martes, 28 de julio de 2020

Ajedrez local Tenerife. Campeones provinciales 1944-1977


Ajedrez local Tenerife. Campeones provinciales de Tenerife 1944-1977.

Ricardo Moyano. Julio 2020.

Agradecimientos a los datos proporcionados por el presidente de la Federación de Tenerife Agustín F. Manrique, Angel Jiménez Artega, J.M. Ramos, y Lucas Mendoza Contreras.

Circulo de la Amistad XII de enero


Está por escribir la historia del ajedrez tinerfeño, aunque existen interesantes iniciativas, como las promovidas por el  investigador Angel Jiménez Arteaga en distintos recursos internáuticos. Por mi parte, por falta de conocimientos y de fuentes, he limitado mis investigaciones a la provincia de Las Palmas. No obstante, en esta ocasión quiero ofrecer unos breves apuntes sobre el campeonato provincial de Tenerife, basados en la escasa prensa digitalizada hasta el presente de esas épocas históricas -Aire Libre, Diario de Avisos, Gaceta de Tenerife, etc.- para el período 1930-1976, que sirva acaso de acicate para trabajos ajenos de mayor envergadura.

La evolución del juego organizado de ajedrez en la provincia occidental en cualquier caso presenta grandes similitudes con la provincia de Las Palmas al menos en las décadas de los 30 y 40. Entre 1955 y 1960 Tenerife tuvo un notable apogeo, y a partir de 1960 fue Las Palmas la provincia hegemónica en el período analizado.

Años 30: Si en los años 30 en la provincia oriental se constituye la Sociedad Ajedrecística en el Gabinete Literario, en Tenerife el ajedrez se desarrolla de manera menos organizada, con algunos torneos celebrados en el Casino y en el Círculo de la Amistad XII de Enero de la capital -verdadero nucleo del ajedrez tinerfeño, sociedad cultural fundada a mediados del s. XIX-. Sin duda el hecho diferencial con Las Palmas en esta década fue la ausencia en Tenerife de un jugador tan relevante como lo fue en Las Palmas Germán Pírez Pérez, jugador, organizador, cronista de prensa de todo lo que olía a ajedrez en Gran Canaria. Tenerife estuvo en estos años a rebote de la actividad de Pírez, de modo que campeones extranjeros captados por Pírez como el suramericano Borenstein o el francés Gromer también se desplazaban después a Tenerife para dar clases y ofrecer simultáneas. Los jugadores relevantes estos años iniciáticos son algunos de los que siguieron jugando en los años 40, como el periodista Enrique García Talavera, Alfredo Pedreira, Nicolás Pérez -que sería el primer presidente de la Federación después-, etc.

Años 40: Paralelamente a lo que sucedió en Las Palmas, la guerra civil impuso una pausa competitiva, de la que solo se sale en Tenerife en 1941, cuando se constituye la primera agrupación ajedrecística en el Círculo de la Amistad, que aglutina a las peñas existentes en otras sociedades, Iberia, Price, etc. Parece ser que fue dos años después, en 1943, como sucedió en Las Palmas, aunque probablemente unos meses más tarde, cuando se constituye la Federación tinerfeña, con Nicolás Pérez de presidente como ya dije, y Alfredo Pedreira como secretario. Así lo contó el propio Pedreira en un artículo clave publicado en la revista Ajedrez español en mayo de 1944.

Dado que La Federación nacional deseaba que los campeones de Las Palmas y Tenerife se incorporaran a las semifinales del campeonato de España, se organizan los primeros provinciales en ambas provincias -en Las Palmas ya había existido un torneo entre Pírez y el doctor Carlos Rodríguez Lafora en 1942-1943 que supuso el primer provincial para Pírez-. Pírez en cualquier caso se impone de nuevo en 1944, y a pesar de sus problemas por sus actividades políticas ilegales, recibe un salvoconducto para disputar las semifinales estatales en Madrid. En cambio en Tenerife el primer campeonato provincial, de principios de 1944, fue accidentado. Había surgido en este tiempo un nuevo jugador de fuerza, Juan Daranas. Enrique García Talavera, veterano ya, se considera el favorito, pero Daranas gana todas las partidas. Sorpresivamente, García Talavera impugna la partida ante la FEDA, alegando que su rival no apuntó todas las jugadas. Daranas se defiende diciendo que García Talavera le había excusado de apuntar por sus problemas de ansiedad. El conflicto va a suponer que Tenerife se queda sin representante, ya que la FEDA no puede resolver el expediente a tiempo. La FEDA decidió que mientras solventaba el recurso, disputara el nacional Nicolás Pérez, como presidente de la Federación, pero Nicolás declinó jugar por razones que no están muy claras, quizá para no enconar el problema. Finalmente La FEDA confirmó el título de Daranas, pero demasiado tarde: Tenerife se quedó sin representante nacional… ¡hasta 1959!. Claro es que Las Palmas tampoco mandó esos años jugador alguno al nacional.

Cuando Pírez regresa de las semifinales estatales, le sorprende lo alicaído que está el ajedrez en Las Palmas. Se desplaza a Tenerife a jugar,  donde planea un match contra Daranas que nunca se disputará. Considera que aunque en Tenerife hay menos jugadores, la implicación en el juego es mayor. También se desplaza el doctor Lafora desde Las Palmas. Ambos grandes jugadores ayudaron mucho al ímpetu del ajedrez en Tenerife según reconoció en su texto de 1944 Alfredo Pedreira. Y es que Lafora había sido médico en Tenerife en los años 30, y tras haber  sido condenado en consejo de guerra en 1937, y sufrido prisión, había logrado la conmutación por pena de destierro, que cumplía en Las Palmas montando consulta médica en Telde, pero desplazándose de vez en cuando a la isla hermana. 

Hombres importantes en Tenerife, citados por Pedreira, son el comandante Machiñena, Paulino Melián, Enrique García Talavera, etc. Pero podemos citar jugadores fuertes de esos años también, como Claudio Rafael, el joven Ramoncito García Pérez -no confundir con el más veterano Ramón García Cabrera de Las Palmas- etc.

A mediados de 1945 se juega el segundo provincial en Tenerife. El escaldado Enrique García Talavera empata con Porfirio Díaz, que le bate en el desempate, pero no se desplaza a jugar el nacional.

