Angel 6º y último capítulo. 1983-1999. La
cenicienta nos dice adiós.-
Ricardo Moyano, agosto de 2018
Ultima versión: 2/8/2018 se añade un texto memorial de Victor Fernández publicado en prensa local el 2/7/1999.
Ultima versión: 2/8/2018 se añade un texto memorial de Victor Fernández publicado en prensa local el 2/7/1999.
Angel con Andrés Armas José García P. y Pedro Lezcano hacia 1990 |
1. Resumen:
Angel regresó a Las Palmas después
de sus dos años contraculturales en 1983. Pero el tiempo pasado en
Fuerteventura dejó una profunda huella interior en él. De hecho, cuando quince
años después enferme gravemente, dispondrá que sus cenizas sean aventadas en
ese mar azul y libre de Jandía que tanto amó.
A su regreso a la ciudad ya tenía
cuarenta años y miraba la vida desde su madurez. Aceptó volver a su trabajo en
el banco, al cuidado de su familia, a una vida normal, pero siempre atravesada por su inquietud vital,
por el espíritu de la aventura que tiraba de su mundo interior. En el ajedrez, tras unos años de reflexión,
estuvo bastante activo en el lustro que transcurrió entre 1985 y 1990, aunque
de forma muy selectiva. Ya era un jugador "a tiempo parcial"
definitivamente. Y en 1990 se alejó por última vez del ajedrez de competición
-sólo consta después una única partida jugada con un filial del club Caja en
1996-. A partir de ahí sólo se le puede ver en las partidas informales en el
club en el divertido ajedrez-relámpago, o jugadas en su propio domicilio, o como espectador
de torneos, o con puntuales ayudas a la Federación local participando en
algunas clases o simultáneas escolares.
En realidad creo que, como había sucedido tras su éxito de 1967 en Mallorca, tras cada retorno le surgían nuevas dudas, y nunca terminó de volver. Siempre jugaba al despiste, a ser "la cenicienta" en la película, en el juego de su propia vida. Y todavía peor era cuando, como sucedió en 1985, se apuntó un inesperado triunfo: huía de ser rehén de sus éxitos, de las ataduras que le podría suponer ante sí y ante los demás. Angel era una persona compleja en la que, como escribió a su muerte su amigo Gonzalo Jiménez, el mundo interior y el exterior de su persona -el Angel de mirar las estrellas o abstraerse en las combinaciones de ajedrez, y el sociable y simpático de tardes compartidas con jugadores o pescadores- se intentaban casar con dificultad.
En la década de los 90 poco se supo ya del mítico ex campeón fuera del ajedrez informal hasta que en 1999 una noticia fatal asaltó los titulares de la prensa local: una cruel y rápida enfermedad se lo había llevado, con solo 56 años.
Su club de siempre, el Caja de Ahorros, se movilizó para un sentido y solitario memorial que concitó a todas las generaciones vivas del ajedrez local. Y luego, la verdad, se hizo el silencio. Pero a él le hubiera gustado así: porque Angel prefirió marcharse a su manera, como había venido, con sencillez, sin ruido, protocolos, discursos o tumbas. A fin de cuentas nos dejó lo que es eterno: su talento, sus partidas, y sobre todo, el recuerdo de su forma de ser, de su bondad, de su búsqueda, de su insobornable honestidad para con los demás, y lo que es más importante, para consigo mismo.
En realidad creo que, como había sucedido tras su éxito de 1967 en Mallorca, tras cada retorno le surgían nuevas dudas, y nunca terminó de volver. Siempre jugaba al despiste, a ser "la cenicienta" en la película, en el juego de su propia vida. Y todavía peor era cuando, como sucedió en 1985, se apuntó un inesperado triunfo: huía de ser rehén de sus éxitos, de las ataduras que le podría suponer ante sí y ante los demás. Angel era una persona compleja en la que, como escribió a su muerte su amigo Gonzalo Jiménez, el mundo interior y el exterior de su persona -el Angel de mirar las estrellas o abstraerse en las combinaciones de ajedrez, y el sociable y simpático de tardes compartidas con jugadores o pescadores- se intentaban casar con dificultad.
En la década de los 90 poco se supo ya del mítico ex campeón fuera del ajedrez informal hasta que en 1999 una noticia fatal asaltó los titulares de la prensa local: una cruel y rápida enfermedad se lo había llevado, con solo 56 años.
Su club de siempre, el Caja de Ahorros, se movilizó para un sentido y solitario memorial que concitó a todas las generaciones vivas del ajedrez local. Y luego, la verdad, se hizo el silencio. Pero a él le hubiera gustado así: porque Angel prefirió marcharse a su manera, como había venido, con sencillez, sin ruido, protocolos, discursos o tumbas. A fin de cuentas nos dejó lo que es eterno: su talento, sus partidas, y sobre todo, el recuerdo de su forma de ser, de su bondad, de su búsqueda, de su insobornable honestidad para con los demás, y lo que es más importante, para consigo mismo.
Como en anteriores entregas, añado el enlace a la base de partidas (segunda parte, partidas de 1985 a 1996), donde se contienen todas las encontradas en el archivo personal de Angel y en distintas publicaciones. Agradezco en especial a Inma Almenara, Víctor Fernández y Ernesto Solana su colaboración para este artículo. Al igual que en la llevanza técnica de la base de datos, a un habitual colaborador de este blog.
2. 1983-1985. Angel regresa a Las
Palmas y se deja caer por el club. Medita su regreso a los tableros. Contactos
con la "oposición" y los jóvenes valores.-
A su vuelta desde Fuerteventura
a Las Palmas a mediados de 1983, Angel retornó a su vida ordinaria, su
actividad laboral en la Caja, y a sus tardes en el club de ajedrez, y le dio
vueltas también a su regreso a los tableros de competición, a lo que todos le animaban;
pero, como le había sucedido ya en 1980, no terminaba de decidirse. Se planteó, según declaró por entonces, un retorno parcial, sólo en certámenes locales, por ahora al menos. Y aún así
esa decisión la fue postergando. Consideraba que ya no estaba tan fuerte como
antes, veía que los nuevos valores se preparaban mejor... Y llegó a la
conclusión de que el nuevo Angel, si quería regresar, tenía que hacerlo mejor entrenado, hacer caso tardíamente a los consejos de Bent Larsen, que ya no residía en Las Palmas, sino en Buenos Aires con su nueva esposa. Adquirió material moderno, incluso el árido Informator yugoeslavo que
usaban las nuevas generaciones. Su habitación con balcón y telescopio al cielo
era la guarida donde el lobo preparaba pacientemente su asalto.
En el aspecto social, se estaba identificando también con los aires de renovación federativa, la joven oposición formada por Jacinto Quevedo, Ricardo Naranjo, Jorge Hernández, Gregorio Hernández, etc., que querían tomar el relevo a los federativos de los años 70. De hecho, cuando en estos tiempos convulsos ellos constituyeron la Asociación Ascadrez al margen de la disciplina federativa, Angel fue uno de sus socios fundadores. Resultaba algo irónico que Angel fuera a la vez el socio número 1 del club Caja de Ahorros, identificado con la Federación y el conservadurismo, y también socio fundador de Ascadrez, la regeneración. Pero Angel se llevaba bien con todos, y tampoco podemos olvidar que era muy amigo de Ricardo Calvo, que fue representante en España de Garry Kasparov y optaba en estos años por esos aires rupturistas frente a las Federaciones internacional y nacional. Sin embargo, Angel, fiel a su temperamento, nunca se involucró en la dirección activa de grupo alguno, ni se incorporó luego a la nueva Federación surgida en 1985. Es muy simbólico que en sus comentarios de esa época a los matchs entre los míticos rivales Karpov y Kasparov no tome partido por ninguno de los dos, mostrando su admiración por ambos. Como su propio juego, podía combinar la explosión táctica con el fino pincel del finalista. Se veía a sí mismo como lo fue siempre, un jugador, un deportista y un divulgador y docente; nunca un directivo u organizador, nunca el portaestandarte de nada.
En el aspecto social, se estaba identificando también con los aires de renovación federativa, la joven oposición formada por Jacinto Quevedo, Ricardo Naranjo, Jorge Hernández, Gregorio Hernández, etc., que querían tomar el relevo a los federativos de los años 70. De hecho, cuando en estos tiempos convulsos ellos constituyeron la Asociación Ascadrez al margen de la disciplina federativa, Angel fue uno de sus socios fundadores. Resultaba algo irónico que Angel fuera a la vez el socio número 1 del club Caja de Ahorros, identificado con la Federación y el conservadurismo, y también socio fundador de Ascadrez, la regeneración. Pero Angel se llevaba bien con todos, y tampoco podemos olvidar que era muy amigo de Ricardo Calvo, que fue representante en España de Garry Kasparov y optaba en estos años por esos aires rupturistas frente a las Federaciones internacional y nacional. Sin embargo, Angel, fiel a su temperamento, nunca se involucró en la dirección activa de grupo alguno, ni se incorporó luego a la nueva Federación surgida en 1985. Es muy simbólico que en sus comentarios de esa época a los matchs entre los míticos rivales Karpov y Kasparov no tome partido por ninguno de los dos, mostrando su admiración por ambos. Como su propio juego, podía combinar la explosión táctica con el fino pincel del finalista. Se veía a sí mismo como lo fue siempre, un jugador, un deportista y un divulgador y docente; nunca un directivo u organizador, nunca el portaestandarte de nada.
Hacia mediados de 1985, tomó finalmente la
decisión de regresar a la lucha. El tanto hay que apuntarlo en el
haber de un nuevo amigo, el joven José Luis Galván; "Galvi", como le llamaban cariñosamente, era uno de los habituales de Angelito en esos años. Incluso eran frecuentes en la vida social de Angel e Inma las salidas en pareja con Gerardo González, José Luis Galván, y sus respectivas parejas. Galván había asumido en ese
año la dirección de la sección de ajedrez del R.C. Victoria -un club social en
la playa de Las Canteras aún existente y una de las instituciones decanas en el
apoyo al juego desde los años 40, donde el propio Ángel había jugado muchas
veces desde los años 60-. El nuevo delegado tenía empuje, y decía contar con
importantes subvenciones del club para el equipo de ajedrez. El entusiasmo era
indiscutible; el dinero no lo fue tanto...
