Las estafas filatélicas en
el ajedrez de Las Palmas: El sueño de Nifsa y de Patiño, un empresario
encantador…de serpientes.- 1980-1982
Ricardo Moyano. Enero 2021. Las Palmas. Agradezco la ayuda de Alejandro Melchor, investigador catalán, que me facilitó algunas partidas jugadas por Nifsa Canarias. Añado base de datos facilitada por Alejandro.
José Luis Patiño Chicón hacia 1980 |
1. La aventura de Nifsa Canarias en el ajedrez. Dos andaluces se encuentran.-
Llenando un vacío: Tras el cese de Juan
Marrero Portugués como director gerente de la Caja de Ahorros de Las Palmas en 1977, y su
renuncia a la presidencia de la Federación en 1979, el ajedrez en Las Palmas
había dado un considerable bajón por las dificultades financieras. En 1979, de
hecho, los dos equipos canarios que quedaban en categoría nacional habían
descendido a segunda división, y desde entonces solo un equipo se mantuvo en division nacional, el propio Caja de Las Palmas, muy mermado por las bajas.Ya que desde 1976 el ajedrez local había sido un reguero
de deserciones. Fernando Visier, Orestes Rodríguez, Debarnot… todos habían ido cambiando de aires. El
último había sido el de más nivel: el danés Bent Larsen, desde 1978 tambien había dejado
de jugar en equipos canarios y de participar en los torneos internacionales de
la ciudad.
La alternativa al equipo Caja en esos finales de los 70 empezaba a ser equipos de base como el Voxson de Ildefonso Lasso, pero también otro modesto creado por un emprendedor andaluz, el joven Rafael Fuentes (1942-2013), que desde 1970 dirigía una academia de secretariado en la capital, y en 1976 había fundado el equipo Goya, nombre de la academia también.
Rafael Fuentes en los primeros 80 |
Lentamente el Goya había ascendido en las categorías provinciales hasta llegar a preferente. La figura de Fuentes será objeto de otro artículo. Pero lo que importa ahora es que desde 1978, se había afincado en Las Palmas otro empresario andaluz, el gaditano José Luis Patiño Chicón. Que antes había trabajado en Madrid entre otras cosas en una sociedad de captación de capital, Aegesa y en una sociedad de inversión filatélica, Nacional de Inversiones Filatélicas S.A, Nifsa. Al igual que Fuentes en 1970, había llegado a Las Palmas a buscarse la vida, pero de manera muy diferente: como un gran señor. Patiño fundó en 1979 en Las Palmas una filial de Nifsa, Nifsa Canarias, pero independizándola de la matriz, donde él mismo sería el consejero delegado. También extendió la sociedad a Tenerife. Buscó algún socio más, pero siempre Patiño fue el amo de Nifsa.
Pronto Fuentes y Patiño entraron en contacto, probablemente en los ambientes de la Casa de Andalucía, por la que ambos se movían. Estaban condenados a entenderse: se parecían en el carácter extravertido, emprendedor, en el don de gentes, en la visión comercial. Pero en otros aspectos eran diferentes: Fuentes iba paso a paso, haciéndose un nombre en la sociedad canaria, ampliando su modesto negocio con estrategias de marketing pero siempre esforzadamente, con los pies en el suelo. Mientras que Patiño quería la gloria inmediata, tenía un trato brillante, encantador -Fuentes era más tosco y vehemente-, y prometía lo que el mismo buscaba, dinero facil, intereses elevados de hasta el 20% a quienes contrataran para su empresa el “bono filatélico”, con lo que fue un adelantado de las sociedades peninsulares como Forum Filatélico, Afinsa, Cafisa, y otros que acabaron en grandes estafas años después. También NIFSA lo fue, aunque entonces no lo pareciera.
En
teoría la inversión filatélica se garantizaba con el depósito de los sellos
comprados en cajas fuertes individuales de la lujosa sede de Nifsa, un edificio
de cinco plantas en la mejor calle de la capital presidido por un gran cartel con el nombre de la empresa. Guardias, numerosos empleados, sistemas
electrónico de seguridad con la mayor sofisticación del mercado, el imponente
despacho del propio Patiño, todo contribuía a dar impresión de magnitud y solvencia. Pero todo era fachada, solo fachada. La sede no era propiedad de Nifsa, sino un precario arrendamiento; los sellos adquiridos no respaldaban la inversión, ya que los valores eran inflados en el valor que les daba
el propio Patiño en el “bolsín” que publicaba; no se llevaba de forma adecuada la
contabilidad, faltando libros de reglamento; se desviaban fondos de las inversiones para otras atenciones de
la empresa; muchos de los empleados carecían de cualificación para la labor
inversora; el perfil de los inversores tampoco era adecuado: se aceptaban
inversiones de pequeños consumidores que carecían de conocimientos financieros, a los que se les presentaba la inversión como segura. Los gastos en fin superaban con mucho a los ingresos. Y para mantener la sociedad era necesario captar cada vez nuevos inversores a los que seguir haciendo promesas imposibles. Hasta que el cuento se acabó. La duda está en
saber si Patiño sabía todo eso, o él mismo cayó en la trampa del
dinero, de la estafa piramidal en que se convirtió su gestión. Quizá la verdad esté en un término medio. El viejo dilema entre calificar a alguien de loco o de malvado. En su defensa, en el juicio de 1993, Patiño se escudó en "las circunstancias", en que tras los años de bonanza en 1980-82, el
mercado filatélico había cambiado de forma imprevisible a la baja. La Audiencia
Provincial y el Tribunal Supremo no compraron el argumento: su falta de diligencia en la empresa, los elevados gastos en
que incurrió, la apariencia de solvencia sin base económica de respaldo, las
propias circunstancias de su fuga, arramblando con sellos y dinero
subrepticiamente, dictaminaban que sabía lo que hacía.