La Federación tinerfeña está más activa desde ahora que Las Palmas, con la incorporación a la secretaría de Francisco Martín Coello, que venía fomentando el juego en la entidad Masa Coral, y se mueve para lograr que el campeón del mundo Alekhine de simultáneas en Tenerife. Ahora será Las Palmas quien aproveche el viaje para organizar una única jornada del ruso en el Gabinete Literario, frente a las varias sesiones que disputó en Santa Cruz de Tenerife.

Pero tras estas simultáneas, por sorpresa, el gran baluarte de la Federación que era García Talavera, tras ganar su partida con Alekhine, anuncia su retirada del ajedrez. Se niega a explicar las razones, y nunca lo hará -en un artículo de muchos años después en la prensa grancanaria señalaba que nunca revelaría el origen de su retirada-. Pero parece que claro que fueron desavenencias personales con los dirigentes federativos el origen de su adiós. A su marcha se sumó poco después otro mazazo, la partida a América del nuevo secretario de la federación Francisco Martín Coello, que era uno de los responsables principales de esos años. Poco antes se había hecho cargo de la reorganización federativa, como manifestó en una entrevista:

Se ha constituido (de nuevo) la Federación tinerfeña de ajedrez. Don Francisco Martin Coello es hombre que ha llegado a tan alto cargo por su tenacidad, su capacidad organizadora y su entusiasmo por el noble juego. El fue quien levantó el ajedrez en la Masa Coral, creando de la nada un potente grupo ajedrecístico y salvando con su decisión los obstáculos que hacían presagiar el fracaso; es él quien lleva la labor más agotadora y de más peso en la Federación.

—¿Mucho trabajo?, le preguntamos a modo de saludo.
—Ya se lo puede usted figurar. Después de tanto tiempo do inactividad, hay que organizar todo de nuevo, como si realmente comenzásemos ahora.
—¿Hay muchos clubs federados?
—En la actualidad contamos con el Price, Iberia, Masa Coral y Círculo de Amistad, todos los cuales tienen sus representantes en la Federación. Poro existen otros grupos de aficionados, que no dudamos terminarán federándose. La Federación les Invita a que se pasen por nuestro edificio social sito en el edificio del Círculo de Amistad. (...)"

En el torneo provincial de 1946, tercer provincial, venció Paulino Melián. Pero con este torneo acabó todo, pues la partida de Martín Coello, tras el abandono del ajedrez de García Talavera, pararon la federación. A partir de aquí, como sucedió en Las Palmas a partir de enero de 1947 con la huida de Germán Pírez a la clandestinidad política, las dos federaciones dejan de funcionar. Una crónica de 1949 hacía un llamamiento al retorno de la actividad ajedrecística en Tenerife en el periódico Aire Libre: “Escribo unas líneas sobre el abandono en que se tiene a nuestro deporte intelectual… Fue en el año 1945 cuando estuvo a visitarnos el coloso del tablero, Alejandro Alekhine…. Años más tarde se celebraron varios torneos y al final el campeonato de Tenerife, en que quedó campeón el veterano jugador del Círculo de Amistad, Paulino Mellan y subcampeón uno de los nuevos valores Honorio González, del Price. A partir de esa fecha no ha habido ningún torneo verdaderamente importante. Alguna que otra escapada de nuestros vecinos laguneros, únicos que han seguido practicando con cierta asiduidad, pero quo no ha cristalizado en nada serio. La ausencia del veterano jugador y organizador, Enrique García-Talavera, y la del activo Secretario de la Federación,  Martin Coello, indudablemente dejarán un vacío,  pero podemos nosotros proseguir su labor y dar cima a nuestra máxima ambición,  la de que nuestra isla figure, al igual que en otros deportes, en el primer plano nacional”.

Ciertamente el llamado logró al menos que se reconstituyera la Federación. En este mismo 1949 es nombrado presidente Juan Ríos Tejera, incorporándose a la plancha federativa nombres destacados como Paulino Melián o Nicolás de la Rosa. La mano del nuevo presidente se nota en que el aumento de torneos, aunque no consta que se celebraran campeonatos oficiales para decidir el campeón provincial. Pero sí al menos empezaron a jugarse torneos en Santa Cruz y La Laguna con cierta regularidad. Pronto se inició la llamada Copa Tenerife en el Círculo Mercantil, promovida por Teobaldo Pérez Picard, que comenzó a disputarse hacia 1949 y se mantendría durante una década al menos.

Años 50.-
En estos años empiezan a destacar jugadores como el doctor Pedro Rodríguez Trujillo, el lagunero Rodríguez Sosa, el ya citado Nicolás de la Rosa y el jugador catalán José Cardona Marcet, junto a otros como Lucio Bacallado,  Benjamín Ascanio, Vicente González, Adalberto Villavicencio -probablemente el padre del luego MI de igual nombre-  y el joven Alberto Renshaw (1935-2000), que en estos años cursa sin embargo estudios universitarios en Madrid. Se juegan algunos torneos como esta Copa Tenerife de 1951, torneo ya citado, que es uno de los más relevantes de estos años:


Pasan unos cuantos años más, hasta que el catalán José Cardona Marcet decide finalmente involucrarse más  y asumir la secretaría  federativa, en 1956, ocupando la presidencia Teobaldo Pérez Picard, que ya estaba siendo el "alma mater" del ajedrez en el Círculo Mercantil desde años atrás. Ambos, con el apoyo del doctor Rodríguez Trujillo, impulsan de forma notable el ajedrez en este lustro, una auténtica edad de oro del ajedrez tinerfeño:  Logran que en 1956 nada menos que Arturo Pomar participe en un torneo en Tenerife –“Cigarrillos 46”- junto a los mejores jugadores tinerfeños;  igualmente ofrezca varias simultáneas. El buen nivel de los tinerfeños queda reflejado en que 5 de los 20 simultaneados ganaron a Pomar. Pomar ganó el torneo, aunque perdió con Nicolás de la Rosa. Segundo fue  Pedro Rodríguez Trujillo.



Son tiempos de euforia en Tenerife. Ante la ausencia de Federación en Las Palmas la de Tenerife fue considerada Federación Regional. Se juegan varios torneos, en el Círculo Mercantil, en La Laguna -donde se constituye ahora el Orfeón La Paz en la sede de esta entidad- etc. Se proyecta como continuidad a la visita de Pomar la del MI Román Torán, que llegará en efecto poco después. Torán recuerda como anécdota que dado que no se conocían unos y otros, se saludaron en el aeropuerto al reconocerse por las insignias de ajedrez que lucían en las solapas.