El resultado fue que en poco tiempo se conformó una gran plantilla para
el Victoria, arrastrando a muchos jugadores del club Caja de Las Palmas. Así
fue como Angelito dejó excepcionalmente el Caja por una sola temporada, pero también se fueron al Victoria Juan García Padrón, Gerardo González, Sergio
Cabrera o yo mismo. Y allí se produjo el retorno de
Angel tras 10 años de ausencia, en el partido contra el Tres Palmas, en
noviembre de 1985, siendo Angel el primer tablero y yo el sexto y último...
Tuvimos un éxito apoteósico por cierto venciendo 6-0. Angel batió al joven Jesús Carmelo
Rivero, futuro M.F. La verdad es que las promesas económicas no se
cumplieron y muchos jugadores dejaron de participar en la liga local -creo que yo era el único que prefería jugar por amor al arte-: pocas jornadas después, ante mi sorpresa, sólo quedábamos Angel, Gerardo, el
propio José Luis Galván y yo en el Victoria. Al finalizar la temporada Angelito regresó a la
disciplina de su equipo de siempre, el Caja, y yo con un traslado profesional
acabaría jugando luego en otros equipos. Pero fue un orgullo compartir equipo y alineación en el retorno de Angelito a la competición local, diez años después de que hubiera "colgado los guantes" contra el mítico Tal.
Caricatura probablemente de Pedro Lezcano y alusiva al amigo común José García Padrón |
Pero en ese mismo mes de noviembre,
animado por José Luis Galván, Angel regresó también a los torneos individuales,
y lo hizo en el I Open Johnny Walker, un torneo muy vinculado al propio Real Club Victoria, donde se jugaron algunas fases y tuvo lugar la entrega de premios. El propio Angel lo reconocía en una entrevista de esta época: "La verdad es que tenía ganas de volver a las competiciones, porque ahora creo que lo necesito, y para ello me estoy preparando, aunque no haya dejado de jugar, pero es muy diferente jugar con los amigos o partidas sin la presión del reloj y del rival, que jugar partidas de cualquier tipo de competición. Lo que sí está muy claro en mí es que vuelvo sin ánimos de lucro, ni buscando títulos, ni nada por el estilo. Yo siempre he sido un deportista y tan sólo me mueve el deporte, el ajedrez".
El empresario Cayetano Cuyás había financiado ese nuevo torneo Johnny Walker, que alcanzó cuatro ediciones. En este primera, con un suculento premio principal de 125.000 ptas., se inscribió la flor y nata del ajedrez local: José García Padrón, Alfredo Brito, Ernesto Solana, Augusto Menvielle, J.P. Domínguez, J.A. Valcárcel, Sergio Cabrera, Jesús Carmelo Rivero... A ellos se añadió el M.I. vasco José Luis Fernández, que parecía el favorito claro junto a José García Padrón. Pero Angel se había preparado a conciencia, y eso unido a la floja actuación del maestro vasco, con varias derrotas sorprendentes ante jugadores inferiores, y a los pinchazos de los valores locales, hizo que se situara por sorpresa en cabeza del Open, aprovechando también la derrota de José García Padrón ante Jesús Carmelo Rivero.
Angel ejecutó
una trayectoria envidiable, ganando a Menvielle y Brito, y entablando sólo con
Domínguez. En la crucial partida con Brito estuvo una hora entera pensando qué plan elegir, entre dos buenos, y casi perdió por tiempo en la jugada 18. Luego comentaría que "me pasó casi como a la cabra majorera, que por no decidirse entre dos buenos alimentos se murió de hambre". Sin embargo, en la penúltima ronda perdió con José García Padrón, lo
que dejó en la ronda final de infarto a Brito en cabeza y a García Padrón y
Angel a medio punto. Mientras Brito y García Padrón jugaban entre sí, Angel se
enfrentaba al M.I. "Txelu" Fernández, muy desdibujado pero siempre
peligroso.
Nadie confiaba en que Angel fuera a vencer con negras al titulado, pero si lo hiciera sólo podía ser superado por Brito, de vencer éste al ex campeón de España García Padrón, porque en caso de tablas el desempate favorecía a Angel. Así que Alfredo y Pepe jugaban mirando con el rabillo del ojo la partida de Angelito, con creciente preocupación, ya que para sorpresa de ambos el viejo campeón se adentraba en una teórica y complicada línea de la defensa Petrov. Y saltaba la sorpresa con un fuerte sacrificio de caballo. Menvielle, que veía la posición de pié, le había soplado al cronista de prensa: "Si Angel sacrifica, gana". Y Angel, necesitado de la victoria, no tembló. Cierto es que la posición había sido analizada en el último Informator, "Txelu" no había hecho la correcta defensa (Cc3 en vez de Cd3), y en el final resultante de torre y dos peones contra dos piezas menores, la torre de Angel era mejor. Su capacidad como finalista hizo el resto (sobre el episodio puede consultarse en este mismo artículo la semblanza de Ernesto Solana).
El empresario Cayetano Cuyás había financiado ese nuevo torneo Johnny Walker, que alcanzó cuatro ediciones. En este primera, con un suculento premio principal de 125.000 ptas., se inscribió la flor y nata del ajedrez local: José García Padrón, Alfredo Brito, Ernesto Solana, Augusto Menvielle, J.P. Domínguez, J.A. Valcárcel, Sergio Cabrera, Jesús Carmelo Rivero... A ellos se añadió el M.I. vasco José Luis Fernández, que parecía el favorito claro junto a José García Padrón. Pero Angel se había preparado a conciencia, y eso unido a la floja actuación del maestro vasco, con varias derrotas sorprendentes ante jugadores inferiores, y a los pinchazos de los valores locales, hizo que se situara por sorpresa en cabeza del Open, aprovechando también la derrota de José García Padrón ante Jesús Carmelo Rivero.
Angel durante el Johnny Walker 1985 |
Angel en la partida decisiva contra J.L. Fernández |
Angel juega contra José García Padrón, única partida que perdió |
Nadie confiaba en que Angel fuera a vencer con negras al titulado, pero si lo hiciera sólo podía ser superado por Brito, de vencer éste al ex campeón de España García Padrón, porque en caso de tablas el desempate favorecía a Angel. Así que Alfredo y Pepe jugaban mirando con el rabillo del ojo la partida de Angelito, con creciente preocupación, ya que para sorpresa de ambos el viejo campeón se adentraba en una teórica y complicada línea de la defensa Petrov. Y saltaba la sorpresa con un fuerte sacrificio de caballo. Menvielle, que veía la posición de pié, le había soplado al cronista de prensa: "Si Angel sacrifica, gana". Y Angel, necesitado de la victoria, no tembló. Cierto es que la posición había sido analizada en el último Informator, "Txelu" no había hecho la correcta defensa (Cc3 en vez de Cd3), y en el final resultante de torre y dos peones contra dos piezas menores, la torre de Angel era mejor. Su capacidad como finalista hizo el resto (sobre el episodio puede consultarse en este mismo artículo la semblanza de Ernesto Solana).
Como me relató Alfredo Brito, al ver
que Angel ganaba, no le quedaba otra que intentar forzar con García Padrón en
busca del triunfo, pero era ya imposible, porque de hecho Pepe había estado
toda la partida mejor. La partida entre ellos acabó en tablas, y aunque Brito y
Angel tenían los mismos puntos, Angel se proclamó campeón en el desempate. El
triunfo de Angelito, sorpresivo tras diez años retirado, desató un clamor en la
afición local y en la prensa. El gran ex campeón volvía demostrando que podía
con toda la élite de Las Palmas e incluso con un M.I. vasco profesionalizado.
Quizá las reacciones, pese a todo, fueron hiperbólicas, y pasado el primer
momento -Angel se prestó incluso contra su costumbre a comentar la partida con
Brito en la prensa local-, Angel recordó lo que le había sucedido en 1967 tras
alzarse con el título de campeón de España: no quería ser bandera de nada. Y
para sorpresa de todos, volvió a retirarse.
Es posible que en su íntimo modo de ser, prefiriera ser esa
"cenicienta" que se retira a casa a la medianoche, haciendo honor al
apodo que le había dado Pablo Morán en 1967.
Cartel anunciador del Open Johnny Walker de 1985 |
Brito Garcia,Alfredo
- Fernandez Fernandez,Angel [E12]
T open Johnnie Walker
(I) Las Palmas ESP (4), 14.11.1985
[A. Fernandez, 1985]
1.d4 Cf6 2.c4 e6 3.Cf3 b6 [Esta jugada negra
3...b6 , plantea una apertura conocida desde muy antiguo con el nombre de
Defensa India de Dama. Su idea básica consiste en ubicar el Alfil dama en la
casilla 'b7' y disputar la gran diagonal de casillas blancas. En ajedrez, como
en cualquier otra disciplina con tendencia artística, también existen las
modas. Esta defensa se jugaba mucho a principios del siglo XX, en casi todos
los grandes torneos de la época aparecían sus esquemas. Estaba de moda. En la
actualidad (Años 80 del siglo XX), existe cierta predilección a desarrollar
esquemas'similares, pero por el otro flanco, que da origen a la denominada
Defensa India de Rey.]
