lunes, 10 de abril de 2017

Galería de ajedrecistas grancanarios. Pedro Lezcano Montalvo 1980-2002 (y III)

Galería de ajedrecistas grancanarios. Pedro Lezcano Montalvo. 1980-2002. (y III)

Ricardo Moyano García (colaboración M.F. Ernesto Solana).
Para Pedro Lezcano Montalvo. In memoriam. 2017.


Con Karpov años 90


Contra Larsen años 70

Con Betancort, Dumesnil, Dominguez y Fernandez años 70

Campañas escolares, con Betancort y J.M. Alemán años 70


         En este último artículo nos ocupamos de la trayectoria en ajedrez de Pedro Lezcano en sus últimas décadas. En 1980 Pedro cumplió 60 años, por lo que era ya un veterano, historia viva de nuestro ajedrez desde los años 40. Sólo Germán Pírez, ya casi totalmente retirado, o Luis Martín Estupiñán, jugador de un nivel inferior, podrían contar etapas anteriores a la llegada al ajedrez grancanario de Pedro Lezcano.

         Como jugador, Pedro destacó en esa segunda juventud que fue para él el comienzo de la década de los 80, su primer lustro. Y ello se debió a que en estos años recuperó la ilusión del juego por el juego, el ajedrez como afición amistosa, y no como medio de ganar algún dinero en las múltiples labores de docente, organizador, jugador, etc. Este cambio se debió al fin la dictadura franquista, lo que supuso el acceso de la sociedad a la libertad artística y política. Pedro se identificó con los movimientos nacionalistas de izquierdas en auge en esos años, a la vez que decantaba su poesía hacia una vertiente más popular o incluso "populista", con poemas como La Maleta y otros de exaltación de la identidad canaria y del pueblo llano, colaborando con grupos folk como Mestisay: con ellos se fue de gira por Suramérica; Pedro recitaba sus poemas más sociales, Mestisay musicaba algunos de sus versos, y el poeta a la vez componía algunas letras para canciones del grupo.

Con el Caja en nacionales 1981 probablemente, con Angel Fernandez, Dominguez


         Además, se decidió a entrar en política activa, aunque sin afiliarse a ningún partido, en las filas de Unión del Pueblo Canario y  Asamblea Canaria, obteniendo a partir de 1983 cargos en la autonomía canaria, como Consejero de Educación del Cabildo y Diputado autonómico, llegando a ser inclusive presidente del Cabildo a fines de los 80. Esta nueva actividad le procuró muchos viajes, además de los ya mencionados con el grupo Mestisay, y saneó su economía. Pero a la vez le privó de mucho tiempo para su obra artística y para el juego de ajedrez. En lo primero, se quejaría al final de su vida que no había podido escribir novelas, ni culminar una verdadera obra literaria. En lo segundo, a partir de 1984 sus partidas de competición son habas contadas, apenas unos pocos torneos individuales hasta 1988, y otras pocas partidas por equipos hasta 1990. En el ámbito nacional su última intervención fue el campeonato por equipos de Calella en 1981, donde volvió a defender los colores del equipo de la Caja Insular de Ahorros por última vez, cerrando su etapa de capitán de equipos grancanarios que había comenzado en Alcoy en 1965.

         El acceso a la política supuso que el poeta, en el mundo del ajedrez, tuviera más peso, a partir de 1985, como promotor de torneos, vocal de la Junta Directiva del club Caja (en la Federación fue también vocal pero sólo hasta 1984), divulgador, etc. Y claro está, como el buen aficionado que seguía siendo, y como profesor y apoyo de la carrera que iniciaba en el ajedrez su hijo Perico Lezcano Jaén, que alcanzaría el título de M.I.


         El último Lezcano se había convertido -y aún lo es- en un icono del nacionalismo progresista y un intelectual respetado por todos, aunque él mismo acabara abjurando de la clase política que le llenó de premios en sus últimos años, eso que él llamaba con distanciamiento "colección de pedantoteca", al igual que con cierta ironía se distanciaba de sus poemas de la calle a los que denominaba "mis engendros populistas". En el fondo, los cambios eran superficiales, y detrás del político y poeta popular estaba el mismo hombre sencillo, reflexivo y algo melancólico de siempre. No es fácil para un intelectual sumarse al carro de la vanidad.


