acudir al club a jugar su partida oficial y marcharse sin más; pero también puede utilizar el juego para hacer grandes amigos, o incluso pareja… Por otra parte, Unamuno posteriormente se contradijo: En la propia novela “Nada menos que todo un hombre” el apuesto Alejandro utiliza el ajedrez para acercarse a la bella Julia: Iba a su casa “a hacerle la partida de ajedrez”, para conquistarla…

Por otro lado, no le duelen prendas a D. Miguel para reconocer valores del ajedrez, el ajedrez como lucha, como marco de la toma de decisiones, como laboratorio de la psicología social, etc. Incluso su actitud de recelo ante las actividades lúdicas se relativiza en los últimos años de su vida. Y así, si en obras como "Del sentimiento trágico de la vida" las incluye dentro de los aspectos ociosos y reprochables del ser humano (en el "sentimiento cómico de la vida") en otras obras tardías como "San Manuel Bueno, mártir" defiende la conquista de la felicidad frente a la agonía atormentada de sus obras clásicas.




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Pero vayamos para terminar, un poco más al fondo del análisis de las obras de Unamuno:

1)Todos los prejuicios y opiniones apresuradas y reduccionistas de la postura de Unamuno derivan como hemos dicho del artículo “Sobre el ajedrez”, compilado en el libro “Contra esto y aquello”, que en realidad no es tal sino un artículo publicado por entregas en la prensa argentina en 1910, prosa periodística cuyo único sentido era entrar en la polémica creada en Buenos Aires por la petición del presidente de un club de ajedrez de que se impartiera el juego en las aulas, habiendo dirigido carta al Rector de la universidad. D. Miguel alaba la petición en lo que tiene de ruptura con el conservadurismo, pero muestra sus reparos a la iniciativa, aunque “promete estudiarla”. El filósofo salmantino advierte que no está escribiendo un tratado sobre la materia. Es cierto en fin que en ese artículo D. Miguel “niega la mayor”, es decir, no aconseja –reservándose una mejor reflexión- la introducción del ajedrez en las escuelas, por ahora; lo ve un simple juego que fomenta incluso el amor propio y puede llegar a la riña entre jugadores… y que igualmente desaconseja la práctica desaforada del ajedrez. Pero en absoluto se enfrenta al juego que él mismo seguía practicando…

Pero volvamos al artículo "Sobre el ajedrez". Fue publicado en el diario La Nación de Buenos Aires (Argentina) en 1910, y luego compilado en el libro "Contra esto y aquello". Es un mero conjunto de artículos escritos con motivo de una carta del presidente de un club argentino al rector de una Universidad solicitando incorporar el ajedrez a las escuelas.

En este artículo recuerda D. Miguel su antiguo "vicio" por el ajedrez, al que califica de "mansa e inofensiva locura", y reconoce que todavía sigue jugando de vez en cuando. "Yo, en mis mocedades, había caído bajo la seducción de la mansa é inofensiva locura del ajedrecismo y cómo, durante mis años de carrera, en Madrid, hubo domingo en que invertí lo menos diez horas en jugar al ajedrez. Este juego, en efecto, llegó á constituir para mí un vicio, un verdadero vicio. Pero como soy, gracias á Dios, hombre de recia voluntad, conseguí dominarlo. Y hoy no lo juego sino de higos á brevas, ó sea de año á San Juan, y las pocas, poquísimas veces en que lo juego, no paso de un par de partidas, ó á lo sumo tres. Se me pasan meses sin tomar un alfil á a mano. Y es que tengo siempre presente aquel aforismo de que el ajedrez para juego es demasiado y para estudio demasiado poco . Y eso que llegué á jugarlo bastante bien."


Unamuno, por lo demás, simplemente entraba en el debate sobre la introducción del ajedrez en las aulas argentinas, mostrando los reparos en una polémica típicamente periodística. Y por cierto que lo logró. El artículo por cierto causó gran debate en Argentina, que no en España, donde en 1910 se jugaba muy poco al ajedrez, y los mejores jugadores, los hermanos Golmayo, habían llegado a Madrid años atrás desde Cuba. Aunque también es cierto que el ambiente ajedrístico empezaba entonces a despegar, y solo un año después se juega el gran torneo de San Sebastián, y dos despuñes, en 1912, Manuel Golmayo se proclama oficialmente campeón de España (tras el confuso precedente de 1902 cuando jugó y ganó con ocasión de la coronación de Alfonso XIII, con el que le unía gran amistad).