4.a3 Ab7 5.Cc3 Ae7 6.g3 [La continuación
adoptada por las blancas lleva a un juego generalmente conceptuado como de
equilibrio en el que las negras no tienen nada que temer. Al finalizar la
partida, Brito comentó que era mejor para él haber hecho 6.d5 . Conforme, lleva
a posiciones más complicadas y conforme también con la ventaja espacial que
confiere al blanco, pero ahora permítame el lector, y disculpe el que sea
ajedrecista, que imite a algunos Grandes Maestros profesionales, cuando
comentan sus partidas y no dicen todo lo que saben; no es que sus comentarios
no sean de fiar, no, pues sí son de fiar; pero se reservan algo en espera de
aplicarlo en otra oportunidad. Estaré encantado de continuar esta posición a
partir de 6.d5, en cualquier otro torneo.]
6...Ce4 7.Cxe4 Axe4 8.Ag2 d5 9.0–0 0–0
10.cxd5 Dxd5 11.Ce1 Td8 12.Axe4 Dxe4 13.Ae3 [[El blanco ha ideado un sistema
defensivo algo artificial, pero en su favor diré que no es fácil encontrar algo
mejor. ]]
13...c5 14.Dc2 Dxc2 15.Cxc2 c4! [Con este último
movimiento, las negras provocan un final con mayoría de peones (tres contra
dos) en el flanco alejado del Rey. Esto es considerado por la teoría como una
ventaja estratégica permanente. El M.I. José García Padrón, a propósito de este
movimiento, comentó que 15...c4 , era la jugada que desequilibraba la posición.
Exacto, expresión muy adecuada, que suscribo.]
16.Tad1 Cc6 17.f3 b5 18.Af2 Td7!³ [A punto
estuvo aquí de ocurrirme lo que a la cabrita de Tomás. Cuenta una leyenda
majorera que un pastor en Jandía (Isla de Fuerteventura, Canarias), cansado de
la montaña, vendió su ganado de cabras, se compró un barquillo y se puso a
pescar viejas. Pero no vendió todas las cabras, se quedó con una y un día, un
amigo de Las Palmas que fue a echarse una pesca, le llevó un saco de hierbita
fresca y verde para su cabrita. Tomás le hizo dos montones a la cabra, pero he
aquí que ésta, mirando asombrada a uno y a otro montón, no se decidía por cuál
empezar a comer; y acaba lá leyenda indicando que terminó por morir de hambre.
Y esto es lo que estuvo a punto de ocurrirme en esta partida. Por un problema,
de decisión, casi pierdo por tiempo. Es el momento crucial de la partida. Hay
dos planes diferentes a seguir: uno es presionar con todas las piezas al peón
de 'd4'. Si el blanco se empeña en defenderlo a toda costa, no tardaría en
llegarle a sus piezas la enfermedad de la parálisis. Y el otro plan consistiría
en inyectarle la máxima energía a los peones negros del flanco de dama. Ambos
planes son buenos, los dos me gustan; y cualquiera de los dos, bien llevados,
debe conducir a las piezas negras a la victoria. Pero hay que decidirse por uno
y este simple y sencillo dilema me tuvo frenado mientras corría una hora en el
reloj. ]]
19.e4 Tad8 20.Td2 a5 21.Tfd1 b4 22.axb4 axb4
23.Rg2 b3 24.Ce3 Ab4 25.d5!? [[Correcto. El bando que se encuentra
inferior, debe buscar complicaciones tácticas. Tras esta jugada, las
consideraciones de carácter general no sirven de mucho, las leyes de la
estrategia pasan a segundo término, estamos moviéndonos en el terreno de la
táctica pura, hay que calcular las variantes con sus jugadas concretas una a
una. Una labor muy dura. ]]
25...Axd2 26.dxc6
Tc7 [[Una de las claves
del juego negro, las blancas ya no tienen continuación satisfactoria. ]]
27.Ae1 [27.Cxc4 Ag5 28.Txd8+ Axd8 29.Ca5 (Y
si 29.Ab6 Txc6–+ , ganando.) 29...Tc8–+ , ganando.]
27...c3 28.bxc3 b2 29.Axd2 b1D 30.Txb1 Txd2+
31.Rh3 Td8 32.e5 Txc6 33.c4 Rf8 34.Tb3 Td2 35.g4 Re7 36.Rg3 Tc7 37.h4 Tcd7
38.Tb8 T2d3 39.Rf2 Tc3 40.Tc8 Td2+ 41.Re1 Th2 [[De esta buena
partida se desprende, como característica destacada, la importancia que en
ajedrez tiene el planeamiento, es decir, los planes de juego. No se debe jugar
nunca sin plan; a veces es difícil encontrar un buen plan, pero los
ajedrecistas sabemos que es preferible un plan, aunque sea malo, que ninguno.
El punto culminante de esta partida estuvo en la jugada número dieciocho, donde
se decidió la elección de un plan adecuado, seguido fielmente hasta el final,
teniendo que eludir obstáculos tácticos que el blanco iba poniendo
constantemente, y esto es lo que califica a la partida como buena. (Comentarios
del M.N. Ángel Fernández en el DIARIO DE LAS PALMAS. ((11–11–1985, página 28)).
Las Palmas de Gran Canaria, España). ]]
0–1
Fernandez Garcia,Jose
Luis - Fernandez Fernandez,Angel [C42]
T open Johnnie Walker
(I) Las Palmas ESP (9), 02.12.1985
1.e4 e5 2.Cf3 Cf6 3.Cxe5 d6 4.Cf3 Cxe4 5.d4
d5 6.Ad3 Ae7 7.0–0 Cc6 8.c4 Cb4 9.cxd5 Cxd3 10.Dxd3 Dxd5 11.Te1 Af5 12.Ce5 0–0–0
13.Df3 g6 14.g4 Ah4!? 15.Cd3?! (Mejor es 15.Cc3 que conduce a la ventaja del blanco, posición analizada en Informator 39 de 1985).
0–1
3.
Años 1986-1990. Angel, un jugador "guadiana".-
Como digo, aunque su participación
en la liga local y su éxito en el I "Johnny Walker" parecían apuntar
al retorno, Angel compitió en los siguientes años de forma muy esporádica. Siempre se le vería por el club, jugando rápidas, observando los torneos de esa época -las nuevas ediciones del Johnny Walker, el torneo del Corte Inglés, los provinciales...- pero sin jugar. También impartió cursillos o simultáneas, como muestra esta foto, al Unión Schamann, en 1986.
Regresado al club Caja, en el campeonato nacional por equipos de 1986 se limitó a acudir con la escuadra como capitán y analista. Y entre 1987 y 1990 pudo verse esporádicamente a Angel, pero con cuentagotas: Lo más relevante fueron sus participaciones en los campeonatos de España entre empleados de las Cajas de Ahorros -lo que llegaría hasta 1990-.
En el ámbito federado, jugó con el
club Caja tres partidas en el campeonato nacional de 1987 (Monzón, Huesca) -obtuvo punto y
medio, ganando a Garza, entablando con Bastida y perdiendo con Angel Martín- y una sola en el
campeonato de 1988 en Zamora, cuando perdió con el catalán Bofill. Pasó lo que le ocurría
con frecuencia esos años: falto de tableros, no jugaba mal pero se apuraba de
tiempo y echaba a perder sus opciones, a pesar de ser un tan duro jugador de
blitz. Como curiosidad, parece que fue precisamente en este tiempo, tal vez
aprovechando uno de estos viajes, cuando Angel volvió a Peníscola a buscar, 30
años después, las monedas que había depositado en una de las Torres del Papa
Luna. Ignoramos si las encontró...
Regresado al club Caja, en el campeonato nacional por equipos de 1986 se limitó a acudir con la escuadra como capitán y analista. Y entre 1987 y 1990 pudo verse esporádicamente a Angel, pero con cuentagotas: Lo más relevante fueron sus participaciones en los campeonatos de España entre empleados de las Cajas de Ahorros -lo que llegaría hasta 1990-.
Angel contempla la disputa del III Johnny Walker en 1987, torneo que no disputó |
Además de ello, en el plano local,
en 1988 jugó un torneo individual fuerte, el Social del club Caja de Las
Palmas, donde quedó clasificado en mitad de la tabla.
Después de1988 las apariciones
formales de Angel son anecdóticas en el ajedrez de club, y dejando aparte sus
participaciones en el torneo Intercajas -hasta que en 1990 el nuevo director de
la Caja decidió que esas salidas eran muy caras-, sólo podemos computar tres acontecimientos
más:
-En
1989, finalmente Kasparov ofreció una sesión de simultáneas en Las Palmas y
Angel salió de su silencio para jugar con el gran campeón del mundo. En la
simultánea tuvo la alegría de encontrarse con su gran amigo Calvo, representante de Kasparov en España por
entonces, que siguió con interés la partida, perdida por Angel rápidamente;
Calvo señaló una mejora en el juego de Angel. La partida puede consultarse en
mi artículo sobre esa sesión de simultáneas.
-En
1994, aceptó jugar como simultaneador una simultánea escolar en que se
pretendía batir el record Guiness escolar, aunque no se consiguió. Fueron
muchos los jugadores clásicos que jugaron esa simultánea, como Gonzalo Angulo,
J.A. Valcárcel... También dio algún curso de tecnificación, como éste en Guía:
-Por
último, jugó una aislada partida de 1996 con el Caja de Las Palmas C, que
peleaba por el ascenso con el Fagor. En
esta partida postrera venció al jugador M. Ruiz, en lo que sería su despedida.
Para entonces tenía 45 años, y había regresado al ajedrez informal, a las
partidas en casa, sus aficiones marinas... y no quería gastar mucho tiempo en
ajedrez. La voz ajedrecística de Angel se había apagado definitivamente. Su
viuda Inmaculada señala que siempre fue una persona inquieta y que en sus
últimos años estudiaba la matemática aplicada a la ruleta.
