domingo, 10 de enero de 2016

Ajedrez. Kavalek contra Visier, 1974: ¿Héroe o villano?



               

                I
                En la vida, y como en ella en el juego del ajedrez, todo es relativo. Uno de los recordados episodios del ajedrez canario tuvo lugar en la lejana primavera de 1974 en un lugar también remoto, el Hotel Arrecife Gran Hotel de Arrecife de Lanzarote. Se disputaba allí el II Torneo Internacional, cuya finalidad real era la obtención de normas de GM o MI para los jugadores nacionales y especialmente los canarios, ya que el duro Torneo Internacional de Las Palmas, ya en su tercera edición, no era plaza favorable para ese menester.

             El Torneo de Arrecife era una especie de torneo B más asequible, que conjugaba algunos maestros extranjeros -generalmente venidos del torneo de Las Palmas haciendo doblete- con prometedoras promesas del ajedrez patrio y de la escena local. En 1974 hacía su debut internacional Angelito Fernández, pero quien realmente contaba con posibilidades, por su mayor experiencia, era Fernando Visier Segovia, jugador hecho en Madrid, ya con vitola de doble campeón de España, pero que entre 1971 y 1976 residió en nuestra capital y llevó la dirección técnica de la revista Ajedrez Canario. Aunque no tenía sello de "canariedad" como el propio Angelito Fernández, campeón de 1967, era muy querido y allá por 1974 nada hacía sospechar que sólo le quedaban dos años de permanencia con nosotros. Lo cierto es que el torneo se le dio muy bien y a falta de una sola ronda, Visier marchaba en buena posición y le bastaban tablas en la última partida para lograr la ansiada norma de M.I. por primera vez.




                Lo malo es que enfrente tenía nada menos que al G.M checo-norteamericano Lubimir Kavalek. Kavalek, casi de su misma edad, que con  32 años estaba en la cima de su carrera, le superaba en más de 200 puntos de ranking y  acababa de ganar el premio de la combatividad en el III Torneo de Las Palmas. Para colmo, el año anterior el G,M. había barrido en Arrecife mismo a Visier en 27 jugadas, y aunque no era fácil que Lubimir pudiera ganar el torneo, a cuyo frente estaba para el argentino Miguel Angel Quinteros, luchaba al menos por el subcampeonato. 


Cuando se le preguntó a Kavalek si estaría dispuesto a unas tablas de salón para favorecer  norma de Visier, contestó de forma cortante que ni de broma; pero que si la posición abocaba a tablas, tampoco se opondría al resultado. No era Lubimir persona a la que precisamente le asustara el riesgo: nacido en Checoslovaquia, había huido de los tanques rusos y del comunismo ortodoxo en la primavera de Praga, cinco años atrás, conduciendo hasta la frontera con la Alemania Occidental, y sobornando a los guardias de fronteras de forma inteligente... ¡con cajas de vodka ruso!. De ahí había pasado a EE.UU. y había tomado su nacionalidad. Su historia recordaba a la del GM Paul Benko, que había sufrido prisión antes, en 1956, cuando los sucesos de Hungría que acabaron con la ejecución del primer ministro Nagy; o a la del propio GM checoeslovaco Ludek Pachmann, que fue encarcelado y torturado durante la misma primavera de Praga, y sólo poco antes, en 1972, había logrado igualmente el pase  hacia Alemania Occidental.


                 

                La victoria de 1973 de Kavalek frente al "dragón acelerado" de Visier había sido fácil: 1. e4 c5 2. Cf3 Cc6 3. d4 cxd4 4. Cxd4 g6 5. c4 Cf6 6. Cc3 Cxd4 7. Dxd4 d6 8. Ae2 Ag7 9. Ag5 O-O 10. De3 Da5 11. O-O Ae6 12. Tac1 Tfc8 13. b3 a6 14. a4 Db4 15. Ad1 Tab8 16. De1 Rf8 17. Ad2 Da3 18. Ac2 Dc5 19. Rh1 Ad7 20. f4 b5 21. e5 dxe5 22. fxe5 Cg4 23. Dh4 Cxe5 24. Dxh7 Cg4 25. Cd5 Cf2+ 26. Txf2 Dxf2 27. Ah6, 1.0.

            ¿Qué ocurriría ahora? Fernando tenía en mente en esta ocasión no cambiar caballos en la sexta jugada, y desviarse de la variante. Pero lo cierto es que con una u otra variante, jugando con negras contra el poderoso y combativo Kavalek, la norma de M.I. estaba tan oscura como el color de sus piezas.

               A las cuatro de la tarde el árbitro dio la señal de comienzo de las partidas. Y empieza el tenso juego. Fernando, siempre tablífero, tiene en mente intentar igualar y ofrecer rápidamente tablas, "a ver si cuela". Y a las catorce jugadas lo intenta:

            1.e4, c5 2.Cf3 Cc6 3.d4 cxd4 4.Cxd4 g6 5.c4 Cf6 6.Cc3 d6 

(Se desvía de la línea 6...Cxd4 del año anterior) 7.Cc2 Ag7 8.Ae2 Cd7 9.Ad2 Cc5 10.b4, Ce6 11.Tc1 0–0 12.0–0 Ced4 13.Cxd4 Cxd4 14.Ad3 a5 

                En esta posición Fernando considerando que había igualado ofreció tablas. Lubomir respondió de forma seca: "¡No!".

