martes, 8 de mayo de 2018

Relato. Jose Garcia Padron. Un aruquense campeón de España de ajedrez en 1983


JOSE GARCIA PADRON, UN ARUQUENSE CAMPEON DE ESPAÑA DE AJEDREZ.-



 Ricardo Moyano. 2018.

Nota del autor: Comparto este relato mío que fue seleccionado para su publicación en el concurso "Rescatando la memoria" de 2018, organizado por el Ayuntamiento de Arucas (Las Palmas). Está publicado en el libro del mismo título. Nuevamente una simbiosis entre literatura y ajedrez... El libro colectivo fue presentado en abril de 2018 en la biblioteca municipal de Arucas, y más abajo puede verse una foto de grupo del acto junto a la Concejal de Cultura doña Dulce.







           
            Introducción: Este relato literario se nutre de datos de archivo, vivencias personales, y entrevistas con el ex campeón de España de ajedrez, el aruquense José García Padrón (1958). No obstante, los diálogos no son literales; es una recreación narrativa, para la que mi entrevistado me ha concedido licencia. Yo compartí esos primeros años de ajedrez juvenil con José, en los albores de los años 70, y desde entonces hemos trabado una buena amistad que llega hasta hoy. José García Padrón es considerado el mejor jugador de ajedrez canario de todos los tiempos, se inició en el juego en 1966 y todavía continúa en activo. He de añadir que también su hermana María del Pino se proclamó campeona de España de ajedrez -femenino- en 1980 y 1983. El hecho de que dos hermanos ganaran el título nacional el mismo año, en 1983, no se ha repetido en ninguna otra ocasión.

            Para la versión en el blog he añadido la partida Rosendo Barberá-José García Padrón a la que se alude en el relato y que decidió el título de campeón de España al filo de la medianoche en aquel día julio de 1983...





Presentacion libro Arucas abril 2018


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            1984, mayo, fiestas de Santa Rita. Es un día luminoso en la plaza de Arucas. La presencia del joven de 26 años que se acerca con pasos atléticos y gafas de sol en compañía del alcalde D. Antonio Arencibia marca el momento culminante de la festividad. El Ayuntamiento le ha concedido una medalla honorífica, y tras el acto de entrega pública, se dispone a enfrentarse a cuarenta escolares venidos desde todos los centros del municipio. Los tableros de ajedrez están dispuestos para la simultánea como en un cuadrilatero, y se podría pensar en un gladiador rodeado de enemigos por todas partes. Pero en realidad será al revés: los entusiastas colegiales a duras penas pueden soportar el asalto del maestro. En un par de horas ha terminado la justa. Da igual, los escolares están exultantes con sus gorros, globos, golosinas, y regalos de tableros plegables Y es que el aruquense Pepe García Padrón no es un jugador de ajedrez del montón: Pepito García, ese chico de Arucas que fue saludado como niño prodigio casi, y que hace quince años empezara a mover las piezas en el Colegio público del Generalísimo, se ha proclamado nada más y nada menos que campeón de España unos meses  atrás, en el torneo celebrado precisamente en Las Palmas. Ese día la prensa  de todo el Estado publicó la noticia, y una revista especializada catalana lo tituló así: "El canario José García Padrón, campeón de España. Pepito ya se ha convertido en don José".

            Pero Pepe, o Pepito, o José, aunque era la joya de la corona, sólo representaba la punta del iceberg de ese milagro que a fines de los años 60 eclosionó en el colegio público "Generalísimo Franco". El "Grupo", como llamaban entonces al colegio, se había convertido en esos años en un auténtico vivero de ajedrecistas sin parangón en el resto de España.

     -Pepe-pregunto a mi amigo-, dicen que en el Generalísimo jugaban todos y en todas partes, en los pasillos de las clases, en los recreos... Chicos y chicas...

        -Fue así. ¿Resulta increíble, verdad? Que en pleno franquismo, allá por 1966, cuando todavía teníamos un turismo incipiente en Canarias, y Arucas sólo era un pueblo remoto y rural, se desarrollara esa enorme actividad de ajedrez. Poco después no era ya solamente nuestro colegio, sino que en Arucas, a través de la Caja de Ahorros, se inauguró el segundo club de ajedrez de toda Canarias.

           -Lo recuerdo. Ese día fue incluso el danés Bent Larsen, uno de los cinco mejores jugadores del mundo, a inaugurarlo.