Cardona es entrevistado varias veces esos años, y cita como jugadores destacados a Rodríguez Trujillo, el también tenista Hafner, los hermanos Zurita, Lucio Bacallado, etc.  También es entrevistado en 1957 el presidente T. Pérez Picard:

-¿Cómo nació en Vd, la afición por el ajedrez?

-Como miembro directivo del Círculo Mercantil organicé dentro del programa de las Fiestas de Mayo y en contacto con un grupo de ajedrecistas, socios del Círculo, como eran Oscar, Mario y Antonio Zurita, José Cardona, Pedro Ayala, Paco Pérez, Arturo Borges, García Vivas y, otros más, un torneo en el que participarían las sociedades que practicaran el ajedrez, denominándose al mismo "Torneo Copa de la Ciudad" (Copa Tenerife, N.A,), el cual tuvo un feliz desarrollo, animándonos a organizarlo cada año, durante ocho consecutivos, contando con el actual, que se está jugando aún. De ahí que me haya encariñado con el ajedrez.

—¿Es este el mejor momento del ajedrez tinerfeño.

—En mi opinión, sí; porque es cuando mayor auge ha tenido el ajedrez, no sólo en Tenerife sino en toda Canarias, sin que por ello vayamos a olvidar las competiciones organizadas por la revista "Torneo" que dirigía el periodista y destacado jugador, don Angel Acosta; la "Copa García Talavera", con aquellos magníficos jugadores de "antes": Honorio, Jaime Minguez, Ramón García, Luis Pastor, Cristóbal García, y aquel trío compuesto por Juan Daranas-García Talavera-Porfirio Díaz. No obstante, considero a Pedro Rodríguez  Trujillo y Vicente González tan buenos jugadores como aquéllos.


En 1957 este nuevo equipo Pérez Picard-Cardona logra por fin que se disputen los torneos federados, interrumpidos desde 1946. Hay expectación en el primer provincial, con la ilusión de que el campeón acuda por fin al campeonato de España. Pero no se impone ninguno de los conocidos, sino un jugador alcoyano afincado esos años en Tenerife, Angel Ivorra Picó. Ivorra comenta como rivales destacados a Vicente González, Rodríguez Sosa, Cardona, Rodríguez Trujillo, Asensio Ayala (1928) -primera participación del joven gomero-, etc. Ivorra finalmente no pudo acudir al campeonato de España, ya que tenía problemas laborales y el torneo duraba tres semanas.

En este año de 1957 existían ya contactos entre Tenerife y Las Palmas, donde el joven francés Pierre Dumesnil intentaba también reconstituir la federación, inoperativa desde fines de los 40, apoyándose en José Cardona Marcet, y el primer fruto fue un doble encuentro amistoso de selecciones, disputado en el Bar Fabelo en Las Palmas y en el Círculo de la Amistad en Tenerife. Tenerife venció, demostrando los progresos de su ajedrez en estos años. Las Palmas empezaría a cobrarse la revancha a partir de 1960.

Desde 1958 destaca el jugador gomero Asensio Ayala Trujillo -figura señera, decano del ajedrez canario con sus actuales 92 años-, que ya había jugado el torneo de 1957 pero es ahora cuando destaca, acumulando cuatro triunfos consecutivos. En este año de 1958 fue seguido del veterano Vicente González y Benjamín Ascanio. Hay que destacar que el temible Ivorra dejó de jugar los torneos de la categoría.

Por supuestos en estos años además del provincial se disputaban muchos torneos en el Círculo de la Amistad, Casino y en otros lugares.

En 1959 el título tenia premio, ya que el campeonato de España se disputaba en Tenerife. Asensio Ayala demostró de nuevo su fuerza, y sería la única vez que jugara  ya que no era amigo de viajar fuera de Canarias. Segundo fue Nicolás de la Rosa, tercero Cardona y cuarto  el joven Rodolfo Gómez Camacho  (1941) llamado a ser de los mejores tinerfeños en lo sucesivo junto al propio Nicolás De la Rosa y poco después Gregorio Rodríguez Vera (1941-2016). También jugó otro destacado en los años siguientes, Juan Castro.

A fines de 1959 los federativos tinerfeños se desplazan a Las Palmas  a petición de Dumesnil para constituir formalmente la nueva federación de la provincia oriental: el psiquiatra Rafael O’Shanahan ocupa la presidencia, y Dumesnil la vicepresidencia. Es el momento de disputar por fin campeonatos regionales. De hecho, la FEDA solo autoriza una plaza a Canarias: para el campeón regional, que luego tendrá que jugar las semifinales sur del campeonato estatal. Se implanta pues en 1960 un formato, liguilla a doble vuelta de cuatro jugadores, que se mantendrá hasta la desaparición del regional en 1973. El campeón y subcampeón de cada provincia deben luchar en sede alterna cada año por el preciado título. Aunque la mayor parte de los años -con excepción de tres, dos ganados por Rodríguez Vera y uno por Rodolfo Gómez- los ganarán jugadores grancanarios.

Años 60 y 70.-
En el provincial de 1960 Asensio Ayala repite triunfo en Tenerife, y el subcampeón es Rodolfo Gómez Camacho-atención a este nombre, destacado jugador en los años y décadas  siguientes-. Pero Ayala no tenía interés en los campeonatos regionales ni nacionales, por lo que renuncia a viajar a Las Palmas, donde se celebraba el torneo. En su lugar acuden el subcampeón Rodolfo Gómez y el tercero Nicolás de la Rosa. Pese a todo, la vuelta al ajedrez de Germán Pírez y el buen nivel de jugadores como Fernando Sagaseta o Juan Pedro Domínguez va a dificultar mucho como digo estos torneos para los jugadores tinerfeños. En este primer año en 1960 el campeón regional es Sagaseta, que juega las semifinales en Granada y se clasifica en repesca para el nacional de Lugo. La victoria de Sagaseta sobre De la Rosa en este regional será una de las preferidas de siempre del vehemente abogado y político grancanario, táctico por excelencia. En este año se inician también regularmente enfrentamientos entre las selecciones de Tenerife y Las Palmas, que solían jugarse un fin de semana en una de las islas y otro fin de semana en la otra. El nivel de Las Palmas estaba subiendo de forma espectacular y la selección grancanaria se impone en la mayoría de estos encuentros  de gran rivalidad y camaradería, que se prolongaron hasta entrada la década de los 70, aunque en alguna ocasión venció también Tenerife.