Pero aparte de en las ambiciones, en otro aspecto también Fuentes y Patiño eran muy distintos: el ajedrez. Rafael Fuentes había “mamado” ajedrez desde niño, como sobrino que era del subcampeón de España múltiples veces, J.M. Fuentes. Desde los 5 años jugaba ajedrez en Madrid, pero pronto su mayor gusanillo era organizar estructuras y equipos. A los 14 años ya era presidente de un club madrileño, el Concepción. Como él mismo dijo años después, prefería mover personas que piezas inertes. En cambio Patiño no sabía nada del juego. Pero ante la gran capacidad económica que tenía o de la que presumía Patiño, Fuentes vio la oportunidad de aliarse con quien prometía ser el nuevo mecenas del ajedrez canario. Patiño se soñó el nuevo Marrero Portugués o Dumesnil -como escribió años después el periodista Manuel Pío- y probablemente fue Fuentes quien le inculcó ese sueño. A su vez Patiño, mago de las relaciones públicas, vio sin duda que el ajedrez daría un aire de respetabilidad a la sociedad filatélica, que atraería a los inversores.
La simbiosis entre Fuentes y Patiño fue inmediata: como parte del compromiso, Fuentes aportaría la licencia de categoría provincial máxima que ostentaba el Goya al nuevo equipo, apartándose de la gran competición, manteniéndose su equipo, ahora llamado Estudiantes Goya, como una escuadra secundaria, de juveniles. Mientras que el nuevo Nifsa aspiraría a todo, a competir en divisiones nacionales y quedar campeón, a fuerza de fichajes locales y de fuera. Era repetir a golpe de talonario lo que había hecho el Caja, aunque con más prisas. Nifsa y Goya pasaban a ser filiales, si no formalmente sí en la práctica. En todo caso, a cambio de su generosa cesión de licencia y de su alejamiento de la primera línea, el propio Fuentes entraría en la directiva del nuevo equipo y acudiría a los torneos nacionales como delegado y director técnico, dado que como digo Patiño nada sabía de ajedrez.
La alianza, que era la
comidilla en los ambientes del club de ajedrez, quedó reflejada visualmente cuando
una tarde un Fuentes exultante presentó a Patiño en el club de ajedrez Caja. Era una entrada
casi bajo palio, como si hubiera llegado de pronto Mr. Marshall. Estamos
hablando del verano de 1980.
La entrada en escena del
flamante Nifsa Canarias -que se desplegaba a su vez en equipo B y
posteriormente C, para cubrir todas las categorías locales- se produjo en
efecto en la temporada 1980-1981. Para competir con solvencia, el Nifsa, por
mediación de Fuentes, se hizo con una buena plantilla, compuesta por jugadores
del Goya como Francisco López Colón, el catalán Juan Martín González, el veterano
Luis Martín Estupiñán, el argentino Gerardo González, y el joven Sergio Cabrera. La marcha de Sergio
olió a cuerno quemado en el club cajista, que consideraba que era un valor
formado en sus filas. Patiño respondió de forma diplomática que si bien era de
alabar la labor del Caja, no podía cortar las alas a la proyección de sus
jugadores. Patiño además ofreció un puesto de trabajo a Sergio en la sede del
Nifsa. Y Sergio, buen amigo mío, me comentaba en esos años lo generoso que era Patiño con sus
jugadores, las atenciones que tenía, las buenas fichas que pagaba, en contraste
con la tacañería del Caja. Yo mismo me incorporé a las filas de Nifsa a
indicación suya, si bien, dada la abundancia de
jugadores, y que yo estaba alejado de la competición, quedé encuadrado en el Nifsa B. Por estar cumpliendo el servicio
militar apenas jugué partidas.
Pero de cara a conformar un equipo nacional hacía falta más, y Fuentes recomendó fichar al MI José Miguel Fraguela. Fraguela, que había jugado en el Caja también, era un todoterreno que había militado también en otros equipos, y desde 1978 realmente apenas competía, implicado en actividades políticas. En 1979, su floja actuación en el Mercantil había sido uno de los factores del descenso del equipo. Y aunque estaba desentrenado, Fraguela venía bien al Nifsa como jugador y como "cerebro", junto a Fuentes.
Pero con Fraguela, Segio Cabrera y Francisco López Colón como titulares, faltaba algo más para asaltar el ascenso a primera división nacional. Como golpe de efecto final, de cara a las divisiones nacionales, por recomendación de Fraguela y Fuentes, Patiño fichó a principios de 1981 a Bent Larsen, el GM danés. Antes, en diciembre de 1980, Larsen hizo una visita a Las Palmas donde se gestaron los primeros contactos. El fichaje se cerró meses después, con un desplazamiento de Patiño a Linares, donde Larsen disputaba el torneo internacional. Larsen tenía muchas ganas de volver a implicarse en el ajedrez canario, y prácticamente firmó con los ojos cerrados: dejó en blanco el apartado en que se fijaban sus honorarios, para que Patiño lo rellenara.