Ruiz,Manuel -
Fernandez Fernandez,Angel [B05]
Liga Insular de
Ascenso equipos Las Palmas ESP, 11.05.1996
[[B: Equipo Fagor - N: Equipo Caja de Ahorros
de Las Palmas "C"]]
1.e4 Cf6 2.e5 Cd5 3.d4 d6 4.Cf3 Ag4 5.Ae2 Cc6
6.c3 e6 7.Ag5 Ae7 8.Axe7 Dxe7 9.exd6 cxd6 10.0–0 0–0 11.Dd2 Df6 12.h3 Ah5
13.Ch2 Axe2 14.Dxe2 Dg5 15.Dg4 Dh6 16.Ca3 f5 17.Df3 Cf4 18.Cc4 e5 19.dxe5 dxe5
20.Tfe1 e4 21.Dg3 Tf6 22.Ce3 Taf8 23.Chg4 fxg4 24.Cxg4 Dg6 25.Cxf6+ Txf6
26.Tad1 h5 27.Dxg6 Txg6 28.Txe4 Cxh3+ 29.Rf1 Cg5 30.Th4 Tf6 31.Td5 Ce6 32.Tdxh5
Cf4 33.Tb5 b6 34.g3 Cd3 35.f4 Cc5 36.Rg2 Td6 37.Th2 Rf7 38.Rf3 a6 39.Txb6 Ce5+
40.fxe5 Txb6 41.Td2 Re6 42.Rf4 Ca4 43.c4 Cxb2 44.c5 Tb4+ 45.Rg5 Cc4 46.Td3 a5 47.c6
Tb6 48.Td7 Cxe5 49.Txg7 Cxc6 50.Th7 Tb2 51.Th6+ Rd5
0–1
4.
La Cenicienta dice adiós.
Alejado pues del ajedrez de
competición, estos años de Angel fueron más de socializar, partidas rápidas en
el club o en el parque Santa Catalina, o en su propia casa, y por supuesto
salidas con sus amigos, su barco, la música, su nueva afición matemática. Cada
mañana recogía a Andrés Armas en su coche, ponía a Vivaldi, y ambos se
encaminaban a su trabajo en la Caja de Ahorros... En el club, muchos le
recuerdan divertidísimo en las partidas rápidas, aporreando el reloj hasta que
en una de las ocasiones salió volando por los aires... Angel acompañaba las
jugadas con risas y chascarrillos: "¡Angelito juega mucho, Angelito juega
mucho!".
Todo parecía estar en orden. Pero
cuando se acercaba el final de la década, siendo Angel aún bastante joven, con
solo 56 años, Angel enfermó. Y tres meses, el 27 de marzo, la prensa recogió
una noticia fatídica. Angel había muerto el día anterior, 26. Un rápido cáncer
de páncreas se había llevado en un visto y no visto al gran campeón, al que
Pedro Lezcano reconocía como el mayor talento natural que había dado el ajedrez
canario. Durante su enfermedad Angel prefirió llevar su despedida en la
intimidad, sólo con su esposa y su hijo. No quiso visita, ni tampoco permanecer
en la fría cama de un hospital. La voz de su esposa Inma se torna oscura al
recordar esos momentos.
-Ya te puedes imaginar cómo viví la
muerte de Angel. Fue todo tan rápido... Se hizo unas pruebas médicas, y salió
el diagnóstico fatal. Entre nosotros habíamos hablado siempre de que si algún
día uno de nosotros enfermaba, el otro se lo llevaría a casa, no le dejaría en
un hospital. Y yo me traje a Angel a esta casa, a nuestra casa, yo trabajaba en
sanidad y podía cuidarle. Y así fue hasta casi el final. Sólo los últimos días
desfallecí, vi que se asfixiaba, no fui capaz de atenderle yo sola, y tuve que
ingresarle. Un día después murió. Ni Angel ni yo éramos religiosos, y yo no
quería oficios funerarios, pero mi hijo me convenció de que por la familia,
donde sí hay miembros con fe religiosa, deberíamos hacerlo. Luego... todos los
recuerdos de mi marido sobre el ajedrez los tengo guardados aquí, en un arcón.
Y yo agradecí mucho el apoyo que recibí de Ricardo Calvo, que vino a las
exequias y se hizo cargo de mi hijo, para que yo pudiera ocuparme de las
gestiones. Y de todos los demás. También del mundo del ajedrez, que organizó
poco después de su fallecimiento un Memorial al que yo asistí.
La noticia conmocionó al ajedrez
local, y en particular, claro está, a sus amigos más cercanos.
-(José García Padrón): Yo tenía una
relación muy estrecha con Angel, en el ajedrez, en la Caja de Ahorros donde los
dos trabajábamos... Hablaba mucho con él, y fue terrible esa muerte tan
temprana, tan inesperada. Fíjate que en ese tiempo, 1999, él me hablaba de que
quería aprovechar las prejubilaciones en la Caja para marcharse y disfrutar al
fin del tiempo libre. No pudo ser.
Pedro Lezcano Montalvo, cuando
presentara el Memorial Angel Fernández meses después, glosó de forma muy
sentida al desaparecido jugador:
-Ángel Fernández poseía el mayor
talento para el ajedrez que ha habido en las islas, talento creador en estado
puro, sin apoyaturas teóricas ni análisis privados. El culto a la libertad que
regía su comportamiento vital que le impulsaba a recorrer paisajes y vivir
cerca del mar, lo aplicaba también a su estilo de juego. Cuando tuvo noticia de
su enfermedad implacable pasó de incógnito su angustia para no molestar a los
amigos.
También el 20 de septiembre de 1999
Pedro publicará un artículo muy emotivo en Canarias 7 que por su interés
transcribo íntegramente:
"No recuerdo exactamente la fecha en que tuve noticia de Angelito. Puedo
decir, aunque parezca una paradoja,-que jugué al ajedrez con él antes de
conocerle. Así fue, en unas simultáneas que me invitaron a dar en Escaleritas, a
finales de los años cincuenta, donde Ángel vivía. Cuando terminé de jugarlas,
me preguntaron qué me había parecido aquel jovencísimo adolescente de mirada
ingenua, y no supe de quién se trataba. No había pasado un año y yo, que era
entonces seleccionador de aquel equipo grancanario que se enfrentaba todos los
años a Tenerife, jamás prescindí de alinear a Ángel Fernández, porque ganaba
siempre. Mi amistad con él fue estrecha y casi paternal, dadas nuestras edades.
Participé con él en los Campeonatos de España por equipos, desde nuestro bautismo
canario en la ciudad de Alcoy. Mi amistad se basaba fundamentalmente en mi
profunda admiración. Dicen que la muerte es la ocasión de' las alabanzas; pero
hoy no es así: su ausencia es la hora del recuerdo sincero. A Ángel Fernández
lo llamábamos siempre 'Angelito'. Y no por su edad, ni su estatura física; sino
debido a ese diminutivo con el que los canarios expresamos el cariño. No querer
a Angelito era materialmente imposible. ¿Por qué?. Voy a intentar explicárselo
a quienes no lo conocieron. He escrito en la introducción al programa del
Torneo Memorial que le vamos a dedicar, que nunca he conocido a nadie más
inmune al rencor ni a la envidia que Angelito. Yo creo que lamentaba tener que
ganar una partida a cualquier contrario, porque le había parecido un buen
chico. Ajedrecísticamente, Angelito ha sido el jugador más químicamente puro
que ha habido en Canarias. El jugador de más talento innato, porque fue siempre
un puro creador, sin auxilios eruditos, sin análisis caseros, sin guías
magistrales ni consejos. L lo llamábamos siempre 'Angelito'. Y no por su edad,
ni su estatura física, sino debido a ese diminutivo con el que los canarios
expresamos el cariño. Ajedrecísticamente, Ángel ha sido el jugador más químicamente
puro que ha habido en Canarias. Y no era por desdén a los maestros del pasado,
sino porque el mundo del tablero era lo único que existía cuando se acodaba
frente a él. Los maestros del pasado ya habían hecho sus descubrimientos frente
a los 64 casillas; ahora le tocaba a él hacer los suyos. Recuerdo aquel equipo
de La Caja de Canarias, cinco veces Campeón de España. El gran maestro Bent
Larsen, fue nuestro capitán, compañero único. La desesperación de Larsen era
permanente, porque Ángel no estudiaba suficiente teoría. Yo aconsejaba a Larsen
que lo olvidara, que si Angelito se concentraba en Alekhine o en Petrosian, iba
a olvidarse de sí mismo. A esas alturas, cuando el ajedrez se mueve en las
inmensas bases de datos de ordenadores, no es prudente ni justo elogiar
semejante actitud. Hoy no se puede descollar sin una constante erudición. Pero
yo no trato de defender su punto de vista; solamente explicarlo. Cuando en
1967, Angelito regresó a Canarias como Campeón de España, el éxito significó un
glorioso impulso para que La Caja iniciara una etapa histórica de promocionar
nuestro juego; pero una dura prueba para el héroe. El torneo no había sido como
estos de hoy, con siete o nueve rondas del sistema suizo. Habían jugado muchas
más rondas, todos contra todos. Ángel no había perdido sino una sola partida,
contra el Maestro Internacional, ocho veces campeón de España, Antonio Medina,
a quien aventajó en puntos. Angelito, sin trampa ni suerte ni cartón, era el
mejor jugador español de su tiempo. .Sin otro bagaje que la apertura escocesa,
medianamente dominada, Ángel había superado a todos en capacidad imaginativa,
tanto en medio juego como en finales. A su regreso, Angelito me confió su
disgusto. El ya no era un jugador libre, sine-un -símbolo, una especie de
enseña canaria. Y eso le comprometía demasiado. Su vocación era jugar, no
representar la gloria de su tierra. Yo quisiera resaltar la parte positiva de
esta apreciación. Dejó tempranamente la práctica oficial del ajedrez, pero raro
era el día en que no visitara el Club de La Caja, su Club de siempre, para
"jugar", según su idea primordial de que el ajedrez no era un trabajo
sino una forma cordial de relacionarse con el prójimo. La misma honda
cordialidad que siempre cultivó en la amistad. Ángel Fernández, el ejercicio de
ajedrez, lo definió sin proponérselo, dejándonos una lección que todos
deberíamos aprender. El ajedrez no es una actividad destinada a aumentar
nuestro prestigio social, ni a hacernos famosos, ni a destacar abrumadoramente
sobre los demás, ni mucho menos, un medio para ganar dinero. El ajedrez es,
nada más y nada menos, que un juego. Un juego formativo a nivel individual y a
nivel colectivo. Un juego que puede hacer diferentes y mejores a los jóvenes y
a las generaciones venideras. Esta es la lección que dejó nuestro amigo a quienes
quieran oírla. Y yo en nombre de todos, quiero darle las gracias. Gracias,
Angelito, por tu lección involuntaria."