         Ya he dicho que en los primeros años 80, liberado ya de los problemas anteriores, jugó muchos torneos: provinciales hasta 1984, quedando tercero en el de 1983 -declinó de hecho participar en el campeonato de España de 1983 jugado ese año en Las Palmas, cediendo la plaza al joven Alfredo Brito-; también compitió con éxito en varios torneos El Corte Inglés, quedando incluso en el quinto puesto en una de sus participaciones, pese a que competía toda la élite local. Etc.

La llamada vieja guardia del ajedrez grancanario en un almuerzo en el Nautico, Gregorio Hernandez, Betancort, Andres Armas, Eligio Quinteiro, Fraguela, Lasso, José García Padrón etc



         Pero será mejor aproximarnos al Lezcano ajedrecista a través de las viñetas que magistralmente trazó quien lo trató en esos años, el M.F.  Ernesto Solana, en su semblanza para mi libro "El juego de nuestras vidas" (2016). Comienzo por este fragmento de 1981:

         1981, provincial: "Nos tocó enfrentarnos ya al final del torneo -penúltima ronda-, justo el 24 de febrero, un día después del asalto al Congreso de los Diputados... Me ofreció tablas en una posición igualada después de veinticinco jugadas, y aunque en mi ardor juvenil consideré brevemente el prolongar la lucha, enseguida estrechamos la mano.         Ahora, pasado el tiempo, es cuando consigo hacerme cargo de su estado de ánimo en una situación de tanta incertidumbre política y vital... Después de firmar el empate, analizamos un poco la partida y escuché respetuosamente las sugerencias del veterano maestro. En aquel primer diálogo con Pedro, aunque su tono era amable y sosegado, me pareció que mantenía a la vez una cierta distancia."

         1983, provincial: "Transcurrieron algunos años antes de que volviéramos a coincidir sobre el tablero, aunque entretanto le recuerdo batallando con una lentilla frente al espejo en el baño del Club, mientras preguntaba con cierto desamparo si alguien sabía cómo enfrentarse a aquella molesta novedad óptica… Nuestro reencuentro ajedrecístico tuvo lugar en el Provincial del 83. En una destacada actuación, él venía pugnando desde el principio por la primera plaza, en lucha directa con el gran favorito Pepe García Padrón. Pese a mi desempeño irregular, en una de las rondas finales rompí los pronósticos y trunqué sus últimas expectativas en el torneo.         Aun así, se mostró muy deportivo después: “Está claro que hay que apoyar a los jóvenes…”, concluyó a modo de elogio. Humilde y autocrítico en la derrota, Pedro era generalmente racional y desapasionado en los análisis: no le importaba reconocer sus errores, y me parecía también advertir una cierta fragilidad de moral, que le llevaba a abandonar las luchas que para él ya no tenían sentido...".

         El Provincial de 1984 fue el último de este tipo que jugó Pedro, que había participado en casi todos desde su inicio en 1960. Los desagradables incidentes mientras se disputaba el torneo, dirigidos contra el presidente federativo y jugador Menvielle, le llevaron a abandonar el provincial, con una dura carta en prensa en que reprochaba la mala educación de los capitanes de equipos de la oposición que no respetaban siquiera el silencio  que exige una partida de ajedrez. Menvielle tenía piel de elefante y no sólo continuó jugando sino que ganó ese provincial. El talante sensible de Lezcano era muy distinto. Es esa distinción que traza Ernesto Solana en el ajedrez entre jugadores (los "killer" luchadores como Sagaseta, José García Padrón...) y pensadores (como Lezcano o el propio Solana...).