Larsen, que había jugado en el Caja en la década de los setenta, y en el U.D. Las Palmas a fines de la década, mantenía todavía su residencia en Las Palmas, y no dudó en aceptar la oferta de Fuentes y Patiño, incluso aunque eso supusiera jugar eliminatorias para alcanzar la segunda división, y jugar en segunda nacional esa temporada. No se le caían los anillos. O al menos no aparentemente. Porque la psicología de Larsen no se compadecía bien con ese tipo de rivales. Cuando se enfrentaba a jugadores aficionados, Larsen tendía siempre a jugar deprisa, irreflexivamente, contra sus propias recomendaciones de tener cuidado con cualquier rival. Lo que enseñaba en sus clases no lo aplicaba él mismo en la realidad.
2. Temporada 1980-1981.- El Nifsa en segunda nacional. Calella.
Pero vayamos a la secuencia temporal. La breve aventura de Nifsa sólo duró dos temporadas. En la temporada local inicial, otoño
de 1980, el Nifsa, utilizando la licencia cedida por el Goya, no tuvo muchos problemas para quedar campeón provincial, ya que además
no competía en ella el Caja, que estaba clasificado para el campeonato de
España ya. La resistencia de los jóvenes aruquenses del equipo Charade no fue
suficiente. El Charade, que incluso impugnó algunos fichajes del Nifsa, estaba bajo la órbita del Caja Las Palmas. La actitud del Caja y de sus equipos satélites ante
el nuevo equipo era ambivalente y recelosa: por un lado venía bien que un empresario invirtiera
de nuevo en ajedrez, desde luego. Por otro, el hecho de que el Caja quedara relegado a
segundo plano no sentaba bien.
Pero tras el éxito local, el Nifsa seguía como una
apisonadora. Jugó las eliminatorias de acceso a la segunda nacional una tras otra: Ya con
Larsen, se dispuso a jugar contra el campeón tinerfeño, el Orfeón La Paz, pero
al haber recurrido el Nifsa la alineación de Adalberto Villavicencio y estimar
la FEDA el recurso, el Orfeón La Paz, en señal de protesta, y también asumiendo su inferioridad, decidió retirarse.
Posteriormente el Nifsa se eliminó contra el Cádiz y Algeciras, sin que Larsen jugara, y a punto
estuvo de saltar la sorpresa en la última, pues frente al Algeciras sólo pudo imponerse en
la segunda ronda por 3-1, tras acabar la primera en empate. Tras el susto, se
recurrió de nuevo a Larsen para la eliminatoria final contra el Labradores de
Sevilla, y el Nifsa se clasificó sin problemas para la segunda nacional.
Entretanto, Patiño se estaba implicando más y más en el ajedrez canario, como un nuevo "mecenas" que sustituyera a la Caja de Marrero Portugués, se involucró en la actividad federativa y financió el Torneo internacional de 1981, un sextangular que suponía el regreso también a esos torneos del propio Larsen. Posiblemente el fichaje de Bent por el Larsen iba unido a ese retorno. En el sextangular, donde participó el mismísimo Korchnoi, que pocos meses después iba disputar en Merano el tírulo de campeón del mundo a Karpov, fue ganando por autoridad por Timman, pero Larsen hizo un buen segundo puesto ganando al propio Korchnoi.
Con estos precedentes, un estupendo torneo en Linares, y un muy decente torneo en Las Palmas, Larsen parecía en buena forma para defender el primer tablero del Nifsa en la modesta segunda división nacional, en Calella de Mar, en septiembre.
Y hacia allí se dirigió la expedición del Nifsa con solo cuatro jugadores,
Larsen (GM), Fraguela (MI), Sergio Cabrera y Francisco López Colón, más Rafael Fuentes
como suplente, director técnico y delegado, aunque no llegó a jugar. Sería una constante del Nifsa, en las dos
temporadas en que jugó en divisiones nacionales, que mantuviera siempre la
misma alineación de solo cuatro jugadores. Y es que el Nifsa invertía en determinadas
figuras, y fuera de eso no tenía demasiado banquillo. Había mucha distancia entre los cuatro titulares y los demás integrantes de la galaxia Nifsa.
Antes de que el equipo
marchara a Cataluña, el presidente Patiño hizo declaraciones previas a la
prensa:
—¿Satisfecho con la
trayectoria del club, presidente?
—Desde luego, no es para menos,
pues tras conseguir el título de campeón provincial superamos las eliminatorias
hasta llegar a Segunda, recordemos que fueron cuatro encuentros, contra el
Orfeón La Paz de Tenerife, luego el campeón de Cádiz, Málaga y finalmente Sevilla.
La trayectoria ha sido muy positiva, se han cumplido los objetivos propuestos y
hay que estar muy satisfechos, dándonos esto pie para tratar de superarnos.
—Se acude a Calella con ambiciones
de ascenso, ¿hay confianza?
—Absoluta. El equipo va muy
preparado y con gran moral, y además, sobre el papel somos superiores a los
demás rivales, pero de todos modos habrá que luchar en cada confrontación.
