Gerardo González en 1992 cuando ganó el campeonato regional de Canarias |
Texto: Ricardo y Armando Moyano. Las Palmas julio 2019. Ultima versión 18/7/2019, se añade foto y obituarios.
Me llega inesperadamente la noticia del fallecimiento de Gerardo González. Mi hermano Armando, gran amigo suyo, me había comentado que le habían ingresado en un hospital, y que desde hacía unos meses estaba desganado, que ya no quería vivir. Poco antes también había dejado de jugar al ajedrez, lo que era un hecho insólito, porque a pesar de los achaques de la salud, a sus casi 90 años seguía todavía amando no ya el juego mismo, sino la propia competición. Gerardo era toda una institución, el gran veterano de nuestro ajedrez.
Junto al ajedrez, su otra gran pasión -y su medio de vida- fue la pintura. La belleza, en todas sus formas, era la piedra angular de su vida, porque en el ajedrez se extasiaba con las posiciones, sumiéndose en grandes meditaciones, aparentemente para encontrar la mejor jugada, pero en el fondo porque sabía que cualquiera de ella estropearía el cuadro, la armonía estética de la situación. "Ricardo" me decía, "los jóvenes tienen prisa por jugar y ganar, no se enamoran de las posiciones". Por supuesto, nunca fue un defensor del ajedrez contra reloj, del ajedrez relámpago. Su modo de ser callado, melancólico, se ajustaba mejor al ritmo lento de jugar y de vivir.
Pero conocía la fugacidad de la vida, el inexorable fin que a todos alcanza, aunque él lo hiciera casi ya nonagenario. En una entrevista de 2013 declaró: ““Las piezas son muy caprichosas y van y vienen, mueren… las piezas del ajedrez son como la vida misma, como las naciones, las personas, se pelean entre ellos, consiguen la gloria, al estar bien ubicadas en el mejor punto del tablero y después… desaparecen y mueren…” (Gerardo González, declaraciones en 2013 a Gustavo, en el sitio de internet http://elcontrajuego.blogspot.com/2013/04/entrevistamos-gerardo-gonzalez.html)
Gerardo, llevaba en Las Palmas más de 40 años, pero todavía más en España. Había llegado a España con la intención de ver Europa, de visitar todos los grandes museos del viejo continente. Se ganaba la vida pintando para turistas primero en la Costa Brava y luego en la Costa del Sol. El G.M. Bellón le conoció en Fuengirola, y recuerda las muchas y duras partidas que ambos disputaron. Le encantaba España, y se estableció en Las Palmas, donde se quedó ya permanentemente primero porque aquí vivía su esposa Piedad, gallega, que desempeñaba el puesto de secretaria de dirección del Hotel Cristina. Pero además, porque le encantó el floreciente nivel ajedrecístico de la isla, gracias al “boom” de la etapa de Marrero Portugués. En su juventud, en Mar del Plata, había destacado ya como ajedrecista, ganando el título en seis ocasiones, 1946, 1947, 1948, 1949, 1958 y 1959; además fue subcampeón en 1966 y 1970. Uno de los hitos más conocidos fue, luego, su victoria en simultáneas sobre Fischer en 1971, que transcribo al final del artículo, incluyendo la planilla original de Gerardo.
Aunque ya había jugado partidas en el sur de la isla a fines de los años 70, es a partir de la década de los 80 cuando se incorpora a la vida del ajedrez capitalino con una vocación indesmayable, hasta alcanzar dos campeonatos regionales en 1988 y 1992 y el título de Maestro Fide. Con ocasión del campeonato de 1992, obtenido a los 62 años, muy contento, declaró que "los veteranos seguimos dando caña". Este triunfo le valió disputar el campeonato de España de ese año.
En equipos, amigo de sus amigos, se mantuvo casi toda su trayectoria canaria en el equipo Goya, fundado por el también fallecido Rafael Fuentes.
Gerardo nunca perdió su suave acento argentino, el cariño de su voz. Nunca tuve un trato muy estrecho con él, a diferencia de mi hermano, pero cada que me encontraba me saludaba con un enorme afecto. Y me sorprendía cómo a pesar de todas las dificultades siempre encontraba la motivación suficiente para sentarse a jugar un torneo individual o por equipos, para aguantar horas y horas de duras partidas.