            Solana: "En el Provincial del 84 –torneo de grato recuerdo en lo personal-, me habría enfrentado nuevamente con Pedro de no haber mediado su inesperada retirada del torneo, en el contexto de un ambiente crispado por momentos entre la Federación saliente -de la que él formaba parte- y una en ocasiones demasiado combativa oposición…

            En el verano de aquel mismo año, ya en una atmósfera más relajada, volvimos a vernos en el Albergue de Guía, donde quien escribe impartía en plan hermano mayor -dada la escasa diferencia de edad- un curso para jóvenes promesas entre las que se encontraba su hijo Perico, que empezaba a despuntar. Lezcano padre tuvo la gentileza de contribuir en aquella convivencia con una instructiva charla sobre finales de peones (oposición y casillas críticas, si no recuerdo mal). Otros alumnos de aquel curso se convertirían después en verdaderos clásicos del panorama insular, como Jesús Carmelo Rivero e Iván Trujillo -canteranos de Tres Palmas y años después Maestros de la FIDE-, o los inseparables bataneros José Castellano y Juan José Sosa Suárez –este último Secretario y luego Presidente de la Federación de Gran Canaria durante muchos años-.

            Resulta obvio que Lezcano Montalvo fue un buen maestro para su hijo menor: sin duda le transmitió el gusto por el análisis, la lectura y la belleza lógica de nuestro juego, aunque quizá también una cierta cautela competitiva en sus inicios, de la que se iría liberando –para bien- con el paso del tiempo.

            Si en ajedrez distinguiéramos entre pensadores y jugadores, creo que Perico era más práctico e improvisador, con más temperamento de jugador que su polifacético padre, a mi juicio algo más inclinado al sesudo análisis sobre el tablero. Tuvo que ser un momento realmente emotivo para ambos cuando, una década después, el joven Lezcano recibiera de manos de su padre aquel certificado con una norma de Maestro Internacional…


            En una larga e inolvidable sobremesa guiense con Pedro padre, hablamos con muchísima franqueza sobre diversos temas... Lezcano fantaseaba -en un ejercicio de ajedrez-ficción- con la posibilidad aún no cumplida de un Gran Maestro canario, que se habría logrado –decía- “con un híbrido entre la técnica de Fraguela más la combatividad y la pegada de Pepe García Padrón”. Recuerdo que le mostré un libro con partidas de Kasparov -uno de los primeros que se publicaban sobre la rutilante estrella soviética-, recién recibido desde el extranjero. Después de hojearlo con interés, bromeó: “Tiene muy buena pinta, pero si lo compro mi mujer me mata…”.


            En la misma privilegiada cita escuché, con una mezcla de asombro e indignación, inconfesables relatos sobre la desaparición de la Revista Ajedrez Canario -después ajedrez 6000-, que él mismo había dirigido. Pedro sostenía que la prestigiosa publicación ya podía autofinanciarse con las suscripciones nacionales e internacionales, pero que se había forzado su cierre a finales de los 70 en el inicio de un nuevo ciclo político, con visita incluida de un par de secuaces para indicarle que –con independencia de sus fundamentadas argumentaciones- había órdenes superiores de finiquitar aquel proyecto… y que pareciera un accidente."




 1987:

            Mi siguiente evocación de Lezcano padre data ya de 1987, pues no recuerdo que volviera a jugar más Provinciales… Sus apariciones en el ambiente ajedrecístico tenían ya más que ver –tengo la impresión- con la irrupción de Perico en las competiciones, si bien aquel año entablamos una disputada partida en el clásico Corte Inglés, así que seguía siendo un duro rival aunque ya no se prodigara mucho.

            Padre e hijo acudieron aquella temporada como acompañantes al Campeonato de España por equipos en Monzón (Huesca), en la órbita del Club de La Caja, que optaba seriamente al máximo título. En mi caso, viajaba como primer tablero del Centro Goya, sin otra pretensión que curtirme con la experiencia, aunque altamente motivado en lo que se preveía iba a ser una dura prueba para mí.