—¿Qué jugadores desplaza a
Calella?
—Va el equipo titular, con
Bent Larsen. José M. Fragüela. Sergio Cabrera y López Colón. Como jugador
reserva se desplaza Rafael Fuentes, que es nuestro director técnico, y hará además
las funciones de delegado.
—¿Una vez en primera, a qué
se aspirará?
—Indudablemente a mantener
la categoría, y por supuesto a tratar de quedar lo mejor posible, incluso
pensando en el título nacional absoluto, si esa debe ser nuestra meta, con las mayores
aspiraciones.
— ¿Para acometer esta empresa
se reforzará el conjunto con algún otro gran jugador, como en esta temporada lo
ha hecho con Larsen?
—Hay que ver los
potenciales de los restantes equipos de la división para estudiar nuestras posibilidades
y muy posiblemente tengamos que fichar a otro Gran Maestro que redondee nuestro
potencial con vistas a la lucha por el titulo, pero por el momento no hay
nombres. Sin embargo, también pensamos y mucho en la cantera, de ahí el que
tengamos filiales B y C, con un considerable plantel de jugadores en nuestras filas
y también intentaremos colocar un filial en la Segunda División Nacional.
Todo parecía un paseo militar para que el
Nifsa ocupara una de las dos plazas de ascenso, pero en Calella de Mar las
cosas se complicaron al principio. La propia llegada a Calella ya fue
accidentada: los canarios llegaron de madrugada, en el avión nocturno que cubría la ruta Las Palmas-Barcelona, pero el Hotel Terramar, donde
debían alojarse, no les permitió registrarse hasta el día siguiente. Como
protesta, el equipo cambió de hotel. Por otro lado, Larsen, que viajaba por su
cuenta, confundió Calella de Mar con la localidad de la Costa Brava Calella de
Palafrugell, y tuvo que hacer un viaje largo por carretera hasta la
otra Calella…
El torneo se disputaba
además en una discoteca, Ya Ya Melody, inadecuada par un torneo de esas
características, por lo que el público se agolpaba encima de los jugadores y
había mucho ruido de voces… Estas circunstancias fueron utilizadas como es
habitual cuando las cosas vienen mal dadas para explicar en parte el mal
rendimiento de algunos jugadores. Como Patiño en el proceso judicial, los jugadores de ajedrez tienden a echar la culpa de las derrotas a factores ajenos...
La verdad es que a Larsen,
al menos en teoría, no se le habían caído los anillos como digo por jugar en
segunda división, pero por su personalidad, su optimismo casi patológico, le
era imposible dejar de pensar que los contrarios no estaban a su altura, y eso
le llevaba a perderles el respeto y a jugar con gran precipitación, lo que
podía tomarse por mera soberbia, y así lo calificó de hecho el GM J.M. Bellón. Alguno
pensó que dada la personalidad de Larsen -ya había perdido partidas en primera-
como por la gran diferencia de nivel con sus rivales, hubiera sido mejor en realidad no
alinearle. Lo cierto es que arrancó el torneo, y para sorpresa de todos, el
Nifsa perdió contra el Español: Sergio Cabrera perdió su partida, tras una
incidencia con el control de tiempo: el reloj de su rival no funcionaba, Sergio
reclamó, pero el árbitro, el inefable Torquet, sorprendentemente dio la mitad del tiempo
transcurrido a cada jugador, lo que supuso un grave apuro de tiempo para el
canario, que se descentró y perdió pieza. Y Larsen no pudo pasar del empate con
el catalán Romá Bordell, al que por cierto el danés tenía gran respeto. Bordell
simplificó la partida y las tablas fueron inevitables. De hecho Bordell, con su
típico carácter jocoso, minutos antes había prometido que si la partida no era
tablas pagaba una botella de cava…
La segunda ronda no fue
mucho mejor: el Nifsa entabló contra el Málaga. Si bien ahora Larsen ganó a Gómez
Polo, la de arena la dió Fraguela, que en esos años no se prodigaba mucho en el tablero, y perdió con Muñoz. Los otros jugadores hicieron tablas. El delegado Rafael Fuentes encendió las luces
de alarma, se entrevistó con los jugadores, exigió mayor atención a las partidas…
En la tercera ronda, con
el modesto equipo de Lugo, al fin se obtuvo una victoria por 3-1, pero se
produjo el bombazo de que el punto perdido se debió a Larsen, que perdió con el
modesto jugador gallego Juan Antonio Sardina. De hecho, Sardina ni siquiera era
el primer tablero de su equipo, y hubo de jugar por baja del titular. Haría la
partida de su vida, perfectamente jugada, aunque ayudado por la actitud de su
afamado rival, que jugó como si fuera una partida de blitz contra un turista… Sardina
meditaba sus jugadas, y Larsen respondía en segundos. Así una y otra vez. Esa sería la tónica de Larsen durante casi todas las partidas. De
pronto, en el gambito escocés planteado, Larsen estaba en graves problemas. Hora de empezar a pensar, pero ya era era tarde. Lo
chusco es que antes de empezar la partida, Sardina, un abogado del estado que entonces era bastante
joven pero lucía ya una amplia calva que le hacía parecer mayor, había llevado
el libro “Yo juego para ganar” de Larsen para que el gran jugador danés,
uno de los diez mejores del mundo todavía, se lo dedicara. Aunque en la jugada
27 Sardina ya tenía ventaja decisiva, dama contra torre y alfil y ataque del
gallego, pensó en ofrecer tablas. Consultó con su capitán, y éste le dijo: “Si
en vez de Larsen jugara yo contra ti en esa posición, ¿qué harías?” Y Sardina, que era bastante dicharachero, le dijo sin pensarlo: “Te ganaría
fácilmente”. “Pues juega, y gana”. Y Sardina ganó. Según los programas de ordenador,
Sardina jugó prácticamente todas las mejores jugadas. Larsen cometió un error
en la apertura, y ese falló le costó la partida. No hay enemigo pequeño.