En Argentina, el presidente del club lee en el seno del propio club en públco los artículos de Unamuno y los rebate, defendiendo las virtudes del ajedrez como propio de personas educadas y formadas, y no pendencieras y ociosas. Para decirlo con palabras de D. Juan S. Morgado (ponencia en es.chessbase.com): " El artículo de Miguel de Unamuno a La Nación indicaba ¨Salamanca, junio de 1910¨, y fue publicado en el diario durante la primera semana de ese mes. El 10 de junio, durante la asamblea del Club Argentino, su presidente, doctor Antonio Montenegro, leyó un fuerte discurso a favor del ajedrez y repudiando los conceptos de Unamuno." (es.chessbase.com).
Con más detalle, nos sigue contando Juan S. Morgado: "Durante los años 1917 a 1929, el ajedrez en Argentina se encontraba en un desarrollo muy preliminar, pero a la vez muy dinámico. El primer club estable –Club Argentino– se había fundado en 1905, bajo el mecenazgo del masón don José Pérez Mendoza (1855-1937), que a los cuarenta años decidió dejar sus actividades laborales como martillero, las cuales le habían permitido convertirse en millonario, para dedicarse a la filantropía. Y es aquí donde el ajedrez recibe sus copiosas donaciones, mediante el aporte dinero y contactos políticos para la nueva institución, e introduciendo el ajedrez en las cárceles, en las instituciones para ciegos, en las escuelas y universidades, y en el sistema penitenciario. Hasta ese entonces, el ajedrez era mal visto por amplios sectores de la sociedad, que lo consideraban poco menos que un pasatiempo para vagos. La figura central de esta concepción era don Miguel de Unamuno, que había publicado en El Hogar un tremendo artículo contra el ajedrez. El Club Argentino logró amalgamar su afectis societatis, precisamente, para demostrar que el ajedrez era un juego donde se practicaban las buenas costumbres, la caballerosidad, y se combatían la inmoralidad y el juego por dinero. Esa institución tenía un carácter aristocrático, y aunque fue incrementando notablemente su cantidad de socios, no podían acceder a él los sectores más populares, por razones principalmente económicas."

El carácter episódico del texto unamuniano ha sido reflejado también en blog (http://memoriasdeorfeo.blogspot.com.es/) por Juan Vellino, con algunas interesantes consideraciones sobre ajedrez y escuela, no menos polémicas: 
"Me gustaba el Ajedrez, y no creía en lo que Miguel de Unamuno opinaba sobre éste en Contra esto y aquello. Pero conviene detenernos un tanto en el porqué Unamuno escribió contra el Ajedrez: Comentaba una carta que el presidente del Club Argentino de Ajedrez le remitía al Rector de un colegio para incorporar la enseñanza y la práctica del Ajedrez a los planes de estudio. El artículo tiene algo menos de un siglo, pero la aspiración de integrar el Ajedrez en la Currícula escolar es vieja y siempre pondera las muchas ventajas que la práctica del Ajedrez poseería para la formación de los jóvenes, ya vimos lo vacío de estas afirmaciones. Lo real de esta solicitud, como otras análogas, está no en hacer de nuestros muchachos eximios practicantes del juego-ciencia, cuanto dar trabajo a los profesores de Ajedrez más o menos vinculados a la argolla de turno. Claro que la plata está más en el Fútbol, y a no ser que seas Atahualpa y te aprendas el juego de memoria, el Deporte Ciencia en el Perú dependerá no del inexistente interés estatal y/o privado, sino del esfuerzo de las familias de los jóvenes ajedrecistas. ¿Qué queda del Ajedrez tras todo esto? Pues lo que siempre ha habido: Un hermoso juego, en cuya práctica se puede encontrar alegría, que suele permitir el despliegue de la concentración, el cálculo y el análisis; además de enseñarte el valor del respeto a las reglas de juego."

2)En sus obras restantes Unamuno deja claro que el ajedrez le interesaba, y lo utiliza con profusión a veces como metáfora de la vida, como juego pedagógico –frente a lo que había manifestado en esos artículos-, como trasunto del juego de espejos cervantino. Veamos las dos más relevantes:

A)”La novela de Don Sandalio, jugador de ajedrez” (1930), novela corta que forma conjunto con otras como San Manuel Bueno Martir, dedicadas todas ellas a recrear la teoría de Unamuno sobre la distinción entre realidad y ficción. Ya me he referido antes a esta obra. En ella refleja conceptos filosóficos claves: la distinción entre el yo que somos, el que los otros creen que somos, el yo del otro que creemos que es, y el que queremos que sea, que es el más relevante, porque es el que genera la conducta. Sandalio y Felipe, quien narra los encuentros en un conjunto de cartas, nada sabían el uno del otro, y se formaban una imagen irreal o supuesta, que era la que querían tener, en un juego de espejos propio del pensamiento unamuniano. Así, el ajedrez no es visto negativamente, sino como expresión general de la realidad del ser humano y de las relaciones sociales, y de la creación de los entes de ficción por medio de la voluntad humana.