            En este sentido, ya desde el principio me sentí arropado por el sabio patriarca, e incluso se atrevió a aventurar mi puntuación final en el torneo –una cifra no demasiado exigente-, supongo que para quitarme presión…  También el joven Perico –por aquel tiempo más bajito que yo- se sumaba cada ronda al particular coaching –, y celebraba con emoción cada uno de mis triunfos como si fueran suyos… Fuere como fuere, lo cierto es que sobrepasé al final del torneo las expectativas, y con un 85,71 % de puntuación recibí el premio al Mejor primer tablero, en lo que sería mi primer aldabonazo a nivel nacional.
            Una anécdota de ese mismo torneo nos muestra el lado más humano de aquel intelectual de expresión normalmente contenida… El primer día, Pedro llegó tarde al comedor. Nos explicó con manifiesto enfado que un desaprensivo –a quien se refirió de manera no reproducible- se resistía a dejar libre la única cabina telefónica disponible, ajeno a su impaciente espera al otro lado del cristal, cuando pretendía contactar con su familia después del largo viaje."





           
         Pero es verdad que Lezcano, enfrascado en su actividad política, en sus viajes -le encantaron los países suramericanos, pero le decepcionó la U.R.S.S.- , tenía ya muy poco tiempo para el juego. Y los años empezaban a pesar. El reloj biológico le pasaba factura en las últimas horas de las partidas.    






         Los pocos torneos que disputó en estos últimos años 80 son El Corte Inglés de 1987, el torneo de la O.N.C.E. el mismo año, y finalmente  último torneo relevante que jugó Pedro fue el duro Social del club Caja en septiembre de 1988, donde logró una buena actuación, 4/25, por detrás sólo de José García Padrón, Juan Pedro Domínguez y Orlando León. Fue un torneo muy simbólico, cargado de veteranos: Angel Fernández, Juan R. Betancort, Blas Rodríguez, Manuel Fernández Cuartero, Juan A. Valcárcel... Junto con la savia nueva, como su propio hijo Pedro Lezcano Jaén (padre e hijo acordaron tablas incruentas en su partida).


         También disputó la simultánea contra Kasparov de 1989, y algunas partidas aisladas como jugador por equipos hasta 1990 . 

Kasparov y Lezcano simultanea 1989


Curiosamente en la última, en 1990, derrota al M.I. José Miguel Fraguela; cierto es que ni él ni Fraguela competían ya apenas, y Fraguela cometió un grave error al jugar al ataque.

         El Pedro de estos años, ya casi en los 70 años, es el de siempre, posicional, pausado, reflexivo, con gran comprensión de las posiciones y difícil de batir, aunque a menudo propenso a tablas. El mismo apuntaba que un sexagenario podía competir en ajedrez con un veinteañero, lo que en otros deportes sería imposible, porque aunque disminuía la resistencia física y la capacidad de cálculo, la madurez daba esa intuición de lo correcto, de la esencia de las posiciones.


            Años 90.- El tiempo del luto y los discursos necrológicos.-

         La última década de intervención de Pedro en la vida del ajedrez se caracteriza, más que por su participación en torneos, que abandona prácticamente del todo, por su apoyo al ajedrez desde su puesto político, así como, por desgracia, por su labor de homenaje y panegérico a los grandes ajedrecistas que fallecieron en estos años: Pírez en 1992, Sagaseta en 1993, Angel Fernández en 1999... Como él decía en sus escritos de esos años, era ya un superviviente de una época, habitante de un mundo que se había ido quedando despoblado de sus amigos. Por desgracia, la fatalidad le tenía aún preparado otro golpe, la muerte de su hija May poco antes de su propio fallecimiento en 2002. Al menos tuvo la suerte de no sobrevivir a su querido hermano Ricardo, quien aguardó más de una década para alcanzar esa "muerte compartida", esa "muerte dos a dos" con que siempre habían especulado los hermanos.



         Pedro no jugó ya en esta década, salvo on line en su domicilio, salvada una única partida disputada en 1996 con el club Caja B de Las Palmas contra el teldense Bruno Hernández, que fue tablas. La prensa saludó esta partida como un retorno del veterano ajedrecista, pero en realidad Pedro, con la salud ya muy quebrantada, no estaba en condiciones de disputar torneos, ni siquiera por equipos.