Sardina en 1981 |
El “sardinazo” resonó en toda
Calella y fuera de ella. A Sardina se le denominó esos días “tiburón”. El
director de la revista Jaque escribió que si bien Larsen solía jugar para
ganar, a veces parecía que “jugaba para perder”. Yo creo que más bien Larsen jugaba
para no jugar, como si inconscientemente le molestara enfrentarse a ese tipo de
rivales. Lo curioso es que él mismo preconizaba siempre jugar contra cualquier
rival como si fuera un gran maestro… Máxima que explicaba, pero que no solía
aplicar. De hecho, en todos los años de sus actuaciones en equipos canarios,
sólo en una ocasión, defendiendo los calores de la U.D. Las Palmas, logró no perder ninguna partida. Pero sus derrotas en
primera división al menos habían sido con jugadores de relieve, Ochoa,
Pomés, Pomar… Sardina era un total desconocido. Tras la derrota con el gallego, de hecho, Larsen abandonó precipitadamente el local de juego, y se perdió por las calles
de Calella.
La partida fue comentada
por el propio Sardina en la revista Jaque (num. 118) y tras la muerte del jugador
en 2017, por Leontxo García en el diario El País: Sardina-Larsen comentada por Leontxko
Sigamos adelante. En la
cuarta jornada, el Nifsa empezó a destacarse, aunque Larsen siguió haciendo de
las suyas si no en el resultado, pues ganó sin dificultad, sí en el modo de
jugar, ya que sólo empleó diez minutos. Al menos en la quinta partida decidió
hincar los dientes, y ganó... en cinco horas. Pero en la sexta cedió una nuevas
tablas, y en la séptima, aunque el equipo ya iba destacado, al enfrentarse al
que sería la revelación del torneo, el vallisoletano Michelín, volvió a hacer
de las suyas, jugó de forma eléctrica, ajedrez relámpago, y firmó la segunda derrota, ahora con el palentino Roberto García Lafuente, que le batió en gran forma con un fuerte ataque. Andrés
Armas Suárez reprochó el modo de jugar de Larsen, aunque añadiendo el ruido
ambiente como excusa parcial: “Larsen, impotente para ambientarse, dentro de
las características en que tiene su desarrollo el torneo, con todos los
aficionados arremolinados en las mismas barbas de los protagonistas, con voces
de pequeños que corren de un lado para otro a veces y, lo que es más
sorprendente para nosotros, con una increíble rapidez que ejerce el gran maestro
o en sus movimientos , lo cierto es que cuando de pronto es cazado, es cuando
empieza a hincar los codos y, claro, hoy en día hasta el más humilde boticario
sale respondón y con las facilidades teóricas que están al alcance de cualquier
mano , los errores se pagan con sangre.”
Roberto Garcia Lafuente-Bent Larsen, Calella, campeonato de España equipos segunda división septiembre 1981, séptima ronda Michelin (Valladolid)-Nifsa Canarias (Las Palmas).
1.d4 Cf6 2.Ag5 c5 3.Cc3 cxd4 4.Dxd4 Cc6 5.Dh4 d6 6.e4 a6 7.0–0–0 h6 8.Axf6 gxf6 9.f4 Da5 10.Ac4 Tg8 11.Df2 e6 12.Cf3 Dc5 13.De2 b5 14.Ab3 Ae7 15.The1
Ad8? [Jugada floja, era mejor completar el desarrollo con 15...Ad7. Además 15....Ad8 cede el control de la casilla "d6" que García Lafuente explotará rápidamente llevando el caballo a "e4".]
16.e5! [Las blancas tienen ya clara ventaja.]
16...dxe5 (Obviamente, no sirve 16... d5 para evitar Ce4 ante 17.exf6, Axf6 18.Cxd5) 17.Ce4 Db6 18.Cd6+ Rf8 19.fxe5 f5 20.Cxf5? [Error del palentino, este sacrificio no es bueno.]
20...exf5 21.e6
f6? [Pero Larsen, curiosamente, no ha aprendido la lección tras el error anterior y sigue sin concentrarse. Correcto era 21...fxe6 y la ventaja blanca se ha reducido. Ahora ya no hay salvación]
22.Dd2 [Aun más fuerte era 22.Ch4, pero esta también gana]
22...Rg7 [No hay otra opción ante la amenaza 23.Dxh6+, aunque permite la siguiente jugada blanca, que gana material.] 23.e7 Axe7 24.Axg8 Rxg8 25.Dd5+! Rf8
26.Txe7! [Al igual que contra Sardina, la precipitación en su juego ha expuesto a Larsen a una humillante derrota bajo ataque.]
