domingo, 20 de octubre de 2024

Libro sobre Angel Fernández campeón de España de ajedrez. Vida y partidas.

 Libro sobre Angel Fernández campeón de España de ajedrez. Vida y partidas. 2024




Enlace a amazon; 

    En menos de un año he tenido la suerte de editar dos libros, primero la novela "El faro del fin" (diciembre 2023), y ahora la biografía sobre el ajedrecista Angel Fernández (septiembre 2024), ambas disponibles en Amazon.

    La biografía sobre Angel Fernández (1942-1999) era un proyecto acariciado hace años, pues me parecía una figura singular con una trayectoria vital apasionante, incluidos sus años de bohemia, y que abarcó la vida social de Las Palmas desde los años 50 a los 90, con toda la evolución que ello conllevó, y en el plano ajedrecístico, el despegue de nuestro ajedrez a raíz precisamente de su título de campeón de España en 1967 y la creación del emblemático club Caja de Ahorros en ese mismo año. Fue el inicio de la llamada edad de oro del ajedrez grancanario con el "boom" escolar, los grandes torneos internacionales, etc.

    El libro, en doble formato, de bolsillo y edición de lujo en color con portada del hijo de Angel Fernández, lo presenté en el propio club Caja con las introducciones de Andrés Armas Suárez, cronista de nuestro ajedrez desde precisamente ese año de 1967, y del ex campeón de España de ajedrez también, José García Padrón.

    Acompaño el texto elaborado por Andrés Armas para la prensa local y algunas fotografías del acto el 11 de octubre de 2024.

    Andrés Armas Suárez:

    ANGEL FERNÁNDEZ, PRIMER CAMPEÓN DE ESPAÑA
DE AJEDREZ QUE HA DADO CANARIAS
Escribe: Menroco.

El Juez Magistrado de la Audiencia Provincial de Las Palmas, Ricardo Moyano, presenta su libro sobre el recordado ajedrecista fallecido hace 25 años con el el título “Ángel Fernández campeón de España de Ajedrez, La lucha de un corazón rebelde”.

El Club de Ajedrez Fundación La Caja de Canarias, fue escenario el pasado viernes, de la presentación del libro escrito por el Juez Magistrado de la Audiencia Provincial de Las Palmas, Ricardo Moyano García, que estuvo acompañado por el presidente del mencionado Club, Juan José Sosa Suárez y por Andrés Armas Suárez y José García Padrón amigos personales de Ángel que vivieron con él el periodo más brillante protagonizado por el juego ciencia en nuestra tierra, y cuyo legado deben hacer suyo las actuales y futuras generaciones.

Todos coincidieron en señalar el título de Ángel Fernández logrado en Palma de Mallorca en 1967, como detonante o rampa de lanzamiento que posibilitó pasar de un ajedrez practicado por un reducido número de abnegados aficionados en parques y bares, a llenar de tableros todos los centros escolares de la isla, porque, en efecto, la gesta de Ángel hizo que los dirigentes federativos de entonces, Juan Marrero Portugués, director general de la Caja y Presidente de la Federación, y Pierre Dumesnil, vicepresidente y acreditado empresario y ajedrecista ejemplar abrieran el primer Club de Ajedrez que la Caja Insular ofreciera a la sociedad canaria, dentro de un estructurado y sólido proyecto de futuro, en el que fue pieza fundamental la extraordinaria labor desarrollada por el secretario de Club, Juan Rafael Betancort.

Ángel fue campeón de España individual con 25 años y formó parte de varios títulos de España por Equipos a nivel federativo y de los que organizó la Confederación de Cajas de Ahorros.
   
Ni que decir tiene que todos los que le trataron dentro y fuera del tablero coinciden en destacar su carácter afable y educado. Le apasionaba la música, con bastantes años de estudio de piano, y era sin duda el jugador más apreciado a nivel popular, siendo famosas sus partidas en el llamado ajedrez informal con adversarios de nivel modesto, a los que ayudaba y enseñaba sobre todo en los finales de alfiles y caballos en los que Ángel era un consumado maestro.

José García Padrón contó muchas anécdotas de su entrañable amigo. ¡Cómo le apasionaba el mar!, matizaba Pepe García, que añadía lo feliz que se sentía en las playas vírgenes de Fuerteventura a las que acudía cada año en sus vacaciones.   

Ricardo recuerda que Ángel siempre llevó con orgullo su condición de asturiano, “Me siento asturiano, solía comentar, pero también canario y de manera absoluta canario en lo ajedrecístico”.

Estudió magisterio e impartió clases en la Aldea de San Nicolás y barrio de San Cristóbal antes de entrar como empleado de la Caja Insular. Definía al ajedrez como arte, juego y elemento de sana diversión y socialización y como un instrumento cultural formativo de incalculable valor para la juventud.  

Pedro Lezcano no supo cómo conoció a Angelito. Puedo decir, añadía, y aunque parezca una paradoja, que jugué al ajedrez con él antes de conocerle. Sea como fuere, mi amistad con Ángel fue estrecha y casi paternal dadas nuestras edades. Mi amistad, concluía, se basaba fundamentalmente en mi profunda admiración que le profesaba.  

Andrés Armas habló con afecto y muy emocionado de su amigo Ángel Fernández, con el que compartió más de treinta años de su vida. Vivíamos en el mismo edificio y compartíamos trabajo en la Central Administrativa de la Caja, y presencia en el Club todas las tardes y ni se sabe cuántos disfrutes y alguna amargura en infinidad de campeonatos por tierras peninsulares.

Ricardo está convencido de que a pesar de las idas y venidas que Ángel protagonizó a lo largo de su brillante recorrido y de su temprana muerte, que fue él quien plantó la semilla que culminó con la Edad de Oro del Ajedrez Canario, periodo jamás igualado pero que ojalá superen otros, porque Ángel Fernández nunca será olvidado. No debiera serlo.

Y finalizó con el final que le dedico en el Prólogo que a instancias de Ricardo Moyano he escrito en su libro: “ Todos los días a las 7 en punto, estaba aguardándome con el motor en  marcha en el garaje del edificio. Nos saludábamos con un ¡buenos días !  y sin decir palabra iniciaba la marcha poniendo simultáneamente en su cassette…  ¡la primavera de Vivaldi!...             


    Agradezco finalmente el apoyo de la familia de Angel (su viuda Inma Almenara, su hermano Víctor y su hijo Ricardo) así como de Silvia Rodríguez en el acto de presentación y cartelería, y de José Emilio Cutillas Schamann también en el reportaje gráfico. También la del presidente del club Caja Juan José Sosa, por la invitación a presentar el libro en la sede del club. Y por supuesto, la ayuda de mi habitual maquetador y amigo Juan Carlos Sanz Menéndez.

Contacto con el autor para venta directa: nemogcster@gmail.com También a la venta en la librería de Juan Ramón Jerez.

Video elaborado por Silvia Rodríguez Suárez.



Con José Emilio Cutillas




José García Padrón, el autor, Andrés Armas Suárez, Juan José Sosa.




domingo, 1 de septiembre de 2024

Novela El Faro del fin 2024

 El faro del fin Novela. 2024

Ricardo Moyano García. agosto 2024
Contacto: nemogcster@gmail.com




    

El libro puede adquirirse en Amazon en formato de libro físico o ebook en el enlace que figura más abajo..


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Compra online en Amazon tapa blanda o ebook

    Sin duda mi tercera novela, El faro del fin, publicada en diciembre de 2024 (la segunda Melilla pólvora y sueño fue editada en 2019, y la primera En escena segundo premio Ciudad de Alcorcón 1989 aun inédita) ha sido la más celebrada hasta ahora.

    Autoeditada en Amazon, con la maquetación y diseño de portada de Juan Carlos Sanz -siempre agradecido-, mezcla una trama de novela negra con otra existencial, alrededor de un joven juez destinado en la isla de El Hierro, a fines de los años 80, sitio y época donde se desarrolla toda la trama a lo largo de varios meses.

    La novela se ha vendido bien, ha sido apoyada también por el Ayuntamiento de Valverde de El Hierro y por el Cabildo Insular de la isla incluyendo una presentación en el propio Ayuntamiento de Valverde en junio de 2024, además de otras con mucho éxito en la Biblioteca Pública de Las Palmas, en abril de 2024, también en Moya en el Centro de Arte e Interpretación, , y en la Casa Regional de El Hierro en Las Palmas. En todos los lugares se logró el lleno de la sala.


    Debo destacar en tales acontecimientos el entusiasmo de mis amigos José Emilio Cutillas, presentador en casi todos los actos, junto a Cristina Esperanza Santiago y Pedro Viñuela, a los cuales se puede ver en las fotografías del final de este texto. Igualmente la labor del ex alumno mío, José Macías, que leyó un texto sobre la isla de El Hierro.

En la presentación en la isla en concreto he de mencionar la presentación realizada por Florencio Barrera, juez en Las Palmas y natural de la isla, y sobre todo gran amigo desde siempre, así como las intervenciones de Freya Fernández que glosó el origen y construcción del Faro de Orchilla, y las salutaciones de  la presidenta de la Casa, Doña Concepción Padrón, y del Consejero de cultura del Cabildo de El Hierro, D. Emilio Hernández.

    Pero también he de significar en el global de las presentaciones a a mi amiga Silvia Rodríguez Suárez, abogada y autora de muchos carteles de presentación de la obra.



    Asímismo la colaboración de otra gran amiga, María Castro Domínguez, poeta, que cedió para la novela su bello poema The Sabina, escrito originalmente en inglés.

El autor con María Castro Domínguez



    He recibido muchos comentarios positivos, de los que voy a destacar solamente algunos:

1. Manuel Marchena, Magistrado del Tribunal Supremo: "Querido Ricardo: hace un par de semanas terminé tu novela. He disfrutado mucho la lectura. He podido detectar fragmentos autobiográficos muy marcados con Tomás, ese joven juez tímido, "con gafas y aire despistado", muy aficionado al ajedrez, que desembarca en una isla desconocida para él y al que espera el agente judicial en el muelle, sin alfombra roja, pero con el respeto histórico al juez del lugar. 


La existencia de un sumario -sólo uno- es algo que conozco de propia mano. Me lo habías comentado en nuestros tiempos mozos, cuando te pregunté "si había mucho trabajo" en el juzgado de El Hierro.  

Me ha parecido detectar un fragmento en el que, estoy seguro, se mezclan la imaginación y la confesión personal: "veía que no terminaba de encontrar mi sitio, ni una pandilla de amigos, ni una posición como el juez de la isla. Era solo un jovenzuelo taciturno e inseguro, que se aburría sin aprovechar las posibilidades de la isla, que se arrepentía de acostarse con su vecina y suspiraba en cambio por una inglesa casada que estaba fuera de su alcance".

La obra permite un recorrido por la isla y una certera descripción de los personajes que nunca faltan en una comunidad reducida (rabo blanco-rabo negro). Por cierto, vaya personaje tu predecesor, D. Federico, y el juez jubilado -D. Juan Capilla- que ahora mantiene su influencia organizando fiestorros donde acude "lo mejorcito" de la isla, con el que al final entablas una buena relación hasta el momento de su muerte. 

Me ha gustado mucho el personaje de la LAJ, Isabel, que te hace superar las incomodidades de Groenlandia, ese piso sin muebles en el que te has instalado y que abandonas al poco tiempo para estar más cerca de la costa, una mujer con la que te habría gustado entablar algo que fuera más lejos de una relación profesional. 

También el de Liza, la poetisa a la que ofreciste dos veces tablas en vuestras primeras partidas y con la que sustituyes la partida de desempate por un fugaz -y final- encuentro amoroso. Recuerdo el hotelito en el que describes el encuentro. Me impresionó el lugar y el emplazamiento en mi único viaje de fin de semana al Hierro. 

Reflejas muy bien el ritmo habitual de un juzgado con ese índice de litigiosidad. La inspección ocular que realizas en el cuartel militar como consecuencia de un hurto es muy significativa. 

Tu papel mediador entre el sargento Morcillo y su atractiva esposa, Julia, sometida a la la permanente sospecha de infidelidad, reflejan que el juez de El Hierro es algo más que un frío aplicante de la ley. 

El asesinato del ginecólogo, Manuel, cambia el ritmo de la novela y sitúa al lector en el núcleo de la historia. Los interrogatorios de los inicialmente sospechosos están muy bien descritos. La altanería de Domingo -el abogado de narcotraficantes- y la ironía de Tomás para hacerle bajar los humos me han gustado mucho.  

Las sospechas sobre Benito, el farmacéutico, se debilitan a ojos de Tomás, hasta el punto de provocar el enfado del fiscal, el inefable Hipólito. El sentido de la independencia del juez le lleva a rechazar su prisión incondicional, con la incomodidad que le confiesa el presidente de la Audiencia. 

Las referencias a Martin Heidegger, -"ser y tiempo"- o la confesada falta de fe religiosa de Tomás -pese a ello, el auto de libertad lo firma después de una meditación a solas en la iglesia en la que no cree-, añaden elementos que enriquecen una historia de asesinatos.   

...

En fin, querido Ricardo, son muchos otros los aspectos que me habría gustado subrayar. Sólo quiero felicitarte por tu novela y darte las gracias por haberme permitido pasar unos buenos momentos de lectura."

2. Leo Rodrigo, escritora y abogada asturiana: "Buenas noches, Ricardo: Este fin de semana terminé tu novela y me ha gustado mucho. Todos los personajes son creíbles, pero tengo debilidad por Tomás, tu protagonista. Escribir en primera persona tiene la ventaja (si se hace bien) de acercarte más al personaje y en este caso, lo has conseguido.  Llegas a la isla con Tomás y percibes todas sus sensaciones y sus experiencias, sus «esperanzas» amorosas, su desarraigo en algunos momentos... Es muy bonita la historia con Liza y, como ocurre en la vida, agridulce. Otro personaje que me gustó fue el de Ruth, muy simpática. 

Por otra parte, la novela está bien escrita, es amena y no se hace pesada en ningún momento. No es que crea a pies juntillas que el escritor está para entretener sin más, pero, tú ya me entiendes, hay mucho tostón por ahí. 🙂
La frase final, «creo que el farero no llegó a oírme», me encantó, no te se explicar el porqué. Ojalá continúes la historia de Tomás en Lanzarote, creo que el personaje lo merece y su madre también debería tener más protagonismo (como su Watson o su Holmes). "
Miriam Martinez: Me ha encantado la trama, las historias paralelas, el humor, las descripciones de la isla, la recomiendo.

3. Angela Casiano, abogada: La novela es excelente y merecen mi especial atención dos personajes, Liza (lady) por ser tan delicada y elegante, y Juan Capilla, con prestancia y muchísima sabiduría.

4. José Emilio Cutillas, abogado: Opino igual, destaco a esos dos y añado a Emilio, muy real y que imprime dinamismo a la novela y su protagonista.



5. Mariano García Díez, ajedrecista: "El faro del fin es la segunda novela del Magistrado de la Audiencia Provincial de Las Palmas y Profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Ricardo Moyano (1957).

Un joven juez, Matías (sic por Tomás), es destinado al punto más occidental de España: la isla de El Hierro. Pequeños delitos, problemas registrales de tierras, las tensiones que el progreso, tan presentes siempre, generan entre los defensores de la naturaleza y los partidarios del desarrollismo a cualquier precio, son el panorama al que debe enfrentarse. Todo se complica con un asesinato.

La bisoñez del juez, el cerrado ambiente de una isla pequeña y poco habitada y los intereses de personas muy poderosas entorpecen las investigaciones. Probablemente, la experiencia profesional del autor contribuya a dar verosimilitud al desarrollo de los acontecimientos. Matías tiene vida. Tiene amigos, bebe, intenta seducir a las mujeres que se le ponen a tiro, juega al ajedrez, se aburre. Nada que ver con el detective obsesionado de muchas novelas, que trabaja sin descanso, no duerme, no respeta los tiempos policiales, allana, si tiene que recurrir a ello, tanto domicilios privados como instancias públicas, reparte mamporros a diestro y siniestro y tiene una vida familiar y social inexistente.