         Ernesto Solana se refiere a esta partida: "Recuerdo una de sus últimas apariciones en un torneo oficial -¿tal vez la última?-… Fue un sábado en el Club de La Caja, alineado tal vez por compromiso en uno de los equipos filiales. Ya andaba mal de salud: se le notaba incómodo y caminaba con dificultad. Sin perder el humor -y en exagerada autoflagelación- al sentarse a jugar dijo a modo de hilarante titular de prensa: “Momia encontrada en torneo de ajedrez”… Muy pronto hizo tablas y se marchó acompañado. Aquella fue la última vez que vi a Pedro en persona...  En una de sus postreras entrevistas para la televisión, Lezcano había dicho de manera entrañable: “Uno piensa que morirse no puede ser tan malo, cuando tantos buenos amigos lo han hecho antes”…".

         Bruno recuerda aquella partida, una defensa Grunfeld que acabó en un final de tablas...

         Tres años antes hubiera podido participar en un torneo de veteranos organizado a toda prisa ante la enfermedad terminal de Fernando Sagaseta; pero su rápido fallecimiento frustró el torneo, , que se reconvirtió en un Memorial Sagaseta que Pedro hubo de presentar tiempo después... Al igual que un año antes, en 1992, hubo de presentar el I Memorial Germán Pírez, que tuvo su lado triste pero que a su vez supuso para José García Padrón la consecución de norma de G.M.: por primera vez un grancanario, ex alumno de Pedro, se acercaba al máximo título ajedrecístico, aunque por desgracia no conseguiría, al menos hasta hoy, las suficientes normas para la concesión del título.

         Ernesto Solana: "Pero si hablamos de amistad fraternal, es inevitable referirse a la figura de Germán Pírez: “Germán era un mito hasta para sus amigos”, había dicho emotivamente en la clausura del primer Memorial en honor a su camarada en 1992, mientras era Presidente del Cabildo. Conservo una entrañable foto de la inauguración de aquel fuerte torneo: Lezcano haciendo el saque de honor en mi partida con García Padrón, con un gran cuadro de Pírez al fondo, mudo testigo del acontecimiento. Al espectador atento no se le escapará una significativa  coincidencia: el jersey rojo que tanto Germán –en imagen- como Pedro –en vivo- vestían para la ocasión…".




Memorial Pírez 1992 obsérvese la coincidencia de atuendo entre Lezcano y Pírez

         La pérdida de tantos amigos iba dejando huella en el ya senecto vate. Como escribió en un acto de homenaje al poeta y también ajedrecista Isidro Miranda Millares: "No se puede escribir sobre la muerte; la muerte hay que vivirla, hay que morirla. Los amigos del alma no se mueren sin llevarse fragmentos de nuestra propia biografía. ¡Y me he muerto con ellos tantas veces! Me sería imposible a estas alturas demostrar que he existido.  Ningún notario firmaría mi fe de vida por falta de testigos. Mi juventud no ha sido sino el sueño de todos, de la que ya no queda sino un barrio vacío".

         Pedro apoyó en estos años 90 totalmente al ajedrez: con la publicación de los últimos tomos del Informator canario, así como varios torneos de renombre, como el Lark, etc. Su cartilla escolar seguía reeditándose... Era ya una figura legendaria, pero totalmente alejada del juego activo. 

         En 1996 acudió con su esposa Carmen al campeonato de España por equipos de Oropesa como espectador y apoyo de su hijo.