En 1961 Asensio Ayala Trujillo logra por cuarta vez consecutiva el título de campeón provincial, pero en esta ocasión tampoco disputa el regional, y si el año anterior alegó razones profesionales, ahora son sentimentales: embarca enseguida para su Gomera natal, para contraer matrimonio y residenciarse en la isla redonda. Lo que supondrá el fin de los provinciales de Ayala. Serán el segundo, Gregorio Rodríguez Vera, y el tercero, Luis Darias, quienes disputen el regional, en el que vence sin problemas el grancanario Germán Pírez.

Rodolfo Gómez contra Germán Pírez en 1961

En 1962 se alza con el título de campeón provincial el joven Rodolfo Gómez Camacho (1941) , que comienza a ser un jugador ya descollante, y relataba sus inicios en el ajedrez al diario Aire Libre: Comenta que aprendió a jugar a los 15 años, y que se inició en la sociedad del Buenavista, junto a su hermano mayor, y luego fuera de su barrio ya en el café Los Claveles, donde se daban cita los mejores jugadores del momento (habla pues de fines de los 50).

Rodolfo Gómez, en adelante gran valor del ajedrez tinerfeño, comentaba también que en Las Palmas, en este tiempo, se jugaban muchos más torneos y se hacían más entrenamientos que en Tenerife, lo que determinaba sus triunfos en el campeonato regional y en los matchs de selecciones, dejando aparte el factor suerte. Y ciertamente, en este año, el regional también va a parar a un jugador grancanario, J.P.Domínguez (1935), que ya juega los nacionales directamente sin necesidad de pasar por semifinales.

A partir de 1963 sin embargo Gregorio Rodríguez Vera pone difícil a Rodolfo Gómez el título de mejor jugador tinerfeño. En ese provincial, fue campeón Nicolás de la Rosa, seguido de Gustavo Nieto, Gregorio Rodríguez Vera, Rodolfo Gómez, etc. Pero por renuncia de Nieto, disputaron el regional Nicolás De la Rosa y Rogríguez Vera, aunque el triunfo fue nuevamente para los grancanarios -J.R. Betancort-, aunque Rodríguez Vera opuso fiera resistencia, estando a punto de alzarse con el título, para lo que necesitaba ganar en la última partida a Betancort, pero no pudo pasar del empate.

Como solía suceder en otros casos, Rodríguez Vera y Gómez Camacho tenían estilos muy diferentes, posicional Gregorio y táctivo Rodolfo, a quien llamaban el rey de la dragón. 



1964 era un año importante, ya que se disputaba el nacional en Las Palmas y había dos plazas pues, la de Las Palmas como anfitriona, y otra para el campeón regional. El provincial de Tenerife lo ganaron otra vez Nicolás de la Rosa, campeón destacado, y subcampeón fue Gregorio Rodríguez Vera, que relegó  nuevamente a Rodolfo Gómez al tercer puesto; fue extraño que Rodolfo aceptara el empate con Gregorio en las últimas rondas, renunciando a luchas por el segundo puesto. Y en el regional nuevamente Gregorio Rodríguez Vera tenía grandes opciones, incluso mayores  que el año anterior, ya que ahora no tenía que ganar, le bastaba con empatar con Lezcano con blancas en la última ronda. Pero Lezcano y J.P. Domínguez vencieron a sus dos rivales tinerfeños, y se clasificó “in extremis” J.P. Domínguez. La federación tenía mucho interés en que Domínguez jugara el torneo de Las Palmas, y Lezcano reconoció que hizo todo lo posible por ayudar al grancanario, dando tablas en posición superior a Juan Pedro y luchando por la victoria en la ronda final.  Gregorio Rodríguez Vera fue contratado al menos como árbitro y cronista de prensa en Las Palmas en una bonita deferencia de la Fed. De Las Palmas.

En 1965 empiezan los años con menos datos a veces, ya que cierra el diario Aire Libre que era la principal fuente informativa. Debemos obtener conjeturas por datos indirectos, como quienes jugaron el regional o el orden de la selección de Tenerife, que solía respetar a los campeones provinciales, pero no necesariamente. Dado que el regional lo jugaron Gregorio Rodríguez Vera y Juan Castro, y que éstos ocupaban el primer y segundo tablero de la selección tinerfeña, parece claro que Gregorio fue el campeón y Juan Castro segundo. Y esta vez, en el regional, a la tercera iba a ser la vencida para Gregorio Rodríguez Vera, que llegó empatado a puntos con Betancort a la última ronda, pero a diferencia de lo sucedido en 1963 logró vencerle y proclamarse campeón regional. Parecía que iba a ser la primera vez finalmente -dejando aparte la edición tinerfeña de 1959- en que Tenerife iba a jugar el campeonato de España en tierras peninsulares. Pero tanto Rodríguez Vera como los restantes participantes renunciaron a jugar, y lo haría por invitación el joven Angel Fernández de Las Palmas, que dos años más tarde se proclamaría campeón de España.

En 1966 es muy difícil seguir la pista al ajedrez tinerfeño. No obstante, la única información existente presenta a Juan Castro al frente de la tabla a mitad del torneo, seguido de Nicolás de la Rosa. Y dado que ambos acudieron al regional y que Castro tuvo destacada actuación, así como que Castro y De la Rosa eran los dos primeros tableros de la selección tinerfeña ese año, debemos entender como antes que Juan Castro fue en efecto el campeón y Nicolás de la Rosa subcampeón. En el regional Juan Castro puso las cosas muy difíciles a Angel Fernández, que se impuso finalmente.

En 1967 quienes disputaron el regional fueron Rodolfo Gómez y el poco conocido Juan Ramón Sánchez Llarena, por lo que hay que pensar que aunque la selección la encabezó Gregorio Rodríguez Vera ese año, fue Rodolfo quien se alzó con el título de campeón provincial. El grancanario Betancort se impuso ese año.

En 1968 sí tenemos información fiable -del Diario de Las Palmas- sobre el provincial de Tenerife. Venció el retornado Alberto Renshaw, que llevaba 15 años fuera de la isla, en concreto en Madrid, donde había jugados muchos torneos, seguido de Gregorio Rodríguez Vera, Pedro Marrero, etc.: Renshaw y Rodriguez Vera jugaron el regional, pero nada pudieron hacer ante los grancanarios Blas Rodríguez, campeón, y Betancort, subcampeón. Dado que Blas renunció a jugar el nacional, lo hizo Betancort, acompañando al campeón nacional Angel Fernández.