Uno tiende a pensar que la realidad se parece más a lo que se cuenta aquí: un trabajo policial metódico, riguroso, de lento madurar. A veces sujeto a un hallazgo casual o al simple azar. Y, por supuesto, la voluntad de ser hacer prevalecer la verdad.

(,,,)

Como se deduce de la portada de Juan Carlos Sanz Menéndez, y ya hemos apuntado antes, el ajedrez tiene una presencia significativa en la novela. No es de extrañar ya que Ricardo Moyano es un ajedrecista de cierto nivel, que llegó a participar en el Campeonato de España de 1973 y es Maestro Nacional de Ajedrez por Correspondencia. Además, es autor de El juego de nuestras vidas, una historia del ajedrez grancanario en cuatro volúmenes.

El juez protagonista de la novela es aficionado al ajedrez. Varias son las ideas en torno al ajedrez que recorren la novela. La primera, la capacidad del ajedrez para crear vínculos. Algo muy importante en la claustrofóbica sociedad de un isla pequeña. Quien juega al ajedrez busca rivales. Y unos rivales llevan a otros. Así pasa en la novela, nuestro protagonista ve un día en un bar a un par de hombres jugando al ajedrez (son un médico de familia y un cabo de la guardia civil) en un bar, se acerca, le invitan a jugar una partida, se hacen amigos. Luego uno de ellos le irá presentando a otros jugadores de la isla. Se ha establecido una relación entre ellos.

Por otra parte, es bien sabido que el ajedrez crea su propia jerarquía. Dentro de un club se olvidan las clases sociales; las diferencias de edad o condición se minimizan o anulan completamente. Los ajedrecistas solo reconocen una ley: la ley del juego. La larga tradición de relacionar la inteligencia con la capacidad de jugar al ajedrez, por más que Unamuno advirtiera que ser bueno en el ajedrez solo prueba que se es bueno en el ajedrez, dota de cierta aura de superioridad a quien la posee. Nuestro juez pronto demuestra que es mejor jugador que todos los demás (con una única excepción) lo que suma a su dignidad oficial el prestigio de su competencia ajedrecística.

La excepción de la que hablábamos es la dueña de un hotel, Elizabeth. No será necesario insistir en que el ajedrez es una forma de simbolizar la tensión sexual entre personajes, los lectores del blog lo saben de sobra. Elizabeth es un personaje enigmático, mujer de gran belleza e inteligencia. Rápidamente se establece una corriente de mutuo deseo entre los personajes. Su condición de ajedrecistas los lleva a retarse en el tablero. Las dos primeras partidas que juegan terminan en tablas. Posteriormente juegan otras dos y cada uno logra una victoria. La tensión se mantiene en todo lo alto.

En una entrevista, el autor declaró que una de las enseñanzas que el juego del ajedrez  le había proporcionado es que «después de una derrota, la vida sigue». Algunos aspectos de la novela parecen ejemplificar ese aforismo."

Veamos slgunos de los carteles elaborados por Silvia Rodríguez utilizando frases de la novela, así como un cartel y una fotografía de José Emilio Cutillas en la terraza de su domicilio con la maqueta del faro que utilizamos en la presentación (los no titulados son carteles de Silvia Rodríguez).:


Cartel elaborado por José Emilio Cutillas








Fotografía de José Emilio Cutillas

























Igualmente la obra mereció atención en radio y prensa escrita.

 Por ejemplo:

La Provincia presentación de la novela

También una entrevista interesante en el mismo periódico.


Y adjunto dos videos, el primero de José Emilio Cutillas de la presentación en la isla de El Hierro, donde debo agradecer la gran ayuda de la concejal de Cultura del Ayuntamiento, Doña Yaiza Castañeda:



Y el segundo  en youtube de la presentación en la Biblioteca Pública del Estado. Agradezco la grabación a Benjamín Muñoz:





Aunque existen muchas fotos de las presentaciones, me limito a añadir algunas a guisa de ejemplo.

Reportaje fotográfico: 

Presentación en la Biblioeca con la intervención de Cristina Santiago, José Emilio Cutillas y Pedro Viñuela.


En la casa regional de El Hierro en Las Palmas

Casa Regional de El Hierro, con José Emilio Cutillas y el juez Florencio Barrera, natural de la isla y gran amigo.



Presentación en El Hierro con José Emilio Cutillas y el alcalde de Valverde de El Hierro y el consejero de cultura del Cabildo de la isla.

En el Ayuntamiento de Valverde de El Hierro con el presentador José Emilio Cutillas


En el salón de plenos de Ayuitamiento de Valverde con la concejar de cultura Yaiza Castañeda y el magistrado Florencio Barrera.





Presentación en Moya a cargo de la letrada Cristina Santiago


    Por último, transcribo el primer capítulo de la novela:

"Volví a casa de madrugada, cansado tras haber pa-sado la noche de farra en la fiesta de carnaval de los Car-neros y regresar por la abrupta ruta de las montañas: toda una hora de sinuosa carretera entre la oscuridad y la bru-ma. Dejé a «almirante» Nelson y Emilio en la Villa, como llamaban a Valverde; estaban tan reventados o más que yo, y hacía tiempo que roncaban en el coche. Cuando lle-gué hasta el mar de Tamaduste eran ya más de las dos. Al abrir la puerta de casa Fany me saludó soñolienta, y se volvió enseguida a la rosca a los pies de mi cama. No tuve fuerzas ni para quitarme la ropa; me quedé directamente dormido sobre el catre, junto a ella, con una manta de lana encima de los dos. No parecía importar mucho. Era vier-nes, y aunque el sábado gestionaba también algunas cosas atrasadas o urgentes del juzgado, planeaba un día perezo-so, con la intención de llegar al trabajo a última hora. Pero apenas había conciliado el sueño cuando sonaron tres tim-brazos en el zaguán, y luego otro ya en mi puerta. Eran el brigada de la guardia civil y el veterano Agúndez. Otros dos guardias esperaban en el descansillo de la escalera. Gestos serios.
-Buenas noches, señoría- dijo el suboficial llevándo-se la mano a la gorra.
Un eufemismo. La benemérita, cuatro guardias, y a aquellas horas, poco podían tener de bueno.
-Hola, Suárez. ¿Qué ocurre?
-Hay un muerto. 
Todo había comenzado un mes atrás, tras las navi-dades, en el ascenso a juez de instrucción. «Tomás Már-quez García, Valverde del Hierro», leí en la prosa lapidaria del boletín del estado. Debía abandonar mi apreciado y populoso juzgado de Telde, pero estaba muy estresado y no me disgustó. Hierro, isla rural, pequeña, de poco más de seis mil habitantes, era apenas una mosca en el mapa, el olvidado extremo sur y occidente de Canarias, de España y de Europa, el punto fatal del fin del mundo según Pto-lomeo: más allá se abría el proceloso mar de las tinieblas y el viajero caía a los infiernos. Luego Colón descubrió que en realidad en las tinieblas estaba América, y Hierro era só-lo lo último -o lo primero- que se encontraba en la ruta. Pe-ro eso no cambiaba mucho la humilde realidad de la isla.
Mi viaje para posesionarme del juzgado fue, eso sí, menos intrépido que el colombino. Llegué en el correíllo que cubría lentamente durante más de un día la travesía entre las islas, atravesando desde Gran Canaria sucesiva-mente Tenerife y Gomera. Aunque me habían dicho que había un pequeño aeropuerto en El Hierro, yo había prefe-rido la ruta marítima para poder embarcar el coche y lle-narlo con todas mis pertenencias: la máquina de escribir, un centón de libros, entre jurídicos y literarios, el televisor de rigor, y algo de ropa. Pronto me arrepentí de la decisión. A la noche se desató la tormenta, y las olas barrían la cu-bierta como si quisieran tragarse el barco, que respondía con crujidos y balanceándose a proa y popa. Me refugié en el salón interior primero y en el camarote después. Pese a la biodramina todo me daba vueltas y me tumbé en la litera. Estaba amarillo «como de ictericia», como hubiera dicho mamá, que padecía de mal de mar en los largos viajes a la península y desembarcada siempre «pálida como un zom-bi».
Horas después clareó el día, y como si la luz se lle-vara por magia la pesadilla, el agua se calmó y el ferry pu-do deslizarse en línea recta con un suave rumor. Al poco sentí ajetreo y voces. Subí a cubierta, y vi que la isla de Hierro se acercaba deprisa, una mole de roca irregular y negruzca, cortada como a hachazos en caprichosos acanti-lados. Pronto el Santa Cruz de la Palma se adentró en el in-terior de una pequeña bahía, trepidó el buque y los obreros portuarios amarraron las maromas a los noráis. Era el úni-co barco en el muelle, y no parecía que en aquel angosto puerto de La Estaca cupieran más. Tampoco en tierra ha-bía mucha gente, y en la cubierta solo estábamos un señor mayor y yo. Los dos mirábamos al muelle, mientras aguar-dábamos que pusieran la escalera. El hombre se apoyaba en un bastón, vestía chaleco gris, y llevaba cachorro, el tí-pico sombrero campesino canario. Enseguida empezó a dar voces y agitar la mano.
-Mire, allí está ya mi hijo. No le ha importado ma-drugar. ¿Y a usted, don, le aguarda alguien? ¿Le alcanza-mos?
-No se preocupe. Traigo coche, y además, se supone que me esperan. ¿Y los demás pasajeros? No veo a nadie.
-Desembarcan por la rampa. No es usted de aquí, ¿verdad?- preguntó-. Se nota en su acento.
-Soy de Las Palmas. No conozco la isla.
-¿Viene por negocios?
-Bueno, podría llamarse así- dije, sin ganas de iden-tificarme como juez.
-Hoy hemos tenido suerte. Para entrar aquí no basta con la pericia, hace falta que el mar ayude. Si hay mucho levante, el capitán no se la juega y se vuelve. No es la pri-mera vez que el ferry choca contra el rompeolas o el espi-gón. Pero si se va son dos días perdidos. Antes, cuando ha-bía urgencias, a algunos los desembarcaban en lanchas. Pe-ro ahora se supone que para las prisas ya han cogido el avión. Si es que el Fokker logra entrar, claro. Como pille viento de ladera, tampoco. Y la isla se queda incomunica-da.
Tal como lo relataba aquel hombre, El Hierro no pa-recía un lugar fácil. Pero sin embargo hablaba con sosiego, sin alterarse. Al fin me ofreció su mano, una mano grande, encallecida y cálida.
-Soy Hilario, para lo que guste.
-Yo soy Tomás. Encantado.
Llegó una brisa salobre y aspiré hondo. Pese a que había dormido mal, me sentía animoso. Tenía treinta y un años, y el juzgado y la isla se me presentaban aún como una buena experiencia vital. Me había documentado algo. Decían los libros que El Hierro era una isla también joven, volcánica, todavía a medio hacer. Que un sismo había des-plomado en tiempos remotos la parte norte de la isla, toda la zona del valle, formando un tsunami que llegó hasta las mismas costas de América. Y que cualquier día un volcán escupiría por alguna de las bocas abiertas o por alguna otra parte, y podría tragarse pueblos enteros y formar otros. Contaban también su paisaje agreste, sus terribles desnive-les. Y la historia humana, desde los bimbaches nativos a la conquista; la paulatina formación de sus núcleos, la llegada reciente del agua corriente y la electricidad; las carreteras escasas; su pobreza, el éxodo de sus gentes. El Hierro, en fin, tenía la atracción de lo remoto.
 Pero a decir verdad, lo que me preocupaba en esa mañana de domingo no era ningún afán de aventura sino algo más prosaico: localizar al agente judicial entre las po-cas cabezas que veía en el dique. ¿Se habría despistado? Ya habían pasado los tiempos en que a los jueces se les recibía con pompa y circunstancia. Sin embargo, al poco vi un hombre que llevaba el jersey rojo que me había anticipado por teléfono como señal. Debía ser él. Y me dirigí decidido a tierra por la escalera del ferry con la bolsa al hombro.
-¿Esteban?
- Buen día, señor juez. 
El hombre del cachorro, que bajaba delante de mí, se volvió para mirarme con curiosidad.
-Ah, ¿es usted el nuevo juez?- dijo-. Pues ya nos ha-cía falta. Tadeo que se dedique a sus muertos.
No entendí la alusión, pero Esteban me explicaría luego que Tadeo era el funerario de Valverde, y que ejercía también como mi sustituto.
El funcionario se empeñó en tomar la mochila. Era serio pero obsequioso. Tenía un acento cantarín y algo sil-bante que luego me di cuenta de que era el propio de la is-la. 
Vi alejarse al señor del sombrero hacia un Land-Rover tras abrazarse a su hijo. Me fijé en que casi to-dos los coches del muelle eran de ese estilo, furgonetas o jeeps, incluso el de la guardia civil, que estaba aparcado junto al barco, y en cuyo interior estaban sentados dos guardias indolentes. Esteban se dio cuenta de que miraba hacia ellos.
-¿Quiere que le presente a los civiles, señoría?
-No les moleste. Ya habrá tiempo, supongo.
-Por supuesto. Tiempo es lo que no falta en esta isla. Y a los guardias también se los encontrará en todas partes.
-¿Y todos los coches son aquí así, tipo Land-Rover?
Le sorprendió la pregunta.
-Sí, muchos, también el mío- dijo el funcionario sin alterar su rostro-. Aquí no se puede correr, y hay muchas cuestas y caminos de tierra.
-Pues yo tengo un utilitario.
El funcionario solo hizo un gesto de asentimiento. En ese momento me fijé en que estaban bajando la rampa del ferry.
-Esteban, espere un momento, vuelvo al barco a sa-car el coche.
-Le espero, señoría- era el agente judicial un hombre circunspecto, que parecía hecho a asumir la realidad sin más. Tampoco se inmutó al ver el color rojo de mi coche, ni rio la gracia cuando lo comparé con su jersey. Me señaló su jeep sin más y condujo delante de mí guiándome hasta la capital. Subimos seiscientos metros en muy poco tiempo. Había que exigir al motor. «Vamos, Johnny», dije. Yo tenía la costumbre de bautizar a mis coches, y de hablarles en la soledad.
A los pocos minutos el mar quedaba ya muy abajo, y la carretera trazaba sinuosidades por laderas y barrancos de vegetación rala, pero era ancha y estaba bien asfaltada. Valverde se alzó poco después ante mi vista, tras doblar una última curva de herradura. Lo que contemplaba no era espectacular, un pequeño caserío de construcciones pe-queñas, salpicadas en varios niveles y colores sin mucho orden. Pero lo más sorprendente es que súbitamente, justo al entrar en la capital, el sol desapareció en una espesa nie-bla que apenas dejaba ver las calles, y un viento recio za-randeaba el coche. Esteban encendió las luces del auto, yo hice lo mismo. La ruta no duró mucho más: el funcionario frenó apenas se había adentrado en el casco urbano y me hizo una seña para que aparcara tras él. Se acercó.
-El centro de Valverde, señoría. Vamos, si quiere.
Hacía frío.
-Este es el clima habitual aquí, por los alisios. El sur en cambio tiene siempre sol. Pero en la villa a veces despeja de un rato para otro. 
Se asomó al borde de la calle, señalando a una plaza que había más abajo.
-Mire, allí está su casa.
Era un edificio de una sola planta, con techos a dos aguas, casi colgado de un barranco. En la propia plaza, a izquierda de la casa había una iglesia y a su derecha otro edificio más grande, con banderas en la puerta.
-Eso es el ayuntamiento- dijo el funcionario-, y den-tro también está el juzgado, no teníamos local propio y nos han cedido dependencias. Podemos llegar hasta la casa por las escaleras, pero para acercar el coche hay que dar un rodeo por un camino de tierra. 
-Pues mejor hacerlo ya, porque tengo todo el equi-paje en el coche.
-Lo que usted disponga, señoría.
Esteban se montó sin más palabras en mi utilitario y me indicó el camino. Al llegar me entregó las llaves de la casa. Soplaba un viento gélido en el barranco que nos re-movía el pelo. De una cartera que llevaba a bandolera ex-trajo Esteban un sobre oficial grande, de color sepia.
-Es para usted, señoría. De parte de doña Isabel, la secretaria. Me encargó que la disculpara por no haberle re-cibido en el muelle.
-No tiene importancia, ya me dijo por teléfono que no podía.
-Me ha dicho doña Isabel que según el propietario en la casa está todo preparado- el funcionario mantenía el tono a la vez parco y respetuoso de la llegada- Estará usted cansado. ¿Desea que me quede, o que vuelva más tarde para alguna gestión, o enseñarle Valverde?
-Descuide, ya le he ocupado bastante y encima en un día de fiesta. Luego daré una vuelta por mi cuenta por el pueblo. Mañana a las nueve estaré en el Juzgado. Ya veo que tampoco voy a tener que caminar mucho- dije con iro-nía, pero Esteban no cambió de expresión. Hizo una leve inclinación de cabeza y se fue.
Luchando aún contra el viento entré en la casa con la esperanza de que fuera el iglú que me protegería del in-vierno, pero lo que sentí más bien es que me había metido de cabeza en una nevera. La vivienda era grande pero desangelada, casi desnuda de muebles y cortinas, con ape-nas unos estores en las ventanas. Fui al coche y me enfun-dé directamente el abrigo. El casero había dejado al menos una pequeña estufa eléctrica y no tardé en encenderla, pe-ro allí hubiera hecho falta mucho más, una buena chime-nea de leña. Metí dentro el resto del equipaje, y lo apilé en la entrada. Luego me senté en el austero sofá plastificado que había en el centro del salón y tomé de nuevo el sobre que me había dado Esteban, en el que habían escrito por fuera «Sr. Juez D. Tomás» , con bonita caligrafía. Con la misma letra había dentro una nota de la secretaria y varios sobres. Decía Isabel que aunque no parecían comunicacio-nes urgentes, eran correos personales y había preferido ha-cérmelos llegar ya. Volvía a excusarse por no haber ido al puerto. Ya me había contado por teléfono que tenía una excursión de senderismo ese fin de semana en el balneario de Frontera, al otro lado de la isla. Yo realmente había ade-lantado mi viaje a última hora, y no consentí en absoluto que cambiara sus planes.
Abrí las cartas. Ciertamente, no solo no eran urgentes, sino que tampoco tenían mucho interés. Una era un «saluda» del casino de Valverde, en que el presidente me daba la bienvenida y adjuntaba un pase de libre acceso a sus instalaciones. Otra era un correo oficial con mi nom-bramiento judicial. La tercera una invitación a una fiesta que organizaba un tal Juan Capilla, que se presentaba co-mo «magistrado-juez jubilado». Bueno, aunque no había empezado aún a trabajar parece que ya me estaban orga-nizando el ocio.
Me tumbé en la cama, y me eché las dos mantas que encontré en el armario encima, aunque estaban húmedas. Insensiblemente me quedé dormido. Cuando abrí los ojos era ya mediodía. El frío seguía siendo intenso y aun mugía el viento en las ventanas, pero cuando me asomé vi que no quedaba rastro de la niebla y lucía un sol radiante. Olía bien, a aire de campo. Me eché a la calle sin pensarlo. Se estaba mucho mejor fuera que dentro de la casa. Eché a andar por las calles como un turista despistado con un mapa de Valverde en las manos, creyendo que no me co-nocería nadie, pero la mayor parte de la gente me saludaba al paso, o al menos se me quedaban mirando.
El paseo no fue largo. En el plano solo apa-recían tres calles principales, y es que no había más. La ca-lle central trazaba una curva de ballesta y tomaras un sen-tido u otro, el casco terminaba unos centenares de metros más allá. Hacia la izquierda empezaba el descampado y se iniciaba la carretera hacia la montaña; hacia la derecha pa-saba lo mismo, por otro ramal. En la calle más alta de la vi-lla me encontré dos edificios con banderas ondeando y le-treros oficiales: «Delegación insular de gobierno», «Admi-nistración de Hacienda». Enmedio de ambos había solo un solar vallado; dentro solo había una cementera, dos sacos de cemento, una pala, y un volquete. Ante mi sorpresa, el cartel de la constructora decía «Nuevo edificio de los Juz-gados». Ni me había enterado de ese proyecto. Aunque por las apariencias, aquello iba para largo. Regresé por mis pa-sos y me metí en el único bar que encontré abierto. «Los Reyes». Pedí una ración de queso y una cuarta de vino de la casa. El vino era blanco, fresco, y tenía un sabor fuerte. También allí me miraban. Compré dos botellas de agua y volví a casa. 
Por la tarde no sabía qué hacer, y decidí probar a dar una vuelta con el coche al tun tun, montaña arriba. Pero sólo vi una sucesión de campos, cabras cence-rreantes, vacas sueltas pastando -que también me miraban-, depósitos de agua. La carretera se adentraba luego en un bosque espeso, y allí decidí parar y regresar. Pasé la tarde leyendo, pero luego me apretó el hambre, y me di cuenta de que no había comprado nada de comida. Tampoco en-contré ya ningún sitio abierto. Valverde parecía a las seis de la tarde un pueblo fantasma. No quedaba otra que re-gresar a casa, encender la tele, y combatir el frío. 
No había sido una llegada muy lucida ni es-timulante. Pero nunca se sabe."
 