         Ernesto Solana: "Encontré a nuestro protagonista en un solitario paseo  una mañana otoñal en la Playa de Oropesa (Castellón), durante el Campeonato de España por equipos de 1996. Él se dirigía a un campo de setas no muy lejano, pues la micología era una de sus tantas aficiones. Liberado ya de su responsabilidad como Presidente del Cabildo, Pedro y Carmen Jaén -su infatigable compañera- se habían unido a la expedición canaria, atraídos seguramente por un interesante cartel: el equipo de su hijo Perico (junto a Todorcevic, Brito y Braulio Sarmiento) y el Caja, con la presencia estelar –un año más- de Karpov (sustituido a mitad del torneo por otro Anatoly menos inspirado: Vaisser), además de Izeta, García Padrón y quien esto escribe.
         En aquella improvisada conversación, a Lezcano le preocupaba que la preparación teórica de Perico –ya casi Maestro Internacional-, no fuera tal vez lo bastante exigente… Cuando le hice ver que su hijo era un chico sano, con otras inquietudes aparte del ajedrez, guardó un reflexivo silencio, quizá aceptando mi razonamiento…
         Inesperadamente, noté su incomodidad. Como si de repente creyera que aquel encuentro invadía mi concentración previa a la partida, Pedro se despidió con una cierta precipitación… En realidad, yo le habría acompañado con gusto a su expedición campestre, pero mi timidez me impidió insinuárselo.
         De aquel mismo viaje, conservo todavía algunas anécdotas más con nuestro poeta ajedrecista… En la ida, el azar nos había reservado en el avión la misma fila de asientos -a la derecha, irónicamente-: Pedro ventana, yo pasillo y Carmen Jaén –inigualable conversadora- sentada entre ambos…
         Cuando aterrizamos, Lezcano bromeó delante de Carmen disculpándose por la locuacidad de su pareja, pues él había pasado casi todo el trayecto leyendo… Mientras nos reíamos, le aseguré que en realidad había disfrutado de la amena compañía. Al levantarnos del asiento, me preguntó con naturalidad cómo hacía para llevar una barba tan cuidada a diferencia de la suya, por entonces un tanto bohemia, símbolo inequívoco de una nueva etapa vital más relajada…
         En el fragor de una de las rondas, vi a cierta distancia cómo Lezcano Montalvo se acercaba al paseante Karpov para interesarse por su partida con el fuerte Gran Maestro Boris Gulko. Poco antes, el ruso canario había realizado un sacrificio posicional de carácter intuitivo y consecuencias no del todo previsibles, y así lo denotaba la respuesta gestual de Anatoly, moviendo las manos con una expresión de incertidumbre, mientras sonreía…
         Tiempo después, se publicó en todo el mundo aquella victoria magistral de Karpov plagada de signos admirativos, como si todo hubiese estado previsto de principio a fin con la máxima certeza… Conclusión tranquilizadora, amigos ajedrecistas mortales: hasta los mayores genios dudan en el proceso de creación…"

         1997-2002: La enfermedad y el adiós.-

         En 1997 empezó el lustro de la decadencia física, que llevó con entereza. Pedro sufrió ese año una delicada operación de la columna que no tuvo excesivo éxito,y limitó mucho sus movimientos. El poeta, cerrada su etapa política, se había refugiado ya en su casa de Santa Brígida, en la tranquilidad de los días, en su descubierta afición por la informática y el ajedrez on-line, al que le había aficionado su hijo Perico. "Lo paso bomba" escribió a su hermano.  Era ya viejo y enfermo, y como él mismo escribió sobre la ancianidad: "Disminuida sensiblemente nuestra actividad física y algunos añorados placeres juveniles, todo lo que nos queda es la vida interior, con dos componentes esenciales, el afecto a los demás y la propia cultura.Hace dos años se averió mi columna vertebral, y como soy modelo antiguo no hay repuestos en el mercado de la salud. Pero la vida sigue siendo hermosa, escribo versos y participo de las inquietudes de mi época".