        -Sí, pero también el presidente del Cabildo Insular, y el director de la Caja de Ahorros, el sr. Marrero Portugués.
           
            -Bueno, es que D. Juan Marrero era a la vez el presidente de la Federación Provincial de Ajedrez, y un gran impulsor del juego durante los casi veinte años de su mandato.

            -Un tiempo feliz para mí y para el ajedrez grancanario, en que sonamos en todo el mundo. Aquellos célebres Torneos del Hotel Santa Catalina.

            Justo en el último de esos torneos, en el verano de 1983, José García Padrón se proclamó campeón de España. Era 27 de julio, y en el salón Doramas del emblemático Hotel de la capital, al árbitro no le faltaba faena: el ajedrez exige silencio, total concentración mental, pero el público está en tal estado de excitación que   el sr. Quevedo, juez principal, a duras penas, con gestos y dedos en los labios, puede contener los nervios de la masa de espectadores que se aglomeran tras el cordón rojo en torno al tablero del joven aruquense, y murmuran inquietos. La partida se ha aplazado durante dos horas para el descanso de los jugadores. Unos dicen que son tablas, otros que el canrio gana pero con dificultades y jugando con mucha precisión.  Y es que Pepe está disputando la partida decisiva con un talentoso valenciano, Rosendo Barberá, y debe vencer como única forma de proclamarse campeón. José está superior, pero la posición es intrincada, y cualquier error supondrá que el título volará a su mayor rival, el vasco Mario Gómez. Barberá, con gran deportividad, se está empleando a fondo. Pero no le tiembla el pulso al duro jugador aruquense, y atornilla lentamente la posición. Tarde o temprano el rey contrario caerá en ese mate que diera en su niñez en un tablero mural en el colegio ante el pasmo del director…  Finalmente, tras muchas horas de combate, Barberá se rinde, estrecha la mano de su ansioso rival, y es el primero en felicitarte por su éxito.

Estalla, ahora sí, una salva cerrada de aplausos, mezclados con gritos: "¡Bravo!" "¡Enorme!". Un torneo de ajedrez sólo se parece a un estadio deportivo cuando las partidas acaban...

            El cordón de separación es rebasado, y uno de los primeros en aproximarse es una figura especial, Don Juan Francisco Hernández, el director del Colegio Generalísimo y quien enseñó a Pepe a jugar cuando tenía sólamente ocho años.

            -Don Juan Francisco fue el motor del ajedrez en Arucas. Era soltero y se concentraba en cuerpo y alma en su labor docente. Tenía unos métodos absolutamente de vanguardia. En el "Grupo", antes de su llegada, no había disciplina, íbamos al recreo, le dábamos a la pelota... cada cual se las componía a su manera. El nuevo director impuso reglas, y en particular potenció dos deportes, el baloncesto y el ajedrez. Logró entusiasmarnos a todos, y pronto todo el colegio jugaba ajedrez y practicaba la canasta...  Y en ambos deportes destacó el Generalísimo. Al ajedrez jugábamos en cualquier sitio, los pasillos de las aulas, el patio del recreo, en medio del bocadillo de media mañana... Una locura colectiva. Pero don Juan sabía lo importante que era el estímulo, nos dividía en círculos, en grupos que podían aspirar a subir de categoría venciendo, su filosofía es que no se alcanzaba el éxito sin lucha y sin una preparación adecuada. Luego llegó la rivalidad interescolar tan sana, empezando con el otro colegio de Arucas, que era el de los hermanos de La Salle, y la rivalidad estaba servida.

            -¡Como que en La Salle estaba tu hermano mayor, Juan! En cambio tu hermana Mary Pino estaba contigo en el Generalísimo.

            -Sí, ella también fue campeona de España, y por dos veces, incluso la primera vez antes que yo, en 1980, y la segunda curiosamente el mismo año que yo, en 1983.

 -Era un colegio mixto.

 -Sí, aunque al principio las chicas tenían sus propias aulas, luego a principios de los años 70 ya se integraron en las mismas clases. Juan, mi hermano mayor, estudiaba en efecto en La Salle. Y mi hermano se picó, y quería ganarme, claro. Aprendió a jugar realmente por emulación y rivalidad, nos veía a nosotros los del Generalísimo haciendo corrillo, y dijo “yo también puedo…”.  El ajedrez tenía fama de juego culto, y los hermanos de La Salle querían también destacar. Pero  la verdad es que no tenían un Juan Francisco Hernández, y nunca pudieron con nosotros. Ni ellos ni los demás colegios de la isla. Durante muchos años fuimos los campeones escolares sin discusión.