26...Rxe7 27.Te1+ Rf8 28.Dd6+ Rf7 29.Te7+! Cxe7 [En caso de 29...Rg6 Larsen recibiría mate, por ejemplo 30.Dg3+, Rh5 31.Tg7, De3+ 32.Rb1 etc.] 30.Dxb6 Ae6 31.De3 Th8 32.Da7 Tg8 33.Cd4 Ac8 34.Cc6 Te8 35.Dc7 [Hay que abandonar. Tras 35...Ae6 36.Cd8+ gana calidad.] 1-0.
El palentino Roberto G.Lafuente tenia unos 21 años al jugar esta partida. Campeon de Palencia y Valladolid en los 70, yo habia logrado tablas en el provincial pucelano de 1979, donde el ganó y yo creo recordar que fui tercero o cuarto. Amigo del Gm Jesus de la Villa, aun en activo, se ha referido muchas veces a su victoria, menos conocida que la de Sardina por el carácter más reservado de Lafuente. Recuerda su admiración por Larsen, pero la tranquilidad con que jugó, y la agresividad con la que se condujo y la belleza de su ataque. Rememora el choque como un bonito recuerdo.
A esta segunda derrota se la llamó "el garciazo". Pese a todo, el Nifsa confirmó su título, Larsen pudo firmar una buena victoria sobre Onna (del modesto Calella) en la octava ronda, y Fuentes respiró tranquilo. La buena actuación global de Sergio Cabrera y F. López Colón había decidido el ascenso.
En la pugna entre Nifsa y Caja, el Caja recibió para colmo una humillación al descender a segunda. El año próximo el Nifsa luciria en primera y el Caja penaria en segunda ...
Con el ascenso el proyecto
Nifsa seguía adelante, y no se cerraba el cuerno de la abundancia financiera.
En los resúmenes de prensa
local, las condiciones del torneo de Calella fueron de nuevo objeto de crítica,
sin disculpar la mala actuación de su estrella, que casi siempre decepcionaba
en ese torneo: Así, Ildefonso Lasso para El Eco de Canarias: “Alojamiento y
comidas de los participantes dejaron mucho que desear, y luego habría que pasar
por las condiciones de la sala de juego, que si a primera vista podría parecer
aceptable, se fue tornando, sobre todo a medida que avanzaba la tarde, en
ruidosa, y molesta para los jugadores, con el público echado encima de los
tableros, y no digamos de la sala para las partidas aplazadas, un verdadero
infierno, con calor, ruidos de todo tipo, etc.”
Andrés Armas, para La
Provincia, no fue más benévolo con las condiciones: “La sala de juego es a
todas luces impropia para unos campeonatos absolutos de ajedrez. Prácticamente
los jugadores no podían ni anotar con comodidad sus partidas ni sentarse sin
molestar a su compañero. No hubo ni un tablero mural para seguir las jugadas ni
siquiera en los tableros de los mejores jugadores, dándose el caso de que tanto
aficionados como jugadores se arremolinaban en torno al tablero del presunto
derrotado o ganador, según gustos, sin que los dos protagonistas pudieran ni
respirar. El hotel, con la sola comodidad de la comprensión de los
participantes, porque para poder hablar por teléfono, por ejemplo, había que
hacer cola (no existía ninguno en las habitaciones) y cuando te enviaban a la
cabina y tenías la obligación de estar quince minutos hablando, pongamos por
caso, porque quien les escribe empleaba más tiempo, entonces, cuando
finalizabas, te tenían que hacer la respiración «boca a boca» debido a la
encerrona absolutamente irrespirable. Las comidas, para qué contarles. Con
decirles que los chuscos cuarteleros se nos antojaban pan de la época de
Enrique VIII, ya podrán sacar conclusiones, aunque hemos de puntualizar que
estos inconvenientes suelen soportarse si la sala de juego, la deportividad,
los buenos propósitos de superación, fuesen otra cosa. Pero, penosamente, en
vez de progresos sólo contemplamos retrocesos. No se tiene en cuenta nada. Ni
sala de juego, ni hotel ni afición. Sólo indiferencia y la irrefutable e indesmayable
afición de los jugadores, de algunos organizadores, de algunos directivos, que
son auténticos héroes”.
En cualquier caso, el
equipo había ascendido, había culminado una temporada meteórica que empezó en
la categoría local y terminaba en la primera división nacional. Y con las
buenas perspectivas de refuerzos para la siguiente temporada, todo parecía
sobre ruedas.
3. Temporada 1981-1982.- Patiño vicepresidente de la Federación y mecenas del Interzonal. El Nifsa en primera división en Benidorm. El principio del fin.
La temporada siguiente,
1981-1982, se inició para el Nifsa bajo buenos auspicios. Un Patiño pletórico
hacía declaraciones en prensa
congratulándose del ascenso y aspirando a lo máximo en la primera categoría
nacional. Además, accedía a la federación provincial, en la Junta que presidía
Menvielle, como vicepresidente, y prometía una generosa subvención de 1.500.000
de ptas. para organizar el torneo interzonal de 1982 en Las Palmas. Había abierto una coqueta sede social en la calle León y Castillo, donde se disputarían las partidas locales del Nifsa en toda su galaxia: Nifsa B, Nifsa C... También, de
cara al campeonato de España de verano de 1982, Patiño amplió los fichajes,
recurriendo como había anticipado a un nuevo GM,Jesús Díez del Corral, y al ex
campeón de España Fernando Visier, que había vivido en Las Palmas hasta 1976,
como dije antes. Incluso se invitó a Visier al torneo interzonal para que
colaborara en la organización, y a Díez del Corral para que diera simultáneas
en la isla.