También Ricardo Calvo escribió en
Canarias 7 el día 31 de marzo de 1999:
" El pasado viernes fallecía Angel Fernández, una pieza destacada del
ajedrez canario. El jaque mate le llegó en su domicilio, sin dolor y con
serenidad. He conocido a pocos seres excepcionales durante mi vida, pero
escribo esto desde la emoción para expresar que Angel era uno de ellos. No se
le conocía un sólo ene migo, no se le oyó ni murmurar ni hablar de nadie, no
emitía juicios maniqueos sobre justos ni peca dores. Fue campeón de España
absoluto ya en 1967. Aguantó las envidias que todo talento remueve para
retirarse poco a poco de la competición oficial. Quiero creer que su espíritu
va a seguir aleteando sobre quienes tuvimos el privilegio de conocerle con toda
esa profunda humanidad que emocionaba en su trato. Y que seguirá jugando su
partida de ajedrez entre las estrellas, quitándole a San Pedro la lista de
justos y pecadores, revolviéndosela y desordenándosela con un programa
informático de ajedrez que desbarate cualquier Juicio Final. Retando a los
ángeles y a los diablos a partidas rápidas con un peón encapuchado que no se
puede capturar. Es capaz de comerse hasta los caballos del Apocalipsis a poco
que le dejen. Y que observará nuestras partidas sobre el tablero de las negras
noches y blancos días con la ironía y el escepticismo que le producían los humanos.
Su nombre era Angel, y estaba bien puesto."
También, respecto a la prensa local, su amigo y compañero desde los tiempos de magisterio Gonzalo
Jiménez Ventura escribía el 27 de abril en el periódico La Tribuna de Canarias,
recordando anécdotas de Angel, como el accidente de tráfico que sufrió en 1963
apenas obtenido el carnet de conducir, por tomar a excesiva velocidad una
curva, o su peculiar forma de ser, su despiste, su sensibilidad extrema, su
caballerosidad: "Para no hacer
esperar en la oficina de la Caja a los clientes que querían cobrar sus cheques,
los pagaba sin comprobar si eran o no conformes, y eso le suponía incluso
deducciones en su sueldo".
Y para concluir con la prensa de Las Palmas, Víctor Fernández, hermano menor de Angel, publicó un emotivo texto de recuerdo en Canarias 7, el 3/7/1999 (día del depósito de las cenizas en el mar de Jandía): "Angelito: combinación de una vida.
Noventa y nueve razones tengo para sentarme a reflexionar sobre la genialidad de un hombre poco común, tan poco común que siempre quiso vivir como cualquier otro común. Noventa y nueve días hace que jugaste tu última partida con el mundo de los humanos para quedar entre los humanos, amigo de tus amigos, único don de quiera que estuviste. Noventa y nueve días te esperó tu amigo el mar, tu compañero inseparable, oído de tus penas y tu ilusión postrera, para poder darte el abrazo infinito. Noventa y nueve, más,noventa y nueve miles de corazones siguen latiendo con el recuerdo de tu combinatoria en los escaques, en los pesqueros, en las palancas de atraque y en los bancos de tertulia. Noventa y nueve razones tengo para decir: ¡No es verdad, no puede ser! Aunque ahora que lo pienso, tal vez me hayas engañado con una ligera amenaza por el flanco de dama mientras preparabas tu combinación perfecta por el flanco contrario. Yo pensaba qué tenía estudiados todos tus movimientos, que estaban todos escritos. Pero no, te guardaste tu combinación infalible para tu última partida. Me dejaste sin sentido, noqueado, acorralado en mi propia defensa y sin poder de reacción. Esta partida merece más de un punto, merece directamente el título de combinación de una vida. Noventa y nueve calificativos han pasado por mi mente en estos noventa y. nueve días de tu ausencia, precisamente en el año noventa y nueve de este último siglo milénico, con los que poder definir tu finiquitada vida con nosotros para quedar entre nosotros inteligente, compañero, avispado, amigo, listo, audaz, sorprendente, impulsivo. Todos se acercan pero no dan en la diana. Tal vez sea un poco de todo y un poco de cada cosa. Ya está, ya lo tengo, brota cual erupción que cubre todo cuanto le rodea: genio. Hasta siempre, hermano Angel."
Y para concluir con la prensa de Las Palmas, Víctor Fernández, hermano menor de Angel, publicó un emotivo texto de recuerdo en Canarias 7, el 3/7/1999 (día del depósito de las cenizas en el mar de Jandía): "Angelito: combinación de una vida.
Noventa y nueve razones tengo para sentarme a reflexionar sobre la genialidad de un hombre poco común, tan poco común que siempre quiso vivir como cualquier otro común. Noventa y nueve días hace que jugaste tu última partida con el mundo de los humanos para quedar entre los humanos, amigo de tus amigos, único don de quiera que estuviste. Noventa y nueve días te esperó tu amigo el mar, tu compañero inseparable, oído de tus penas y tu ilusión postrera, para poder darte el abrazo infinito. Noventa y nueve, más,noventa y nueve miles de corazones siguen latiendo con el recuerdo de tu combinatoria en los escaques, en los pesqueros, en las palancas de atraque y en los bancos de tertulia. Noventa y nueve razones tengo para decir: ¡No es verdad, no puede ser! Aunque ahora que lo pienso, tal vez me hayas engañado con una ligera amenaza por el flanco de dama mientras preparabas tu combinación perfecta por el flanco contrario. Yo pensaba qué tenía estudiados todos tus movimientos, que estaban todos escritos. Pero no, te guardaste tu combinación infalible para tu última partida. Me dejaste sin sentido, noqueado, acorralado en mi propia defensa y sin poder de reacción. Esta partida merece más de un punto, merece directamente el título de combinación de una vida. Noventa y nueve calificativos han pasado por mi mente en estos noventa y. nueve días de tu ausencia, precisamente en el año noventa y nueve de este último siglo milénico, con los que poder definir tu finiquitada vida con nosotros para quedar entre nosotros inteligente, compañero, avispado, amigo, listo, audaz, sorprendente, impulsivo. Todos se acercan pero no dan en la diana. Tal vez sea un poco de todo y un poco de cada cosa. Ya está, ya lo tengo, brota cual erupción que cubre todo cuanto le rodea: genio. Hasta siempre, hermano Angel."
Y en la Revista nacional Ochoxocho,
como comenté en otro artículo de esta serie, aparecieron sendos textos
memoriales de Fernando Visier y Andrés Armas Suárez.
A las exequias asistió toda la
afición, desde los mayores, como Pedro Lezcano Montalvo, que fallecería en
2002-, federativos como Gregorio Hernández, hasta los más
jóvenes, como José García Padrón o Ernesto Solana. Y acudió desde Madrid Ricardo Calvo, que comentó a su nueva pareja que
a pesar de las dificultades financieras que atravesaba, era su obligación
acudir a Las Palmas. Esa noche compartió cena con Gregorio Hernández y Ernesto
Solana entre otros. Calvo estaba muy abatido por su propia situación y por el
fallecimiento de su gran amigo. Ricardo
falleció por desgracia no mucho después, también en 2002, como Pedro Lezcano; y al igual que Angel, igualmente de cáncer. Parecería que un destino fatal les hubiera unido en la vida y en la muerte, en esa muerte "dos a dos" de la que hablaban los poemas de Lezcano -referidos en su caso a su hermano Ricardo-. Los dos amigos que consultaban el universo en la noche
con aquel gran telescopio abierto al firmamento estaban ya unidos del otro
lado, en la solución del enigma -si es que la hay- allá en la eternidad.
Pero las cenizas de Angel no
quedaron en la isla de Gran Canaria por mucho tiempo. Angel quería volver a Fuerteventura para
su último viaje, y había dejado dispuesto que sus cenizas se esparcieran en el mar Punta de Jandía (Fuerteventura), lo que tendría lugar en un
acto recoleto el sábado 3 de julio de 1999, con la presencia de sus familiares -su hermano Víctor lo organizó todo y asistieron la esposa e hijo de Angel- y de sus amigos los
pescadores majoreros... Los barcos se adentraron en el mar desde el puerto de Morro Jable para depositar las cenizas bien adentro. En la reseña de prensa local (La Provincia, 1/7/1999) se incluía un breve poema:
" De tierra, de mar, de escaques
para siempre eterno abrazo
con tu compañero de ilusiones..."
"
para siempre eterno abrazo
con tu compañero de ilusiones..."
Meses más tarde, en octubre, se celebró el I y único Memorial Angel Fernández, organizado por el
Club Caja de Ahorros, y lo más curioso fueron las partidas
de exhibición que se jugaron como preliminar. En ellas se emparejaron los grandes jugadores de todas las épocas, aún vivos -Pírez o Sagaseta
nos habían dejado años atrás-. Marrero Portugués jugó por ejemplo con Pedro
Lezcano, ya muy afectado de la espalda, y fue la última vez que vimos jugar, al
menos unas cuantas jugadas, al laureado poeta. También se enfrentaron Pierre Dumesnil con J.R. Betancort, o J.P. Domínguez con Blas Rodríguez, Gonzalo Angulo con Manuel García Navarro (ex presidente de la U.D. Las Palmas y amigo de Angel en las partidas rápidas en el parque Santa Catalina) etc. El Memorial tuvo gran realce y contó con la presencia de la viuda de Angelito, Inma Almenara, tanto en la inauguración como en la clausura.