            Cuando cumplían los ocho años el director realizaba el ejercicio de iniciación a la actividad extraescolar del ajedrez. Les sentaba alrededor suyo, y auxiliado con un tablero mural, explicaba el mate de rey y dama contra rey. Luego decía: "A ver, quien es capaz de reproducir este mate". Pepe fue el único capaz de hacerlo, ese día. Y pronto estaba en el grupo de los mejores, y se proclamó campeón escolar. Arucas empezaba a quedarse pequeña...

            -Las noticias- dice Pepe- de lo que estaba sucediendo en Arucas llegaron a la Federación de ajedrez, que en esos años estaba iniciando precisamente su despegue y habían abierto el primer club de ajedrez en Vegueta. Así que nos mandaron profesores, al poeta Pedro Lezcano por ejemplo, que nos enseñó mucho. O el francés Bernard Huguet, que había sido campeón de París y se afincó unos años en Las Palmas. Pero Arucas ya no tenía suficiente nivel de ajedrez para mí, y yo cogía el coche de línea, la Utinsa, para bajar al club de ajedrez a disputar torneos. Eran tiempos tranquilos, de más seguridad,  hoy no dejaríamos que un niño de 10 años fuera sólo de Arucas a Las Palmas, ¿verdad?... Yo tenía una pasión enorme por el juego, me fascinaba, aún recuerdo aquel pequeño club, la biblioteca silenciosa, el respeto de los jugadores, el tic tac de los relojes analógicos de aquel tiempo, ahora ya piezas de coleccionista. Y en el club conocí a personas entrañables, a Angel Fernández, que había sido campeón de España en 1967, a Blas Rodríguez, de Schamann, que llevaba  la conserjería y era un jugador muy dicharachero y romántico, le gustaba el ajedrez-arte, etc. Tiempos pioneros. Pero el club cerraba a las diez de la noche y a veces se me escapaba la última guagua. Entonces el encargado del bar, el sr. Alemán, se apiadaba y me llevaba siempre en su coche hasta mi casa.

            -En 1972 jugaste tu primer campeonato de España en Salamanca.

            -Sí, yo era aún un escolar, un niño de 14 años. Jugaba todavía con el uniforme  del Generalísimo, la corbatita incluida. Era mi primera salida y estaba muy nervioso, menos mal que me arropaban Angel Fernández y los demás canarios, mis mayores.

            -En 1973 coincidimos en el campeonato nacional en Tenerife. Recuerdo que tras perder la última partida echaste a llorar. Y alguien dijo que quien era capaz de llorar así, de orgullo, con esa edad, estaba llamado a ser campeón muy pronto.

            -Bueno, no fue muy pronto. Me costó diez años más- ríe.

            -Aún así lo conseguiste muy joven. ¿Tus padres te apoyaron en tu dedicación al ajedrez?

            -Me apoyaron, digamos que con reservas, porque estaban sorprendidos de que estuviera llegando tan lejos, me dieron becas y en los años 70 llegué a jugar torneos internacionales, incluso ganando a jugadores profesionales... Pero la mentalidad de entonces era más tradicional, y lo primero que me dijeron es que tenía que buscar trabajo, éramos 10 hermanos nada menos, la familia humilde, había muchas bocas que alimentar. Y en 1974-1975 el director gerente de la Caja de Ahorros, don Juan Marrero Portugués, ofreció a mis padres que yo entrara en la plantilla de la Caja, con 16-17 años. Fue una cosa espontánea, hablando con ellos surgió el tema y les dijo: "Oigan, el chico podría entrar en la Caja a la trabajar..." . Ya se habían incorporado otros jugadores de ajedrez, pero y no lo veía muy claro, porque me dificultaba los estudios de bachiller y la dedicación al ajedrez. Sin embargo, no tenía opción, había que aportar un sueldo a casa, por pequeño que fuera...

            -Luego, tú mismo tampoco viste claro dedicarte al ajedrez profesional.