domingo, 21 de julio de 2024

Diario del joven y de solitario. De paradores y recuerdos. texto 23


 

DIARIO DEL JOVEN Y EL SOLITARIO.

DE PARADORES Y RECUERDOS. 23.

Ricardo Moyano julio 2024

El solitario me cita lejos esta vez, en el parador de turismo de Tejeda. Ha ido antes con un amigo hasta el pueblo, donde ha comprado miel y almendras y ha probado licor de la cumbre. El amigo le ha dejado ubicado en un cómodo sofá floreado de la cafetería del parador, y apenas se cruza conmigo se despide. Lleva prisa, y dice que nos veremos en la fiesta, que no se a cuál se refiere.

-La que he organizado en mi casa el sábado próximo, joven. Está usted invitado. No puede rechazar, porque es la de mi despedida. 

Alzo las cejas.

-Marcho a Madrid para unas pruebas médicas, y luego estaré un tiempo con mis sobrinos en el norte.

-¿Y no piensa regresar?- me alarmo. Se encoge de hombros.

-Según como vayan las cosas. Si regreso se lo haré saber por carta.

-¿Por carta?

-Por carta. Si vuelvo, ¿qué urgencia hay? Y si no, supongo que ya sabrá por otras fuentes.

-¿Cómo que ya sabré? ¿El qué? Me está asustando, solitario.

-Bueno, que ya sabrá de mí, quiero decir-amaga una media sonrisa indecisa que no me tranquiliza. Pero él me invita simplemente a sentarme, y entonces me fijo en él. Está muy elegante. Lleva puesta una coqueta boina – la verdad es que hace algo de frío- y un chaleco de tela. También luce ajustada corbata de seda de nudo estrecho sobre la camisa negra.

-Parece que espere usted a alguna dama, solitario -digo risueño para aligerar la conversación.

-No es el caso, pero a mi novia, que ya podemos llamarla así, la verá usted en el ágape. Hoy me he vestido para mí, que es lo que básicamente hacemos siempre, intentar vernos bien. Solemos desnudarnos para otros -hace una mueca-, y vestirnos para nosotros mismos.

-También nos desnudamos para nosotros, a veces- le corrijo, jocoso-. Aquí por ejemplo en este parador hay un buen “spa”. Igual podríamos aprovechar.

-¿Está usted loco? Tome usted las aguas, si lo desea. Yo solo me baño en agosto. Y de los balnearios, cuando iba, salía siempre resfriado. Pero puedo esperarle tomando un te y contemplando el paisaje, no tenga apuro.

-No he venido aquí para dejarle solo, solitario. Lo que me extraña es que hayamos quedado tan lejos, la verdad. Anda que no hay bares en la ciudad.

Otra vez se encoge de hombros, sin responder. Hace una seña al camarero. Es media tarde, y el solitario confirma su te, con limón. Yo pido un café con leche. Pide, y traerán, mantecados  de la tierra, también. Probamos las bebidas y las pastas exquisitas, y al fin mi contertulio se arranca.

-Pues si le he hecho venir hasta aquí, y comprometerle a que además podría usted llevarme  de vuelta a casa con usted, es por un antojo de viejo, porque la mente me estaba revolando estos días a cuarenta años atrás, a otro parador, el de El Hierro. ¿Lo conoce usted? No. Pues vale la pena. Ese está en cambio de este a orillas del mar. La maravillosa pluralidad de Canarias, eslóganes turisticos, y tal. Pero no tema, no he venido a hacerle una velada  de puestas de sol, pinadas, y fotografías al Roque Nublo. En realidad es todo lo contrario. Vengo de paisaje humano. Quería preguntarle si ha conocido alguna vez a algún famoso, y hablar de lo mio.

-Le responderé. Pero ¿y eso que tiene con los paradores? Ah, ya entiendo. Conoció usted a alguien ahí.

-Es usted inteligente -ríe-, por eso aprobó la oposición a la primera. Aunque nunca se consigue la excelencia, por eso dudo que se imagine a quien conocí.

-¿Una duquesa, un banquero, un político?- digo con algo de coña.  

-No vayamos tan deprisa. Yo disparé primero y no ha respondido mi pregunta. Cuénteme de alguien importante que usted haya tratado alguna vez. Aunque le llevo cuarenta años, seguro que ya ha tenido ocasión.

-Pues la verdad es que no. Una vez saludé al ministro del ramo, pero no creo que eso pueda considerarse tratarle.

-¿Y artistas?

-Hum… -reflexiono- todos de lejos. Bueno, hice amistad con un poeta que tenía algún premio. Pero no es que fueran muy importantes. Recuerdo uno de los que hablaba con entusiasmo, los juegos florales de Bollullos Par del Condado. No es el Planeta, precisamente.

-Pues no se burle. Bollullos es un pueblo histórico, de bonitas playas, y seguro que sus poemas también lo eran.

-No recuerdo ninguno.

Me mira con decepción.

-¿Recuerda al menos si componía verso libre, su amigo?

-Libre y rimado. Sonetos, incluso.

-Pues eso ya es un nivel alto.

Me incomoda la morosidad del solitario, y le pregunto ya directamente por ese personaje que se le apareció en un parador.

-¡No me tenga en ascuas, solitario!.

-Valeeee. Discúlpeme. Es que siempre queremos saber más de los demás. A nosotros ya nos tenemos muy vistos. Pero es verdad que he venido aquí para hablar de eso, lo admito, y le he hecho subir dos mil metros... En realidad no conocí uno, sino dos, y bien dispares. Uno el viejo profesor, Enrique Tierno Galván, que fuera afamado alcalde de Madrid. Y el otro el cantautor Joaquín Sabina.

Me quedo estupefacto.

-¿Tierno Galván? ¿Y Sabina? ¿En el parador de El Hierro? No me lo creo. Usted ha venido a tomarme el pelo.

El solitario frunce el ceño, está a punto de salirle su vena cascarrabias.

-Yo no vengo a Tejeda a perder el tiempo. Me crea o no, a los dos me los presentó el director del parador, con quien yo jugaba a menudo al ajedrez los años en que fui juez en la isla, como usted ya sabe. A Tierno le trajo un profesor de derecho que me conocia, para una conferencia. Me llamó y quedamos a almorzar. Recuerdo que  Tierno tendía a usar palabras esdrújulas, lo que no es muy frecuente en español, fuera de ejercicios de estilo como la canción Angélica, ya sabe: el compositor argentino cierra todos los cuartetos con esdrújulas, Córdoba, lástima, álamos, relámpago… Una tonada preciosa, por cierto. ¿La conoce?- asiento con la cabeza- Pues  ya que se ha fijado en mi aspecto, Tierno iba siempre de perfecto terno gris, incluso en el tórrido verano. Amaba el cordero en su jugo, que no tenían ese dia en el parador y el anís Machaquito, que es de un pueblo de Córdoba, y tampoco. Se tomó un chinchón. La Córdoba a la que Tierno se referia era la española, no el pueblecito argentino de la canción. 

-Ya imagino... no supongo a Tierno hablando de Argentina.

-Se sorprenderia usted de lo que hablaba, pero ciertamente no fue de eso. Aunque el viejo profesor  me dijo por cierto que los canarios éramos muy conciliadores, y que en península deberían imbuirse un poco de ese espíritu. Pero que el clima influía mucho en los ánimos. Siempre le admiré, a Tierno. Un marxista de los de antes, austero y auténtico.Por desgracia murió poco después.

Se queda un  momento en suspenso, el solitario,  y aprovecho para meter baza.

-¿Y Sabina? ¿O reconoce que éste sí se lo ha inventado?

-En absoluto. Se había refugiado en el parador para componer un disco más romántico de lo que en él era habitual, que fue “Hotel, dulce hotel”. No quería que se le molestara, así que sólo me lo presentaron y compartimos una cerveza. No era muy hablador. Los humoristas suelen gastar casi toda su alegría en el escenario, y los cantantes casi todas sus palabras. Me preguntó por la delincuencia en la isla, yo por sus temas de inspiración, no mucho más fue la conversa, y me invitó, eso sí, a un pequeño concierto que iba a dar en el propio hotel antes de marcharse. Pero se armó demasiado revuelo en la isla, y el director del parador lo canceló, porque no podía hacerse responsable. Le pude ver también, ahora de lejos, días después, en un pub de la capital de la isla, La Lonja se llamaba, con unas muchachas que eran camareras del parador, yo las conocía.

-Genio y figura, don Joaquín. ¿Se acercó usted?

-No, qué va, estaban a lo suyo, y yo iba con mis propios amigos.

-Seguro que pusieron algún tema  de Sabina en el pub.

-No, el encargado me dijo que precisamente Sabina había dicho que no quería escuchar nada suyo. Supongo que no le haría gracia oírse en los altavoces. Sí recuerdo que pincharon algo de Serrat, y mucha música extranjera.

-¿Hubo “tema” con las camareras?

El solitario resopla.

-Una se llamaba Angélica. Tal vez lo habrá imaginado. Me sirvió muchas veces en el parador. Era la guapa oficial.

-Vaya, vaya…

-Bueno -carraspea- no me sea granuja; estábamos con Sabina. Ya sabe, vivía en el Madrid de todos los vicios, y él mismo dijo que hasta los cincuenta años le duró aquello de “sexo, drogas, rock and roll”, que yo pondría en términos superlativos. El entonces tenía mucho menos de esa edad. Ahí lo dejo. Aunque el director me negó que aquellos encuentros llegaran más allá de una copa. Pero, ¿qué sabe un director de hotel de lo que se cuece en sus habitaciones? ¿Qué sabe del sudor de las sábanas calientes?

-Habla usted con mucho entusiasmo para referirse a experiencias ajenas…

El Solitario suspira, hace oídos sordos, y tararea: “Entre la cirrosis y la sobredosis andas siempre muñeca/ con tu sucia camisa, y en lugar de sonrisa una especie de mueca…”.

Bebe un sorbo de té, y se retrepa en el sofá.

-Ay, aún recuerdo aquellos días ochenteros. La vida, joven, realmente es un como un álbum de cromos, que vamos coleccionando poco a poco. No hay muchos. Nuestra existencia, la de cada uno, se puede resumir en treinta o cuarenta escenas, sensaciones, flashes… No muchos más.

Se espesa el silencio, y la mente del solitario se va lejos. Prefiero dejar que sea él quien retome el hilo. Al cabo de un minuto, vuelto ya el buen humor al semblante, me pregunta de nuevo por el poeta de Bollullos.

-La poesía es maravillosa, la quintaesencia del alma- exclama.

Se pone en pié y se lanza a declamar de improviso versos de Antonio Machado y de Cernuda. Se acompaña con la mano en el aire, como blandiendo una espada invisible.

Si el hombre pudiera decir lo que ama,

Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo

Como una nube en la luz…”.