Sin embargo, por debajo de estos hechos externos las aguas bajaban revueltas. Tanto en lo ajedrecístico como en lo empresarial. En lo primero, según declaró posteriormente Rafael Fuentes, al inicio de estar temporada ya había decidido romper los lazos con el Nifsa “por razones personales” no desveladas, y concentrarse en su equipo, el Goya. Y lo cierto es que no consta que mantuviera el puesto de director técnico y delegado del equipo. En el campeonato local, el Nifsa B, al que yo mismo pertenecía, y el Goya, eran ya rivales, además del Caja B Las Palmas. Y si Patiño había soñado con colocar un filial en segunda división, el sueño empezó a desvanecerse: solo pudimos quedar terceros con el Nifsa B, tras el Caja B y el Goya. El Nifsa B tenía posiblemente la teóricamente mejor plantilla, aunque en el Goya militaban los mejores juveniles -Brito, Solana, Croissier...-, pero el Goya estaba más en forma que los Fraguela, Sergio Cabrera, Luis García Caballero o yo mismo, que defendíamos el Nifsa B. En las últimas rondas, el Caja B y el Goya igualaron al Nifsa, y se produjo una extraña alineación indebida en el choque Nifsa-Goya que hizo que un 3-3 real se convirtiera en un 4-2 para el Goya. Hubo serios rumores de que la alineación indebida había sido pactada por una persona que jugaba a dos barajas a la vez, y tenía interés en que el Goya fuera el equipo que accediera a segunda nacional. Lo cual de todos modos no conseguiría ese año.
Y si ese pinchazo del Nifsa y la ruptura de relaciones entre el Nifsa y Fuentes ya presagiaba tormenta, en cuanto al primer equipo, en verano llegaría otra decepción. No se jugó el campeonato nacional por equipos en Las Palmas, como Patiño había ideado, sino en Benidorm. Y Larsen comunicó que no podía jugar, porque le coincidía con un torneo internacional. E equipo, al revés que el año anterior, empezó fuerte… y acabó flojo. Se desplazó otra vez con solo cuatro jugadores: Jesús Díez del Corral, Fraguela, Fernando Visier y Sergio Cabrera. Y aunque de puertas afuera se hablaba de aspirar al título, la situación del equipo era bastante mala: Díez del Corral llevaba dos años sin competir, Fraguela se prodigaba poco, como en todos los últimos años, y Sergio Cabrera, envuelto en estudios, además de su jornada laboral en Nifsa, tenía cada vez más problemas con el control del reloj.
Y el Nifsa, en Benidorm, sólo
pudo quedar cuarto; tras ir en cabeza muchas rondas, al final se desinfló y
perdió dos encuentros. Acusó no sólo la ausencia de Larsen sino que varios de sus
tableros no estuvieron finos: sólo Visier mantuvo el tipo. La prensa osciló entre la
contemporización de algunos y la dura crítica de otros. El más acerado fue Manuel Pío, con acritud, escribió sobre
Cabrera que era una “eterna promesa juvenil, que acaba desinflado siempre
ante los problemas del reloj”; Andrés Armas dijo sobre el mismo que “era
una sombra del jugador que es” . Igualmente Pío cargó contra Díez del
Corral, muy flojo, y Fraguela, “un valor perdido para el ajedrez canario,
que ya casi ni juega, ha sido una inversión perdida”. Sólo salvó de la
quema a Fernando Visier.
Lo cierto es que a estas
alturas, del Nifsa ya casi ni se hablaba. Habían desaparecido las declaraciones
en prensa de J.l. Patiño, que bastante debería tener con los
nubarrones de la empresa. Y es que no había abonado más que 700.000 ptas. del
1.500.000 prometido para el interzonal, y el viento parecía estar girando en
contra con la misma rapidez con la que había soplado a favor. Ya había rumores
de la fragilidad de la empresa, de su falta de base económica; los altos
intereses prometidos no se abonaban a tiempo, algunos cheques carecían de
fondos, y se habían producido algunos despidos de empleados… Patiño de hecho se
había deshecho de la mitad de las acciones de Nifsa a estas alturas. En mis
charlas de esos meses con Sergio, que seguía siendo empleado de la empresa, me comentaba
alguno de esos hechos inquietantes. Pero nada pese a todo hacía presagiar el
final abrupto de Nifsa pocos meses después.
4. El final del equipo Nifsa y de la empresa. Una estafa cantada. Temporada 1982-1983.-
Esta temporada, tercera para el
Nifsa, fue vista y no vista. En otoño comenzó el año local de ajedrez, donde jugaban de nuevo el Nifsa B y el C -el equipo A era de primera división
nacional-, y todo parecía rutinario, aunque yo ya seguía las cosas de lejos porque en ese tiempo estaba envuelto en oposiciones. Pero un día me llamó mi amigo Sergio Cabrera: No había podido entrar en la sede de Nifsa pues la había encontrado cerrada. Había todo tipo de rumores. Pronto se supo lo que pasaba: a primeras de cambio, el día 16 de diciembre de 1982
concretamente, Patiño había desaparecido de la isla. Pocos días más tarde, al no
aparecer, empezaron las sospechas. Se decidió una inspección de las cajas
fuertes de la sociedad, y para sorpresa de todos, faltaba una gran cantidad de
dinero y parte de los sellos depositados. Un total de 35 millones de ptas.