En sus últimos años recibió varias distinciones: el Premio Canarias de Literatura en 1991, el nombramiento por el Cabildo como hijo adoptivo de Las Palmas (1999), y un doctorado honoris causa  en la Universidad pública (2001) -aun ha seguido recibiendo distinciones tras su muerte...-.  Al ser nombrado hijo adoptivo pronunció un emocionado discurso. En la parte que correspondía a su distinción manifestó: "Con gratitud y júbilo acepto la adopción de nuestra isla. ¿No adopté yo a mis islas hace setenta años? Esta adopción no implica encomio alguno, sino reconocimiento a mi constancia. Además, tiempo atrás la he estado solicitando descaradamente... Cuando se inaguró en el Museo Canario el busto de Alonso Quesada, lo pedí en unos versos que decían "Quiero pisar tu senda de romero,/ que si ésta no es mi tierra porque nací en llanura,/ si no por nacimiento seré por sepultura/ canario, por derecho de muerte ¡y porque quiero!".  Todos nacemos por casualidad, pero plantamos nuestros lares por afinidades entrañables. Hoy no he de alegar mi derecho de muerte de ser canario, sino  mi derecho de siembra. Aquí llegué desde La Mancha, descubrí que había mar. Conocí la amistad, y en el amor de Carmen, entre hijos y nietos, plantamos ya diez troncos....".

En este año 1999 en que es nombrado hijo adoptivo de Canarias, se produce como dije la muerte de Angel Fernández, ex campeón de España, y todos los veteranos se implican en el torneo y actos de homenaje, incluido Pedro, que juega su última partida, ésta de exhibición, contra Juan Marrero Portugués. Al entierro de Angel y el torneo asistió su gran amigo Ricardo Calvo. Por desgracia Ricardo Calvo y Pedro Lezcano sólo sobrevivirían tres años a Angelito, falleciendo los dos en 2002.

Ernesto Solana: "Mi memoria, traviesa muñeca matrioska, da un salto en el tiempo hasta 1999 para evocar el último e inesperado encuentro entre aquellos viejos amigos. En la despedida a Angelito Fernández, el maestro Calvo le comentó cariñosamente a Pedro –convaleciente en silla de ruedas- que su noble imagen de dignidad sedente le recordaba a un cuadro del renacentista Rafael: el retrato del Papa Julio II. Como prolongando su complicidad personal, tanto Pedro como Ricardo nos abandonarían en el año 2002…".


Marrero Portugués y Lezcano 1999 torneo de homenaje Memorial Angel Fernandez

En la entrega del doctorado "honoris causa", en 2001, en un recordado discurso en el Rectorado, delante de todas las autoridades, un año antes de su muerte,  fustigó  la baja estofa de la gran parte de la clase política. Y es que había salido muy asqueado de su trato con la politica profesional. Recordaba a la muerte de Germán Pírez en 1992 cómo éste se había alejado de la política precisamente cuando ésta se había convertido en una actividad lucrativa. Celebraba por ello su propia vuelta a la privacidad.

En 2001 la muerte de su hija May de un cáncer de evolución rápida le sumió en la desolación, y no pudo superar una nueva intervención quirúrgica al año siguiente. La noticia de su muerte llegó como un mazazo.

 Sus honras fúnebres fueron una muestra de apoyo multitudinario expresado desde todas las capas de la sociedad, el pueblo llano, el mundo de la cultura, las élites políticas...

Andrés Armas escribió un texto necrológico: "...Sus lecciones magistrales, su fina ironía, su talento... Una anécdota (entre las miles que sembró con su conducta ejemplar) que resume la grandeza de la gran persona que fue: Siendo presidente del Cabildo, y teniendo necesidad de hablar con él, me dejó un recado para que fuera a verle en su imprenta de la calle Ángel Guimerá. Cuando llegué y me encontré la puerta cerrada toqué varias veces y cuál no fue mi asombro al verle aparecer ante mí sudoroso, sonriente, y con la sencillez que le caracterizaba decirme: "Perdona, pero estaba en el laboratorio revelando unas fotos, y es que los miércoles me escapo un rato del Cabildo para trabajar aquí en mi vieja imprenta, a la que he de volver". Hablaba con Pedro casi todos los días a través del teléfono y en las visitas que periódicamente le hacíamos en su casa de Santa Brígida Juan Rafael Betancort, Juan Marrero Portugués, Pierre Dumesnil, Ildefonso Lasso, José Miguel Fragüela, Eligió Quinteiro, José García Padrón, Gregorio Hernández... siempre lo encontrábamos creando algo en su ordenador, jugando partidas rápidas a través de Internet, analizando la última novedad teórica... Por el Ajedrez canario pasó Pedro Lezcano, la página más brillante de su Historia".