Acto inaugural del Memorial con Inma Almenara |
Marrero Portugués y Pedro Lezcano en el saque de honor del Memorial Angel Fernandez 1999 |
Inma Almenara entrega el trofeo a Alfredo Brito ganador del Memorial en 1999 |
Para los interesados en el folleto de presentación de este Memorial Angel Fernández, dejo aquí un enlace donde pueden descargarlo:
Folleto Memorial Angel Fernandez 1999
Además del torneo memorial, ganado por Alfredo Brito y en el que la viuda de Angel entregó el trofeo, hubo también una iniciativa de su hermano Víctor, maestro en la isla de Fuerteventura -la amada isla de Angelito-, que bautizó a un equipo de ajedrez con el nombre de Angel Fernández. El equipo se mantuvo en competición algunos años. Hasta hace poco he visto jugadores con camisetas de ese equipo jugando en las ligas... Pero dejemos que lo cuenta el propio hermano de Angel:
" Historia del Club Ajedrez Ángel Fernández. El C.A. Ángel Fernández
inició su andadura en el año 2000, aunque la burocracia de la Dirección General
de Deportes aceptó su inscripción en el año 2002. El origen de nuestro club se
debe a una vieja ilusión de Angelito de crear algo en Morro Jable, aunque nunca
pensó, suponemos, que fuese a llevar su nombre. Este club se creó con el
esfuerzo de un grupo de amigos, entre los que han destacado por su dedicación a
él José Espino Morales y Víctor Fernández, y con la herencia y legado deportivo
del Club de Ajedrez Caro-Kan, que desde el año 1990 encauzó el entusiasmo de la
chiquillería de Morro Jable, siendo el Colegio Público de Morro Jable el centro
de todas las actividades. Creo que esto finalizó por la falta de financiación.
En un momento tenía ayudas de amigos, aficionados y jugadores que costeaban sus
gastos. Y después de ello, una vez apagados los fastos y los homenajes expresos,
la Cenicienta Siempre vive en el recuerdo de los aficionados..."
Añado por último la magnífica semblanza del M.F. y filólogo Ernesto Solana, publicada en mi libro "El juego de nuestras vidas":
"Mis recuerdos de Ángel Fernández aparecen envueltos en un halo de misterio, como haciendo honor a su nombre de pila… Aparecía y desaparecía del ajedrez inesperadamente, lo mismo para exhibir su talento en partidas rápidas -rodeado de sus fieles admiradores-, como para conseguir resultados milagrosos en algún fuerte torneo pese a los años de retiro, mostrando al mismo tiempo un ajedrez diferente, vistoso y original, pero a la vez fundamentado, pues combinaba brillantemente concepto posicional e intuición táctica.
Muchas veces le oí citar a Nimzovich y su libro Mi sistema, aunque en realidad tenía –como el artista que era- una manera diferente de entender el ajedrez, con sus propias reglas… Intuyo que en la vida real era también así, un romántico que esquivaba –mientras le fuera posible- los caminos trillados…
Nos conocimos un día en el Club de León y Castillo –por entonces mi segunda casa-, a principios de los 80. Él llevaba un tiempo desaparecido, mientras que por entonces yo empezaba a hacer mis pinitos como juvenil, y me invitó amablemente a jugar una partida lenta, ahora pienso que con la curiosidad de calibrar mi nivel… Recuerdo la apertura, una Siciliana Alapin (yo negras): 1.e4 c5 2.c3 Cf6. Enseguida me llamaron la atención su cercanía y su modestia, pese a haber sido todo un Campeón de España.
Transmitía una evidente vocación pedagógica, y ya desde la segunda jugada hizo un comentario entre explicativo y elogioso... Se notaba que era muy observador, y que admiraba los detalles sutiles. Muchas veces le escuché hacer interesantes indicaciones que normalmente pasaban inadvertidas a la mayoría.
Una vez me sorprendió al interesarse sobre qué aspecto del ajedrez me encontraba estudiando en aquel momento –dando esto por hecho, con su peculiar intuición-. Le dije que estaba descubriendo a Petrosian, pues desde muy joven me gustó estudiar la herencia de los clásicos, y por entonces no existían las bases de datos –para bien y para mal-.
Abrió los ojos emocionado y me advirtió expresivamente que Tigran tenía un ajedrez muy complicado y difícil de entender, para recordar a continuación sus tablas con el Campeón mundial en un Torneo Ciudad de Las Palmas… Me dijo que Petrosian le había subestimado, y de ahí el inesperado resultado.
Pienso que si el gran maestro soviético le ofreció tablas fue porque realmente había percibido los peligros latentes en la posición –y, por extensión- el potencial de su adversario, pues en el arte de la prevención el armenio no tenía igual… Con el tiempo tuve la oportunidad de ver aquella partida, y coincidí con el lúcido juicio del campeón español. Con independencia del meritorio logro, debo decir que Ángel nos dejó esfuerzos creativos muchísimo más brillantes y memorables.
Poco después de su fallecimiento, se organizó un torneo en su memoria y me llamaron para pedirme aquella partida, porque no la encontraban en ningún sitio… De ese modo, pudieron incluirla en el boletín de presentación del torneo.
Por desgracia, en nuestro entorno abunda la desmemoria selectiva –cuando no el oportunismo-, y consecuentemente los torneos homenaje –salvo contadísimas excepciones- no suelen prolongarse a través de los años, si es que alguna vez tienen incluso la suerte de inaugurarse.
Una mañana de 1999, Andrés Armas me comunicó por teléfono la triste e inesperada noticia. El mítico Maestro Internacional español Ricardo Calvo le tenía a Ángel un gran aprecio, y vino en un viaje exprés desde la Península exclusivamente para rendirle el último homenaje.
Después de acudir al Tanatorio, donde coincidimos con todos los jugadores históricos de la Isla, Calvo tuvo la gentileza de venirse junto a García Padrón y Gregorio Hernández a un restaurante de Las Coloradas, donde aquella noche los cuatro evocamos con cariño la figura humana y ajedrecística del amigo que nos dejaba, y brindamos juntos en su memoria.
Anecdóticamente, aquel fue mi primer y último encuentro personal con el maestro Calvo, a quien yo admiraba hacía tiempo desde la distancia a través de sus escritos y partidas brillantes, así que puede decirse que tuve el privilegio –triste en este caso- de conocerlo a través de Angelito… Lamentablemente, Calvo le sobreviviría apenas unos pocos años.
Creo que Ángel respetaba mi enfoque científico y constante dedicación, aunque me parecía percibir que no le emocionaba mi ajedrez –entiendo que con razón-, por ser demasiado seco o técnico, y muy de la mano de las tendencias teóricas del momento. Además, al contrario que a él, me faltaba ese punto de jugador necesario para competir, debido tal vez a un racionalismo poco práctico –entre otras carencias-.
Cuando viajábamos a la Península a algún por equipos, me llamaba cariñosamente “el hombre del Informator”, pues siempre llevaba conmigo aquella colección de partidas comentadas que se publicaba cada pocos meses, única manera por aquel tiempo de estar al corriente de las últimas novedades en el ámbito internacional.
Siempre generoso también con otros jóvenes pujantes (Brito, Cuenca, Pedro Pérez…), solía ponerse de nuestra parte y se alegraba sinceramente de nuestros logros, y de que recogiéramos el testigo de la vieja guardia…
Poco antes de iniciarse el Social de La Caja en el año 85 –un cerrado al que habían sido invitados fuertes jugadores de varios clubes-, me paseaba inquieto por los pasillos del Club. Se me acercó y dijo en tono cómplice: “Me alegraría muchísimo si ganaras este torneo”. E insistió ante mi mirada incrédula: “Te lo digo muy en serio”.
Algunos años atrás, en una noche de asadero en Teror -en la mítica casa rústica de Ricardo Naranjo, testigo de intrahistóricas veladas-, Angelito había conseguido ruborizarme al afirmar ante varios testigos, varios de ellos fuertes jugadores: “aquí tenemos al Campeón de Canarias por muchos años…” Hizo una pausa valorativa y luego añadió sabia y constructivamente: “desde el momento en que sea más táctico”...
Con apenas 19 o 20 años, se me quedaron grabadas sus palabras, que agradecí en lo más profundo. Aunque no llegué a colmar plenamente sus expectativas, lo cierto es que mis mejores logros –deportivos o creativos- muchas veces coincidieron con momentos de atrevimiento o inspiración táctica, que habitualmente quedaban relegados a un segundo plano en mis partidas.
Alguna vez le oí decir: “¡El ajedrez está lleno de recursos, incluso en las peores posiciones! ¡Solamente hay que saber descubrirlos!”, explicaba con su habitual entusiasmo. Más de una vez –en situaciones difíciles de mis partidas- me amparé en aquellas convicciones suyas…
Desde la perspectiva que nos da el tiempo, ahora veo a Ángel como una especie de Tal canario –por su talento táctico y variedad de recursos-, o tal vez un Bronstein –por su creatividad y curiosidad experimental, pues le gustaba probar ideas propias-, mezclado con un poco de Lasker, por su enfoque psicológico y a veces especulativo de la lucha, consciente de que, al fin y al cabo, el ajedrez no era más que un juego humano de habilidad, como a veces solía decir.
Nunca jugamos partidas oficiales, solamente rápidas, y aunque se me daba bien el blitz, solía darme p’al pelo, precisamente gracias a esa habilidad táctica y a su fecunda inventiva. Aunque adoraba el juego de ataque y las combinaciones, tenía un enorme respeto por la técnica, y le gustaban los finales.
Se notaba que disfrutaba jugando, especialmente al ritmo de tres o cinco minutos… Resultaba todo un espectáculo aquel ajedrez vibrante, pleno de posibilidades combinativas – conscientemente un poco especulativo y provocador-, y aderezado con divertidos comentarios, para la satisfacción de sus leales seguidores. Era un clásico su Cxf7 contra la Defensa Petrov: 1.e4 e5 2.Cf3 Cf6 3.Cxe5 d6 4. Cxf7!?
