domingo, 14 de febrero de 2021

Un año de ajedrez universitario en Valladolid, 1978-79

 

Un año de ajedrez universitario en Valladolid. 1978-79


Ricardo Moyano. Febrero 2021.

Agradecimiento a Jesús Remis, investigador del ajedrez histórico, y a Miguel García-Cortés Loriente.

Emblema de la delegación de ajedrez de Valladolid


 

Un día a comienzos de otoño de 1977 el avión militar Hércules que servía de estafeta desde Canarias se posó con cierto estrépito en el aeropuerto vallisoletano de Villanubla y un muchacho despistado, con 20 años recién cumplidos, se dirigió curioseando con la mirada a los pabellones de la base junto a su padre, un capitán ya jubilado del Ejército del Aire. Padre e hijo permanecerían dos noches en la residencia militar, a la espera de que se abriera tras el período vacacional el colegio mayor Santiago, en la capital. Para el muchacho fueron dos días de lecturas y cierto aburrimiento, en la anodina vida del aeropuerto, de muy escaso tráfico aéreo, y distante de la capital. Para el padre, en cambio, supuso la oportunidad de charlar con todos los pilotos y el personal de tierra, recuperando su tiempo ya algo lejano de cuando estaba en el servicio activo. A los dos días el padre tomó la estafeta de vuelta a casa, y el joven se instaló en una habitación del colegio mayor para terminar allí los estudios de derecho.

Ese joven era yo, y me disponía a terminar la carrera en la facultad. Todo era un enigma para mí. Aunque jugaba ajedrez en Las Palmas en verano, no tenía intención de jugar en Valladolid, pensaba que estaba alli para estudiar..., tampoco conocía la situación del ajedrez en esa provincia en absoluto.

 Pero, casualidades de la vida, en el comedor del colegio asignaban mesas para cuatro personas durante los almuerzos, y en la mía coincidí con un buen jugador burgalés, Julián Barrio. En cuanto el páter terminaba de dar la bendición a la comida, nos sentábamos y empezábamos a hablar de todo, y pronto Julián  me dijo que llevaba años jugando en un club abierto tiempo atrás en Valladolid, y me animó  a hacerlo yo también. El primer año no le hice caso, me limitaba a jugar ajedrez postal, pero tanto insistió que al siguiente curso me decidí a jugar. Incluso montamos entre los dos un equipo para competir en la liga provincial. Y con la compañía de otro joven que residía en el colegio mayor, Fabio, creamos el Caissa Universidad para la temporada 1978-1979, de efímera existencia. Se jugaba solo a tres tableros, y tres éramos nosotros. A los 20 años lo que no falta nunca es el entusiasmo.

Así que dejé de invertir todo mi tiempo libre en los cines y en las cañas y chatos por la llamada “zona húmeda”, feudo de los estudiantes, y me impliqué algo en la escena del ajedrez local. Julián me condujo una tarde hasta la calle Leopoldo Cano, cerca del Teatro Calderón, donde se encontraba el club del que hablaba, que era el C.A. Valladolid, fundado algunos años antes, en 1972 concretamente, por Leopoldo Velasco. Me hice socio. Las primeras tardes fui con él, y luego ya por mi cuenta. Por cierto que en ese teatro aledaño en los años 30 se había refundado la Falange española, y a la salida del acto hubo disparos y muertos. Pero en 1978 era todo mas tranquilo. El club se encontraba en un segundo piso, creo, y lo que más recuerdo es lo bien que sentaba traspasar la puerta para cobijarme del frío que empezaba a apretar en esos meses. Yo no estaba acostumbrado a aquellas temperaturas, desde luego. Eso sí, a veces había que esperar a que llegara el encargado del club, que era por entonces, si mal no recuerdo, el joven jugador Jesús Carretero Ajo, y las esperas se hacían eternas. Para entonces, un vino o un café caliente en el bar de al lado eran la mejor solución.