Era un hombre muy alto, de buen porte, pero fue envejeciendo, y empezó a resentirse de la salud, a caminar con dificultad. No cejaba por ello en su ilusión por el juego, aunque en los últimos años consideraba que ya no tenía la energía y la preparación suficiente para enfrentarse a los jugadores jóvenes, que utilizaban ordenadores y bases de datos, mientras que él seguía manteniendo su modo de entrenarse con libros clásicos.
Ya más recientemente le faltó la compañía de su esposa, y en su honor promovió un torneo de homenaje, al igual que financió el memorial Larsen, que nunca se había celebrado en Las Palmas desde el fallecimiento del gran maestro danés, tan vinculado a la isla. Pero yo creo que la pérdida de Piedad le había transmitido una fragilidad del alma, una inseguridad que no era solamente física -se apoyaba en un bastón- sino sobre todo moral. Yo me lo encontraba por las calles, o en el multicine -fue también un gran amante del cine toda su vida-, y siempre le sentía algo desvalido. Aunque se apoyara en el báculo, el verdadero sostén de su vida, Piedad, ya no estaba a su lado. También es cierto que esa suave fragilidad formaba parte también de su modo de ser, de su melancolía argentina -le encantaban también los tangos, con su carga ardiente de sentimientos y sueños a menudo frustrados–“Sentir que es un soplo la vida/que veinte años no es nada/ que febril la mirada te busca y te nombra…”.
El último Gerardo tenía la mente intacta, pero estaba cansado de su imposibilidad física, de la dificultad para jugar, para ir al cine, para pasear incluso. Estaba ya cansado en definitiva de la vida. Con cierta amargura se planteaba que tal vez el ajedrez le había robado demasiadas horas que podría haber entregado a su otro amor, la pintura. Reflexiones de senectud. A fin de cuentas, nuestras ideas cambian con el tiempo, pero como se ha dicho, la vida solo puede vivirse una vez, y no hay posibilidad de corregir el borrador.
Adrián Cruz contra Alfredo Brito, Gerardo González observa. Foto cedida por Adrián Cruz. |
Será muy extraño no verle ya por cualquier parte, con su elegante presencia y su bastón a cuestas, su fina ironía: “Ricardo, ¿qué cuentas?, ¿Cómo esté tu hermano Armandito?”. Queden para el recuerdo sus lienzos, sus partidas, sus colaboraciones en el ajedrez insular -realizó la portada de alguno de los torneos El Corte Inglés de los años 90, por ejemplo-. Creo que por las prisas de la vida, contrariando la filosofía de Gerardo, nunca dediqué el tiempo que hubiera merecido una larga conversación con él. Ahora me arrepiento. Afortunadamente, mi hermano sí fue íntimo amigo suyo, le trató a diario, y me ha remitido un emotivo texto de recuerdo al amigo que se fue:
"Las Palmas 12.Julio.2019
Gerardini, se terminaron las charlas sobre arte, música, cine , filosofía , ajedrez y muchos otros temas sobre los que solíamos disertar, tratando de encontrar respuestas en un mundo que nos había sobrepasado ya hace tiempo. Tú decías que después, no había nada y lo decías seguro, en tu agnosticismo humanizante. ¿ Estás seguro? te preguntaba yo, y tú sonriente, lo afirmabas con tu mirada, somos lo que somos ahora y después... Aquí quedaron tus libros, tu música, tus trofeos de ajedrez, pero sobre todo queda tu amor por esta tierra canaria reflejado en tus muchos años de residencia en ella y por tu querida galicia, terruño que recorriste junto a tu esposa Piedad. "Madrid es mejor que París, me decías…y en España se come mejor que en ningún lado". Recorriste los mejores museos en Europa, de la mano de Piedad y tus cientos de pinturas cuelgan en las casas de muchos hogares en el mundo. Me contabas, que en tu adolescencia, debiste elegir entre la pintura y el ajedrez. Ambas pasiones, te proporcionaban la oportunidad de conocer gente y viajar aunque a veces te reprochabas no haberle dedicado más tiempo a la pintura. Son muchos los momentos que pasamos y muchas las preguntas que quedaron sin respuesta, pero como decías en tu tolerancia, nada es absoluto y lo que cuenta es el momento. Seguro que desde otro lugar, vas a seguir escuchando la Rosa de los Vientos y a tu admirado Garci, con la pequeña radio pegada a tu oreja y a la almohada, como hacías hasta altas horas de la madrugada. La radio era tu compañera, me decías y ella te acompañó hasta pocos días antes de que te despidieras. Un gran abrazo mi amigo. Gracias por todo lo que me diste y todo lo que aportaste a nuestra amistad."