De pronto nos sorprende escuchar unos aplausos detrás. ¡Bravo!. Son un grupo de mujeres que están celebrando algo y nos miran. El solitario se quita la boina y hace un leve gesto de reverencia y agradecimiento. Algunas parecen extranjeras. Una de las mujeres hace un guiño al solitario, y él se les acerca. Al poco estamos todos charlando y entrechocando copas de champán.

Cae la noche. Bajamos hacia la ciudad callados, mientras el coche se ciñe a las cerradas curvas del camino. Avanzada la ruta pregunto al solitario por esas pruebas de las que no ha querido hablar mucho. Pero cambia de tema. Dice solamente, cuando insisto, en que que llega una edad en que el infinito cabe en cada instante.

-Y si no cabe, se le hace sitio- dice dando un bastonazo en el asiento.

Cuando desciende con pasos lentos se niega a que le acompañe hasta su casa.

-Me basto solo -dice con dignidad; luego considera que ha estado brusco y me sonrié- Lo he pasado bien, joven. ¿Quiere un tarro del miel? ¿No? Pues es muy salutífera. ¿Vendrá usted entonces a mi fiesta?

-Por supuesto. Y hablando de eso, ¿qué llevo? ¿Bebidas, postre?

-Sólo su presencia y su persona.

-¿No son lo mismo?

-En absoluto. A menudo estamos presentes en un sitio, pero nosotros estamos volando en otra parte. Que eso no suceda. Si se aburre, coge puerta y se va, puede incluso marcharse a la francesa.

-No soy tan grosero.

-Pues yo lo he hecho muchas veces. Como se dice ahora en su generación, hago bombas de humo.

Y de algún modo lo hace esa noche, porque se marcha sin más. Pero no se por qué me parece que está reprimiendo una emoción, y le oigo, ya de espaldas,  ejecutar unos pasos de baile y canturrear. “Angélica, cuando te nombro…”.

martes, 30 de abril de 2024

Simultáneas de Alekhine en Canarias 1945. Nuevo texto.

 








Escritos de ajedrez 1. Simultáneas de Alekhine en Canarias 1945

Simultáneas de Alekhine  en Canarias octubre y noviembre 1945 (Ajedrez local)

NUEVA VERSION. 

Ricardo Moyano. 2024. Las Palmas. 


Versión de abril  2024. Se reelabora el texto, si bien se ha prescindido de toda documentación gráfica y por tanto de la partida incompleta de la primera sesión de simultáneas con Moya también. Para el texto original puede consultarse la entrada histórica en este blog.

En mayo-junio 2019, se añade información sobre la partida de Luis Martín Estupiñán y su desarrollo, así como fotos de la mesa utilizada en la simultánea en Tenerife (según fuentes orales).
En abril 2020 añado algunos retoques sobre la participación del local Ramón García Cabrera.

En octubre 2020 se añaden nuevos datos facilitados por el investigador leonés Jesús Remis.

En abril de 2024 se reescribe el texto tras la consulta de prensa en microfilm en la biblioteca municipal de Tenerife.

 

Agradezco la ayuda a Eduardo Scala, poeta e investigador del ajedrez,  Angel Arteaga (Tenerife), Agustín Fernández (Tenerife), Jesús Remis (León), Ernesto Solana,  Juan José Sosa (Las Palmas), y a un habitual colaborador americano.



1. Las simultáneas de Alekhine en Canarias en octubre y noviembre de 1945.- (Llegada a Tenerife 24/10/45, partida el 22/11/1945).

 


1. Introducción.- No era muy frecuente en las décadas añejas de los 20 a 50 que los grandes campeones del ajedrez se acercaran a España, quitando algunos puntuales torneos relevantes como el de San Sebastián de 1911, el de la Expo de Barcelona, etc. Pero lo que era insólito ya es que llegaran a Canarias. Los desplazamientos suponían largos viajes marítimos de varios días, tras no menos penosos desplazamientos previos hasta el puerto de Cádiz, y por aquí solo desfilaban figuras relativamente menores como Borenstein, un buen jugador panameño, o sobre todo el campeón francés Grummel, que dio simultáneas en Tenerife y Las Palmas en 1936, poco antes que de que empezara la guerra civil.  Por eso, la llegada del campeón del mundo el ruso Alekhine a fines de 1945, ya en los últimos meses de su vida -murió en marzo de 1946-, fue todo un acontecimiento, para el cual las ciudades canarias, en la mortecina situación que atravesaban en la posguerra, se vistieron con sus mejores galas. Alekhine huía del acoso aliado en la II Guerra Mundial, recién terminada, que le había atacado por su aproximación al régimen de Hitler, en realidad bastante discutible, si bien es cierto que el gran Alekhine, bastante acomodaticio en materia política, en los últimos años había firmado escritos antisemitas. Sea como fuere, ni los soviéticos ni los angloamericanos tenían ninguna simpatía por el viejo campeón, y  menos los ajedrecistas, muchos de ellos judíos. Aunque nadie podía negar  la contribución del ruso al desarrollo del ajedrez mundial.

 

España, la España de Franco, se convirtió por ello en su refugio en esos años finales de su vida, a partir de 1943 y aún antes. En 1946 lo sería también el Portugal de su amigo Lupi, donde fallecería. Esta vez no tuvo los problemas para entrar en España de 1922, cuando se le retuvo tres días en la frontera bajo sospecha contraria, de bolvechismo. Luego había vuelto en los años 30, concretamente en 1935. Ahora estaba claro, y le avalaban amigos como el ajedrecista Medina, que Alekhine sólo quería a estas alturas un país en que vivir y jugar al ajedrez alejado del conflicto de la II guerra mundial. Alekhine llegaba solo -su última esposa, norteamericana, estaba retenida en el extranjero, en París, primero en la zona bajo control alemán, y ahora ya bajo control de los aliados, aunque la verdad es que la relación entre ellos sentimentalmente no iba bien-. Estaba falto de dinero y de perspectivas. Años atrás había fracasado su intento de poner su título en juego con su antiguo rival cubano Capablanca, fallecido ya en 1942 -lo que hacía ya definitivamente inviable el salvoconducto para América que había pretendido-, y tampoco era fácil conseguir un match con el nuevo jugador emergente, el soviético Botviknnik, ya que si Alexander Alekhine estaba en horas bajas con los angloamericanos, peor aún lo estaba con las nuevas autoridades comunistas de la U.R.S.S. Tenía sin embargo la esperanza de jugar en enero de 1946 el torneo de Londres al que en septiembre de 1945 le habían invitado los organizadores privados, tras la cual deseaba poner en juego su título. Pero la guerra había terminado con la derrota de Alemania, y ya se especulaba con que iba a recibir el veto que se consumaría muy pronto, estando precisamente en Canarias; el propio Alexander se lo temía. Meses más tarde, cuando se calmaran algo más las aguas, Alekhine si sería invitado a jugar un match con el título mundial en juego, pero llegaría tarde el telegrama: justo cuando acababa de fallecer en Estoril en marzo de 1946.

 

Pero, volviendo a sus años en España, los amigos y admiradores españoles le buscaban pequeños torneos en cualquier parte, incluso en Melilla, cursos de ajedrez a Pomar, o simultáneas que le dieran dinero; sí, sobre todo muchas simultáneas a 30 tableros que el viejo campeón solventaba con buenos resultados, porque aunque lejos de su mejor forma, era claramente superior a los aficionados a los que se enfrentaba. Alekhine ciertamente no sesteó en España. Inteligencia poderosa, recorría toda la península y captaba con su gran talento todas las características de cada región. Tenía claro que el mejor ajedrez se practicaba en Cataluña, y dejando aparte su agradecimiento por su apoyo, mencionó a Antonio Medina como el mejor jugador español, el que tenía una mayor comprensión del juego (le había ganado en el torneo de Gijón en excelente partida). Antes, al principio, había considerado que el mejor español era Ramón Rey Ardid pero el despegue de Medina le hizo cambiar de opinión. En cuanto a Arturo Pomar, el balear era por entonces un niño prodigio aupado por el régimen de Franco, y Alekhine se reservaba su opinión sobre la evolución futura del jovencísimo jugador, al que sí tenía por la gran esperanza del ajedrez español; un Arturo Pomar que por otro lado había aprendido muchísimo con Alekhine, -Mikhail Tal le consideraría más tarde su único discípulo real-. Pero Alekhine tenía claro en 1945 que Pomar estaba por debajo de Medina.

 

Centrándonos en Canarias, a partir de 1942-43 las Federaciones de Las Palmas y Tenerife estaban bastantes activas. Hasta 1944 lo estuvo la de Las Palmas sobre todo, bajo la presidencia del teniente coronel Ramón Rúa Figueroa: como resultado, el mejor jugador de Canarias de ese tiempo, el grancanario Germán Pírez, llegó a disputar las semifinales nacionales en Madrid. Pero la Federación tinerfeña, comandada por Nicolás Pérez como presidente y Alfredo Pedreira como secretario -Magistrado de Trabajo en Tenerife-, pero con Antonio Bello Alonso, presidente del Círculo de la Amistad, como verdadero hombre fuerte, se movía más a niveles nacionales - Alekhine conocía personalmente de hecho al presidente Pérez, que había jugado en Madrid-. Por ello, el primer amago de traer a Alekhine a Canarias a jugar simultáneas se produjo en Tenerife ya en 1944, para las fiestas de primavera de mayo, desplazándose Alfredo Pedreira, secretario de la Federación y cronista del periódico Aire Libre, hasta Madrid, como él mismo relató en la revista Ajedrez Español de mayo de 1944. Entonces por distintos problemas la iniciativa se frustró. Pero a fines de 1945 la Federación tinerfeña volvió a la carga y ahora sí lograron comprometer a Alekhine para una estancia en Tenerife, de homenajes, excursiones, etc., y en la que diera también varias sesiones de simultáneas. La idea inicial eran solamente tres simultáneas a lo largo de una semana desde fines de octubre a principios de noviembre. Sin embargo, estas previsiones fueron alteradas por dos factores: el primero la gran expectación e inscripciones de jugadores que levantó la llegada del campeón hizo que se ampliara el número, inicialmente a cuatro sesiones, que serían cinco con la comprometida esos días con la Federación de Las Palmas. En segundo lugar, porque  Alekhine tenía en mente quedarse más tiempo en Tenerife, descansando, y preparándose para el aún no frustrado torneo de Londres. Hablaba incluso de permanecer hasta enero en Tenerife, es decir, dos meses largos. Y aunque finalmente su estancia sólo duró un mes, se aprovechó para organizar una quinta y última sesión de simultáneas en esa isla, que sumadas a la de Las Palmas hicieron pues un total de seis sesiones, todas ellas a treinta tableros y sin reloj.

 

La estancia concreta duró del 24 de octubre de 1945 en que llegó en barco al puerto de Santa Cruz hasta el  22 de noviembre del mismo año, en que regresó a la península por el mismo medio. Aunque su idea inicial había sido ir de las islas Canarias a Lisboa y luego San Sebastián para partir a Londres, incluso como mero espectador -una vez conocido el veto de los organizadores a su participación-, le surgió una nueva invitación para disputar dos sesiones de simultáneas en Sevilla, y la necesidad económica le hizo aceptar. De ahí partiría luego a Cáceres donde disputó un pequeño torneo, antes de marchar finalmente a Estoril, donde falleció.

 

El mes que pasó Alekhine en Canarias es muy importante, tanto para la biografía de Alekhine como para el ajedrez en Canarias. En lo primero, porque fue una especie de último oasis en que intentó recuperar fuerzas, incluso se planteó dejar de beber, para recuperar un buen nivel de juego. Y en lo segundo, porque fue el mayor hito del ajedrez en Canarias hasta que a fines de 1960, en la navidad de 1969, se produjera la primera visita del G.M. danés Bent Larsen a Las Palmas, también para una serie de exhibiciones.

 

 Así pues, a finales de octubre de 1945 las gestiones tinerfeñas dan resultado y con apoyo institucional para cubrir todos los gastos de traslado, alojamiento y los honorarios del campeón, Alekhine arriba a Tenerife por barco -en el Villa de Madrid-, en concreto el día 24 de octubre.

 

 

2. Llegada de Alekhine y las simultáneas primeras en Tenerife.- 27/10/1945 y 31/10/1945.-

 



Las gestiones para la venida de Alekhine fueron realizadas sobre todo  por Antonio Bello Alonso, presidente del Círculo de Amistad, uno de los núcleos del ajedrez de Tenerife junto al Price y el Iberia. Bello quiere dar realce al aniversario de la entidad. Junto a él Alfredo Pedreira -magistrado de trabajo en Tenerife y secretario de la federación- y Nicolas Pérez - presidente de la Federación- son piezas claves. Ya en 1944 Alekhine había hablado con Pedreira en Madrid, y conocía a Nicolás Pérez de partidas que éste había jugado en Madrid años antes contra el doctor Segura y el canario Miguel Navarro Jiménez, al que había ganado, y tenía buen concepto de él. Sin duda también se habría fijado, entre los de Las Palmas, en Germán Pírez, que había jugado las semifinales nacionales en Madrid de 1944. También conocía a Pedro Lezcano Montalvo, que esos años le había tratado en Madrid, y había disputado unas semifinales del campeonato de Castilla, aunque no le reconoció durante la simultánea.

 

El viaje lo realizó Alekhine en la motonave Villa de Madrid, bajando desde Madrid hasta Cádiz, donde embarcó, llegando al puerto de Tenerife el miércoles día 24 de octubre por la mañana, donde acudieron además de los federativos numerosos aficionados. Luego se trasladó con todos ellos al cercano hotel Orotava (en el actual edificio Olimpo) donde también fue cumplimentado por los aficionados. Tanto a la llegada al hotel como en los días sucesivos, antes de la primera simultánea el día 27 de octubre, el campeón hace breves declaraciones a la prensa local.


 

 



 

En estos dos días, 25 y 26, es objeto además de agasajo por el sr. Bello y los federativos. Se trasladó el primer día a los salones del Círculo de la Amistad, donde iban a tener lugar las simultáneas, y al día siguiente disfrutó de una excursión por el interior de la isla y por la noche de un concierto en el Teatro Guimerá. La prensa relata su amabilidad, aunque le notan bastante deterioriado en su aspecto. Alekhine relata que nunca ha sido maestro de nadie, ya que el ajedrez no es cosa que se pueda aprender, y depende de la capacidad intelectual de quien lo practica.

 

En una entrevista concedida al semanario Aire Libre (a Alfredro Pedreira) el día de la excursión añade más detalles sobre el ajedrez español y sus perspectivas de jugar en Londres:

 

“Por fin una excursión por el interior de la isla nos ha dado unos minutos para charlar con Alekhine. Señala que hemos conseguido que Aiakhino nos dadióara unos minulos. Extasiado ante el paisaje canario, pierde la mirada en el horizonte, pensando seguramente en su querida compañera, que en París espera ansiosa su regreso. Ambos han recorrido casi todos los países del mundo, sólo le falta por ver a nuestro visitante Australia y Africa del Sur. Nos habla muy entusiasmado de Roma, Suiza, Hawai y California, de donde es su señora, tierra de tipo español que desearía visitar de nuevo.

 —¿Satisfecho de visitar Canarias?

 -Desde luego. Como ya le manifesté a usted en Madrid tenía mucha ilusión por venir, por ser la única región española que no conocí, y de la cual había oído hablar elogiosamente. Y puede decir que no he sido defraudado, pues cuanto he visto me ha gustado mucho y ha confirmado las impresiones que tenia de este pais. Agradezco la cordialidad con que se me ha

acogido y hago pública mi satisfacción al Circulo de Amistad y a la Federación Tinerfefia, pues en todas partes se me han dispensado las mayores atenclonee.

—¿Qué opina de la afición tinerfeña?.