Mi participación fue limitada. Mi objetivo era acabar la carrera y los tiempos de ajedrez diario en el club de Las Palmas eran pasado. Aunque en esos años en Valladolid se jugaban bastantes torneos -uno patrocinado por la joyería Coral, el social del C.A. Valladolid, el torneo de Otoño, etc.- yo solo disputé el provincial individual y la liga por equipos, así como dos encuentros con la selección de Valladolid. Julián, me instruyó sobre el nivel de los jugadores: “Están los veteranos, Leopoldo Velasco o Guerra, que ya juegan poco.  También Otero, o Prieto. Pero los más duros son los jóvenes, el que más  quizá Santiago de los Mozos, que ha ganado varios de los provinciales últimos,  pero también Virumbrales, Javier Alvárez, campeón el año pasado en 1978,  Matías García Quesada, aunque este es mayor, o los hermanos Vila, o el palentino Roberto García Lafuente que acaba de llegar y es bastante fuerte”.   Yo la verdad es que  asentía con la cabeza, pero igual me podía haber contado la milonga que quisiera Julián, porque no conocía a ninguno, a excepción de Virumbrales, que había sido campeón escolar en Marbella en 1973 donde yo también jugué, y había participado también conmigo en el juvenil nacional de 1974 en Pontevedra. Tampoco, fiel a mi introversión, hice amistades en los pocos meses que jugué. No recuerdo por cierto ver nunca a Virumbrales ni a De los Mozos en ese tiempo.

Empecé con la liga por equipos, donde me tocaba defender el primer tablero, y a primeras de cambio me pillé uno de los muchos catarros fuertes a los que era tan aficionado. Tenía fiebre, pero no había suplente posible. Así que me alineé en el primer tablero contra el veterano Fernando Guerra. El club era una nevera y yo jugaba con abrigo, lo mismo que mi rival. Sólo que él había tenido la precaución de colocar un cartón bajo sus pies. Conforme avanzaba la partida me subió la fiebre y la tiritera, jugué muy mal y perdí. No era un buen comienzo, pero en las rondas siguientes ya no caí más a la lona. Contra el equipo más duro, que era el Michelín, logré el empate con Javier Alvarez Martín, que era el campeón provincial vigente como ya dije, y antes campeón juvenil provincial varios años y quinto en el nacional del 77. El Caissa quedó tercero tras el Michelín y el C.A. Valladolid.  Julián y yo lo hicimos bien, pero hacíamos agua en el tablero de Fabio. Fue un gran éxito en todo caso. El Michelín iniciaba en ese tiempo su asalto a las divisiones nacionales, que lograria enseguida. Era sin duda el equipo más duro de esos años. Me cuenta Jesús Remis: "En el Michelín jugaban empleados o hijos de empleados. Yo conocía a algunos pues jugaron contra nosotros (Club Burgos de Ajedrez), después De la Villa fichó por ellos hasta que cambió de equipo. El equipo de Valladolid por los 80 ya bajó de nivel aunque seguían siendo fuertes, salió Rubén García que no sé si llegó a MF, Pedro García Corada que jugaba postal y Emilio Rodríguez Huidobro que jugaba en Burgos conmigo y estudió en Valladolid. Hubo unos cuantos años que el ajedrez en Castilla y León quedó muy paralizado. Burgos cuando nos marchamos en el 82 la mayoría ha estado años sin asomar. Yo fui a Palencia y allí sólo estaba Miguel Ángel Fernández de Pablos que estaba sancionado y Platero Manteca, yo gané varios provinciales y después salieron otros dos jugadores buenos, Miguel Ángel García y Pérez (MF) que está en Madrid; Zamora prácticamente desapareció a nivel regional. En León siguen los de toda la vida y alguno nuevo sí salió pero en general en la comunidad el ajedrez está muy colapsado, no hay torneos. De los jugadores de Valladolid, Santiago Vila creo que es médico y Aurelio Vila Dupla juez. Santiago de los Mozos fue un alto funcionario en Fomento".


En Valladolid, además del torneo por equipos me animé también a jugar como Julián el provincial individual, donde quedé segundo-cuarto junto a V. Gutiérrez y Matías García Quesada, los tres con seis puntos. No participó ese año Alvarez. Con siete  quedó el campeón, Roberto García Lafuente. Al menos logré hacerle tablas con mucha dificultad, pero perdí con  Santiago Vila.