Durante una rápida con un aficionado -seguramente tras alguna de sus genialidades-, le recuerdo golpeando fuertemente el reloj mientras repetía eufórico: “¡¡Angelito juega mucho!!”. Aquel desahogo puntual me hizo pensar que acaso el ajedrez había sido su pasión frustrada, y que debía de sentir la íntima herida de no haber desarrollado todo su talento ajedrecístico, bien por un ambiente poco propicio, o bien por las contingencias que nos va imponiendo la propia vida.
Creo que era bastante franco dando sus opiniones, sin malicia alguna ni doblez, aunque quien no lo conociera podía tal vez malinterpretarlo. Una vez le comenté que la organización de un Open Internacional en Cádiz me había ofrecido el alojamiento y la manutención, y dijo con un poco de retranca: “¡Caramba! –él usó otra palabra- ¡Viva la democracia!”, y soltó una carcajada…
Recuerdo que en un torneo veraniego de rápidas pasó por alto la entrada de mi Dama en c2 con jaque, en una aguda posición con enroques opuestos. Aún impactado, ya empezaba a equilibrar las perillas del reloj en señal de abandono, cuando de repente vio que no era mate, jugó Ra1… ¡y acabó ganando la partida!
Podíamos habernos enfrentado a finales de 1985, en el fortísimo torneo local Johnnie Walker, que ganó de manera convincente -derrotó a casi todos los mejores jugadores: Menvielle, Brito, José Luis Fernández…, excepto a Pepe García Padrón, su único verdugo- y a Domínguez –tablas-. Pero -para mi suerte- de algún modo conseguí esquivarlo en los emparejamientos… En el torneo de rápidas que se disputó a continuación -donde también resultó campeón-, sí me ganó, para volver a desaparecer nuevamente de las competiciones.
Volviendo a aquel Torneo Johnnie Walker, el profesional y ya casi GM José Luis Fernández le disputó con las piezas blancas una partida que acabaría decidiendo el primer puesto en la última ronda. Para asombro de todos, Ángel lo derrotó jugando de manera brillantísima en una Petrov, donde superó a su temible adversario en las tremendas complicaciones tácticas que surgieron...
Ahora viene lo bueno: al poco tiempo recibí el Informator yugoslavo… En la clave de aperturas correspondiente, apareció una partida disputada hacía unos meses, justo con la variante empleada por Ángel y el análisis de las intrincadas variantes que en su partida surgieron después…
¿Casualidad? Me temo que la pregunta quedará sin respuesta para la posteridad… No es descartable que todo hubiera sido producto de su inmenso talento, pero también sería creíble que hubiese estado discretamente al tanto de aquellos análisis, y que yo no hubiera sido el único “hombre del Informator” por estos lares… Personalmente, de las dos opciones la segunda es la que más me divierte.
Como colofón a este episodio: tiempo después jugué en Benidorm con las piezas negras contra el otro Ángel campeón nacional, el catalán Martín. Planteé la misma variante que Angelito en la Petrov y, tras mucho pensar, mi rival eludió las complicaciones… Cuando firmamos las tablas, le mostré a mi oponente la partida disputada entre los dos ilustres Fernández, y me confesó desconocer aquellos complicados vericuetos…
Ángel y yo compartíamos un punto de introversión, aunque él se mostraba tal vez más sociable y expresivo que yo en la interacción con los demás, quizá porque tenía más que mostrar. En el trayecto hacia Monzón (Huesca), cuando nos dirigíamos al Campeonato de España por equipos del año 87, la nutrida expedición -jugadores del Centro Goya, Caja y acompañantes- paró a tomar algo en el típico restaurante de carretera.
A mí no me apetecía todo aquel bullicio, y di un paseo por los alrededores... Creía estar solo, pero al caminar cerca de nuestra guagua me pareció adivinar una figura inmóvil sentada tras una cortina… Sí, era Ángel Fernández. Creo que ambos disimulamos para no importunar al otro, así que bajé la mirada y continué mi camino…
Luego supe que él era un amante de la tranquilidad y la naturaleza –especialmente el mar-, y un buen aficionado a la pesca… Puedo imaginármelo en una pequeña embarcación con un tablero a su lado, reproduciendo las interesantes partidas de algún libro… ¿Tal vez de un Informator?”.
Epílogo:
Añado por último la magnífica semblanza del M.F. y filólogo Ernesto Solana, publicada en mi libro "El juego de nuestras vidas":
"Mis recuerdos de Ángel Fernández aparecen envueltos en un halo de misterio, como haciendo honor a su nombre de pila… Aparecía y desaparecía del ajedrez inesperadamente, lo mismo para exhibir su talento en partidas rápidas -rodeado de sus fieles admiradores-, como para conseguir resultados milagrosos en algún fuerte torneo pese a los años de retiro, mostrando al mismo tiempo un ajedrez diferente, vistoso y original, pero a la vez fundamentado, pues combinaba brillantemente concepto posicional e intuición táctica.
Muchas veces le oí citar a Nimzovich y su libro Mi sistema, aunque en realidad tenía –como el artista que era- una manera diferente de entender el ajedrez, con sus propias reglas… Intuyo que en la vida real era también así, un romántico que esquivaba –mientras le fuera posible- los caminos trillados…
Nos conocimos un día en el Club de León y Castillo –por entonces mi segunda casa-, a principios de los 80. Él llevaba un tiempo desaparecido, mientras que por entonces yo empezaba a hacer mis pinitos como juvenil, y me invitó amablemente a jugar una partida lenta, ahora pienso que con la curiosidad de calibrar mi nivel… Recuerdo la apertura, una Siciliana Alapin (yo negras): 1.e4 c5 2.c3 Cf6. Enseguida me llamaron la atención su cercanía y su modestia, pese a haber sido todo un Campeón de España.
Transmitía una evidente vocación pedagógica, y ya desde la segunda jugada hizo un comentario entre explicativo y elogioso... Se notaba que era muy observador, y que admiraba los detalles sutiles. Muchas veces le escuché hacer interesantes indicaciones que normalmente pasaban inadvertidas a la mayoría.
Una vez me sorprendió al interesarse sobre qué aspecto del ajedrez me encontraba estudiando en aquel momento –dando esto por hecho, con su peculiar intuición-. Le dije que estaba descubriendo a Petrosian, pues desde muy joven me gustó estudiar la herencia de los clásicos, y por entonces no existían las bases de datos –para bien y para mal-.
Abrió los ojos emocionado y me advirtió expresivamente que Tigran tenía un ajedrez muy complicado y difícil de entender, para recordar a continuación sus tablas con el Campeón mundial en un Torneo Ciudad de Las Palmas… Me dijo que Petrosian le había subestimado, y de ahí el inesperado resultado.
Pienso que si el gran maestro soviético le ofreció tablas fue porque realmente había percibido los peligros latentes en la posición –y, por extensión- el potencial de su adversario, pues en el arte de la prevención el armenio no tenía igual… Con el tiempo tuve la oportunidad de ver aquella partida, y coincidí con el lúcido juicio del campeón español. Con independencia del meritorio logro, debo decir que Ángel nos dejó esfuerzos creativos muchísimo más brillantes y memorables.
Poco después de su fallecimiento, se organizó un torneo en su memoria y me llamaron para pedirme aquella partida, porque no la encontraban en ningún sitio… De ese modo, pudieron incluirla en el boletín de presentación del torneo.
Por desgracia, en nuestro entorno abunda la desmemoria selectiva –cuando no el oportunismo-, y consecuentemente los torneos homenaje –salvo contadísimas excepciones- no suelen prolongarse a través de los años, si es que alguna vez tienen incluso la suerte de inaugurarse.
Una mañana de 1999, Andrés Armas me comunicó por teléfono la triste e inesperada noticia. El mítico Maestro Internacional español Ricardo Calvo le tenía a Ángel un gran aprecio, y vino en un viaje exprés desde la Península exclusivamente para rendirle el último homenaje.
Después de acudir al Tanatorio, donde coincidimos con todos los jugadores históricos de la Isla, Calvo tuvo la gentileza de venirse junto a García Padrón y Gregorio Hernández a un restaurante de Las Coloradas, donde aquella noche los cuatro evocamos con cariño la figura humana y ajedrecística del amigo que nos dejaba, y brindamos juntos en su memoria.
Anecdóticamente, aquel fue mi primer y último encuentro personal con el maestro Calvo, a quien yo admiraba hacía tiempo desde la distancia a través de sus escritos y partidas brillantes, así que puede decirse que tuve el privilegio –triste en este caso- de conocerlo a través de Angelito… Lamentablemente, Calvo le sobreviviría apenas unos pocos años.
Creo que Ángel respetaba mi enfoque científico y constante dedicación, aunque me parecía percibir que no le emocionaba mi ajedrez –entiendo que con razón-, por ser demasiado seco o técnico, y muy de la mano de las tendencias teóricas del momento. Además, al contrario que a él, me faltaba ese punto de jugador necesario para competir, debido tal vez a un racionalismo poco práctico –entre otras carencias-.
Cuando viajábamos a la Península a algún por equipos, me llamaba cariñosamente “el hombre del Informator”, pues siempre llevaba conmigo aquella colección de partidas comentadas que se publicaba cada pocos meses, única manera por aquel tiempo de estar al corriente de las últimas novedades en el ámbito internacional.
Siempre generoso también con otros jóvenes pujantes (Brito, Cuenca, Pedro Pérez…), solía ponerse de nuestra parte y se alegraba sinceramente de nuestros logros, y de que recogiéramos el testigo de la vieja guardia…
Poco antes de iniciarse el Social de La Caja en el año 85 –un cerrado al que habían sido invitados fuertes jugadores de varios clubes-, me paseaba inquieto por los pasillos del Club. Se me acercó y dijo en tono cómplice: “Me alegraría muchísimo si ganaras este torneo”. E insistió ante mi mirada incrédula: “Te lo digo muy en serio”.