—Poseo pocos elementos para enjuiciarla  debidamente. Tenerife aún no ha mandado representantes a los campeonatos nacionales (el único canario que había competido en la semifinales de 1944 había sido el grancanario Germán Pírez, por un conflicto surgido entre Nicolás Pérez y Enrique García Talavera que hizo que ninguno de los dos compitiera), y su potencialidad no ha podido ser contrastada. Ahora bien, si los demás aficionados están a la altura de don Nicolás Pérez, no cabe duda que cuentan ustedes con cierta fuerza, pues este señor ha ganado en Madrid al Dr. Segura y al señor Navarro, jugadores de valia. También creo es buen Jugador el teniente coronel señor Machiñena, con quién he tenido el placer de conversar en mi lengua natal, y a quien agradezco me haya puesto al corriente de las novedades ajedrecísticas mundiales.

—¿Qué Juicio le merece el ajedrez español?.

—A mi modo de ver, los ajedrecistas españoles tienen un grave defecto, creerse más jugadores de lo que en realidad son, y debido a esa confianza, no estudian lo que debieran. Manuel de Agustín por ejemplo prometía mucho pero se abandonó.

 

Alekhine insiste en que considera a Antonio Medina el mejor jugador español, que de no malograrse será una gran figura, pero que aún no cuenta con la preparación suficiente para competir con los maestros extranjeros.

Considera que se ha exagerado la propagando en torneo al niño Arturo Pomar, como sucede siempre con los niños prodigio, y que aunque es un buen jugador habrá que aguardar para ver su desarrollo posterior. Cree que a esa propaganda se debe que hayan invitado a Arturito al torneo de Londres, pero que probablemente no pueda ganar a ninguno de los maestros de ese torneo, aunque le servirá de enseñanza para el futuro.

Alekhine recuerda que el torneo de Londres es organizado por un periódico inglés al margen de la Federación de ese país, y que no le gusta el sistema de división en dos grupos ya que el azar puede determinar que un grupo sea más fuerte que otro.

Añade que no tendría inconveniente en poner en juego su título de campeón del mundo, si sus condiciones son aceptadas, pero que primero debería constituirse la Federación internacional, con sede en Londres, París o Nueva York. Y que no dirimiría su título en un torneo, sino en un match contra un rival, ya que así fue como él ganó el título.

Valora al fallecido Capablanca como su rival más poderoso. Un jugador muy preparado y con conocimientos amplios del juego. De los maestros modernos considera el más fuerte Botwinnik, con el que quiere medir su fuerza en el torneo de Londres. Respecto a Max Euwe, no le considera de los mejores, y si bien perdió el título contra él, se debió a que jugó el match enfermo. A los dos años se presentó en buena forma y logró recuperar el título.

 

Las dos primeras sesiones de simultáneas, 27 y 31 octubre de 1945.-

 

Primera sesión.- El sábado 27 de octubre, el Círculo de la Amistad obsequió al campeón un vino de honor, y después,  a la tardía hora de las 22.00 -los aficionados del interior de la isla habían pedido que las simultáneas fueran vespertinas- comienza la primera sesión de simultáneas en el propio Círculo de Amistad, donde tendrán lugar la mayoría de las sesiones -la última se jugó en el Casino-. La expectación es tan grande que hay mucha gente en los balcones y palcos de la calle y es recibido con vítores y aplausos tanto en ella como en los salones del Círculo, donde ya le esperan los jugadores y los espectadores. Los jugadores han sido seleccionados por la Federación entre los inscritos en el Círculo, eligiendo a los más fuertes -para la tercera simultánea se dará preferencia a jugadores del interior de la isla, que habían quedado fuera de la lista inicial-. La sesión inicial comienza, se hace un total silencio, y Alekhine va haciendo sus jugadas con energía empleando como es habitual la mano izquierda. La sesión se prolonga por más de cinco horas, hasta avanzada la madrugada, más de las tres, y Alekhine encuentra fuerte resistencia. Según leyendas urbanas, bebía coñac al final de cada ronda de los treinta tableros, si bien posteriormente declaró que había abandonado el alcohol para recuperar su buena forma y su salud, lo que desde luego, de ser cierto, fue un momento efímero. La prensa relata que muchos rivales van perdiendo rápidamente, a partir de las dos horas de juego, si bien la última partida, perdida por Plasencia, no terminó hasta las 3.30 de la madrugada. Finalmente en esta primera sesión acaba venciendo a 27 jugadores, entablando con uno -en una buena partida librada por Antonio Hardisson que no conocemos-, y perdiendo con el joven Ramoncito García Pérez, del club Iberia (no es el jugador grancanario del mismo nombre  Ramón García Cabrera, "el bizco", que jugaba en el puerto de la capital grancanaria, aunque el tinerfeño Ramón García Pérez también jugaba torneos en Las Palmas, para mayor confusión), y con el benjamín Cristóbal Rijo (esta última por un grave fallo de Alekhine). Las dos victorias fueron publicadas en prensa local. Los tres jugadores que han puntuado fueron aplaudidos calurosamente. Por cierto que entre los derrotados están el grancanario Fernando Sagaseta y el campeón tinerfeño Juan Daranas. Será curioso en todas las simultáneas que las derrotas de Alekhine se producen con con jugadores inferiores, y gana a los más duros -Nicolás Pérez, Daranas, Sagaseta, Pírez- tal vez porque conoce la fuerza de los mejores y se dedica especialmente a ellos, o porque los más fuertes se encogen ante el gran campeón y no dan lo mejor de sí. Sagaseta recordaba aquella sesión en 1983: "En esa misma época jugué una simultánea frente al legendario Alekhine, al cual estudiaba y admiraba mucho. «Me impresionó la seguridad y la técnica de este gran Maestro. Me ganó en una partida que aparentemente se consideró tablas. Recuerdo que habla un jugador de Tenerife que tenía una enfermedad y le temblaban las manos y en vez de mover la pieza exacta, movió otra erróneamente, y Alekhine, que era hombre soberbio y de muy mal carácter, tiró el tablero y todas las piezas al suelo»

 

Veamos las dos victorias de los locales. La primera publicada en la prensa tinerfeña (diario Aire Libre) y la segunda facilitada por el historiador Pablo Morán en 1995 en la revista OchoxOcho, cuya fuente nos es desconocida. Tal vez se haya publicado en el periódico de Las Palmas Canarias Deportiva de 15 de noviembre de 1945 al que no hemos tenido acceso.

 

 

 

 Alekhine,A. - García Pérez,Ramón [B01]

 

Simultaneas 30 primera sesión Tenerife, Círculo de la Amistad,  27.10.1945

 

1.e4 Cc6 2.d4 d5 3.exd5 Dxd5 4.Cf3 Ag4 5.Ae2 e6 6.Cc3 Ab4 7.0-0 Dd7 8.Ae3 Cge7 9.h3 Ah5 10.Ce4 Ag6 11.Cg3 Ad6 12.c4 Cf5 13.Cxf5 Axf5 14.Ch4 Ag6 15.f4 Ae7 16.Cxg6 hxg6 17.d5 exd5 18.cxd5 Cb4 19.Af3 0-0-0 20.Axa7 b6 21.a4 Ac5+ 22.Rh2 Th4 23.Ag4 Txg4 24.Dxg4 Dxg4 25.hxg4 Rb7 26.a5 Rxa7 27.axb6+ Rxb6 28.f5 Txd5 29.f6 Ad6+ 30.Rg1 gxf6 31.Txf6 Tg5 32.Txf7 Txg4 33.Rf1 Cc2 34.Ta8 Ce3+ 35.Rf2 Cxg2 36.Tg8 Tf4+ 37.Txf4 Cxf4 38.Rf3 Rc5 39.Re4 Rc4 40.Tb8 Cd5 41.b3+ Rc5 42.Rd3 g5 43.Tg8 Af4 44.Td8 g4 45.Re4 Ad6 46.Tb8 g3 47.Rf3 Cb6 48.Te8 Rb4 49.Te3 Cd5 50.Td3 g2 51.Td4+ Rc3 52.Tg4 Cf4 53.Tg5 Rxb3 54.Tg8 Rc2 55.Tg7 Ac5 0-1

 

 

Alekhine-Cristóbal Rijo. Tenerife en simultáneas primera sesión, 27-10-1945. Círculo de la Amistad

 

1.d4 e6 2.c4 d5 3.Cc3 Cf6 4.Ag5 Cbd7 5.e3 Ab4 6.Dc2 0-0 7.Ad3 g6 8.h4 Ae7 9.Cf3 De8 10.cxd5 exd5 11.Cb5 Ad6 12.Cxc7 Axc7 13.Dxc7 De6 14.Tc1 Te8 15.Ab5 a6 16.Aa4 Df5 17.Axf6 b5 18.Ac2 Dxf6 19.h5 Cf8 20.hxg6 fxg6 21.Ab3 Ae6 22.0-0 Te7 23.Dc6 Tae8 24.Axd5 Cd7 25.Axe6+ Dxe6 26.Db7 Td8 27.Tc8 Tee8 28.Tfc1 De7 29.Dxa6 Cb8 30.Txb8 Txb8 31.Ce5 Df8 32.f4 Te7 33.b3 Tee8 34.Dc6 Df5 35.Dd5+ Rg7 36.Rh1 Df6 37.g3 De6 38.Tc7+ Rg8 39.Cg4?? Dxd5+ 40.Rg1 Te6 41.Ch6+ Rf8 42.Txh7 Txe3 0-1

 


 

 

Nómina completa de esta sesión:

 

 

SIMULTANEAS ALEKHINE TENERIFE 27-10-1945

ALEKHINE

JUGADOR

RESULT

1

 

Ramón García Pérez

0-1

2

 

Cristobal Rijo

0-1

3

 

Antonio Hardisson Baudet

½ - ½

4

 

Juan Padrón

1-0

5

 

Félix Hernández

1-0

6

 

José Martín

1-0

7

 

Tomás García

1-0

8

 

José Barbuzano

1-0

9

 

Alberto Brito

1-0

10

 

Alfredo Pedreira G-Zamalloa

1-0

11

 

Luciano García Machiñena

1-0

12

 

José Samsó

1-0

13

 

Nicolás Pérez Fernández

1-0

14

 

Fernando Sagaseta de Ilurdoz Cabrera

1-0

15

 

Porfirio Díaz Pérez

1-0

16

 

Juan Daranas

1-0

17

 

Gabriel Padrón

1-0

18

 

Enrique García Talavera

1-0

19

 

Álvaro Díaz

1-0

20

 

Amado Rufino Marrero

1-0

21

 

Vicente González

1-0

22

 

Ricardo Moya

1-0

23

 

José Plasencia

1-0

24

 

Dámaso Ávila

1-0

25

 

Pedro Alonso González

1-0

26

 

Francisco Martín Coello

1-0

27

 

José Rodríguez

1-0

28

 

Alfonso Laso

1-0

29

 

Cristobal Guimerá

1-0

30

 

Paulino Melián

1-0

 

 

 

Al día siguiente por la tarde la directiva del Círculo de Amistad sirvió de nuevo un vino de honor en agasajo de Alekhine, al que prodigaron  en esos días todo tipo de atenciones; incluso hubo una fiesta en el Círculo con bailes regionales. Sin embargo, ya el lunes 29 de octubre se conoce en la prensa -fue publicada la noticia al menos en el periódico de Las Palmas La Provincia el martes 30 de octubre- que la Federación española ha recibido un telegrama de la organización del torneo de Londres comunicando la exclusión del torneo del doctor Alekhine. Ignoramos si Alekhine conoció esta noticia, pero lo cierto es que el propio Alekhine recibió otro telegrama algo más tarde de la organización, el miércoles 31 de octubre, según él mismo comentó. En él, en inglés, el director del periódico organizador comunica la exclusión y añade que mandará una carta explicativa posteriormente al campeón del mundo.

 

Sin duda Alekhine, aunque ya tenía sospechas de que algo así podría ocurrir, por la enemiga de la U.R.S.S. y Estados Unidos contra él, recibió la noticia como un mazazo.  Ese torneo, al que había sido invitado meses atrás, era la esperanza de Alekhine para volver a participar en un certamen de prestigio, junto a los mejores, recuperar galones para poner su título en juego frente a la estrella emergente, el soviético Botviknnik, y superar de paso la relegación que sufre por parte de los países ya vencedores de la II Guerra Mundial. Pero Alekhine, encaja el golpe con dignidad. Ve el lado positivo, y declara a la prensa que se trata de un torneo privado organizado por un periódico británico, lo que no impedirá, o eso espera, que la Federación inglesa organice el campeonato por el título mundial con Botvinnik, de acuerdo con la propuesta que él mismo ha realizado. Respecto al torneo de Londres alega que aún espera la carta oficial que confirme su exclusión, que "se imagina las razones" a que obedece, y que de todos modos piensa ir a Londres en visita privada mientras se desarrolle el torneo -lo que no hará-.

 

Segunda sesión de simultáneas. Miércoles 31 de octubre.

 

Las fechas previstas para las siguientes sesiones de simultáneas era el martes 30 de octubre y el jueves 1 de noviembre según la prensa local, pero finalmente las fechas cambiaron, la segunda sesión se retrasó un día, hasta el miércoles 31 de octubre, dado que era víspera de festivo y podía ser preferible para los jugadores. Las dos últimas se pospusieron al 3 y 5 de noviembre. Por otro lado, la hora se adelantó media hora, a las 21.30 horas, y los jugadores fueron seleccionados en su mayor parte de la lista de los que habían jugado la primera sesión.

Los nombres que cita la prensa local para la segunda sesión son:

Juan Padrón, Félix Hernández, Paulino Melián, Tomás García, Cristobal Rijo, Enrique García Talavera, Nicolás Pérez, José Plasencia, José Rodríguez, José Martínez, A. Guerra, Gabriel Padrón, Angel Acosta, José Lima, José Samsó, Amado Rufino, Luciano García Machineña, Antonio Hadisson, José Manuel Moreno, Dámaso Avila, José Gil, Eudelio Espinosa, Alvaro Díaz, Cristóbal Guimerá, Ramón García, Eduardo Cañizares, Fernando González, Luis Martín Cejudo, Pedro Alonso,Leopoldo Fernández, y un jugador no designado previamente. Aunque la lista final sufriría modificaciones, y no es exactamente conocida.

 

Quizá el hecho de que en este interín Alekhine recibiera el telegrama comunicándole su exclusión del torneo de Londres hizo que su estado de ánimo empeorara y jugara peor que la primera sesión.  Alekhine perdió con Sebastián Darias, Enrique García Talavera, Pedro Alonso y José. Lima -ver dos partidas infra-. Alonso, que le ganó de nuevo en la sesión final  fue el unico que le hizo doblete. Además hubo bastantes tablas, cinco: Paulino Melián -uno de los mejores jugadores de la isla-, Fernando González, José Rodríguez Barrios, Angel Acosta y Nicolás Pérez. No fue pues la mejor sesión de Alekhine, aunque pese a todo ganó 21 partidas.