           

         Solana:   "No recuerdo quién me dio la triste noticia, pero poco antes de ir a trabajar acompañé a Perico en el exterior del Tanatorio, especialmente transitado aquel día, como cabe suponer. Al cabo de un tiempo se nos acercó Carmen, su madre, probablemente abrumada por el interminable desfile de pésames protocolarios… Le expliqué, como excusándome, que no había entrado para no molestarla. Entonces me tomó del brazo y dijo con aquella sincera efusividad tan suya: “¡Gracias! ¡Tú sí que eres un amigo!”… Resultó ser también mi despedida de la brava compañera de fatigas, pues nunca más volveríamos a vernos…            Alguien escribió una vez: la inteligencia humanística y la tristeza son inseparables… En este sentido, siempre me transmitió Pedro ese desencanto reflexivo que tienen las personas lúcidas, la íntima decepción del intelectual que esperaba más de su entorno, las renuncias y concesiones necesarias en la vida pública… Lo que suena hipócritamente –en definitiva- a través de la máscara social que nos impone el teatro de la vida.
            Se fue el hombre, pero nos quedó su huella como amigo, maestro, escritor y ajedrecista: sus excelentes partidas, la mítica Cartilla escolar, los torneos en su memoria y -recogiendo el testigo- la estela de Perico, primero como jugador y ahora como formador de futuros maestros…"

         Pedro murió. Su ejemplo y su huella sobreviven, sí. Año tras año se celebra el Memorial en su honor, que va por la X edición en este 2017. Y como él mismo cantó en un poema al grupo Mestisay:

         "Que no me pida licencia
         quien quiera cantar mis versos.
         Mis palabras son de todos,
         si no ¿para qué las quiero?
         (...)
         Nada queda de los hombres
         si no es palabra en el viento,
         si no es voz en la memoria,
         si no es música en el tiempo."


Cierro este artículo con el poema sobre el ajedrez que él mismo compuso para el I Torneo Internacional Ciudad de Las Palmas en 1972, y que dedicaría a Ricardo Calvo "humanista de la F.I.D.E."

Alfiles de distinto color (De “Versos para jugar y cantar”).

Mayor odio racial no se conoce
Que el de estos dos alfiles que separa,
Sobre el propio color, el de sus pasos,
Hollando eternas sendas separadas.

Uno pisa la luz y otro la sombra
Sobre idéntico campo de batalla,
Y en imposible duelo interminable
Empuñan sin cruzarse sus espadas.

Como dos personajes de dos sueños
Que en tiempos paralelos se buscaran
-separados por raza y por destino-
Para saciar un odio que no sacian.

Exhaustos al final y acompañados
De escasas huestes ya sin esperanzas,
Con más rencor que nunca insatisfecho
Han de firmar las tablas.

No declaran la paz, sino la tregua.
Con la mirada torva, ambos aplazan
Para futura lid el cumplimiento
De la implacable y eternal venganza.

Jamás se olvidarán: odio sin sangre
Más ciegamente que el amor enlaza.

           
  Veamos  también algunas partidas de estos años (para las de los provinciales de los años 80 pueden consultarse en formato texto los artículos específicos de esos torneos en este blog).

Fraguela-Lezcano equipos local 1990

Lezcano-Navarro equipos 1987

Fraguela-Lezcano 1990

Orlando Leon-Pedro Lezcano Montalvo social Caja 1988

Lezcano Montalvo-Jose Garcia Padron social Caja 1988



Para conocer más sobre el poeta y su obra pueden consultarse estos documentos, entre otros:

Lezcano Premio Letras Canarias 2016 revista electrónica


Antologia poética    
           
           
           
           
          
           
           



No hay comentarios:

Publicar un comentario