En 1969 hubo dos regionales. En el primero -que esta vez no clasificaba para el nacional- juegan Gregorio Rodríguez Vera y Rodolfo Gómez, a los que se cita por este orden, por lo que parece que este fue el orden del provincial de Tenerife. Betancort consiguió el título, seguido de Rodríguez Vera. En un nuevo regional jugado poco después por los mismos cuatro jugadores, que ahora sí clasificaba para el nacional, Betancort gana de nuevo, y es ahora Rodolfo Gómez segundo y Rodríguez Vera tercero. Pero por renuncia de los dos primeros, por primera vez desde 1959 un tinerfeño, Gregorio R. Vera juega el nacional (en 1965 el propio jugador había renunciado a hacerlo). Por desgracia apenas empezado el torneo, en la tercera ronda, tuvo que abandonarlo por razones de enfermedad de un familiar. 

1970: El Diario de Las Palmas informó del resultado del provincial de Tenerife de ese año, aunque curiosamente el diario La Provincia dio el orden al revés: Para este último, el campeón fue Rodolfo Gómez y el subcampeón Gregorio Rodríguez Vera (para el vespertino Rodolfo fue el subcampeón. Así que no tenemos datos para pronunciarnos, pero dado que el Diario de Las Palmas cita fuentes de Tenerife,  En todo caso, el regional lo disputaron Rodolfo Gómez y Luis Darias en lugar de Gregorio Rodríguez Vera, junto a los grancanarios Pedro Lezcano y J.A. Valcárcel. Pero otra vez vencieron los orientales: J.A. Valcárcel se proclamó por sorpresa campeón y disputó el nacional de ese año en Asturias.

Juan Sanchez 1971

Rodolfo Gómez 1970

Rodolfo Gómez 1970-71

En 1971 dio nacimiento la revista Ajedrez Canario, y la ebullición de ajedrez grancanario se contagió a Tenerife. La Federación de Cardona había decaído, y hubo un baile de presidentes esos años: En 1971 fue nombrado presidente el veterano Lucio Bacallado, y más tarde lo fueron J.A. Padrón y ya en 1975 Esteban Escobar Montesinos. Las normas de clasificación habían cambiado, y se clasificaba directamente el campeón provincial de Las Palmas mientras que una segunda plaza salía del regional, que disputaban el campeón y subcampeón de Tenerife con el segundo y tercero de Las Palmas. Dado que Rodolfo Gómez no jugó el provincial, y el regional lo jugaron Gregorio Rodríguez Vera y Luis Aguirre -que a mitad del torneo iba bastante detrás de Gregorio-, ocupando luego Gregorio el primer tablero de la selección de Tenerife, parece claro que fue Gregorio Rodríguez Vera el campeón. En cualquier caso en el regional se impuso Angel Fernández, y la plaza de Tenerife la ocupó en el nacional Rodolfo Gómez pese a todo, aunque ni siquiera había disputado el provincial.

1972: En este caso la clasificación es clara pues la ofrece la revista Ajedrez Canario. Creada ya la categoría de preferente en Tenerife, se impuso Rodolfo Gómez, seguido de Alberto Renshaw, y fue tercero Luis Aguirre, seguidos de Francisco de la Rosa. Rodolfo Gómez y Francisco de la Rosa, por renuncia sin duda de  los anteriores, jugaron el regional por una plaza para el nacional de Salamanca. Aunque en la última ronda figuraba en cabeza el grancanario Alejandro Ortega Rodolfo Gómez le venció en dramática partida y se proclamó campeón, jugando nuevamente Rodolfo Gómez el nacional.

1973: No hay una referencia directa pero en la prensa de Las Palmas se cita a Rodolfo Gómez como el campeón de Tenerife, y además ocupó el primer tablero de su selección , por lo que parece claro que fue el triunfador. Rodolfo, Renshaw y Luis Darias defendieron a Tenerife en el nacional de ese año, jugado de nuevo en Tenerife. En el regional previo, jugado por última vez hasta 1985, se impuso el grancanario J.M. Fraguela. , y en el match de selección de este año el primer tablero lo ocupó Rodolfo, y el segundo Gregorio Rodríguez Vera, por lo que es sin duda éste el resultado que tuvo el provincial.


Gregorio Rodríguez Vera en sus últimos años

En 1974 no tengo datos de prensa. Pero el nacional lo disputó el joven de 19 años Lucas Eduardo Mendoza. Contactado el jugador, me confirma que se impuso ese año en el provincial de Tenerife.

Lucas Mendoza gran valor del ajedrez tinerfeño

En 1975 Ese año el campeonato de España lo jugó de nuevo Rodolfo Gómez, al que en una información de la revista Ajedrez Canario se cita como campeón provincial; sin duda pues en esos años Rodolfo fue el gran dominador. 

    En 1976 se impuso un nuevo valor, Luis Aguirre Lorenzo (1948), que consideró que el nivel de juego de ese provincial había sido bastante bajo (declaraciones al periódico tinerfeño El Día). Aguirre ha seguido siempre implicado en el ajedrez y en la década 2010 ha sido presidente de la Federación Canaria de Ajedrez.


Luis Aguirre en 1976


En 1977, según informa el periódico Diario de Avisos, fue campeón el nuevo valor Adalberto Villavicencio, seguido de Antonio López.

Datos provisionales, años posteriores a 1977 hasta 1991:

 Desde ese año no tengo suficientes fuentes, en muchos de los años, No obstante, muchos años sí tienen confirmación fiable -documental o por los propios jugadores- y otros probable. Veamos:

         -En 1978 jugó el nacional Gregorio Rodríguez Vera, sin que se tengan más datos, por lo que es posible que fuera ese año el campeón provincial de nuevo.

       -1979. Lucas Mendoza (probable). En 1979 jugó el nacional Lucas E. Mendoza. Cierto es que la selección de Tenerife de ese año la encabezó Fernando E. Goñalons, pero es muy probable que fuera Lucas el vencedor del provincial: "Sí, creo que fui yo; en la selección no necesariamente jugaba de primer tablero el campeón provincial, a veces se cedía ese honor a algún veterano; Goñalons de hecho nunca ganó el provincial, por lo que está claro que él no ganó en 1979. Yo acababa de llegar de la mili, y creo que me impuse yo", recuerda Lucas Mendoza.

1980: Sin datos. Es posible que ganara Villavicencio, que fue subcampeón de España juvenil ese año.