            -Eso era muy dífícil. Entonces y ahora.  El ajedrez exige un esfuerzo agotador,  son muchas horas de partida y la preparación de las mismas; y no está valorado como el fútbol precisamente, ni siquiera como el baloncesto o el tenis… Trabajar y jugar, combinar el trabajo en la Caja, la familia, con el ajedrez de alto nivel, es muy complejo: habia que optar, y no vi claro pedir la excedencia y vivir solamente del juego. En España eso es casi imposible. Aún así me reprocho cosas, tuve una oportunidad por ejemplo que sí debí haber aceptado en los años 70, irme a la U,R.S.S. y Dinamarca unos meses con el mítico Bent Larsen, que vivía en Las Palmas y me hizo esa oferta. Pero mis padres no lo entendían, ¿qué se me había perdido allí?, y además tendría que pedir permiso en la Caja de Ahorros… y yo tampoco me decidí a convencerles. Ahora me arrepiento. Hubiera aprendido mucho y visitados esos países que entonces, en los primeros años 70, me parecían tan remotos.

            -Pese a todo, sin ser un profesional, ganaste el título de campeón de España en 1983, ante tu público, en Las Palmas, y enfrentándote a jugadores que sí eran profesionales... ¿Qué sentiste en el momento en que Rosendo Barberá reconoció su derrota? Llevabas jugando desde la cuatro de la tarde, y eran casi las doce de la noche. Había una gran tensión.

            -Me quedé como flotando. Ya sabía desde algunas jugadas atrás que la victoria era definitiva. Pero hasta que el rival no se rinde nunca es seguro. Puedes tocar la pieza equivocada, puedes tener un problema de salud… Y de pronto Rosendo me estrecha la mano y suenan los aplausos, los flashes de los fotógrafos, las felicitaciones. Estaba extenuado, y sientes una sensación de irrealidad... Fue un bonito triunfo, y estoy muy orgulloso de ello, claro. Fue difícil, los demás jugadores vivían en el Hotel, se relajaban por las mañanas, se preparaban las partidas de la tarde, y yo tenía que acudir al trabajo bancario cada mañana, salir de allí y llegar corriendo a las cuatro de la tarde para jugar durísimas partidas de cinco horas o más. Menos mal que en las últimas rondas, como vieron que iba bien clasificado, me dieron permiso. Si no, no creo que hubiera podido soportar tanto esfuerzo.

            -Es que el ajedrez es uno de los deportes más duros y violentos que existen, intelectualmente hablando, claro.

            -Sí, psicológicamente es muy exigente. Hay que mantener la forma física... Yo siempre lo hice. Y ahora, que practico habitualmente senderismo.

            -¿Eres del barrio de Juan XXII, Pepe?

            -Bien, realmente vivimos de niños en el Puertillo, mi madre es de ahí, y esos fueron los años más felices que recuerdo, junto al mar. Luego en efecto fuimos a vivir al barrio de Juan XXIII. Yo trabajé también en la oficina de la Caja de Ahorros de Arucas, y sigo vinculado al municipio, y mi madre sigue viviendo ahí, aunque yo ya no.

           Es de nuevo julio de 1983. Hemos vuelto al Hotel, donde Rosendo Barberá se ha rendido. Tras los aplausos y la entrega de trofeos viene el coctel, y luego el silencio se hace en los salones del Hotel Santa Catalina. El árbitro recoge las piezas, las guarda en cajas de fieltro, las mima… Los más jóvenes se echan a la noche: la celebración proseguirá en Las Canteras, junto al mar.

Por la mañana la prensa se hace eco en todos los  periódicos, en la televisión local: la ciudad saluda al joven campeón, y pronto lo harán los pueblos y su Arucas natal, como en esas simultáneas del año siguiente...

El ciclo del reloj avanza, avanza el ciclo de la vida, y los triunfos van quedando en la memoria, pero allí son eternos. A punto de cumplir 60 años, ¿qué queda de aquel niño Pepito García, el escolar que con ocho años empezó a mover las piezas de ajedrez en un colegio público del franquismo? Queda mucho. Su voluntad indesmayable, la tenacidad de jugar siempre a ganar, hasta el límite. El respeto caballeroso al contrario, la buena educación, los valores aprendidos desde la niñez.... Y el propio ajedrez. Porque José García Padrón sigue jugando.

            -Siempre me ha llamado la atención que juegues a menudo poniéndote de perfil al tablero, en oblicuo. ¿Es como un modo de recordarte que el ajedrez es sólo un juego, de no creértelo demasiado? Siempre has sido humilde, luchador.

            Pepe se ríe con ganas.