Algunos años atrás, en una noche de asadero en Teror -en la mítica casa rústica de Ricardo Naranjo, testigo de intrahistóricas veladas-, Angelito había conseguido ruborizarme al afirmar ante varios testigos, varios de ellos fuertes jugadores: “aquí tenemos al Campeón de Canarias por muchos años…” Hizo una pausa valorativa y luego añadió sabia y constructivamente: “desde el momento en que sea más táctico”...
Con apenas 19 o 20 años, se me quedaron grabadas sus palabras, que agradecí en lo más profundo. Aunque no llegué a colmar plenamente sus expectativas, lo cierto es que mis mejores logros –deportivos o creativos- muchas veces coincidieron con momentos de atrevimiento o inspiración táctica, que habitualmente quedaban relegados a un segundo plano en mis partidas.
Alguna vez le oí decir: “¡El ajedrez está lleno de recursos, incluso en las peores posiciones! ¡Solamente hay que saber descubrirlos!”, explicaba con su habitual entusiasmo. Más de una vez –en situaciones difíciles de mis partidas- me amparé en aquellas convicciones suyas…
Desde la perspectiva que nos da el tiempo, ahora veo a Ángel como una especie de Tal canario –por su talento táctico y variedad de recursos-, o tal vez un Bronstein –por su creatividad y curiosidad experimental, pues le gustaba probar ideas propias-, mezclado con un poco de Lasker, por su enfoque psicológico y a veces especulativo de la lucha, consciente de que, al fin y al cabo, el ajedrez no era más que un juego humano de habilidad, como a veces solía decir.
Nunca jugamos partidas oficiales, solamente rápidas, y aunque se me daba bien el blitz, solía darme p’al pelo, precisamente gracias a esa habilidad táctica y a su fecunda inventiva. Aunque adoraba el juego de ataque y las combinaciones, tenía un enorme respeto por la técnica, y le gustaban los finales.
Se notaba que disfrutaba jugando, especialmente al ritmo de tres o cinco minutos… Resultaba todo un espectáculo aquel ajedrez vibrante, pleno de posibilidades combinativas – conscientemente un poco especulativo y provocador-, y aderezado con divertidos comentarios, para la satisfacción de sus leales seguidores. Era un clásico su Cxf7 contra la Defensa Petrov: 1.e4 e5 2.Cf3 Cf6 3.Cxe5 d6 4. Cxf7!?
Durante una rápida con un aficionado -seguramente tras alguna de sus genialidades-, le recuerdo golpeando fuertemente el reloj mientras repetía eufórico: “¡¡Angelito juega mucho!!”. Aquel desahogo puntual me hizo pensar que acaso el ajedrez había sido su pasión frustrada, y que debía de sentir la íntima herida de no haber desarrollado todo su talento ajedrecístico, bien por un ambiente poco propicio, o bien por las contingencias que nos va imponiendo la propia vida.
Creo que era bastante franco dando sus opiniones, sin malicia alguna ni doblez, aunque quien no lo conociera podía tal vez malinterpretarlo. Una vez le comenté que la organización de un Open Internacional en Cádiz me había ofrecido el alojamiento y la manutención, y dijo con un poco de retranca: “¡Caramba! –él usó otra palabra- ¡Viva la democracia!”, y soltó una carcajada…
Recuerdo que en un torneo veraniego de rápidas pasó por alto la entrada de mi Dama en c2 con jaque, en una aguda posición con enroques opuestos. Aún impactado, ya empezaba a equilibrar las perillas del reloj en señal de abandono, cuando de repente vio que no era mate, jugó Ra1… ¡y acabó ganando la partida!
Podíamos habernos enfrentado a finales de 1985, en el fortísimo torneo local Johnnie Walker, que ganó de manera convincente -derrotó a casi todos los mejores jugadores: Menvielle, Brito, José Luis Fernández…, excepto a Pepe García Padrón, su único verdugo- y a Domínguez –tablas-. Pero -para mi suerte- de algún modo conseguí esquivarlo en los emparejamientos… En el torneo de rápidas que se disputó a continuación -donde también resultó campeón-, sí me ganó, para volver a desaparecer nuevamente de las competiciones.
Volviendo a aquel Torneo Johnnie Walker, el profesional y ya casi GM José Luis Fernández le disputó con las piezas blancas una partida que acabaría decidiendo el primer puesto en la última ronda. Para asombro de todos, Ángel lo derrotó jugando de manera brillantísima en una Petrov, donde superó a su temible adversario en las tremendas complicaciones tácticas que surgieron...
Ahora viene lo bueno: al poco tiempo recibí el Informator yugoslavo… En la clave de aperturas correspondiente, apareció una partida disputada hacía unos meses, justo con la variante empleada por Ángel y el análisis de las intrincadas variantes que en su partida surgieron después…
¿Casualidad? Me temo que la pregunta quedará sin respuesta para la posteridad… No es descartable que todo hubiera sido producto de su inmenso talento, pero también sería creíble que hubiese estado discretamente al tanto de aquellos análisis, y que yo no hubiera sido el único “hombre del Informator” por estos lares… Personalmente, de las dos opciones la segunda es la que más me divierte.
Como colofón a este episodio: tiempo después jugué en Benidorm con las piezas negras contra el otro Ángel campeón nacional, el catalán Martín. Planteé la misma variante que Angelito en la Petrov y, tras mucho pensar, mi rival eludió las complicaciones… Cuando firmamos las tablas, le mostré a mi oponente la partida disputada entre los dos ilustres Fernández, y me confesó desconocer aquellos complicados vericuetos…
Ángel y yo compartíamos un punto de introversión, aunque él se mostraba tal vez más sociable y expresivo que yo en la interacción con los demás, quizá porque tenía más que mostrar. En el trayecto hacia Monzón (Huesca), cuando nos dirigíamos al Campeonato de España por equipos del año 87, la nutrida expedición -jugadores del Centro Goya, Caja y acompañantes- paró a tomar algo en el típico restaurante de carretera.
A mí no me apetecía todo aquel bullicio, y di un paseo por los alrededores... Creía estar solo, pero al caminar cerca de nuestra guagua me pareció adivinar una figura inmóvil sentada tras una cortina… Sí, era Ángel Fernández. Creo que ambos disimulamos para no importunar al otro, así que bajé la mirada y continué mi camino…
Luego supe que él era un amante de la tranquilidad y la naturaleza –especialmente el mar-, y un buen aficionado a la pesca… Puedo imaginármelo en una pequeña embarcación con un tablero a su lado, reproduciendo las interesantes partidas de algún libro… ¿Tal vez de un Informator?”.
Epílogo:
Y aquí debería terminar este relato
de la vida de Angel Fernández, campeón de ajedrez. Pero no quiero hacerlo con
mis palabras, ni con las de Ernesto Solana, sino con las suyas propias. Así que les invito a meternos en el túnel del
tiempo. Estamos en 1972, Angel tiene 29 años, se celebra el I Torneo Internacional
Ciudad Las Palmas de Gran Canarias en el Hotel Santa Catalina. Angel ha quedado
apeado de la clasificación para el torneo por su flojo torneo en el provincial,
pero acude cada tarde como un espectador más a la sala de juego, a extasiarse
con las partidas de los mitos vivientes que son Smyslov o Bronstein... Y allí
le busca una periodista local uruguaya, Lilian Ordieres, ya fallecida. Quiere
entrevistarle, y Angel, siempre cortés, acepta (Diario de Las Palmas,
26/6/1972). La entrevista no versa solamente sobre ajedrez. Y el joven desvela
sus inquietudes, sus búsquedas, la profundidad asombrada de su alma. Tras unas
preguntas sobre su carrera en ajedrez, las preguntas se desvían a otros
terrenos:
—¿Cree en Dios?
--Es más fácil creer que existe que
dudar. Pero yo creo en todo lo que tiene vida, como las plantas...
—¿Cómo ve las reacciones del ser
humano?
--Justifico todas sus reacciones. Si
tengo amor a mí mismo, lo tengo que tener por él prójimo. Hasta las reacciones
bruscas, si existe algún motivo para ello, trato de comprenderlas. Por supuesto
no es cuestión de entender el afán de muchas personas en romper cosas porque
sí. Romper es destruir, y en la mayoría de los casos, luego se arrepienten.
--¿Cómo son sus amigos?
Ángel Fernández se sonríe.
--Corresponden a dos tipos
totalmente opuestos. Tengo un pequeño grupo de amigos
considerados como la intelectualidad canaria, y otro pequeño grupo, compuesto por
personas de condición modesta, borrachines humanamente hermosos.
—¿Qué tipo de literatura prefiere?
—Leo psicología. Actualmente un
libro de Freud. Sí, ya está superado, pero no olvidemos que fue el comienzo de
este tipo de estudios. Si se dedicara todo el dinero que se emplea en la
investigación de otros planetas, cosa que me parece interesante, al estudio del
cerebro, nos encontraríamos con cosas sorpresivas y provechosas para la
humanidad. Como me dijo mi amigo Fernando Visier, "en un cacho de carne
cabe un hombre". Ahora me preocupa el por qué de la existencia humana, el
por qué de todo lo que nos rodea. Las personas son un chiste de la naturaleza.
Somos absurdos, estamos capacitados para imaginar cosas fabulosas y no tenemos
posibilidades de realizarlas. Todos morimos ignorantes. Las generaciones futuras
tendrán más conocimientos que la nuestra, pero también morirán siendo
ignorantes.
La entrevista termina. Se acerca una
vendedora de flores y Angel, galante y romántico, compra para la periodista un
ramito de claveles. Y Lilian recuerda que las flores son uno de los mejores
símbolos de la vida. Angel nunca la hubiera desmentido.
FIN
FIN
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