15.a3 axb4 16.axb4 Ad7 17.Ag5 h6 18.Ae3 Ta3 19.Cb5 Cxb5 [Era mejor  19...Axb5 20.cxb5 Db6]

20.cxb5 De8 21.b6 Ab5 22.Ae2 Ac6 23.Dc2 Dd7 24.b5, Axb5 25.Axb5 Dxb5 26.Dc7 Da6 27.Dxe7

XIIIIIIIIY
9-+-+-trk+0
9+pwQ-zppvl-0
9qzP-zp-+pzp0
9+-+-+-+-0
9-+-+P+-+0
9tr-+-vL-+-0
9-+-+-zPPzP0
9+-tR-+RmK-0
xiiiiiiiiy


       Las cosas no van bien. Fernando parece en situación inferior ante la entrada de la torre por c7, la fuerza del alfil y la debilidad del pd,... Pero Fernando es un jugador muy rocoso, y se inventa, recordando a su admirado Petrosian, un valiente sacrificio de calidad que le da inmediata compensación: alfil y peón contra la torre, y elimina todas las amenazas blancas.

            27...Txe3! 28.fxe3 Dxb6 29.Tfe1 Da6 30.Dc7 Ae5 31.Dc2 b5 32.Db3 Db7 33.Db4 Ta8 34.Tb1 Ta2 35.Tf1 Da7 36.Dxb5 Dxe3+ 37.Rh1 Tf2 38.Txf2 Dxf2 39.Tf1 Da2 40.Dd5 Da7 [Diagrama

XIIIIIIIIY
9-+-+-+k+0
9wq-+-+p+-0
9-+-zp-+pzp0
9+-+Qvl-+-0
9-+-+P+-+0
9+-+-+-+-0
9-+-+-+PzP0
9+-+-+R+K0
xiiiiiiiiy

               Se ha llegado a las nueve al final del primer control y el juego es tablas. Kavalek no ha logrado rentabilizar su calidad. Quinteros es ya inalcanzable para Kavalek, aunque gane... Hay que proceder al acto de clausura, la entrega de premios y la reparadora cena oficial. Lo lógico hubiera sido acabar aquí la partida. Pero ¡no, de nuevo!, Lubomir quiere cenar y continuar jugando, al menos por el subcampeonato. Y a las once se reanuda la partida en la soledad de la sala de juego. Quedan algunos espectadores que esperan que se confirmen las tablas y la norma de Visier. Pero Lubomir mueve y mueve... En este instante los aficionados se dividen en quienes no entienden a Kavalek y los que consideran lógico que luche un poco más. Pero Kavalek no es que luche un poco... ¡la partida se prolonga cuatro horas más!. 

41.g3 h5 42.Rg2 Rg7 43.Tb1 De3 44.Tf1 Da7 45.Db3 Dc7 46.Tf2 Da7 47.Ta2 Dd4 48.Dc2 De3 49.De2 Db6 50.Ta4 Db7 51.Da2 De7 52.Ta7 Df6 53.h4 [De otra forma las negras podrían jugareventualmente P5T.]

53...Ad4 54.Tb7 Ae5 55.Dd2 De6 56.Dd5 Df6 57.Tc7 Ad4 58.Tc2 Ae5 59.Tc7 Ad4 60.Da2 Ae5 61.Tc8 Ad4 62.Te8 Ac5 63.Tb8 Ad4 64.Dd2 Ac5 65.Tb1 Ad4 66.Tf1 De5 67.Dd3 Dc5 68.Tb1 Ae5 69.Tb7 Dc1 70.De2 [- Tampoco daba nada  70.Db3 Dd2+ 71.Rf3 Dc3+ 72.Dxc3 Axc3 y el final es tablas .]

70...Dc3 71.Df3 Dc2+ [Diagrama

XIIIIIIIIY
9-+-+-+-+0
9+R+-+pmk-0
9-+-zp-+p+0
9+-+-vl-+p0
9-+-+P+-zP0
9+-+-+QzP-0
9-+q+-+K+0
9+-+-+-+-0
xiiiiiiiiy

 Son ya casi las tres de la madrugada, los dos jugadores y los espectadores que quedan están agotados, y ahora las blancas no pueden eludir el jaque contínuo... Sólo queda estrechar las manos y firmar al fin las tablas. O queda decir otra vez ¡no! y la opción del suicidio: Y el GM, ciego, pierde una torre:

72.Rh3?? Dc8+

0–1


                Visier no sólo ha logrado tablas sino que por el empecinamiento de Lubomir ha vencido. Y consigue la norma. El escaso público que queda prorrumpe en aplausos, que suenan tanto a felicitación a Fernando como a recriminación al checo-americano. En prensa su conducta es criticada también, y Lubomir se escama: "Me dieron el premio de la combatividad en Las Palmas y me critican por lo mismo ahora...".   


                 
                ¿Héroe o villano?

                En cualquier caso, la sangre no llegó al río: Kavalek en 1977 Kavalek logró la venganza en el torneo de Montilla Moriles, esta vez jugando con negras.  Actualmente, ambos son septuagenarios. Lubimir publica crónicas de ajedrez en el Washintgton Post norteamericano, y Fernando Visier problemas en el diario ABC de Madrid. Sin rencores.

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