Toma Unamuno como modelo a un anciano que conoció cuando era ese joven jugador de ajedrez viciado de sus años de estudiante. Jugaba con él dos o tres horas al día, pero nada sabía de él, como Felipe nada sabe de Don Sandalio, se lo imagina, se crea una imagen no real de él. Unamuno utiliza el ajedrez y sus recuerdos juveniles para exponer la fortaleza de lo soñado, de lo creído y querido: Felipe no quiere saber nada de cómo era don Sandalio en realidad, quiere al jugador que se ha creado en su mente, que es tan cierto o más que el real.


B)”Niebla”: En esta novela o nivola como él las llamaba, de 1907, aunque publicada más tarde, nuevamente se reflexiona sobre la distinción entre el ser real y el de ficción, entre juego y vida, etc. Unamuno rechazaba el mero juego, pero a la vez en su filosofía estas realidades paralelas tenían tanta presencia como lo aparentemente real. Este fragmento del capítulo tercero nos da cuenta de la importancia que concedía al ajedrez como representación de la vida, de la preparación para ella en cuanto a la irreversibilidad de los actos (regla pieza tocada pieza jugada), de la dificultad de tomar decisiones entre varias opciones (¿qué jugada hacer?) etc..:

"Augusto avanzó dos casillas el peón del rey, y en vez de tararear como otras veces trozos de opera, se quedó diciéndose: ¡Eugenia, Eugenia, Eugenia, mi Eugenia, finalidad de mi vida, dulce resplandor de estrellas mellizas en la niebla, lucharemos! Aquí sí que hay lógica, en esto del ajedrez y, sin embargo, ¡qué nebuloso, qué fortuito después de todo! ¿No será la lógica también algo fortuito, algo azaroso? Y esa aparición de mi Eugenia, ¿no será algo lógico? ¿No obedecerá a un ajedrez divino?
- Pero, hombre -le interrumpió Víctor-, ¿no quedamos en que no sirve volver atrás la jugada? ¡Pieza tocada, pieza jugada!
- En eso quedamos, sí.
- Pues si haces eso te como gratis ese alfil.
- Es verdad, es verdad; me había distraído.
- Pues no distraerse; que el que juega no asa castañas. Y ya lo sabes; pieza tocada, pieza jugada.
- ¡Vamos, sí, lo irreparable!
- Así debe ser. Y en ello consiste lo educativo de este juego.
¿Y por qué no ha de distraerse uno en el juego? -se decía Augusto-. ¿Es o no es un juego la vida? ¿Y por qué no ha de servir volver atrás las jugadas? ¡Esto es la lógica! Acaso esté ya la carta en manos de Eugenia. Alea ¡acta est! A lo hecho, pecho. ¿Y mañana? ¡Mañana es de Dios! ¿Y ayer, de quién es? ¿De quién es ayer? ¡Oh, ayer, tesoro de los fuertes! ¡Santo ayer, sustancia de la niebla cotidiana!
- ¡Jaque! -volvió a interrumpirle Victor.
- Es verdad, es verdad ... veamos ... Pero ¿cómo he dejado que las cosas lleguen a este punto?
- Oistrayéndote, hombre, como de costumbre. Si no fueses tan distraído serías uno de nuestros primeros jugadores.
- Pero, dime, Victor, ¿la vida es juego o es distracción?
- Es que el juego no es sino distracción.
- Entonces, ¿qué más da distraerse de un modo o de otro?
- Hombre, de jugar, jugar bien.
- ¿Y por qué no jugar mal? ¿Y qué es jugar bien y qué jugar mal? ¿Por qué no hemos de mover estas piezas de otro modo que como las movemos?
- Esto es la tesis, Augusto amigo, según tú, filósofo conspicuo, me has enseñado.
(…)
- …. Y ahora ... ¡jaque otra vez!
- Pero ...
- ¡Jaque he dicho!
- Bueno ...
Y Augusto cubrió el rey con un caballo. Y acabó perdiendo el juego."
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4
Los hijos de Unamuno.-
No es solo Don Miguel de Unamuno quien jugó toda su vida al ajedrez. También lo hicieron y de forma constante varios de sus hijos. Uno de ellos, José De Unamuno, era uno de los jugadores más fuertes de Las Palmas en los años 30, jugando torneos en el Gabinete Literario y enfrentándose al legendario Germán Pírez en un match en que fue batido por Germán por 5-1.