Fotos juveniles de García Lafuente

En el centro García Fuente, años actuales


Y como también dije, incorporado a la selección de Valladolid jugué dos partidas mas con selecciones provinciales contra Madrid y Toledo.

Aquí terminó mi participación, porque acabé en verano de 1979 la carrera y dejé Castilla.

    He citado a Matías García Quesada. La verdad es que ignoraba que fuera canario, y no llegué a tener trato con él en aquel tiempo, pero recientemente encontré datos sobre su origen canario. Nacido en 1943, era uno de los mejores jugadores de esos años, y fundó en Valladolid la Casa de Canarias. Profesor de física, se residenció en la ciudad castellana ya definitivamente, pese a sus añoranzas de su isla de origen. Fue uno de los jugadores del Michelín.

Matías García Quesada hacia 2011



El ajedrez que encontré en Valladolid era bastante fuerte, sobre todo en los juveniles. De hecho el Michelín que como dije tenía una plantilla muy joven, pronto logró una gran trayectoria en el campeonato de España, ascendiendo en 1981 a primera división. Incluso García Lafuente se permitió ese año el lujo de ganar a Bent Larsen (que jugaba en un equipo canario) en recordada partida de ataque. En concreto, el éxito del Michelín se concentra entre los años 79 y 82: En 1980 fueron terceros de segunda división con De la Villa, García La Fuente, De los Mozos, J.Alvarez, Vila, y Matías García Quesada. En 1981 lograrían el ascenso a primera división, pero en 1982 volvieron a segunda, y en 1983 quedaron penúltimos perdiendo la categoría nacional.

Otros equipos de la época fueron el Santa Teresa, el Fasa, el de la ONCE (con sede en la calle Muro, justo al lado de mi colegio mayor, en cuyo bar merendaba yo muchas veces), el Educación y Descanso, el histórico Jaque club, etc.



La vida nos lleva. Dejé de seguir el ajedrez de la ciudad. Incluso perdí pronto el contacto con Fabio y Julián, mis esforzados compañeros del club de la diosa Caissa. Julián se convirtió en profesor de matemáticas, y muchos años después, cuando estaba destinado en Ceuta, pude conversar brevemente con el por correo electrónico. Luego volvió a desaparecer en la noche… Pero siguió jugando torneos al menos hasta los años 90, participando incluso en algunos Open internacionales en la propia Ceuta. Yo lo dejé en 1992.

Y ahora, repasando las viejas planillas, me dio por saber quienes eran esos rivales desconocidos de aquel tiempo. E indagué un poco en la historia anterior del ajedrez de Valladolid, con la hemeroteca y  la inestimable ayuda del investigador y amigo Jesús Remis. No es que pretendiera llegar muy lejos, ni desde luego lo hice. Pero puede ser útil dejar aquí cuenta de lo que fue el juego de los reyes en la  provincia hasta esos fines de los años 70. Observé que  me había enfrentado a algunos de los históricos, como Otero (Enrique Otero Martín), o Fernando Guerra, pero también con Vega y los jóvenes, Javier Alvarez, Pedro Amigo, S. Vila, etc. Pero como en todas partes, había un “antes”. La historia del ajedrez de Valladolid se inicia en los 40 y primeros 50 con el jugador más destacado que fue sin duda Pedro Mateo, que ganó los provinciales de todos los años de la década, e incluso el de 1950 y 1951. Jesús Remis profundiza en la figura: “Pedro Mateo Martínez jugó muchos años en Madrid, campeonatos de Castilla, y luego en Valladolid y en muchas semifinales del campeonato de España. Era un jugador de mucha experiencia”.

Aquí le vemos: 


En 1953 ya empieza el relevo, hay  jugadores como Enrique  Otero Martín, de larga trayectoria, el médico asturiano Máximo López, que gana el provincial en 1953, y llegaría a ser subcampeón nacional en 1959, Basilio Silva, que ganó el provincial de 1957,  pero sobre todo, por su  mayor trayectoria en Valladolid, dos que cuando Máximo deje de competir van a dominar esos años, el médico Fernando Guerra -precisamente mi rival en la partida de la fiebre de 1978-, y sobre todo Leopoldo Velasco Valentín. 