Garci Volver a empezar 1982 |
Partida cortesia de Pablo Arranz, arbitro internacional.
[Event "Simultanea Mar del Plata"]
[Site "?"]
[Date "1971.12.01"]
[Round "?"]
[White "Fischer, Bobby"]
[Black "Gonzalez Intelangelo, Gerardo"]
[Result "0-1"]
[ECO "B29"]
[PlyCount "72"]
[EventDate "2019.07.11"]
[SourceDate "2019.07.11"]
1. e4 c5 2. Nf3 Nf6 3. Nc3 d5 4. Bb5+ Bd7 5. e5 Ne4 6. e6 Bxb5 7. exf7+ Kxf7 8.
Nxb5 Nc6 9. O-O h6 10. d3 Nf6 11. Re1 a6 12. Nc3 Qd6 13. Qe2 Re8 14. g3 e5 15.
Qf1 g6 16. Bd2 Bg7 17. a3 Re7 18. Rab1 Rhe8 19. Rbd1 b5 20. Qh3 Qd7 21. Qg2 Nd4
22. Nxd4 exd4 23. Na2 Rxe1+ 24. Rxe1 Rxe1+ 25. Bxe1 b4 26. Nc1 bxa3 27. bxa3
Qa4 28. f4 Qxa3 29. Nb3 Bf8 30. g4 c4 31. dxc4 dxc4 32. Qb7+ Qe7 33. Qxe7+ Bxe7
34. Nxd4 Bc5 35. Bc3 Nd5 36. Ba1 c3 0-1
Del mismo modo, se han sucedido muchos recuerdos en las redes sociales y en prensa sobre la figura de Gerardo, de los que destaco dos, el texto necrológico de Andrés Armas Suárez "Menroco", cronista del ajedrez canario desde 1967 hasta hoy mismo, y el de Pedro Lezcano Jaén, pintor y ajedrecista como el propio Gerardo.
Pedro Lezcano Jaén (comentario remitido por facebook): "Morir a los 90 no es razón de tristeza. La tristeza es por el paso del tiempo y por el final de algo que fue entrañable, irrepetible siempre. Gerardo ya no está, ese hombre apasionado que me agarraba por el codo como si quisiera arrancarme la rótula para decirme no sé que cosa a un centímetro de la cara, en el silencio de la competición. Es imposible describirlo, pero mi cariño hacia este hombre permanecerá siempre. Adorable y querible compañero de alturas: hemos podido presumir al menos de ser los únicos dos ajedrecistas cercanos al par de metros. Nos unía la estética también, el juego posicional y como no, la pintura. " Si no vuelvo a la pintura es por la soledad que requiere; me gusta la gente, el ambiente que me da el ajedrez". Hizo lo que quiso, y nos regaló a todos su tremendosa humanidad".
Andrés Armas Suárez (Diario La Provincia, Las Palmas, obituario del 13 de julio 2019, fragmento): "Su hermano Miguel me contó que ante el negro panorama de Argentina, Gerardo viajó a Nueva York con unos pinceles y un tablero de ajedrez como único equipaje. Después vivió en Londres, París, Madrid, Marsella, y finalmente Gran Canaria -obviamente, antes vivió en Costa Brava y Costa del Sol, como ya dije, N.A.- donde llegó en 1972 con 43 años... Con él desaparece un gentleman del ajedrez, elegante, de exquisito porte, 1,94 de altura, educado, culto, impecablemente vestido, querido de todos, el jugador más longevo de nuestro ajedrez. Disputó sus cuatro últimas partidas en este mismo año de 2019, con una victoria, una derrota y dos tablas. Excelente pintor, paisajista y retratista, en ajedrez poseía estilo posicional. Aficionado al deporte en general, le encantaba también hablar de política."
Estupendo articulo Ricardo gracias
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