1981: Adalberto Villavicencio. El nacional lo jugó Adalberto Villavicencio, que ya era el mejor jugador tinerfeño, y según fuentes orales de J.M. Ramos, fue él quien ganó el provincial de ese año. "Yo empecé a jugar a fines de 1980, y estoy prácticamente seguro, casi al 100%, de que vi ganar a Adalberto el provincial de 1981".

1982: Sin datos.

1983: Ganó Hugo Rubio Purriños. Me cuenta J.M. Ramos Aguilar: "Ganó Hugo, yo fui el subcampeón, y el tercero fue Luis Aguirre Lorenzo. Fue una liga a doble vuelta. Hugo ganó una partida muy buena a Aguirre. Yo jugué por invitación del presidente de la federación José Antonio Fumero, y si conseguía unos determinados puntos me concedían la categoría de preferente. ¡Saqué muchos más puntos de los exigidos!. Me hizo ilusión jugar ese torneo y quedar subcampeón y lograr la categoría de preferente. Yo estaba empezando a jugar y gané el juvenil de Tenerife en 1981, 82, 83 y 84, lo que daba acceso directo al juvenil nacional".

1984: Sin datos.

1985: Juan Alonso Quecuty (tercero Luis Aguirre) Al reanudarse los campeonatos regionales -ahora autonómicos- se dispone de información indirecta. Así, el periódico grancanario Canarias 7 informa que el andaluz Juan Alonso Quecuty, entonces afincado en Tenerife, fue el campeón, y Aguirre tercero. Ambos disputaron el regional de Canarias que ganó Menvielle.

1986: Luis Aguirre, campeon insular. Subcampeón Hugo Rubio. Afortunadamente, este año existe información directa del periódico tinerfeño "Diario de Avisos". Luis Aguirre fue el campeón, seguido de Hugo Rubio. En cambio el regional lo jugaron Hugo Rubio y Lucas Mendoza, que fue el tercero (1.-Luis Aguirre, con 13 puntos; 2.- Hugo Rubio, con 12,5; 3.- Lucas Mendoza, con 12; 4.- Dionisio Báez, con 6; 5.- Víctor Alvarez, con 8,5; 6.- Miguel Ángel Cánovas, con 6; 7.- Carlos Márquez, con 5; 8.- Francisco Amador, con 2,5 y 9.- Manuel Lozano, con 2 puntos). 


1987: Campeón insular Lucas E. Mendoza. Subcampeón F.J. Santos. Aunque no hay datos directos estaban clasificados para el regional Lucas Mendoza y F.J. Santos, al que en Canarias 7 se cita como "subcampeón provincial".  A partir de 1986 ya no se juega campeonato "provincial" en realidad, por lo que el titulo correcto es insular.

1988: Campeón insular José Manuel Ramos, segundo Dionisio Báez (datos del propio campeón y de Informator canario vol. 2).

1989: Campeón insular Lucas E. Mendoza, subcampeón Ernesto Solana (datos Informator canario vol. 3).

1990: Campeón insular Adalberto Villavicencio, subcampeón Lucas E. Mendoza.

1991: Campeón insular J.M. Ramos Aguilar (datos del propio jugador).

Como vemos, unos pocos nombres se reparten los triunfos. Además de los históricos -encomiables Gregorio Rodríguez Vera y Rodolfo Gómez, que aún darían guerra en los 90-, Luis Aguirre, Lucas Mendoza, A. Villavicencio, Hugo Rubio y J.M. Ramos son los únicos que aparecen con más de un título.

       Para los años posteriores a 1991 puede consultarse la lista de la Federación de Tenerife, en http://ftajedrez.com/hemeroteca/

RELACION DE CAMPEONES PROVINCIALES DE TENERIFE (1944-1977)

1.       1944: Juan Daranas.
2.       1945: Porfirio Díaz.
3.       1946: Paulino Melián.
4.       1957: Angel Ivorra Picó.
5.       1958: Asensio Ayala Trujillo.
6.       1959: Asensio Ayala Trujillo.
7.       1960: Asensio Ayala Trujillo.
8.       1961: Asensio Ayala Trujillo.
9.       1962: Rodolfo Gómez Trujillo.
10.   1963: Nicolás de la Rosa.
11.   1964: Gregorio Rodríguez Vera.
12.   1965: Gregorio Rodríguez Vera (muy probable).
13.   1966: Juan Castro (muy probable).
14.   1967: Rodolfo Gómez Camacho (muy probable).
15.   1968: Alberto Renshaw Zetner.
16.   1969:  Gregorio Rodríguez Vera (probable) o Rodolfo Gómez Camacho.
17.   1970: Gregorio Rodríguez Vera o Rodolfo Gómez Camacho  (incierto).
18.   1971: Gregorio Rodríguez Vera.
19.   1972: Rodolfo Gómez Camacho.
20.   1973: Rodolfo Gómez Camacho.
21.   1974: Lucas E. Mendoza Contreras.
22.   1975: Rodolfo Gómez Camacho.
23.   1976: Luis Aguirre.
24.   1977: Adalberto Villavicencio (subcampeón Antonio López Izquierdo).

Desde luego la carrera ajedrecística de muchos de los citados aquí no concluyó ni mucho menos en estos años. Por ejemplo en 1992 Gregorio Rodríguez Vera se proclamó campeón provincial de nuevo, y Rodolfo Gómez tercero (Rodolfo jugaría ese año de nuevo el regional ahora denominado autonómico). Rodolfo se retiró más tarde del ajedrez competitivo, pero Gregorio, de su misma edad, continuó jugando hasta el año de su muerte con 74 años, en 2016. Asensio Ayala, el histórico campeón, aún sigue jugando torneos por equipos en La Gomera y Tenerife. Lucas Mendoza (1955), más joven, ha continuado jugando muchos años y ha obtenido título internacional, y juega esporádicamente. También el economista Alberto Renshaw (1935-2000) ha sido un jugador destacado en el tablero tinerfeño, hasta su fallecimiento. Por supuesto, también los Darias y De la Rosa del ajedrez tinerfeño, que a veces se confunden: Angel y Luis Darias, grandes valores del ajedrez insular. Angel falleció hace años y Luis, el menor, falleció en este mismo año 2020 y seguía vinculado al ajedrez totalmente. Nicolás de la Rosa, que era el más fuerte, y Francisco de la Rosa, pese a la coincidencia de apellidos, no eran hermanos. Nicolás falleció hace mucho y Francisco está ya retirado del juego.










viernes, 10 de julio de 2020

Diario del joven y el solitario, 18. Tiempos de universidad y bohemia

Diario del joven y el solitario (18). Tiempos de universidad y bohemia.