Leopoldo Velasco en 1962

En 1961 Guerra acumulaba 4 provinciales y Leopoldo 6 -llegarían a ser 7-, y ambos fueron nombrados “maestros provinciales” en reconocimiento a su labor. Pero es Leopoldo quien más se significa, y funda en 1972 el C.A. Valladolid, la primera sede dedicada expresamente al ajedrez en Valladolid, por donde yo aparecería esas friolentas noches de 1978 y 1979. Otro jugador relevante fue el asturiano Luis Alvárez Naves, campeón provincial en 1971, y padre del joven Javier Alvárez Martín, que destacó a fines de los 70.

Alvarez Naves recibe el trofeo de campeón provincial de 1971


En 1970, por cierto, participó en Valladolid el palentino Alejandro Ortega Izquierdo, campeón provincial de Palencia varias veces, y que a partir de 1971 se afincó en Las Palmas, donde llegó a obtener el título de M.F. Y es que había una conexión entre al ajedrez de Valladolid y las provincias cercanas como Burgos o Palencia.

Jesús Remis me facilitó más datos: 

”“Basilio Silva, el campeón de 1957, es Basilio Silva Mansilla, fue presidente de la federación vallisoletana y miembro también del club Agrupación Deportiva Aguilas que debe ser una de las primeras. Leopoldo Velasco Valentín (1924-?) también jugó en la Agrupación Deportiva Aguilas. Máximo López García-Riaño (médico, jugó en Madrid, Valladolid y Asturias);), Fernando Guerra Rodríguez (Médico, jugó también en los campeonatos de España de médicos, fue presidente de la federación vallisoletana), Leopoldo Velasco Valentín (7 veces campeón de Valladolid, fundador del CA Valladolid en 1972, su hija Rosa Velasco Palmero - campeona de Valladolid, es árbitro nacional de ajedrez) y Enrique Otero Martín que ha jugado hasta los 80 como poco. Santiago de los Mozos, nacido en el primer lusto de los 50, parecía mayor de lo que era cuando le conocí, con sus barbas…"

En los años 70, como ya dije, hay nuevos jugadores, Santiago de los Mozos Lera, nacido en 1954,  (campeón en 1974 y algunos años posteriores), Javier Alvárez Martin,  campeon al menos en 1978,  el palentino Roberto García Lafuente, campeon en 1979, los hermanos Vila, Vega, Santos, Matías García Quesada, Pedro García Corada -con el que jugué ajedrez postal-,  el aún más joven Pedro Amigo Román (campeón juvenil en 1980), y otros.

En 1994, por cierto, la Federación dio un homenaje a Leopoldo Velasco en reconocimiento a sus casi 50 años de dedicación al ajedrez, pues llevaba jugando desde 1947, y los últimos torneos que he localizado datan de 1991. Creo que falleció en el año 2002.

Miguel García-Cortés Loriente, que fuera secretario del C.A. Valladolid precisamente a partir de 1979,  y vicepresidente en los 90, me cuenta más detalles: "El homenaje a Leopoldo Velasco fue en 1994 en octubre y por su 70 aniversario, tuvo gran repercusión con casi 100 jugadores, unos 80 en el banquete que le dimos y adhesiones p. e. de Roman Toran. Lo organizamos Pedro Amigo y yo. Leopoldo murió en 2003 a los 79 años, poco después de que precisamente el club ajedrez Valladolid cerrara sus puertas. Fue el club emblemático en esas décadas. Leopoldo había nacido el mismo año que uno de sus jugadores más queridos David Ionovich Bronstein. El banquete fue en el hotel imperial al lado de "la Sepia" y de la plaza Mayor."

El Club Ajedrez Valladolid desapareció en el año 2002. El citado Miguel García-Cortés Loriente, uno de los buenos jugadores de esos años, escribió con nostalgia sobre dicho club en facebook en 2012, texto que copio con su permiso: 

Requiem por el viejo club 


"Recuerdo, con un poso de tristeza y melancolía, aquellas tardes felices cuando un nutrido grupo de aficionados nos reuníamos en el club de ajedrez... En invierno, al abrigo de un estufa vetusta, nos apiñábamos en torno a 3 o 4 mesas y analizábamos partidas, jugábamos torneos -relámpago, se discutía la variante de moda... muchas veces entre risas, en un ambiente distendido.