 

Alekhine,A. - Lima,José. [C28]

 

Simultaneas Tenerife 30 tableros, simultánea en Tenerife,  segunda simul 31/10/1945

 

 

1.e4 e5 2.Cc3 Cc6 3.Ac4 Cf6 4.d3 Ca5 5.f4 d6 6.Cf3 Ag4 7.h3 Axf3 8.Dxf3 Cxc4 9.dxc4 Ae7 10.0-0 0-0 11.Ae3 c6 12.Tad1 Dc7 13.Ce2 Tad8 14.Cg3 g6 15.f5 Rg7 16.h4 h5 17.Ag5 Td7 18.De3 Cg4 19.Dxa7 Dd8 20.Axe7 Dxe7 21.f6+ Cxf6 22.Ce2 Cxe4 23.g3 Cf6 24.De3 Cg4 25.Dc3 Rh7 26.b4 f5 27.Tde1 Dd8 28.Cc1 f4 29.Rg2 Tdf7 30.gxf4 Dxh4 31.Dg3 Dxg3+ 32.Rxg3 g5 33.Th1 exf4+ 34.Rf3 Rg6 35.c5 dxc5 36.bxc5 Ce3 37.Cd3 g4+ 38.Re2 Rg5 39.Rd2 h4 40.Thg1 h3 41.Te2 Rh4 42.Ce5 Td8+ 43.Rc1 Tf5 44.Cd3 g3 45.Cxf4 Txf4 46.Txe3 Tg8 47.Te7 g2 48.Rd2 Tf1 0-1

 

Alekhine,A. - García Talavera,Enrique [B00]

 

Simultanea segunda, 31/10/1945 Círculo de la Amistad

 

 

1.e4 e6 2.d4 b6 3.Cc3 Ab7 4.Cf3 g6 5.Ad3 Ag7 6.0-0 Ce7 7.Ae3 0-0 8.Dd2 Cbc6 9.Ah6 Cb4 10.Axg7 Rxg7 11.Tad1 Cxd3 12.Dxd3 a5 13.Tfe1 f6 14.d5 e5 15.d6 cxd6 16.Dxd6 Ac6 17.Td2 Ta7 18.h4 De8 19.h5 gxh5 20.Ch4 Df7 21.Te3 Rh8 22.Ce2 Tg8 23.Cg3 Taa8 24.Tf3 Taf8 25.b3 Tg4 26.Chf5 Cxf5 27.Txf5 h4 28.Ch5 Txg2+ 29.Rf1 Tg6 30.Dd3 Th6 31.Df3 Axe4 32.Dxe4 Txh5 33.Txh5 Dxh5 34.Txd7 h3 35.Rg1 h2+ 36.Rh1 Tg8 0-1

 

3. Las dos simultáneas de primeros de noviembre.

 

Tras celebrar el último cumpleaños de su vida el día 1, Alekhine se aprestó a culminar sus nuevos compromisos en Tenerife. Dos nuevas sesiones a 30 tableros, de nuevo en el Círculo de la Amistad, el sábado 3 y  el lunes 5 de noviembre de 1945. Para entonces ya Alekhine había apalabrado celebrar una sesión en Las Palmas el día 8 de noviembre.  Estas sesiones tinerfeñas se jugaron como la segunda a las 21.30 horas. El sábado 3 de noviembre dio una tercera exhibición con 30 partidas simultáneas con el resultado de +26 =4 -0, y mejoró el resultado de la segunda, pues solo cedió cuatro tablas y no perdió ninguna. No obstante, no conocemos la nómina completa de esta sesión, que pudo ser de rivales de inferior categoría. Hicieron tablas Enrique García Talavera -no pudo repetir la victoria del 31 pero demostró ser de los jugadores más correosos-; Fernando González Amor; Tomás García y  Luis Martínez Moya. El lunes 5 de noviembre por la tarde en el Círculo de la Amistad, escenario de todas estas contiendas, Alekhine realiza una cuarta exhibición con 30 tableros, resultando ahora otra excelente actuación, ganando 28 partidas y cediendo dos. Tampoco se conoce bien la nómina de esta sesión, sólo que los vencedores fueron Juan Pallero y el joven aficionado del Price, Claudio Rafael, cuya partida dio la prensa local:

 

Alekhine, Alejandro – Rafael, Claudio [C78]

 

Simultanea #4 Tenerife (30 t) Santa Cruz ESP, 04.11.1945

 

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Aa4 Cf6 5.0–0 b5 6.Ab3 Ae7 7.a4 Ab7 8.De2 0–0 9.Cc3 b4 10.Cd5 a5 11.Ac4 d6 12.c3 Tb8 13.d4 Aa8 14.Cxe7+ Cxe7 15.dxe5 Cxe4 16.Ad3 d5 17.Td1 Dc8 18.c4 Cc5 19.Axh7+? Rxh7 20.Ae3 Ce4 21.cxd5 Axd5 22.Txd5 Cxd5 23.Dd3 Cxe3 24.Dxe4+ Cf5 25.g4 g6 26.gxf5 Dxf5 27.Dxf5 gxf5 28.Tc1 Tbd8 29.Cg5+ Rh6 30.f4 Td4 31.Txc7 Txf4 32.h4 Txh4 33.Cxf7+ Rh5 34.Rf2 Th2+ 35.Rg3 Txb2 36.Cd6 f4+ 37.Rf3 Tb3+ 38.Rf2 f3 39.Tc1 Tc3 40.Th1+ Rg4 41.Ce4 Tc2+ 42.Re3 Te2+ 43.Rd4 Td8+ 44.Cd6 f2 45.Tc1 Rf3 [[Fuente: Partida jugada por Claudio Rafael, en la simultánea de ajedrez a 30 tableros, ofrecida por Alexander Alekhine en Santa Cruz de Tenerife: sesión del 04–11–1945. Columna "Notas de Ajedrez". Semanario deportivo AIRE LIBRE. (Año III, 26–11–1945, periódico número 116, página 6). Santa Cruz de Tenerife, España. ]] 0–1

 

 

 

 

 

*********

 

4. Alekhine en Las Palmas de Gran Canaria.- Simultánea del 8 de noviembre de 1945. Gabinete Literario.


 


Tras estas  sesiones Alekhine va a hacer una pausa para trasladarse a Las Palmas de Gran Canaria también en barco. Desde 1942 se ha constituido la Federación Provincial, tras los esfuerzos de los jugadores locales como los hermanos Martín Estupiñán o Narciso Casañas para que el teniente coronel Rua Figueroa asuma el mando, nunca mejor dicho, y supere los obstáculos burocráticos. Y Rua, bien relacionado con las autoridades, se mueve para conseguir la difícil financiación de la simultánea. El miércoles 7 embarca en Santa Cruz de Tenerife, y llega a Las Palmas el jueves 8  de noviembre a las 8,30 horas. Ramón Rua Figueroa acude a recibirle al muelle junto con el secretario federativo Eduardo Pérez Reina, que va a arbitrar la sesión de simultáneas, y otros aficionados y federativos. Alekhine llega cansado, tiene aún en el bolsillo el telegrama londinense, ya arrugado, y tras ser cumplimentado por los federativos, se retira pronto al Hotel Negresco, en el barrio histórico de Vegueta, al lado de donde se va a celebrar la simultánea el Gabinete Literario.

Y después de descansar durante el resto del día ha llegado el momento  programado para la esperada simultánea, a las diez de la noche, en el selecto Gabinete Literario. Tiene el mismo formato que las sesiones de Tenerife: será de pago, cinco pesetas el público y diez los jugadores que se inscriban en la federación, cuya sede está en la calle Bravo Murillo por entonces. Debidamente publicitada rápidamente se había colgado el cartel de "no hay billetes", quedando muchos aficionados relegados al papel de espectadores, sin poder jugar. De hecho, mucho antes de la hora fijada para el comienzo los jugadores están ya delante de sus tableros en el Gabinete, esperando la llegada del mítico campeón.

 

    Alekhine es puntual, es recogido poco antes de las diez de la noche por el teniente coronel Rúa y las autoridades, que le acompañan a pie en el breve trayecto desde el hotel al Gabinete Literario. Alekhine llega en medio de una gran expectación; viste traje oscuro impecable. Los jugadores también van vestidos de etiqueta como merece el emblemático recinto fundado y la personalidad del campeón. Jugadores como los hermanos Martín Estupiñán, de los barrios populares, se han puesto corbata para la ocasión y el emblemático lugar. Y es que no es frecuente que sociedades elitistas como el Gabinete o el Naútico se abran al ajedrez en estos años, fuera de los torneos que organizó años atrás la Sociedad Ajedrecística, por lo que la única simultánea de Alekhine en Gran Canaria es una fiesta mayor del ajedrez. Las treinta mentes de los jugadores se disponen a enfrentarse a la mente única pero poderosa del gran Alexander.


En cuanto al plantel, hay muchos, una mezcla de jóvenes valores y veteranos de los torneos de esos años, y de jugadores de la ciudad antigua y burguesa y de los barrios portuarios, aunque éstos son los menos -apenas Isidoro Herrera y los hermanos Martín Estupiñán; voy a destacar algunos nombres: Allí están entre éstos el presidente de la federación Rua Figueroa, el psiquiatra Rafael O’Shanahan, ("mejor amigo que jugador" le describirá luego Lezcano), que será brevemente el presidente de la renacida Federación en los años 50; junto al campeón de Las Palmas, Germán Pírez -en realidad secretario del partido comunista en la clandestinidad, pero de familia de comerciantes-, los isleteros Luis Martín Estupiñán y su hermano Tiburcio, y dos de los tres jóvenes valores del momento, los tres estudiantes universitarios: falta el estudiante de derecho Fernando Sagaseta, que ha jugado la simultánea primera en Tenerife, pero sí están el joven estudiante de filosofía Pedro Lezcano Montalvo (un baluarte del ajedrez durante más de cincuenta años, a partir de ahora, y que está trasladando su residencia desde Madrid a Las Palmas en estos momentos, donde se arraigará pronto ya para siempre), y el estudiante de filología José Luis Gallardo, hijo de Ildefonso, impulsor del juego en los años 30 desde la Sociedad Ajedrecística del propio Gabinete. Pero también podemos destacar al actual vicepresidente Antonio Vázquez Cielo, y al más joven de todas las simultáneas canarias, un  niño de sólo 8 o 9 años, José Calvo Rosales, que era natural de Guía, nacido en 1936, y fue después un buen jugador juvenil en la isla y luego un destacado médico pediatra (fallecido en 2013 se le concedió póstumamente el título de hijo predilecto de su ciudad natal). Según la leyenda urbana habría jugado también el inefable Ramón García Cabrera, célebre buscavidas en el cambullón portuario, ex boxeador, bizco -conocido a veces por ese motete-, que jugaba situándose en oblícuo al tablero. Se jactaba en los años 70 en el club de ajedrez que pisó hasta su muerte octogenario de que había jugado la simultánea y que había ganado a Alekhine, pero no ese hecho es falso. Sin duda se encontraba sí entre el público de la histórica sesión. Sí aparece otro jugador legendario, el gallego José Almazán Lucas, un destacado jugador de esos años 40 y sucesivos, con quien llegue a jugar en primera categoría en 1973, cuando él ya estaba a punto de dejar el juego de competición. Así como José Luis León Cabrera, bien jugador de esos años 40, que logrará tablas, y del que hablaremos más tarde.

 

Fernando Piñana y Secades era magistrado, en 1962 fue nombrado presidente de la A. Provincial de Las Palmas (yo conocí a dos de sus hijos, abogado y juez), en 1967 se jubiló por edad, por lo que probablemente nació en 1897, y tenía unos 48 años al jugar la simultánea.

 Así pues entre los treinta elegidos, entre ellos obviamente varios socios del Gabinete, hay una mezcla de veteranos y jóvenes, de miembros de las clases acomodadas -los más- y de los barrios populares -los menos-, que están jugando desde hace pocos años los torneos del modesto Kiosco del parque San Telmo, y también en los bares y las peñas ajedrecísticas del puerto o de la parte vieja de la ciudad. De las reducidas fuerzas del ajedrez isleño apenas faltan otros que  Sagaseta y el doctor Carlos R. Lafora, el gran rival del campeón Pírez, que cumple aún su pena de destierro en Canarias, probablemente por sus ocupaciones médicas, y porque en ese tiempo ya prácticamente sólo jugaba damas -volvería a jugar en un torneo en el Círculo mercantil en diciembre de 1946-.

 

 

Alekhine empieza jugando deprisa, pero conforme avanzan las partidas y se complican empieza a mover más despacio, concentrándose en las posiciones. En realidad la simultánea no está siendo nada fácil, con bastantes partidas en inferioridad, pero tira de casta y acaba ganando la mayoría. Los más duros son derrotados, como le sucede a Pírez, que comete un grave error. Hay varias anécdotas. Lo más jocoso es lo que sucedió con el joven estudiante José Luis Gallardo, que admite haber estado contentándose en los bares previamente, ve la partida muy mal. Así que aprovechando que Alekhine anda por otros tableros, coloca un caballo que ya le había capturado el ruso dentro del tablero. La fullería no queda impune. Alekhine avisa al árbitro el sr. Pérez Reina, el cual da la partida por perdida al joven bromista (Fischer, años después, usó otra táctica... a la segunda vez que le hicieron esa jugarreta, se metió la pieza capturada en el bolsillo).  José Luis no se lo tomará a bien, y hará comentarios sobre la exagerada decisión arbitral. En respuesta a tales críticas, en reunión posterior de la federación Gallardo será suspendido por un año.

 

El hijo de José Luis me ha facilitado recientemente datos complementarios sobre lo que le sucedió a su padre:

-Lo que pasó realmente, según me contó Germán Pírez, es que aparte de los "piscos" que sin duda habría tomado mi padre,  Alekhine en un momento dado criticó una jugada suya en francés, pensando que mi padre desconocía ese idioma. Y mi padre se molestó por el comentario. En represalia metió el caballo que le había comido Alekhine, y Alexander se dio cuenta, y se lió...

 

 

Finalmente, Alekhine gana 24 partidas, entabla cinco y pierde únicamente con Luis Martín Estupiñán. Luis siempre comentó que la derrota de Alekhine se debió a un grave fallo con un ataque doble de la torre del canario al alfil y la dama blanca. Luis conservaba en su poder la planilla de la partida y la exhibía a los aficionados incluso décadas después. En cuanto a los cinco jugadores que empatan, fueron, según la prensa de la época, el hermano de Luis, Tiburcio, así como Ignacio Vietiez, José Luis León Cabrera, Moreno Ortiz -el último en terminar, más allá de las tres de la madrugada-, y Pedro Lezcano Montalvo, que andando los años, sin duda por fallo de la memoria, afirmaba que era el único que había hecho tablas. Su hijo Pedro Lezcano Jaén me comentó que Alekhine, tras entablar con su padre, estrechó su mano y le dijo en español: "¡Buena partida!". El propio Pedro Lezcano Montalvo se refirió a esta partida con Alekhine en declaraciones al periódico La Provincia en 1976 (16-7-1976): "A

Keres lo conocí durante el torneo de Madrid de 1943 en el que jugaba un canario, Miguel Navarro,con el que paradójicamente, no llegué a hablar entonces. También jugaba un  niño mallorquín que hoy peina canas, Arturo Pomar, siempre con su vaso de leche junto al tablero, llorando cuando perdía,  como si se rompiese un juguete... A Alekhine lo conocía bastante del Club (se refiere a un club madrileño). Pero cuando más tarde vino a dar unas simultáneas en el Gabinete. Literario y\le saqué unas tablas después de un sacrificio, me felicitó sin reconocerme. Ya andaba muy-mal del hígado y se olvidaba de todo menos de dar mate".  

 

Luis Martín Estupiñán, único vencedor, comentó también que su hermano Tiburcio jugó mejor, y él sí hubiera merecido la victoria o también Lezcano.

 

 

Derrotados fueron J.L. Gallardo, Martínez Carvajal, José Almazán Lucas, Manrique de Lara, Rafael O'Shanahan, Doctor Nikolasky, Germán Pírez, el presidente Ramón Rua Figueroa, Antonio Coll, Jesús Sanmartín, Miguel Arencibia, Isidoro Herrera, Francisco Caballero, Ramón Morales, etc. 

Miguel Jimenez Marrero recordó en prensa local hace algunos años la nómina -parcialmente- con precisión en los resultados: "Hemos de recordar ahora un acontecimiento deportivo-cultural, que acaparó la atención de los canarios en aquellos primeros días de noviembre de 1945. El campeón del mundo de ajedrez, Álekhine, disputaba una partida con un numeroso grupo de canarios aficionados a este juego... Álekhine ganaría a los tableros isleños tan conocidos entonces, como José L. Gallardo, Martínez Carvajal, O'Shanahan, A. Manrique de Lara, Pepe Medina, Miguel Arencibia, Francisco Caballero López, Francisco Caballero Rodríguez, Germán Pirez, Rúa Figueroa, González Roca y otros. El único que consiguió derrotar al campeón mundial, fue Luis Martín, y lograrían hacer tablas Ignacio Viéitez, Pedro Lezcano, José Luis León, Tiburcio Molina y Moreno Ortiz". Curiosamente, Pedro Lezcano Montalvo pareció olvidar que fueron cinco los que entablaron, y en los años siguientes siempre declaraba que era el único que había podido hacer tablas con el campeón ruso.