Ricardo Moyano. Julio 2020.




He regresado de la isla de Hierro. Y he vuelto a ver al Solitario. El confinamiento ha terminado, pero no eso que llaman “la nueva normalidad”: mascarillas, distancia y distanciamiento, miedo. Ha fallecido tanta gente, sobre todo en la edad del solitario, que noto la retranca en sus ojos oscuros y vivaces. Tomamos un té en la nueva terraza del Hotel Santa Catalina, y no nos damos ni un apretón de manos. El camarero luce una enorme máscara con filtro. Se supone que la calidad del establecimiento se mide ahora en esas cosas. 




-Nos volveremos más clasistas, joven, los pobres serán más apestados, que viene de peste, precisamente: tendrán eso que ahora se llama mayor carga vírica.  Lo veo venir.  Un amigo suramericano me dice estos días que allí, simplemente, dejan morir a los ancianos “de mengua”. Terrible expresión. Aquí sucedió en buena parte en las residencias: que se mueran despacito, que se vayan menguando sin hacer ruido. 

Pero el Solitario mira hacia las mesas de la terraza, y cambia de tercio de repente. Como si quisiera espantar los malos espíritus, se remonta en el curso del río. 

-Quizá he sido demasiado pesimista, joven. El futuro siempre es incierto. Pero, como alternativa, el pasado siempre está ahí, intacto.
Y si no nos convence, siempre podemos reconstruirlo un poco. Quién no recuerda la universidad, la primera juventud, el olor del cabello de aquella muchacha, o al menos el del porro que se fumaba. Era poeta. Hablo de principios de los años 70,  y aún vivía el general, por supuesto. La facultad estaba llena de carteles protesta, unos largos panfletos en papel de envolver paquetes que no leía nadie, y que hablaban del revisionismo trotskista y maoísta, y del “calvijefe” capitalista que iba por las noches a llevarse la caja del bar universitario. Para mí que esos carteles los confeccionaba un camarero, porque tenían obsesión con aquel hombre, el “calvijefe”. Lo demás era música y sueños de libertad.

-El California dreaming tardío de la Celtiberia, vamos.

-Más tarde que los yanquis, sí, pero en todo caso sucedió antes de mis tiempos de Formentera, que ya le conté. Veinte años escasos, campus universitario en Tenerife, toda la vida por delante. El dictador había expulsado de la península, de forma más o menos discreta, a una serie de profesores díscolos, no necesariamente izquierdistas. Así que Canarias se había convertido en una especie de refugio crítico. Aunque la larga mano de los grises también llegaba aquí, y el inspector Matute se hizo célebre por las palizas que daba, el campus era tierra sagrada, donde nadie podía entrar sin permiso del rector, que no solía darlo. Una vez lo hizo, años después, y mataron a un estudiante. Yo creo que el rector se arrepintió toda la vida. Pero esa es otra historia.






-Y usted prefiere hablar de los porros y de la poeta morena.

-Sí, pero no he dicho nunca que fuera morena. De hecho era de origen vikingo, rubia como el oro.




El solitario aspiraba el recuerdo como debió impregnarse entonces de aquellas noches de marihuana y sexo. Supongo. O con más intensidad, incluso.

-Cuénteme detalles, Solitario.

-Impartían docencia en sociología, psicología y derecho grandes capos de la progresía de entonces. Alguno era comunista, como Escohotado -el hermano discreto del más célebre, que ha defendido las drogas en tiempos recientes-, otros de pensamiento lógico, como Javier Muguerza, otros  una especie de falangistas sociales, como Francisco Hernández Rubio, o liberales demócratas con influencias marxistas, como Felipe González Vicén. Todos caían en el mismo fango para la dictadura. Pero aunque bajo la etiqueta común de inoclastas, eran muy contradictorios entre sí. Vicén, cátedro de filosofía del derecho, impartía las clases de etiqueta absoluta, y exigía a los alumnos la misma regla, chaqueta y corbata los caballeros, falda decente las señoritas; aplicaba la máxima de Gracián, sus clases duraban apenas veinte minutos de brutal intensidad filosófica, eso sí, y había que correr para tomar los apuntes. Tradujo al español "El principio esperanza" del marxista alemán Bloch, y la esperanza de sus alumnos era superar la difícil asignatura. D. Francisco Hernández Rubio en cambio iba en vaqueros y jerseys de lana, y sus clases eran larguísimas y a veces tan poco inteligibles como su oscura voz. Decía que en una dictadura era imposible que existiera derecho constitucional, así que en vez de las leyes fundamentales de Franco nos explicaba antropología social, y se quedaba tan fresco con aquellas charlas descacharrantes sobre monos comedores de cerebros que habían conformado las primitivas sociedades humanas. Un catedrático entonces era dios en una universidad, por muy rojo y perseguido que fuera. O incluso más que los del régimen, por la aureola maldita que les rodeaba. Pero en realidad ninguno de ellos se juntaba demasiado con nosotros, la plebe. Eso quedaba para los célebres “penenes”, expuestos cada año al despido si caían en desgracia para la cátedra. Las excentricidades de Hernández Rubio, sobre todo, eran conocidas en toda la isla. Una vez se presentó en el selecto casino con dos meretrices. “Por favor, don José María, no entre aquí con esas damas de dudosa reputación” le dijo el conserje con suavidad. “Disculpe usted, de reputación dudosa son todas las señoras que están dentro; estas son putas”.

Me río. Y el solitario aprovecha para beberse media taza de te, y resopla acusando el líquido hirviente todavía.




-En la facultad merodeaban los personajes curiosos también en los estudiantes. Uno, Luis, vivía en una comuna anarquista, era muy guapo, y  venía de vez en cuando a encender a las masas con sus camisas negras y fulares rojos; anunciarba la abolición inminente del Estado. Por lo visto el padre era empresario y le mandaba un cheque mensual que le liberaba de la necesidad de estudiar. Con esa planta y esa labia, ligar para él era como respirar. Cada vez retornaba a la comuna con alguna chica que levitaba a su rastro. No se si la compartiría o si ella se dejaría compartir. 

-¿Y la poeta?