Era el mejor momento del día, el lugar mágico donde olvidábamos por unas horas los problemas cotidianos... el examen inminente y mal preparado, el pleito complicado que se va enrevesado, la enfermedad crónica que como carcoma mina el débil cuerpo...


Durante lustros aquel viejo caserón, aquellas escaleras de madera que crujían bajo el peso de las pisadas, aquella puerta que gemía sobre sus goznes cuando la abría algún socio... fue un hogar,un refugio,nuestra casa...


Aquel lugar tenía vida, las mesas y sillas guardaban en sus entrañas historias de luchas calladas, tensiones y alegrías, reyes inclinados y relojes que se paran.


El viejo maestro, con su traje raído y "una faria" entre los dedos, observaba el juego de los mas jóvenes casi "a vista de águila" y, con cariño no exento de socarronería, enmendaba algún que otro dislate, algún "traslado de madera"... dictando su cátedra con sabiduría.


Me gustaba escuchar los relatos y las vivencias de los ajedrecistas mas veteranos pues la vida y el ajedrez muchas veces se entrelazaban... yo, apenas un tímido adolescente, me sentaba cerca de ellos confiando en aquel refrán tan español:"quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija".


El amor al ajedrez me empapaba como una fina lluvia... pasaba el tiempo... mis amigos y amigas... mas tarde mi novia... eran centinelas que esperaban con paciencia la conclusión de mis partidas en tal o cual torneo y, según mi fortuna, se convertían en compañeros de francachela o en sufrido "paño de lágrimas"...


La devoción por Caissa se inoculó en mis venas con la fuerza del virus mas persistente.


Hoy me siento frente al ordenador... en la soledad de mi salón... la pantalla me muestra la imagen de un tablero... el "ratón" se mueve mecánicamente... no hablo con nadie y a nadie escucho. 


Estoy jugando una partida a 3 minutos con un búlgaro "moebius c4"... las piezas y peones se mueven como en un enjambre, de repente aparece en rojo la palabra "time" y suena un aplauso "enlatado"... como si en vez de ajedrez estuviera asistiendo a un "gag" de Bob Hope o un oculto regidor levantara el cartelito de aplauso en un "show" americano.


He ganado mas que por mi juego por mis reflejos... como si se tratara realmente de un encuentro de "ping pong"... ¿donde quedó aquel Ajedrez con mayúsculas? 

No puedo mas que añorar los ácidos comentarios de Carlos Cuenya, las agudas acotaciones de García Corada, las replicas jocosas de Leopoldo Velasco o los certeros dictámenes de Pedro Amigo.


No es bueno recrearse en el pasado pero no puedo evitarlo... la sociedad avanza... los tiempos cambian... "lo viejo" pasa, "lo nuevo" dicta su ley.

Debo de estar cruzando la frontera, el "paso del ecuador" de mi existencia y los recuerdos se adueñan por completo de mi mente...


Por un instante tengo de nuevo 15 años, estoy en el instituto y mis labios musitan "...como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor..."


*El Club Ajedrez Valladolid se fundó en el año 1972, en una casa edificada a mediados del siglo XIX, y cerró sus puertas en el año 2002.

Su alma y motor fue el gran ajedrecista y mejor persona Leopoldo Velasco Valentín, por el pasaron centenares de ajedrecistas y fue la gran cantera del ajedrez vallisoletano".



Sirva este pequeño texto de mera introducción al ajedrez histórico vallisoletano, y para saldar una deuda con mis buenos recuerdos castellanos.

Dejo en la pequeña base que sigue  la mayoría de las partidas que jugué en Valladolid y otras de jugadores históricos, algunas de ellas inéditas, que se publicaron en El Norte de Castilla. He añadido algunas más del sitio www.chessbites.com  donde pueden encontrarse bastantes partidas vallisoletanas históricas.

Base reducida partidas Valladolid años 70