           -Eso habría que preguntárselo a un psicólogo. Pero es verdad que sé de dónde vengo, y también donde estoy. Saber donde vamos es más difícil, ¿no? Pero vivo el presente. Siempre queda una bala en la recámara, una jugada por hacer. Ya me jubilé en el trabajo de la Caja, y tengo más tiempo libre; por eso he vuelto a mi pasión, al ajedrez de competición, con fuerza, ganando muchas partidas. Es como si estuviera viviendo una segunda juventud. Ahora mismo jugaré el campeonato de España por equipos en Linares, lo mismo que el año pasado, cuando gané las seis partidas que disputé. Y acabó de venir de obtener un buen puesto en un torneo internacional de Lanzarote. No me marco fronteras, disfruto el día a día.

            -Pero no se te ha olvidado el mate de rey y dama que te enseñó Don Juan Francisco en el colegio de Arucas...

            -Ni el mate ni su personalidad. Por desgracia nos dejó hace dos años. Pero su mayor lección fue que hay que luchar por los objetivos que uno se marca en la vida, disciplinadamente, sin desfallecer. En el ajedrez se gana y se pierde, pero siempre sabes que después de una derrota puedes levantarte, tienes que levantarte y seguir en la brega.

            -Es que no hay otra. Ni en el ajedrez ni en la vida.

Partida Rosendo Barberá-José García Padrón


Barbera,Rosendo (2255) - Garcia Padron,Jose (2360) [B80]
Campeonato de España Absoluto Las Palmas de Gran Canaria (15), 27.07.1983
Comentarios del M.F. Ernesto Solana Suárez.

1.e4 c5 2.Cf3 d6 3.d4 cxd4 4.Cxd4 Cc6 5.Cc3 e6 6.g3 Cf6 7.Ag2 Ad7 8.0–0 Ae7 9.Te1 Cxd4 10.Dxd4 Ac6 11.a4 0–0 12.Dd1 Dc7 13.Ae3 Tfd8 14.De2 h6 15.Ted1 b6 16.a5 bxa5 17.Da6 Cg4 18.Ac1 Db6 19.De2 Ce5 20.b3 Af6 21.Ae3 Db4 22.Ca2 Db7 23.Ad4 a4 24.bxa4 Cd7 25.Tab1 Dc7 26.Cc3 Axd4 27.Txd4 e5 28.Tc4 Cc5 29.Cd5 Axd5 30.exd5 Tab8 31.Tf1 Db6 32.Rh1 Da6 33.Te1 Tb2 34.Af1 Db7 35.Ag2 a5 36.h4 Tb4 37.c3 Tb2 38.De3 f5 39.Rh2 Db3 40.Txc5 dxc5 41.Dxc5 [En este momento se aplazó la partida y el M.I. canario selló bajo sobre su "Jugada secreta"...] N.Autor: José García Padrón tiene calidad de ventaja a cambio de un peón, pero el peón pasado de Rosendo es peligroso.





41...e4 [(S)]

42.d6 Db6 43.Dxb6 Txb6 44.Ah3 g6 45.h5 Tbxd6 46.hxg6 Tf8 47.g4 fxg4 48.Axg4 Txf2+ 49.Rg3 Tc2 50.Af5 Txc3+ 51.Rf4 e3 52.Tb1 e2 53.Tb8+ Rg7 54.Tb7+ Rf8 55.Tb8+ Re7 56.Tb7+ Rd8 57.g7 


...
Td4+! [Después de este jaque preciso, las blancas abandonaron y García Padrón se proclamó Campeón de España al filo de la medianoche, ante el entusiasmo de sus paisanos grancanarios.] 0–1
Nota Ricardo Moyano: Aunque 57...Tg3 también era suficiente, 57...Td4+! es más fuerte. Ahora a 58.Ae4 sigue sencillamente ...Txe4+ y 59....e8=D. Y si 58.Re5, e8=D o 58...Tg3 ganan con facilidad.



Postdata: Tras publicarse este texto, recibo unas palabras del propio José García Padrón: "Me ha gustado mucho, un relato muy bien construido que con su ritmo  mientras lo lees te transporta a los hechos vividos. Y en mi caso, que de verdad los viví, es como sentirlo todo de nuevo. ¡Por un momento me vi a mí mismo haciendo ese 57...Td4+ ganador otra vez!. Y es que la mente conserva muy bien los momentos claves de la vida. Ahí queda ese texto para los estudiosos del pasado. "

Pues muchas gracias por tu comentario, Pepe.  





2 comentarios:

  1. Yo estudie en ese colegio y jugaba al ajedrez . Es un gran campeón

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