Por cierto que José Unamuno practicaba la que denominaba “apertura alcohólica”, que consistía en hacer las cuatro jugadas… 1)Cf3. 2)Cc3. 3)Cg1. 4)Cb1. Eso, ante cualesquiera jugadas del rival. El objetivo era despistar al contrario (datos tomados de la obra de Juan Joé Sosa, “Germán Pírez, ajedrez y política”).
No sabemos lo que pensaría Unamuno de este rasgo de humor de su hijo, tan raro en su obra. Sin duda no lo aprobaría, porque como decía en Niebla, “si juegas, hazlo bien”. Pero, si bien se mira, su hijo le enfrentaba a un nuevo juego de espejos, las piezas van y vienen sin saber si las jugadas realizadas son realidad o ficción, y nos da igual el jugador que tenemos enfrente, nada queremos saber ni siquiera de lo que va a jugar. ¿No es esa la esencia de Niebla y San Sulpicio, de la filosofía total del pensador?

Y aún tras su muerte en 1936, otro de sus hijos fue mencionado en una tragicómica partida simultánea que jugó con Alexander Alekhine, campeón del mundo, en 1943. Una partida que también ciertamente se debe bautizar como “partida alcohólica”, en este caso por el estado lamentable en que jugaba el campeón, ya muy en esa fase de la agonía nada unamuniana –o sí- con que tituló Pablo Morán en su libro los últimos años de la vida del inigualable jugador: “La agonía de un genio”. Ante la sorpresa de todos, el campeón ruso, tras haber enrocado con el rey y la torre por el flanco de rey, ¡enrocó por segunda vez con la dama y la torre de dama!. Deshecho el error tras el pequeño escándalo provocado, la partida siguió y el hijo de Unamuno se alzó con justicia con la victoria. Sin duda el gran don Miguel, de haber vivido, nos habría deleitado con algunas sagaces reflexiones filosóficas sobre el alcance del error de Alekhine. La reina que se sueña rey, un nuevo juego de espejos…
Ricardo Moyano Garcia abril 2015

jueves, 5 de marzo de 2015

Diario del solitario 1

Diario del solitario.- Uno.- El solitario debe pedir perdón, pese a su soledad, o más bien, como me dijo el poeta, su solitud. Que es el retraimiento buscado, tal vez del depredador de sensaciones que da un paso atrás para lanzarse luego al frente. Sólo que en el frente, a veces, sólo está la noche alumbrada por luciérnagas. El solitario debe pedir perdón, a todas aquellas personas que no conoce ni jamás conocerá. Tantos y tantos hombres y mujeres maravillosos, de Polo a Polo, de Ecuador a Ecuador, que pasan por nosotros desde nuestras antípodas, demasiado lejos, demasiado pronto o tarde. Les digo adiós desde nuestro mutuo, involuntario e injusto olvido. ¿Qué hubiera ocurrido si...? Puntos supensivos. A veces, esos faros emiten señales desde lo oscuro. Una foto en facebook donde ríen con sus amigos, novietes, conocidos. Las fotos y los signos vienen desde lugares cercanos o remotos. De nadie estamos más distantes que del raro vecino que se cruza con nuestro perro cuando sale a tirar la basura. Y luego están los que se han colado por algún rincón de nuestras vidas, y nos mandas avisos, citas, textos de otro solitario. La vida la hizo alguien con solo venticuatro horas. O la midió algún otro de esa extraña manera. Un tercio para dormir y soñar, otro para el trabajo el que lo tenga, o para la búsqueda angustiada de ese puesto engañoso que concede una plaza para mil, o para diez, y ya se sabe de antemano el nombre del ganador, como en los Oscar o los Planetas. A esos el solitario les saluda y les dice, como le contaban a Larra en la ventanilla de turno, "Vuelva usted mañana". En cuanto al otro tercio, a veces es un saco de incertidumbres, de ansiedades, de enigmas. Pero vamos en el mismo barco, y en todos los puertos nos esperamos los unos a los otros, mientras seguimos navegando por la vida. A fin de cuentas, un blog no es otra cosa que una botella que el solitario y naúfrago arroja al mar. ¿Alguien lee, alguien comenta? Siempre será mayor el porcentaje de esos que en las encuestas dicen: "No sabe, no contesta".