-Esa no era de las de Luis, tenía mucha personalidad. La poeta era muy buena, y lo estaba. Me pasó el canuto directamente de sus labios húmedos, carnosos...

-No me lo cuente. Era de noche, sonaba Pink Floyd…




-No se acelere. Era por la tarde, sonaba Pink Floyd. Ummagumma, Atom heart mother, todos aquellos extravíos psicodélicos setenteros que no llevaban a ninguna parte, pero ¿acaso han llevado a algún lado los otros?. A oficinas con ventiladores ruidosos o despachos de turno de oficio. El teclista de los Floyd era mi preferido, siempre fui raro; usaba patrones armónicos hindúes, por cierto. Eso sí, nosotros nunca llegamos a Goa, la adormidera y el sitar; nos bastaba con el hachís del moro, que estaba más cerca. La mayoría de las chicas en realidad estaban en residencias femeninas de estricto acceso y comportamiento, así que las más liberales vivían en pisos o en el caso de las residentes, eran ellas las que visitaban los colegios mayores masculinos, donde había más depravación de las costumbres.

-¿Y donde vivía la poeta rubia?

-En un piso, con su hermana, tan blonda y bella como ella, y tan arisca. Pero ambas vinieron una vez a la fiesta. Una de esas reuniones polifacéticas que se organizaban en la bohemia, mezcla de teatro de vanguardia, lectura poética, audición musical, fumadero…

-Y sexo.




-Tendría que definir sexo. Si se refiere a la cama, tanto no. Arrumacos y besos en la oscuridad, sí. A consumar en su caso se iba a los pisos o los colegios masculinos, o las pensiones infames como en la que yo viví dos años. Tenía su ventaja.  En camastros estrechos tenía más encanto rematar la jugada.

-Y la poeta nórdica leyó en la fiesta sus delirios rosas.

-Más de uno. No eran psicodélicos, propiamente. Más bien intimistas. Hablaba de cosas raras, de helechos arborescentes, dolor transcendido, luz irisal, tigres en llamas, esas metáforas que se escriben para el propio aliento y para el propio ego. La aplaudíamos a rabiar, por supuesto. Charlot se llamaba el pub,  el antro de esa fiesta, que llevaba un calvijefe diferente, un argentino peronista y gay. Pero la poeta pálida no era habitual de ese garito. Declamaba más en otras ágoras menos mugrientas, incluso las oficiales organizadas por el rectorado en el paraninfo. Pero sí, fue esa vez cuando me pasó el porro desde sus propios labios carnosos, si es lo que quiere saber. Hoy, con la pandemia, no se podría.

-¿Y sólo hubo ese intercambio, o pasaron a mayores, solitario?

-Le quita usted todo el encanto a la seducción humana, joven. Ese día, como dice el dicho, ella caló el chapeo, requirió la espada, fuese… y no hubo nada. Pero otra vez visité la casa de las dos hermanas para llevarles un libro de poemas de Félix Francisco Casanova, "El invernadero", el poeta de moda que murió tres años después, con apenas veinte años. Ese día fui yo el que leí, y me invitaron a té moruno.

-¿Y cuando acabó la lectura?

-Cuando acabó la lectura la hermana dijo que tenía que marcharse a la facultad, y la poeta y yo fumamos un poco. Ella se levantó a quemar resina de sándalo en un braserillo y volvió al sofá. Llevaba un blusón sujetado al cuello, que dejaba al aire  el brillo de sus hombros. Tenía los ojos glaucos. Los amantes, pero también los buenos amigos, joven, crean en su torno una burbuja, un espacio impenetrable que les protege del mundo exterior, con sus horrores o sus rutinas; y en esa burbuja se creen inmortales y eternos e inmortales, aunque sea quimera. Como dijo Salinas, son “esa corporeidad mortal y rosa/ donde el amor inventa un infinito”.

Y aquí calló el solitario. Por más que lo intenté, no quiso seguir el relato de sus andanzas caballerescas, y empezó a divagar preguntarme por mi confinamiento en el Hierro, por el hotelito donde cumplí la comisión de servicio, por el dragón Tagoro, el volcán adolescente que aviva su fuego desde el mar de La Restinga, de vez en cuando.

-También apareció flotando un notario en el mar de Hierro hace poco -apostilla el solitario-. Ya ve, haciendo submarinismo, buscando peces de colores y corales. La muerte ronda en cualquier parte, en el momento de la mayor belleza, no hacen falta virus. Dicen que la inmersión produce una borrachera abstemia. Es una muerte dulce, al menos. 

-Se ha desviado, solitario. Dígame al menos que fue de la poeta musa.

-Siguió su vida, como todos...

Fue entonces precisamente cuando el camarero del hotel volvió con unas galletas y repuso la tetera. Nos dijo que estábamos invitados por una mesa lejana. Miré hacia allá, y una dama de cabello gris me sonreía. Vi que el solitario también estaba mirando. Y tuve una intuición, una certidumbre más bien.

-Sí, es ella, joven. Hará usted un buen juez instructor. La vi al entrar. 

Pero el solitario no se levanta, y se limita a hacer un gesto de reconocimiento hacia la señora y su compaña, que yo imito.




-Fueron tiempos de mucha bohemia, aunque estudiábamos hasta quemarnos las pestañas. Por el paraninfo, junto a la joven poeta y algunos vates reputados de la isla, pasaron desde Mercedes Sosa con su poncho cantando Te recuerdo Amanda, hasta tríos franceses de jazz, y también músicos de la orquesta filarmónica que nos iniciaban en el dodecafonismo; nunca pasamos de la iniciación, eso sí. Luego, años después, aquellos formidables catedráticos críticos se jubilaron, y en su mayoría se quedaron a vivir en la isla, como barcos varados. Ya no tenía sentido el retorno, con o sin Franco. Hicieron familia, envejecieron, y las Canarias era un buen lugar ellos. Los penenes de entonces fueron los nuevos catedráticos, pero y luego alguno de  nosotros. A los demás nos ha ido de muchos y diversos modos. Ella, la poeta, por ejemplo, si lo quiere saber, que supongo que sí, aún imparte clases de literatura en filología, y ha publicado muchos libros. Su esposo es banquero.

-Pues también parece un “calvijefe”. ¿Por qué no se levanta a saludar? 

-Mira que es usted grosero.   

-Vale. Bueno, a lo mejor ella un día escribe sus memorias y le cita, o le dedica un poema. Si es que no lo hizo ya...

El solitario me mira fijamente.