 




 


 

 

 

 

De esta sesión se conocen tres partidas, las tablas con Lezcano, la derrota con Luis Martín Estupiñán (primero publicadas por Pablo Morán en 1995, aunque E. Scala me dio más detalles) y la victoria sobre Pírez.

 

 

Pírez,  no estuvo a la altura de su nivel, y se perdió la foto que sin duda deseaba con el campeón, que quedó para el modesto Luis Martín Estupiñán.

 

 

Alekhine-Germán Pírez, simultánea a 30 jugadores en Las Palmas (Gabinete Literario) 8-11-1945.-

 

 

1.d4 d5 2.c4 dxc4 3.Cf3 Cf6 4.Cc3 c6

(Más moderno es 4...e6 con mas oposicion en el centro)

 

5.a4 Af5 6.e3 Ca6 7.Axc4 Cb4 8.0-0 e6 9.De2 Cbd5 10.Ad3

 

(Mas interesante era 10.Ce5 para luego f3-e4 y controlar el centro).

 

10...Axd3 11.Dxd3 Dc7 12.e4 Cxc3 13.bxc3 h6 14.e5 Cd5 15.c4

 

(Parece bueno pero las negras logran con un juego preciso quedar bien. El control es muchas veces mejor que la ocupacion del centro).

 

15...Cb4 16.De4 Ae7 17.Ad2 a5 18.Ce1 Td8 19.Ac3 0-0 20.Td1 b5

 

(Buena jugada. Tras los cambios las blancas dejan de controlar "d5" y el peon "a" es peligroso).

 

21.Axb4 Axb4 22.axb5 cxb5 23.cxb5 Td5 24.Cd3 Db6 25.Cf4 Txb5 26.d5 exd5 27.Cxd5 De6 28.Cxb4 axb4 29.f4 f6??

 

(Error decisivo. Con 29...Te8 o 29...b3 las negras estaban mejor. 30.Td6 Df7 31.e6 El peon e ahora es muy fuerte).

 

31...Da7+ 32.Rh1 Tb7 33.Dd5 Te8 34.Td7 Da6 35.Te1 Txe6?

 

(Segundo error. Mejor 35...Tb5 36.Db3, Da6 37.Dd5,Da8).

 

36.Td8+ 1-0.

 

(Comentarios del G.M. M. Todorcevic en el libro biográfico sobre Germán Pírez "Dos pasiones, política y ajedrez", de Juan José Sosa Suárez, Las Palmas 1994.)

 

Mejor suerte corrió Lezcano, que inicialmente quedó mucho peor, se rehizo con un buen sacrificio, y aunque Alekhine dejó escapar de nuevo continuaciones ganadoras, según nos demuestra el ordenador, obtuvo unas tablas trabajadas y merecidas, aunque es una exageración la opinión de Luis M. Estupiñán de que mereció ganar Lezcano.

 

Alekhine,Alexander - Lezcano Montalvo,Pedro [C06]

Simultanea Gran Canaria (30 t) Las Palmas ESP, 08.11.1945

 

1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cd2 Cf6 4.e5 Cfd7 5.Ad3 c5 6.c3 b6 7.De2 Ae7 8.Cgf3 0–0 9.h4 f5 10.g4 cxd4 11.cxd4 Cc6 12.Cb3 Cb4 13.Cg5 Cxd3+ 14.Dxd3 De8 15.Ad2 Ad8 16.Ab4 Ae7 17.Ad2 Ad8 18.Tg1 a5 19.gxf5 Txf5 20.Dg3 Axg5 21.Axg5 Dh5 22.Cd2 Aa6 23.f3 Tc8 24.Rf2 Tc2 25.Ae3 Tf7 26.Dh3 Txb2 27.Tg5 Dh6 28.Tag1 Rh8 29.a4 Ad3 30.Tc1 Ac4 31.Rg3 b5 32.axb5 Cb6 33.Cf1 Ae2 34.Ch2 Cc4 35.Tc3 



g6? (Error, Lezcano había logrado equilibrar la posición y ahora pierde los peones centrales, R. Moyano) 36.Dxe6 Df8 37.Dxd5 Cxe3 38.Txe3 Axb5 

 

39.e6 Tg7  40.Tge5? (Mejor era 40. De5 con ventaja definitiva R.Moyano) De7 41.Da8+ Tg8 42.Dxa5 Tc8 


 

 

43.Txb5? [Eran mucho más fuertes jugadas como 43.Da3 que fuerza el cambio de damas, o 43.Tc3 con ventaja decisiva blanca. Comentarios R.Moyano.] Txh2! (Ahora Lezcano encuentra un buen recurso con este sacrificio) 44.Tg5! [Aunque Pablo Morán da admiración a esta jugada era mejor 44. Te4 manteniendo ventaja blanca, aunque ya no tanta. Moyano.]

 

44...Tcc2 45.Da8+ Rg7 46.f4 Thd2 [Era mejor 46...Tcf7 48.De4, Dc7 con igualdad.]

 

47.De4 Th2



48.d5? [La jugada correcta es 48.h5! que fuerza la entrega de las dos torres por la dama al negro, tras lo cual el blanco se impone. Ahora la compleja partida se encamina a las tablas, Moyano.]

 

48...Da7 49.De5+ [49.e7 Thg2+ 50.Dxg2 Dxe3++– , etc.]

 

49...Rg8 50.e7 Thg2+ 51.Rh3 [51.Rf3 Tgf2+ 52.Re4 Dxe3+ 53.Rxe3 Tfe2+=]

 

51...Th2+ 52.Rg3 Thg2+ [[Comentarios: Pablo Morán. (OCHO X OCHO 159, 1995). || Fuente: Morán, Pablo. Partida A. Alekhine - P. Lezcano, en la simultánea de ajedrez a 30 tableros, ofrecida por el campeón mundial en Las Palmas de Gran Canaria, el día 08–11–1945. Artículo "Alekhine en Canarias". Revista OCHO X OCHO. (Año XV, junio 1995, número 159, página 40). Zugarto Ediciones, S A. Madrid, España. ]] He añadido algunos comentarios propios tras el análisis con el programa Fritz. ½–½

 

 

 

Por último, la partida precisamente del único vencedor. Afortunadamente, gracias a la colaboración del poeta e investigador del ajedrez Eduardo Scala, hemos recuperado más datos de  la partida del único vencedor, Luis Martín Estupiñán,   de la que desde 1995 se conocía solamente la partida . Veamps una foto de Alekhine con Rúa y L.M. Estupiñán, al que era insólito ver con corbata.


 


 

 

Rescato por ello el texto que he escrito en la entrada de este mismo blog sobre Estupiñán:

"Hace algunos años escribí un texto sobre las simultáneas del campeón del mundo de ajedrez Alekhine en Las Palmas en noviembre de 1945, pocos meses antes de su fallecimiento. De aquella sesión apenas se había conservado la derrota que sufrió el campeón provincial Germán Pírez ante el genio ruso. Sólo uno de los treinta simultaneados logró vencerle, uno de los más fuertes ajedrecistas de la isla, Luis Martín Estupiñán (1908-1988).  Pero la partida, que el vencedor enseñó a los amigos durante muchos años, se había perdido a su muerte (yo ignoraba que se había publicado en 1995 en la revista Ochoxocho). Luis era callado, austero, frugal en sus costumbres, y vegetariano desde la juventud. Según él mismo contó, cultivaba sus propias verduras en los viajes que hacía a Cataluña. Y curiosamente, ese fue el hilo conductor que ha permitido que 74 años después de disputarse la partida, hayamos podido recuperarla. El poeta, artista e investigador del ajedrez Eduardo Scala se puso en contacto conmigo tras leer el texto de mi blog, comentándome que había tenido amistad con Luis Martín Estupiñán en los años 80 en Sitges, y que Luis le había mandado una carta manuscrita con la transcripción de la partida, la cual me facilitó amablemente. Eduardo Scala me comentó los pormenores de su relación con el ajedrecista canario:

«Me alegra enviarte el precioso documento para el ajedrez canario, español y mundial. Conocí a don Luis porque él vivía algunas temporadas en un pequeño apartamento con su hermana en Sant Pere de Ribes (Sitges), donde le traté en los años 80. Yo daba clases de ajedrez allí, y un día él me vino a ver, claro está, no para recibir clases, sino para saludarme. Nos hicimos amigos, y disputábamos muchas partidas amistosas, era un jugador muy duro. Yo no sabía la relevancia que había tenido para el ajedrez canario, aunque sí me había hablado de su victoria sobre Alekhine en simultáneas en 1945,  naturalmente me mostré interesado por la partida, pero él no encontraba la planilla; finalmente, ya en Las Palmas, la localizó, y me remitió la transcripción de la partida junto con una carta personal. Recuerdo con cariño y respeto a Luis, mi casi cotidiano amigo-adversario frente al tablero. Era un hombre sencillo, modesto, vegetariano y muy austero. Siempre venía cargado de manzanas para mi familia. En una ocasión planté un árbol en el monte, al lado de su apartamento, pues el maestro vegetariano me dijo: usted ha escrito libros (a pesar de la confianza nunca logré que me tuteara), tiene hijos, sólo le falta plantar un árbol. Así que obedecí. Ahora veo que la semilla, como la de Sissa, es enorme. Querido Ricardo, gracias por presentarme a don Luis en la historia del Ajedrez canario, tan entrañable para mí. Veo, como si fuera ahora (años sesenta del siglo y milenio pasado), al querido y admirado chicharrero, Albertito Renshaw, compañero del Club Maira, calle Guzmán el Bueno de Madrid». (Correo electrónico entre el autor del blog y Eduardo Scala, 30/4/2019). 



Luis siempre quitó cierta importancia a su victoria sobre Alekhine (aunque como escribe a Scala, "partida que tan feliz me hizo entonces"), dijo que el campeón estaba mal de salud y había cometido un grave error -como así fue, y podemos ver en los comentarios del M.F. Ernesto Solana-, así como que otros, como su hermano Tiburcio, o Pedro Lezcano, que entablaron, merecieron ganar. Pero sea como fuere, la victoria de Luis fue muy relevante en aquel incipiente ajedrez de Las Palmas de los años 40, donde apenas unas decenas de aficionados jugaban en los bares y en el parque San Telmo. Ese triunfo puso el ajedrez de moda en la isla, y durante algún tiempo hubo una gran efervescencia ajedrecística, y el propio Luis creó junto a su hermano una famosa peña, Alfil, cerca de su casa en el puerto de Las Palmas
." 






Y concluyo con la partida  comentada por el M. Fide Ernesto Solana Suárez:



Alekhine,Alexander - Martín Estupiñán,Luis [C09]

Simultáneas a 30 tableros en Las Palmas Las Palmas de Gran Canaria,  Gabinete Literario 08.11.1945

[Comentarios Ernesto Solana]


[Hace más de treinta años, Luis Martín Estupiñán me mostró una planilla vieja y cuarteada -la guardaba en su cartera- con su victoria en 1945 ante el entonces Campeón mundial Alekhine, partida que en aquel momento leí "a ciegas". .. Cuando Ricardo Moyano comenzó a investigar la historia de nuestro ajedrez, le recordé aquel episodio, con la única "pista" de la ganancia de pieza mediante el ataque doble de una Torre a Dama y Alfil... Pensábamos que la partida ya sería irrecuperable, pero el tesón de Moyano consiguió rescatarla gracias a la amable aportación de Eduardo Scala. Para él nuestro sincero agradecimiento.]


1.e4 e6 [La Defensa Francesa encajaba de lleno con el estilo de Estupiñán, pues le gustaban las posiciones sólidas con maniobras estratégicas. Curiosamente, con el tiempo se decantaría por la Defensa Alekhine, que lleva justo el nombre de su "víctima" en aquel día inolvidable...]


2.d4 d5 3.Cd2 c5 4.Cgf3!? [Una especialidad de Alekhine, quien prefería esta interesante jugada a la más habitual en nuestros días 4.exd5]


4...Cc6 [Aquí el subcampeón mundial Caruana ha empleado algunas veces la legítima alternativa 4...cxd4 5.Cxd4 Cf6]


5.Ab5 Ad7 [Expertos en la Francesa como Korchnoi o Yusupov han probado en este momento 5...cxd4 6.Cxd4 Ad7!?]


6.exd5 exd5 7.0–0 a6?! [Este movimiento parsimonioso descuida el desarrollo y conduce a dificultades para las negras.]


[Según mi base de datos, en una sesión de simultáneas anterior (Salamanca 1944), el rival de Alekhine prefirió 7...Cf6 8.Te1+ Ae7 9.dxc5 0–0 10.Cb3 , con ventaja para las blancas. Si bien el negro se impondría de forma contundente en la jugada 21, la apertura no tuvo en este caso relación con el desenlace (partida Alekhine-Diesel).; Tal vez la mejor solución para las negras sea aquí resolver la tensión central mediante 7...cxd4 8.Te1+ Ae7 . Una partida entre los cubanos Vilela y Román Hernández continuó: 9.Cb3 (Interesante aquí 9.b3!? para Aa3 o Ab2.) 9...Cf6 10.Cbxd4 0–0 11.Ae3 Te8 12.c3 h6 13.Ad3 Af8 y las negras compensaron su peón central aislado con una buena actividad de piezas.]


8.Axc6 bxc6 9.Te1+ Ae6 10.dxc5 [10.c4!? sería un golpe típico de esta variante, para acelerar las acciones antes de que las negras completen su desarrollo. Este avance, además de generar posibilidades en el centro, permite a la Dama blanca acceder a la casilla a4. El campeón mundial prefiere, en cambio, la más directa y enérgica 10.dxc5.]


10...Axc5 11.Cb3 Ab6 [Un conocido de la afición grancanaria, el joven maestro francés S. Bressac -quien fuera componente del Club Grandama de Vecindario-, hubo de enfrentarse aquí a la jugada 11...Ae7 : 12.Cfd4 Dd6 13.Cxe6 fxe6 14.Cd4 y las blancas ganaron (Bressac, S. - Esnaola, I. ; Gros 2018).]


12.Cbd4 Dd6? [Un descuido de Estupiñán, característico de las simultáneas sin reloj.]


13.Cg5 [Alekhine omite aquí un movimiento aún más fuerte: 13.Cf5! Df8 (única para defender g7) 14.Dd3! Todavía mejor que la natural Af4, pues al "tocar" a6 se impide el enroque largo. Además, la Dama blanca se muestra muy efectiva en la tercera fila, desde donde puede crear algunas amenazas tácticas. 14...Cf6 (14...g6? 15.Dc3!) 15.Af4 Ce4 (difícil sugerir una alternativa razonable...) 16.Txe4! dxe4 17.Dxe4 y las negras no tendrían defensa contra las múltiples amenazas sobre c6, d6 o g7.]


13...Axd4 14.Dxd4 Cf6 15.Af4 De7 16.Da4 [Aquí era muy interesante la posibilidad 16.Ae5 , con algunos problemas para las negras.]


16...0–0! [Luis comprende que aquí la defensa pasiva no es adecuada: 16...Dd7? 17.Da3! y el Rey negro queda atascado en el centro.]


17.Dxc6 Tfc8! 



 

 





18.Da4? [Especulando un poco sobre la naturaleza de este grosero error, me atrevo a aventurar que quizá la primera intención de Alekhine habría sido la lógica Db6, manteniendo el ataque sobre e6, y que en el último momento se habría decidido -sin meditarlo más- por Da4, tras rechazar la siguiente variante forzada: 18.Db6 Txc2 19.Cxe6 fxe6 20.Txe6 Txb2! y gracias a este recurso táctico las negras siguen en la partida. O bien - sin tanta sutileza analítica- Alekhine se sintiera indispuesto a esas alturas de la exhibición...]