Patiño no había huido ligero de equipaje: la noche anterior a su marcha había retirado dinero y sellos y había volado a Barcelona junto a su familia. Desde Barcelona
mandó días después un mensaje tranquilizador, diciendo que pensaba regresar… En
realidad estaba ganando tiempo: lo que hizo en la ciudad condal fue malvender los sellos que había
detraído de las cajas fuertes. Otro mensaje posterior, ya desde paradero
desconocido, se limitaba a pedir perdón a los empleados e inversores. A muchos
no les extrañó lo sucedido. Su elevado tren de vida, su opulencia, sus
espectaculares inversiones en la sede de Nifsa, etc., hacían pensar en un
gigante con pies de barro que no se compadecía con los ingresos medianos que
obtenía la entidad.
Tras la fuga de Patiño,
todo lo que oliera a Nifsa era cuerno quemado: inmediatamente los equipos Nifsa que competían
en la temporada local de ajedrez se renombraron como Gran Canaria. El sueño del
Nifsa había terminado. La empresa fue declarada en quiebra y desapareció. Cinco
años después Patiño fue apresado en Andalucía, trasladado a Las Palmas, juzgado
y condenado por estafa a siete años de prisión, en 1993.
Rueda de prensa de los responsables de Nifsa tras la huida de Patiño |
La Sentencia del T.S. de
1994, que confirmaba la de la Audiencia Provincial del año anterior, incidió en la estafa de Nifsa: “Intervenía en el mercado filatélico,
con un plan de captación de clientes "de nulo o escaso conocimiento del
mundo de la inversión filatélica", aparentando solvencia y ofreciendo un
20% anual, con la garantía de que las inversiones estaban garantizadas con
sellos que tenían un valor equivalente al dinero aportado. "Las
inversiones no estaban garantizadas con sellos, los valores que se asignaban a
los sellos en el bolsín estaban inflados, se detrae del importe de las
inversiones dinero para compra de material, pago de nóminas, etc., no había
liquidez". Las deudas de Nifsa en el momento de la fuga eran de 106 millones
de ptas.
Por dar un apunte personal, recuerdo que como jugador del Nifsa B me invitaron a una de las cenas que pagaba con generosidad el sr. Patiño. Era ya un momento crepuscular de la historia de Nifsa, y al llegar la hora de pagar, el empresario sacó una bolsa de plástico llena de tarjetas Visa y eligió tras una breve selección una de ellas. No me pareció una forma muy ortodoxa de guardar su dinero de plástico. Alguien dijo antes que quizá la cuenta, unas 10.000 ptas que entonces era mucho dinero, era excesiva para que la pagara toda Patiño. Pero el empresario, orgulloso hasta el final, sonrió con cierta melancolía y dijo, "10.000 ptas. no es un problema para Nifsa". Una frase de doble sentido. Ciertamente los problemas eran ya de muchos millones... Al parecer, para entonces muchas de las tarjetas ya ni siquiera eran abonadas por falta de liquidez, y por eso Patiño debió rebuscar para usar una que todavía pudiera ser aceptada al pago.
Tras la desaparición
de Patiño, corrió en los mentideros del ajedrez el bulo de que en realidad se trataba de
un impostor que usaba nombres falsos e iba cambiando de lugar en lugar. Las
cosas no llegaban a tanto. Patiño, con mejor o peor intención, era solo un empresario encantador… de
serpientes. Como otros que menudearon en esos años, y en cualquier época. La técnica no dejaba de ser una variante del viejo timo de la estampita: quien invierte arriesgadamente buscando unos altos intereses y al final resulta estafado, en el pecado tiene parte de la penitencia.
La estafa de Nifsa produjo
un efecto vacuna en la sociedad canaria: las posteriores estafas de Forum
Filatélico y similares en la península apenas dejaron afectados en las islas.
Los canarios habían aprendido ya a desconfiar de la inversión en sellos.
Con el fin de Nifsa
terminó también la etapa canaria de Bent Larsen, que ya no volvió a jugar en
ningún equipo canario, y desde 1983 visitó Las Palmas de forma muy esporádica.
Vivía ya feliz en la Argentina con su nueva esposa. Fue campeón de primera
división con el Caja y el U.D. Las Palmas… y con el Nifsa lo fue en segunda
división, a pesar de Sardina.
PD: Añado una base de datos de las partidas conocidas disputadas en división nacional por el Nifsa. Incluyo las de 1983 en Andorra, ya que aunque realmente las plantillas eran del Caja de Ahorros, utilizó la licencia del "difunto" Nifsa Canarias en primera división, bautizándose como Nifsa-Caja A, y en segunda división se nombró igualmente como Nifsa Caja-B, por lo que aunque sólo fuera formalmente, el Nifsa "jugó" ese año por última vez. También el uso del nombre Nifsa, en esa ocasión, fue un pequeño truco...
Base de datos Nifsa nacional 1981-83
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