18...Tc4! [Ahora las negras ganan una pieza y la partida puede darse por terminada. El campeón mundial sigue jugando por inercia, tal vez a la espera de imprecisiones por parte de su rival, pero Estupiñán sigue incrementando su ventaja con gran temple, guiado por aquella insistencia posicional que le caracterizaba.]


19.Da5 Txf4 20.Tad1 h6 21.Cxe6 fxe6 22.f3 Tc4! [Con buen criterio, Luis reagrupa sus piezas para una mejor coordinación.]


23.c3 Da7+ 24.Rh1 Te8 25.Te2 Db7 26.Tde1 Tc6! [Una vez asegurada por completo la posición, Estupiñán materializará su ventaja de forma impecable.]


27.b3 Db5! 28.Db4 [El cambio de damas es forzado: 28.Da3 Txc3 29.Txe6? Txe6 y las blancas no pueden retomar en e6 por el mate en f1.]


28...Dxb4 29.cxb4 Rf7 30.Rg1 d4 31.Te5 Cd5 32.a3 d3! 33.Td1 Tc3 34.f4 Tec8 35.Rf2 Txb3 36.f5 Tc2+ 37.Rf1 Rf6! 38.Txe6+ Rxf5 39.Tde1 Cf6 40.Txa6 d2 41.Td1 Tc1 42.Re2 Txd1 43.Rxd1 Ce4! 44.Ta5+ Rf4 [y Alekhine finalmente abandonó, pues no hay defensa contra Tb1.]


[44...Rf4 45.Rc2 Tc3+] 0–1

 



En ese mismo mes noviembre de 1945, tras el éxito en la simultánea contra Alekhine, Luis fundó una peña importante en la Isleta, cerca de su casa, la Peña Alfil, en la calle Luján Pérez, que fue el núcleo de ajedrez más activo en esos años. Por cierto que Luis fue invitado a dar muchas simultáneas, con pobres resultados, lo que motivó  críticas en la prensa, acusando a la federación de no tener los pies en el suelo. Realmente Luis no era precisamente el mejor jugador canario, y su nivel estaba por debajo de de Pírez, Sagaseta o Lezcano.

 

 

 

El único vencedor Estupiñán en todo caso se retrata con Alekhine y Rua Figueroa para la prensa. Rua viste de uniforme, con llamativa pistola al cinto. Estupiñán hace más tarde unas declaraciones llenas de modestia, señalando que la victoria no tiene mérito, pues Alekhine estuvo perdido en varias. Años después Estupiñán recordará que esta partida fue la última derrota de Alekhine, lo que no es cierto -aun perdería alguna más en las últimas simultáneas de Tenerife, luego otras en Sevilla y Barcelona, y aun después dos en partidas oficiales con el portugués Lupi, una en el torneo de navidad de Cáceres en que Lupi le supera, y otra en la segunda partida de un minimatch con el propio Lupi en Estoril en enero de 1946-

 

Volviendo a la noche de la simultánea, el Gabinete sirve una cena ¡fría! para el campeón del mundo y los federativos, lo que pone punto final a la noche. Al día siguiente los federativos llevan al campeón a una excursión por el interior de la isla, antes de que regrese a Tenerife el día 10 de noviembre.

 

Veamos la nómina completa de esta sesión:

 

SIMULTANEAS ALEKHINE LAS PALMAS DE G C 08-11-1945

ALEKHINE

JUGADOR

RESULT

1

 

José Luis Gallardo Navarro

1-0

2

 

Luis Martínez Carvajal

1-0

3

 

José Almazán Lucas

1-0

4

 

Dr. Nikolasky

1-0

5

 

Rafael O´Shanahan y Bravo de Laguna (1901-1966)

1-0

6

 

Alfonso Manrique de Lara

1-0

7

 

Adolfo López Arrive

1-0

8

 

José Rodríguez Alfonso

1-0

9

 

José Pérez Medina

1-0

10

 

José Calvo Rosales  (1936-2013)

1-0

11

 

Antonio Coll Gonzalez

1-0

12

 

Jesús Sanmartín García

1-0

13

 

Miguel Arencibia

1-0

14

 

Isidoro Herrera

1-0

15

 

Francisco Caballero López

1-0

16

 

Francisco Caballero Domínguez

1-0

17

 

Ramón Morales Vega

1-0

18

 

Antonio Vázquez Cielo

1-0

19

 

Narciso Reyes

1-0

20

 

Emilio Barón

1-0

21

 

Fernando Piñana y Secades

1-0

22

 

Germán Pirez Pérez (1914-1992)

1-0

23

 

Ramón Rúa-Figueroa y Biava

1-0

24

 

Manuel González Roca

1-0

25

 

Luis Martín Estupiñán (1909-1988)

0-1

26

 

Ignacio Vietez

½ - ½

27

 

Pedro Lezcano Montalvo (1920-2002)

½ - ½

28

 

José Luis León Cabrera

½ - ½

29

 

Tiburcio Martín Estupiñán

½ - ½

30

 

José Moreno Ortiz

½ - ½

 

 

 

 

5. Ultima simultánea en Tenerife.- Casino de Santa Cruz de Tenerife. 21-11-1945. Marcha de Alekhine a la península.

 

De vuelta a Santa Cruz de Tenerife, donde todavía permaneció doce días, la información se vuelve muy escasa. Parece que Alekhine ofreció una sola sesión más de simultáneas, celebrándose  en el Casino de Santa Cruz, a diferencia de las anteriores que tuvieron lugar en el Círculo de la Amistad. Con estas nuevas 30 partidas Alekhine totalizó 180 partidas disputadas y solamente 10 derrotas. El porcentaje total de puntos rondó el 90% y Alekhine estaba muy satisfecho. En esta sesión final  hicieron tablas  Alvaro Díaz  -partida disponible- y Dámaso Avila -disponible también-, y ganó Pedro Alonso. Respecto a la victoria del jugador del Price Alonso, el periódico La Provincia comentó que se debió a un fallo de Alekhine que el tinerfeño supo aprovechar.

 

En esta sesión del 21/11/45 se jugó también, según confirma el mismo diario grancanario La Provincia, la partida a la ciega contra Alfredo Pedreira, de la que daba cuenta más tarde el diario Aire Libre en que escribía Alfredo Pedreira: "Con la boca abierta se quedaban muchos espectadores .viendo jugar a la ciega al gran campeón. Este número, el más interesante de su brillante actuación, fué definitivo. Ni Pedreira, ni todo el corro que intentaba ayudarle, pudieron con el maestro ; los hizo "porvito" y se ganó la ovación más sincera". La Provincia, sin tantos adjetivos, confirma que la victoria del ruso la logró en cuatro horas, que "el coloso ruso" jugó muy bien, y que fue premiada con una gran ovación.

 

 Aun cuando algunas partidas fechan la sesión el 20 de noviembre es claro que se jugó el 21 noviembre, ya que tanto el periódico La Provincia (que menciona el miércoles como día de juego) como La Tarde (que dice que se jugará "esta tarde" en el ejemplar del 21 de noviembre) mencionan esa fecha.

También por error se cita el nombre de Pedreira como J, Pedreira, cuando se trata de Alfredo Pedreira el que jugó a la ciega.

Veamos las partidas disponibles de la última sesión.

 

Alekhine,A. - Avila,Damaso [C86]

 

Simultaneas Tenerife, 30 tableros, última simultánea, 21.11.1945

 

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Aa4 Cf6 5.0-0 Ae7 6.De2 b5 7.Ab3 0-0 8.d4 Cxd4 9.Cxd4 exd4 10.e5 Ce8 11.c3 Ag5 12.f4 Ah6 13.cxd4 De7 14.Cc3 c6 15.f5 Axc1 16.Taxc1 d5 17.Cd1 Ad7 18.Ce3 Dh4 19.Tcd1 g6 20.fxg6 hxg6 21.g3 Dg5 22.Tf4 Cg7 23.Df2 Ch5 24.Tf3 Ae6 25.h4 Dh6 26.Tf1 Tac8 27.g4 Cg7 28.Dg3 a5 29.Cf5 gxf5 30.gxf5 Rh8 31.fxe6 Cxe6 32.Tf6 Dg7 33.Dxg7+ Rxg7 34.Td1 Th8 35.Rf2 Txh4 36.Tg1+ Rf8 37.Tc1 Tf4+ 38.Txf4 Cxf4 39.Re3 a4 40.Rxf4 axb3 ½-½

 

 

 

 

Igualmente, las tablas con Alvaro Díaz:

 

Alvaro Díaz: Alekhine,Alejandro - Diaz,Alvaro [D61]

 

Tenerife, última simultánea, .21.11.1945

 

 1.d4 Cf6 2.c4 e6 3.Cc3 d5 4.Ag5 Cbd7 5.Cf3 Ae7 6.e3 0–0 7.Dc2 Te8 8.Td1 c6 9.Ad3 dxc4 10.Axc4 Cd5 11.Axe7 Dxe7 12.0–0 b6 13.e4 Cf4 14.e5 Ab7 15.De4 Cd5 16.Ad3 f5 17.exf6 C5xf6 18.Dh4 Cf8 19.Cg5 h6 20.Cge4 Cxe4 21.Dxe7 Txe7 22.Axe4 Td8 23.f4 Ted7 24.Ce2 Td6 25.Tfe1 Aa6 26.Tc1 Axe2 27.Txe2 Txd4 28.Txc6 T4d6 29.Txd6 Txd6 30.Rf2 Rf7 31.Tc2 Td7 32.Re3 Cg6 33.Tc8 Ce7 34.Ta8 Cf5+ 35.Axf5 exf5  1/2-1/2

 

Y ahora tenemos que ir a la partida a la ciega con José Pedreira. Se extendió en los años siguientes  el bulo de que había ganado otra espectacular en estas sesiones a Supico.   Pero aunque la partida es real, no se jugó en Canarias: había sido ya jugada en Lisboa varios años antes. Veamos pues estos dos lances.

 

La leyenda urbana de la supuesta victoria en Tenerife sobre Supico.- 

 

Corrió la especie (propagada incluso por Koltanowsky y otros) de que Alekhine había ganado en estas sesiones a un tal Supico, con una brillante entrega de dama forzando el mate, que dio enseguida la vuelta al mundo en las publicaciones especializadas. Cuando Bent Larsen llegue por primera vez a Canarias a fines de los años sesenta, dirá que lo único que conocía de las islas hasta entonces eran esas partidas que Alekhine había jugado en Tenerife, y en particular el remate de esa partida.... ¡un gambito danés!, que enseñaba a todos los aficionados. Y aún hoy la posición figura como problema de táctica de ataque en numerosos libros especializados.

 

Sin embargo, como otras fuentes señalaron, parece que la partida se jugó a la ciega en simultanea, pero no en Tenerife en 1945 sino en Lisboa en 1941 y que ya fue publicada en revistas de 1942. De hecho, en la prensa de Tenerife sólo se relata una única partida a la ciega, contra Pedreira. En cualquier caso ofrezco ambas partidas.

 

 

Alekhine-Alfredo Pedreira, Tenerife, simultánea a 30 tableros, partida única a la ciega, ultima sesión 21.11-1945.

 

1.e4 e5 2.d4 d6 3.Cf3 Cc6 4.Ab5 Ad7 5.Cc3 Cf6 6.Axc6 Axc6 7.Dd3 exd4 8.Cxd4 Dd7 9.Ag5 Ae7 10.0-0-0 0-0 11.Cf5 Tfe8 12.The1 Ad8 13.f4 a6 14.Dh3 Rh8 15.e5 Cg8 16.Ce4 Axe4 17.Cxd6 Af5 18.Cxf5 De6 19.Axd8 Taxd8 20.b3 g6 21.Txd8 Txd8 22.Dh4 Dd7 23.Ce3 Dd4 24.Rb1 Te8 25.Df2 Ce7 26.Td1 Dc5 27.Cg4 Dxf2 28.Cxf2 Cc6 29.Ce4 b6 30.Td3 Rg7 31.Tc3 Ce7 32.Txc7 Cd5 33.Tb7 a5 34.g3 Te6 35.c4 Te7 36.Tb8 1-0

 

 

 

Apócrifa:

 

Alekhine,A - Supico [C21] (Al parecer Lisboa 1941, simultánea a la ciega)

 

1.e4 e5 2.d4 exd4 3.c3 dxc3 4.Cxc3 Ab4 5.Ac4 De7 6.Cge2 Cf6 7.0-0 0-0 8.Ag5 De5 9.Axf6 Dxf6 10.Cd5 Dd6 11.e5 Dc5 12.Tc1 Da5 13.a3 Axa3 14.bxa3 c6 15.Ce7+ Rh8 16.Dd6 Dd8 17.Cd4 b6 18.Tc3 c5 19.Cdf5 Aa6 20.Dg6!! 1-0

 

Es mate inevitable en todas las variantes. No está claro si Supico abandonó aquí, o decidió recibir el mate con 20...fxg6. 21.Cxg6+.

 

Base de datos con las partidas conocidas: Base partidas (parcial) Alekhine Canarias 1945

 

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Otras partidas:

Jesús Remis da cuenta, por lo comentado en un periódico local (Falange, 9-11-1945), de que además Alekhine jugó diez partidas a la ciega con equipos formados por cuatro jugadores en consulta.

 

Acabadas las simultáneas, el 22 de noviembre de 1945, regresó a Cádiz en la motonave Villa de Madrid, con el propósito de cumplimentar las dos sesiones de simultáneas en Sevilla para las que había sido contratado.

 

Antes, el 15 de noviembre, el mejor jugador de las islas, Germán Pírez, publicó una entrevista con Alekhine en el efímero diario Canarias Deportiva. El campeón se mostraba ilusionado, decía que había recuperado su mejor nivel y que había dejado de beber. Pírez comentó que pudo comprobar la amabilidad del campeón, su pasión por el ajedrez... y su escasa facilidad de palabra.

 

 Ya no regresaría más a Canarias. De Sevilla siguió a Cáceres y Estoril, donde le esperaba la muerte en marzo de 1946. No había podido viajar a París, donde estaba su mujer, o Londres, donde se celebraría el torneo de ajedrez, como era su proyecto. Cuando partió hacia Portugal, había publicado en la revista Ajedrez español una carta de agradecimiento a España, a la que prometía volver. Pero su hasta luego se convirtió en un adiós.

 

Quiero terminar con un fleco más, sobre la inmediata retirada de Enrique García Talavera, uno de los mejores jugadores tinerfeños, cronista del ajedrez en los diarios La Tarde y Aire Libre -y al parecer en prensa peninsular-, y que acababa de ganar a Alekhine, decide retirarse del ajedrez. Con ello y la marcha pronto de A. Bello a Venezuela, el ajedrez tinerfeño va a quedar bastante descabezado. Sobre los motivos de la brusca retirada nunca aclaró las cosas García Talavera, él mismo dijo mucho más tarde, en 1974, que los motivos que dio, el exceso de trabajo, etc. eran excusas, y que los motivos reales eran "básicos" y no deseaba revelarlos. Plausiblemente, dados los enfrentamientos que había tenido con el presidente de la Federación Nicolás Pérez en esos tiempos -incluso recurriendo a la nacional un resultado en el provincial de Tenerife- fueron las desavenencias personales las que llevaron a esa decisión. En 1974 invitaba a su amigo José Luis León Cabrera (1913-1981), que había participado en la simultánea de Las Palmas, haciendo tablas, a ayudar al ajedrez grancanario que comenzaba a resentirse en el apoyo de sociedades como el Náutico o el Círculo Mercantil, al que pertenecía. José Luis León era uno de los jugadores activos en los años 40 en Las Palmas, aunque posteriormente dejó de jugar como el propio G. Talavera. Cariñosamente, el tinerfeño invitaba a León a dar un paso al frente para revitalizar el Mercantil diciéndole "aún no eres un viejo carcamal". Realmente, no lo era, León, al parecer un conocido empresario de la isla de Gran Canaria, tenía unos 62 años, y moriría con 68 en 1981 como digo. Pero la verdad es que aunque el Mercantil se implicó más en el ajedrez en esos años, como había sucedido ya en los años 50, fueron otros socios los más activos en ese resurgimiento.